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V


Steve Rogers

Vantown era en muchos aspectos mucho más diferente que Timely. Era como cuatro veces más grande, más edificios principales, la alcaldía eran dos casas de tres pisos unidas una a lado de la otra. Había una torre del reloj en una mismísima plaza, a pesar que era pequeña, al parecer el alcalde de verdad se emprendía en mejorar el pueblo, no como Timely que gracias a Fisk es que era el pueblo de Steve, un completo huracán de peligro. Eso lo hizo entristecerse levemente, si tan solo Timely no fuera como es ahora, las cosas serían mucho mejor, para él, el pueblo y Tony...Seguramente no habría sido secuestrado en primer lugar. Mirar la torre del reloj le hizo también recordar el festival de Timely esta semana. Un problema mas para él....Como si ya no tuviera suficientes. Bueno, mientras llegaban a un trote suave al pueblo, se tomó la molestia de hacer una lista mental de los problemas que tenía.

1. Llegar a tiempo para el Festival del Reloj
2. Rescatar a Tony de probablemente una pandilla peligrosa.
3. Para poder entrar al cañón de Silver Spoon, donde seguramente ahí llegará o está Tony, necesita 30.000$ como boleto.
4. Lo más irónico es que es un sheriff y tiene que robar esos 30.000
5. Salvar a Tony a menos de 10 dias y llegar a tiempo a Timely para el festival.

Steven soltó un suspiro pesado, y cuando llegaron, el caballo donde estaban los gemelos montados se acercó a él y Wanda le murmuró, sentada de lado detras de su hermano.

-- Será mejor que te quites ahora si la estrella. Podría traer problemas ver a un sheriff de otro pueblo en uno.

-- Si....Tienes razón. -- Dijo para quitarse la estrella de su pecho y guardarla en su bolsillo del chaleco. Giró su cabeza para ver alrededor, habian varias personas, la mayoría en las tiendas y caravanas para comprar o ver exposiciones de productos, lo típico. En mesas a las afueras de restaurantes, habian mas personas tomando y comiendo, conversando tranquilamente y riendo. Y una vez mas, Steven deseó que Timely fuera así, pacífico y sin peleas. Otra pregunta se formuló en su mente, que como un pueblo podía ser así con semejante banquero tan corrupto? Se encogió de hombros, quitandole importancia al asunto. Primero era lo primero. Antes de formular su plan para robar a Fidrembetch, necesitaba al menos conseguir un cuarto de algún hotel donde quedarse, o algo parecido. No se iba a quedar a dormir, eso quitaría bastante tiempo valioso para conseguir los dólares o ir al siguiente pueblo, acercandose más a Silver Spoon.

La gente conforme pasaba el trío se volteaba a mirarlos, extrañados y a veces con mala cara, como si ya tuvieran suficiente con la llegada extranjera. Pietro le dio unos golpecitos al hombre rubio, su rostro reflejando cierto punto de miedo.

-- Es él...Fidrembetch. El peor hombre de Vantown

Steve giró su cabeza a donde el niño señalaba, y vio a un hombre con todo el pelo canoso debajo de un sombrero elegante, y el bigote bien cuidado, e igual de blanco. Llevaba un traje negro con corbata, no se veía nada de malo en ello. Y estaba sentado en una de las mesas del pórtico de un restaurante, hablando con sus compañeros. Pero el sheriff inmediatamente se dio cuenta de que aquello no era lo importante. El hombre canoso apenas clavó su vista en ellos tres, frunció el ceño y se levantó, ordenando en voz alta que se detuvieran.

-- Hey! Alto ahí ustedes tres! A donde creen que van?!

Steve le dirigió la mirada seriamente, como siempre lo hacía con personas de este punto.

-- Buenos dias, caballero. Vamos a buscar algún hotel por aquí para hospedarnos, quería...Enseñarle Vantown a mis dos hijos.

Vio obviamente a Wanda y Pietro a punto de protestar, pero con la mirada fría, severa y seria del sheriff le hicieron callarse y seguirle el juego, entendiendo el mensaje.

-- Si, si claro! Siempre quisimos venir a este gran pueblo. -- Dijo Wanda forzando una sonrisa fingida. El banquero seguía de mal humor, mirando a los extrajeros y soltó un suspiro pesado.

-- Esta bien, solo pueden quedarse una noche. Ya tenemos bastante sobrepoblación de extrajeros, ya no queremos más. Y asegúrense de no ensuciar el suelo con sus sucios caballos. Sucios inmigrantes...

