18.
** NOTA: los temas médicos mencionados pueden no ser exactos. es sólo una historia, NO se informen de ella !!
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—Tuvo un ataque cardíaco durante unos minutos, y luego, cuándo apenas se estaba recuperando, tuvo un paro cardiorrespiratorio. —comentó el doctor. —Fue una fortuna que el desfibrilador actuara a tiempo. Logró salvarle la vida gracias a que usted reaccionó rápido.— puso una mano en su hombro y le sonrió reconfortante.
No había nada reconfortante en sus palabras. Mucho menos algo esperanzador.
Heeseung se encontraba perdido y angustiado. Luego de que Jake no respondiera sus llamados en medio del pasillo y se asegurarse de que se encontraba sin signos vitales, Heeseung fue rápido al bajar al vestíbulo con él en sus brazos y llamar a emergencias. Heeseung se la pasó haciendo RCP, llorando, con el corazón hecho trizas y el miedo carcomiendo su cuerpo, hasta que los paramédicos finalmente llegaron -sin notarlo- y lo hicieron a un lado para atender a Jaeyun.
Heeseung apenas era consciente de lo que sucedía, ignorando todas las personas a su al rededor y sin despegar ni un segundo la mirada de Jake, mientras trataban de devolverle la vida con el desfibrilador.
Y todo pasó muy rápido. Lo siguiente que supo es que se encontraba dentro de una ambulancia sosteniendo con fuerza la mano de Jake, tratando de mantenerlo con vida hasta llegar al hospital.
Decir que estaba destrozado era tan jodidamente poco. Heeseung no sabía qué hacer. No sabía qué pensar o cómo actuar más que llorar y rezar por el bien de Jake. Rezó
millones de veces. Rogó por su recuperación, porque se mantuviera fuerte. Para que no lo abandonara una vez más.
—¿Puede decirme qué rayos es lo que le sucede?— dijo con la voz inestable. Sus ojos dolían de tanto llorar. —¿Cómo es que él terminó así?
El doctor le dió una breve mirada a Jaeyun a través del cristal del ventanal y Heeseung imitó su acción. Se veía tan tranquilo con los ojos cerrados y la respiración regulada. En paz.
El mayor ahora miró a los archivos que cargaba consigo y soltó un suspiro. —Debido a que el paciente no es de esta ciudad, no estamos del todo informados sobre su salud completamente. Pero, logramos comunicarnos con su doctor en Busan. El Dr. Park Sunghoon nos comentó que el paciente sufre de cardiopatía coronaria desde hace unos pocos años. Ha estado bajo tratamiento hasta ahora, pero según los resultados de sus exámenes, sus niveles de colesterol consumidos los últimos día han aumentado más que a comparación con los resultados que mostró en las revisiones del Dr. Park. — explicó —Dicho de forma simple: el paciente consumió mucha grasa los últimos días y dejó de lado sus medicamentos que controlaban su estado físico.
Heeseung sentía que con cada palabra que salía de los labios del doctor moría un poquito más. No podía creer que Jake había estado ocultándoselo todo este tiempo. No podía creer que él había estado lidiando con eso en silencio mientras al mismo tiempo una serie de desgracias sucedían en su vida.
Ahora todo tenía sentido. Por qué se sujetaba el pecho cada vez que lloraba con fuerza, o por qué cuidaba tanto de su alimentación.
Se sintió estúpido e impotente. ¿Cómo pudo ser tan ciego y descuidado? ¿Por qué no se dió cuenta antes? ¿Y qué hubiera pasado si los paramédicos no hubieran llegado a tiempo?
—Una vez el paciente se encuentre estable, deberá volver con su doctor para hacer más exámenes y hablar sobre su tratamiento. —siguió diciendo el mayor. Heeseung solo lo escuchaba mientras todavía veía a Jaeyun por la ventana. —Se quedará aquí al menos una semana.
Heeseung asintió y el doctor lo dejó sólo.
Pasados los segundos de sólo pensar y pensar en lo que había ocurrido y todo lo que esto significaba, Heeseung finalmente se dejó caer contra el suelo, sintiéndose débil y tan jodidamente pequeño.
Lágrimas de amargura bajaron por su rostro, al recordar la imagen de Jaeyun, su Jaeyun, sonriendo cómo sólo él sabía hacer. Un Jaeyun de dieciséis, tímido y adorable en su uniforme escolar en Nueva York; o un Jaeyun de diecinueve con la mirada afligida y sus libros de medicina en medio del desorden de su casa pequeña; o incluso, un Jaeyun de veintiocho años llegando tomado de las manos de dos niños a su apartamento. Daba igual cuál Jaeyun fuera, porque Heeseung estaba enamorado de cada uno de ellos.
