Ambos decidimos pasar el resto del día caminando por las calles de la ciudad, tomados de la mano. Algo demasiado cursi para mí, pero por ella, lo estaba haciendo.

— Uh... Sun... — susurré. Ambos nos detuvimos en medio de una vereda. — Esto...

— ¿Sí? — sus bellos ojos tenían un brillo inexplicable.

Ella era la correcta.

— ¿T-Te... — suspiré y traté de armarme de valor. — gustaría ser mi n-novia?

— Ya te lo he dicho antes, ¿No? — tomó mis manos entre las suyas. — Seré tu estrella. Estaré alumbrando tus noches, pero también tus ideas. Trataré de ser una estrella fugaz, para que te alegres de verme...

— Yo... — no pude seguir hablando, ya que la pelinegra colocó su dedo índice en mis labios.

— No digas nada, oppa. No es necesario. — posó sus labios sobre mí mejilla derecha y después me abrazó. — Sé que no te gustan estas cosas, pero yo soy demasiado cursi...

Una de mis manos se trasladó a su cabeza y comencé a revolver su cabello.

— Daré lo mejor de mí.

Un comienzo nuevo. Una historia sin final. Un amor correspondido.