Steven resistió la tentación de darle un puñetazo en la cara, y decirle que era sheriff y que le tenga más respeto, pero solo soltó un suspiro profundo y asintió con la cabeza, siguiendo su camino con los niños. Oyó incluso como los amigos de ese desgraciado reían a sus espaldas y apretó las manos en las riendas del caballo. Bajó la cabeza suspirando, solo quería conseguir lo que pudiera de ese pueblo e irse, para al final del viaje poder ver a Tony de nuevo. Ladeó la cabeza a un lado levemente al oir a alguien, una voz femenina que los llamaba y alzó la cabeza al ver, en efecto, a una joven chica, de unos venti-tantos años, con el pelo largo y negro recogido en una baja cola de caballo que le caía por el hombro. Detuvo a su caballo junto al de los niños, que lo miraron extrañado y despues dirigieron la mirada a la mujer, que llamaba su atención desde la ventana del segundo piso de la casa.

-- Oigan, muchachos! Piensan quedarse aquí durante un buen rato?

-- La verdad no, señorita. Solo a cumplir nuestro cometido aquí. -- Respondió Steven, mirandola aún, la mujer esbozó una leve sonrisa, tambien sin apartar la vista del trío.

-- Entonces, vengan. Soy de confiar igual que mi padre y un buen compañero mío.

-- Al menos podemos saber su nombre?

-- Eso no se grita desde una ventana, caballero. Ya bajo a por ustedes.

《☆》《☆》《☆》《☆》《☆》

-- Me llamo Hope Van Dyne, un placer conocerle, sheriff. -- Se presentó la mujer sonriendole, con un vestido sencillo, amarillo, blanco y negro, unos guantes de éste color, igual que las botas. A pesar del vestuario, se veía una mujer fuerte y lista para cualquier lucha que se le presente. En su pecho colgaba un corazón de oro, y cadena de metal oscuro, Steven conocía el propósito de esos collares. El corazón de oro significaba el amor y afecto a alguna persona, que quisieras guardar en el corazón, y la cadena oscura representaba alguna tragedia sobre esa persona, en otras palabras, uno usaba ese collar cuando perdías a alguien muy importante para ti. Por unos momentos, Steve se preguntó a quién habrá perdido la señorita Van Dyne como para usar ese collar...Le recordó vagamente a su amiga Natasha, que usaba uno exactamente igual por la pérdida de su esposo, Bucky Barnes. Se quitó esos pensamientos de la cabeza y se presentó como era debido, con los niños detrás suyo, mirando fascinados a la mujer.

-- Sheriff Steve Rogers, de Timely.

-- Yo soy Pietro!

-- Wanda!

Los pequeños se presentaron sonriendo entusiasmados detrás de Steve, antes de que pudiese continuar siquiera y suspiró pesado, a veces los niños en general le sacaban de quicio y llevar dos de ellos a su viaje no era una buena idea. Hope miró a los gemelos sonriendo y soltó una risita.

-- Hehe, encantada. Son sus hijos, sheriff?

-- Ah, no no! No, no lo son... -- Se apresuró a contestar sonrojándose levemente de la vergüenza.

-- Si? Eso no fue lo que oí decirle al banquero, sheriff. -- Dijo Hope sonriendo levemente. Steven se rascó la nuca sonriendo leve y algo nervioso.

-- Bueno...No iba a decir que los secuestré y llevaba conmigo de paseo tampoco. Los encontré de camino a este pueblo y...

-- La verdad, nosotros te dijimos a donde ir, cabeza de chorlito. Estabas más perdido que un naúfrago. -- Se quejó cruzado de brazos Pietro. Steve le lanzó una mirada furibunda y muy avergonzada ante la señorita, que seguía riendo, estos tres eran muy graciosos.

-- Bueno, bueno. Veo que eres de Timely. Qué hace tan lejos de su pueblo, si puedo preguntar? -- Dijo Hope dejando pasar al trío a su casa y cerrar la puerta después de que entraran. Era un espacio sencillo, una pequeña sala de estar a la izquierda con la mesita del centro y varios sillones y jarrones, siguiendo al frente estaba la entrada a la cocina y al lado el pequeño comedor. Las escaleras al segundo piso estaban a la derecha del pasillo, Steven asumió que era para llegar a los dormitorios y pasó a la sala de estar para hablar más comodamente, aunque él no quiso sentarse, después de horas con el trasero adolorido de tanto montar a caballo, no quería sentarse, sin embargo, los gemelos tenían la opinión totalmente contraria a él y se tumbaron riendo y conversando entre ellos al sofá. Quiso regañarlos por ser tan maleducados en casa ajena, pero Hope le detuvo con un brazo alzado, diciendo que no era problema alguno.