Pero puede que, algún día, ellos simplemente desaparecieran, junto a todos sus recuerdos juntos.
Y Heeseung quedaría sólo y arrepentido por haber escogido un estúpido sueño de idol, por encima de él.
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Jaeyun despertó al día siguiente y Heeseung estuvo ahí, a su lado. El mayor se emocionó mucho y pensó en ir a avisarle al doctor cuanto antes que Jake ya se encontraba consciente, pero fue este mismo quién lo detuvo al apretar fuertemente su mano que se habían mantenido sostenidas todo este tiempo.
—¿Estás bien? ¿Cómo..? ¿Cómo te sientes?— preguntó con preocupación. Sus ojos únicamente concentrados en la persona recostada.
Jake ajustó su visión y aclaró su garganta. Vió hacia abajo, a su bata de hospital y a todos esos cables que se conectaban a su cuerpo. Supo de inmediato que Heeseung definitivamente lo sabía ahora.
—Tengo... sed.— dijo sin saber cómo sentirse realmente.
Heeseung asintió. —Agua, claro.— se agachó para tomar la botella de la que había estado bebiendo. Ayudó a Jaeyun a sentarse y este bebió por pequeños sorbos.
Segundos después Heeseung cerró la botella y la dejó de lado, todavía concentrado en cada movimiento del menor. Jake se sentía avergonzado y vigilado, así que no se atrevía a levantar la mirada.
—Yo... ¿Qué fue lo que sucedió?— preguntó, aunque ya se imaginaba un poco la respuesta.
Heeseung tomó una profunda respiración antes de responder. —Nosotros... estábamos fuera del apartamento de la señora Goo cuándo de pronto comenzaste a sentirte mal. Te caíste y... según los doctores, tuviste un ataque cardíaco.
A Jake no le sorprendió lo que escuchó y eso sólo lo confirmaba todo. Heeseung contuvo las ganas de llorar de nuevo. Entonces era real. Jake estaba sufriendo desde hace mucho tiempo y él no pudo notarlo antes.
—¿Y los niños...?— fue lo único que pudo responder el rubio, con la voz débil y la vista totalmente apartada de la suya.
—¿Por qué te preocupas por ellos ahora?— alegó Heeseung pero sin elevarle la voz y sonar molesto, sólo completamente herido y desolado. Estaba claro que esto lo estaba matando por dentro. —Acabo de decirte, que tuviste un ataque cardíaco. Y tú... estás grave, tu nivel de colesterol está muy alto, debes permanecer aquí una semana, y tú sólo... ¿sigues preocupándote por los demás?
Jake no dijo nada y agachó su cabeza. Heeseung lo vió llorar de igual manera y se sintió culpable. No había querido sonar duro con él, pero a veces creía que era necesario. Podía llegar a entenderlo con otras cosas pero con esto no. Estaban hablando de su salud. De su corazón. Jaeyun tenía que empezar a preocuparse por sí mismo ahora y a Heeseung no le importaba tener que ser directo para hacérselo entender.
—Los niños están bien y en casa, con la señora Goo. — explicó tranquilamente. Jake no dijo nada. —Mírame. — y ahora, un sollozo escapó de los labios de Jake.
Heeseung soltó un suspiro culpable y se acercó lentamente a la camilla. Jake nunca le diría que estaba en lo correcto. Nunca le diría que comenzaría a preocuparse por su salud por su cuenta y que los niños estarían bien con eso. Él era demasiado precioso para eso. Nunca lo diría.
Sin embargo, puede que lo estuviera pensando.
Heeseung no lo dudó y abrazó a Jake con fuerza sobre sus hombros. Este rompió a llorar y se sujetó automáticamente del torso del mayor, enterrando su cara en su cuello mientras se deshacía en puras lágrimas de culpa y amargura.
—L-lo siento... —se lamentó, hipando con fuerza.
Heeseung solamente negó, más no dijo nada esperando que el menor se desahogara. Una de sus manos acarició su espalda lentamente y la otra se enterró en su cabello, buscando tranquilizarlo.