-- Bueno, estoy buscando...A un amigo.

-- Un amigo? Se puede saber que pasó?

-- Sinceramente, señorita Van Dyne...Yo tampoco sé. Solo una mañana desapareció completamente del pueblo, supuse que se lo habían llevado. Me dirigo a Silver Spoon, donde se encuentra el Molino que Canta, ahí seguramente debe de estar.

-- Silver Spoon? -- Preguntó sorprendida con solo alzar sus cejas, cruzada de brazos. El vestido solo le alcanzaba hasta la mitad de las pantorrillas, dejando ver esas botas negras de increíble diseño. -- No es un lugar muy peligroso para un sheriff?

-- Eso mismo me dijeron esos dos niños. Pero aún así, asumo el riesgo de ir allí, esa persona...Ese amigo lo lleva siendo desde hace mas de una década. Es muy importante para mi.

Hope asintió con la cabeza, entendiendo la situación. -- Hmm, ajá entiendo. Y asumo que necesitas 30.000$ para entrar de forma "normal", y viniste a este pueblo a robar el banco, no es así?

-- Exacto, lo cual es bastante irónico. Pero ahora me da igual, solo quiero lo necesario y partir a otro pueblo.

-- Bien, y como se llama su amigo?

-- Tony....Anthony Stark -- Respondió Steve con una leve sonrisa en el rostro, recordando los buenos momentos que gastó con ese hombre años atrás. Hope lo miraba realmente impresionada, apoyandose en la pared.

-- Anthony Stark?! Vaya, eso sí que no me lo esperaba, sheriff Rogers! Jamás pensé que Stark estaría secuestrado tan fácilmente...

-- Hah, si supieras como vive la vida actualmente, señorita...

-- Ni me lo imagino. Y bueno, como planea robar el banco de este pueblo exactamente?

-- Eso...De verdad no lo sé, señorita Van Dyne. Como sheriff y la mano derecha de la justicia, nunca me vi en la necesidad de hacer aquello en mi vida, y no sé como hacerlo...Pero tengo que, mi amigo estaría ahora en problemas de muerte. Tiene...Tiene que ayudarme, porfavor. -- Pidió por último Steven, mirandola apenado sin mostrarlo tanto, pero aquellas palabras fueron realmente sinceras, Hope lo notó en su tono. La mujer bajó la cabeza, pensandolo mejor y finalmente esbozó una sonrisa, volviendolo a ver.

-- Igualmente todos en este maldito pueblo odiamos a Fridembetch, es un ladrón. Asi que a todos nos satisfacería si todo lo que nos robó fuera robado.

Rogers la miró sorprendido por un momento y sonrió después bastante agradecido, inclinando la cabeza.

-- No sabe cuanto le debo a usted por ayudarme, de verdad...

-- Ay, no hace falta hombre, solo con ver a ese corrupto sufrir me basta. Si quieren los tres partir hoy mismo después del robo, lo cual sería lo más lógico, será mejor que vayan a hablar con mi padre...Está en el sótano, disculpen. -- Dijo Hope para retirarse de la sala e ir a una puerta de la pared que llevaba a unas escaleras abajo. Steven no pudo oír nada más, moviendo los pies incómodo, los regaños a gritos de la mujer contra su padre que le replicaba de la misma forma, hasta oyó algo grande y pesado caerse al suelo y seguir con los regaños, cuando finalmente cesaron con los pasos de dos personas subiendo las escaleras a la puerta, y además de la joven Hope, salió un hombre mayor, de pelo canoso para atrás y anteojos. A pesar de que se veía en sus años mayores, tenís semblante de persona fuerte y dura, lleno de confianza y con una sabiduría increíble. Miró parpadeando varias veces al sheriff y los niños y sonrió radiantemente mientras se acercaba a ellos con una chaqueta oscura y camisa blanca, algo sucia del trabajo igual que sus manos. Fue a estrecharle la mano a Steve, mientras se presentaba sonriendo.

-- Mis disculpas caballero y señoritos. Estaba ocupado en mi trabajo, tanto que ni oí que entraron nuevas caras al pueblo, ha ha! Me llamo Hank Pym, científico e inventor de Vantown.

-- Hank Pym..! Me suena ese nombre, usted conoce por cierto a Tony Stark?

-- Lo he visto, mas no nos hemos hablado. El que de verdad conocí fue su padre, Howard...Uf, pedazo de hombre más berraco. -- Dijo el hombre canoso, apartando la mirada sonriendo como si recordara esos buenos viejos tiempos, pero sacudió la cabeza volviendo a la conversación inicial y mira a los niños sentados en el sofá. -- En la cocina, hay dulcecitos. Porqué no van a cojer unos mientras el sheriff, mi hija y yo hablamos de asuntos pendientes?

-- Claro, gracias señor! -- Dijo sonriendo tiernamente la chica castaña y con su hermano se retiran corriendo a la cocina a por los dulces. Hank ríe levemente por la inocencia de los niños hoy en día y va a sentarse en el sofá, invitando a sus acompañantes a sentarse también.

-- Y bueno, que nos trae para el día de hoy, y qué hace tan lejos de Timely, sheriff?

-- Bueno...

Steven le contó toda la historia, hasta lo que tenía de ella, obviamente presentandose ante el científico, la desaparición de su amigo, la misteriosa mención del Molino que Canta y el tratar de conseguir los 30.000$ para entrar a Silver Spoon, robándolos a los indignos y delicuentes. Pym escuchó con suma atención la historia, mirándolo con interés y atención, igual que su hija, sentada a su lado. Cuando Rogers terminó, el viejo hombre se inclinó para atrás, acariciandose la barbilla, pensativo y suspirando.

-- En otras palabras, quieres que te ayudemos a robar el banco de este pueblo?

-- Si...Es complicado, pero porfavor,ayudenme, es por el bien de mi amigo.

Hank miró alrededor antes de responder, suspirando pesado y pasandose la mano por la nuca.

-- Sheriff, esto es muy complicado y arriesgado para nosotros...Pero de todas formas le ayudaremos. Todos en este pueblo quieren ver sufrir a Fridembetch, nos sobra la comida aquí, no le veo mucho problema. Hasta la ley en este pueblo...Haha! No les interesa mucho un robo al banco, lo normal, dicen que es. Es increíble que gente como tu existan, hijo. Me han contado algunos sobre el sheriff de Timely, y vaya seguidor de la ley, pone pie firme en esa tierra, tratando de cambiar las cosas ahí para que se vuelva menos infierno. En otras palabras, me eres admirable y merecedor de esa estrella, y por eso te vamos a ayudar.

Steven logró esbozar una gran sonrisa de agradecimiento al hombre y su hija, también inclinando la cabeza, aunque...Vio a los niños detrás de ellos, escuchando toda la conversación. Conociéndolos, ellos quisieran ayudar también, y entonces en ese momento le dio una idea.

《☆》《☆》《☆》《☆》《☆》《☆》


El banquero conversaba sonriendo levemente y cordial, ante una clienta suya que sentada estaba frente a él en el escritorio, como un día normal y corriente en el banco, cuando Hank y Hope entraron de forma normal y tranquila, con los niños detrás de ellos, mirando emocionados alrededor, con una sonrisa radiante en el rostro, listos para la verdadera acción, ya que en esos tiempos, no se permitían niños en los bancos, pero hoy al parecer rompieron completamente las reglas. Fridembetch al ver aquello, su rostro se crispó de indignación y enojo, levantandose de su asiento.

-- Pero qué demonios están haciendo?! Esto es un banco! Saquen a esos niños de aquí de inmediato!!

-- Son preadolescentes de hecho, señor Fridembetch. -- Repuso con toda serenidad y tranquilidad el viejo hombre, sosteniendose las manos, sin embargo aquello no cambió en nada a la actitud del banquero.

-- Pues eso no me interesa, viejo Pym! Sáquelos de aquí, menores de edad no se permiten en un banco, por Dios! ¡¡Que ignorantes!!

-- Esta bien, esta bien hombre. Bueno niños, vámonos. -- Dijo el científico con una actitud tan indiferente, mirando a los gemelos y señalandoles la salida, pero ninguno de ellos se movió de donde estaban, cruzados de brazos, y Hank volvió a ver a Fridembetch. -- Los niños no se quieren ir.

-- Pues no es lo que los niños quieran, es lo que dicen las reglas! -- Protestó el banquero, yendo a por los gemelos, pero éstos sonriendo de forma burlona, lo esquivaron rápidamente entre saltos. El hombre enojado fue a por Pietro, pero el niño volvió a evadirlo riendo pícaramente. Decidió ir a por la niña, pero por su mala suerte, Wanda sacó unos petardos y los lanzó al suelo, haciendolos estallae en chispas y ondas de sonido, quemando bastante la madera del suelo y rió, yendo a otro lugar. Hank y Hope veían la escena riendo entre dientes y murmullos, era bastante divertida ver al banquero lanzar maldiciones tratando de atrapar a los gemelos que estallaban más petardos y bombas de humo de colores a su cara y a la vez estallaban ellos de risa.

Un piso arriba del banco, Steven abrió la ventana para entrar con sumo silencio y no llamar la atención, tenía suerte de que no hubiera nadie ahí y empezó a revisar la habitación rápidamente, buscando billetes o, como cualquier banco, una caja fuerte que al final, no le fue nada difícil encontrarla, estaba a plena vista en una pared, y fue hacia ella, para encontrarse por un momento con la mirada a Hank y verlo asintiendole, seña de que se dé prisa y que podria hacerlo. Steven llegó a la caja fuerte y sacó de su bolsa que traía para guardar el dinero, una pequeña máquina, que según Hank, era una pequeña bomba que le ayudaría a "abrir sin escándalo" el cerrojo. Pero qué clase de bomba no arma tremendo escándalo? Da igual, los gemelos no podían distraerlo por siempre, así que el sheriff se dio prisa. Pegó la bomba en la puertilla de la caja y le puso el cronómetro de 5 segundos para explotar, lo suficiente para cubrirse a un par de metros, dar la señal a los niños desde arriba, y que los dos preparen todos los petardos para explotarlos al tiempo, sonido que reemplazaría la de la explosión y así no alarmar al banquero del robo. El primer piso estaba lleno de humo de todos los colores y el pobre hombre ya estaba bien sucio de ellos, hecho una furia. Apenas los gemelos oyeron el sonido de la explosión de arriba, lanzaron al suelo con mucha fuerza los petardos que explotaron al mismo tiempo, llenando ese primer piso de chispas.

La caja literalmente se deformó con la bomba, pequeña si era, pero la fuerza increíble. Steven no se dio tanto rodeo y corrió a meter todos los billetes que podía y contenía la caja en la bolsa, ya contaría cuanto había obtenido después. Quizá conseguirían aquí más de 5000$, eso sí que era un avance...Uno algo corto, pero todo valía en esta carrera a contrareloj. Cuando ya obtuvo todo, alzó su revólver y disparó al techo, señal de irse a la mierda de este pueblo lo más rápido que pudieran antes de que se coman los balazos del banquero enfurecido y hecho un desastre de colores.

Steve, Wanda y Pietro se despidieron con unas breves y muy agradecidas palabras con el padre y su hija de haberlos ayudado, que el sheriff les compensaría algún día de estos después de esta aventura y tener a Tony de vuelta con él. Ya cabalgando lejos del pueblo de Vantown, con los gemelos detrás de él en la carreta, el hombre rubio se preguntó con bastante preocupación e intriga de cómo podría estar su amigo en este momento, y de nuevo le llegó la sensación de que lo empezaba a ver como algo más que un amigo. Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos de él y se concentró en encontrar algún lugar en el desierto donde descansar y contar cuanto habían robado en su primer pueblo...Con lo que hacía ahora, le hacia sentir tan culpable, pero era por la vida y bien de una persona, alguien muy especial para él.

Hank y Hope Van Dyne permanecieron en sus lugares en los extremos del pueblo, viendo a la lejanía por donde el trío se había perdido en el horizonte, buscando otra oportunidad en donde robar a los indignos. De la nada le surgió el comentario a la mujer pelinegra.

-- Definitivamente lo ama.

-- Sin duda. -- Coincidió su padre cruzado de brazos. Y los dos sin cruzar palabra alguna más, se dieron media vuelta y volvieron a enfrentar sin miedo los problemas que ahora les venían por parte del corrupto de Fridembetch.

Solo que ahora Tony estaba en otros planes muy inesperados en su turno de la carrera...

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