—Todo es mi culpa, yo... debí escuchar a Sunghoon cuando dijo que debía regresar y tomar mis medicamentos. Fuí tan estúpido. Sigo tomándome mi salud cómo un juego porque no quiero parecer débil, pero en el fondo lo sé; yo nunca tendré lo necesario para ser una buena persona. Ni siquiera mi salud puede ser buena. — se desahogó y Heeseung lo escuchó atentamente.
—Y me siento mal por querer más estar bien para mis hijos, que querer que mis hijos estén bien para mí. Porque no quiero dejarlos sólos. Nunca. Pero... sé que algún día eso pasará y más si sigo comportándome de esta forma. Y me da miedo, porque no tienen a nadie más que a mí. Y me da miedo de lo que puedan sentir cuándo yo no esté, de lo que yo sentiré al verlos vivir su vida sin mí.
—Jake...
Jake lloró con más fuerza y se sostuvo de Heeseung. El mayor sabía que esto podía ser peligroso, así que decidió comenzar a calmarlo. Alejó su rostro ligeramente para tomar el suyo entre sus manos y limpiar sus lágrimas con la yema de sus dedos. Jake lo miró confundido mientras sorbía su rojiza nariz.
—Heeseung...
—Shhh.— el mayor le sonrió reconfortante, pasando el respaldar de su mano por la mejilla del menor. —Está bien. Tú estarás bien. No hay necesidad de pensar eso.
—Pero...
—Y cuidaremos de tu alimentación de ahora en más, ¿sí?— ni siquiera estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero lo estaba haciendo. Le estaba dando esperanza al menor. Una esperanza que ni siquiera él tenía.
—¿De qué hablas?— el menor frunció el ceño.
Heeseung arregló su flequillo delicadamente, mientras respondía —Hablo de que ahora, me tendrás a mí para cuidarte.
Jake se sintió sorprendido por sus palabras. O algo cómo... agradecido, pero más sorprendido.
—¿Qué dices...? ¿Cuidarme?
El mayor asintió. —Así es, te cuidaré.— aseguró —De esa forma, tú podrás seguir preocupándote por los demás. Porque yo me preocupo por tí.
Jake ahora se sonrojó ante sus palabras. Agachó levemente la mirada con vergüenza y después la subió, encontrándose directamente con la mirada del mayor. Jake se preguntaba cuántas veces había tenido un momento cómo este con el mayor después de su ruptura. A solas. Sin absolutamente nadie más.
—¿Pero tú no tienes cómo... un horario ocupado?— preguntó con suavidad —¿Cómo tendrás tiempo para preocuparte por mí, entonces?
Heeseung sonrió ladinamente y sostuvo con delicadeza su mentón. La acción tomó por sorpresa al menor. —Parece que olvidas que soy un ace. — contestó —Y que puedo hacer de todo.
Jake sonrió de igual manera. —Eso no lo dudo...
Sus rostros estaban tan cerca, y sus sonrisas eran tan sinceras en este momento. Era un momento hermoso, creado sobre una base destrozada, pero seguía siendo suyo. Su momento.
Hasta que el doctor entró en la sala y tuvieron que separarse.
—Señor Lee, ¿por qué no nos avisó nada?— dijo el doctor entrando repentinamente. Heeseung se separó y levantó tan rápido, que casi cae de espaldas. Jake volvió a recostarse sin saber cómo reaccionar. El doctor podía regañarlo por haber cambiado de posición.
Mientras el mayor les explicaba muchas cosas, Heeseung y Jake se daban miradas cómplices cómo si de dos adolescentes hormonales se tratara. No podían creer que estuvieron cerca de besarse. No tenían ni idea de cuándo fue la ultima vez que ellos lo hicieron.
Luego, cuándo la plática se volvió más seria, ambos prestaron más de la debida atención a las palabras del doctor. Este le contó a Jaeyun lo mismo que le había dicho a Heeseung la noche anterior, que debía verse con Sunghoon en Busan para que este lo tratara. Jake automáticamente sintió pánico y miedo por lo que Sunghoon le haría una vez se vieran. Seguramente le reclamaría por haberse tomado su salud cómo un juego. Tal vez incluso vuelva a agredirle. Sunghoon era muy capaz de hacer cualquier cosa.
Cuando el doctor se fue y le pidió a Heeseung que abandonara la sala para dejarlo descansar, la habitación quedó nuevamente en silencio. Jake llevaba pensando en algo mucho tiempo. Esto Heeseung lo notó, así que decidió dejarlo sólo.
—Bueno, creo que debo irme ya...— dijo tras soltar una risa nerviosa. Su empresa debe estar buscándolo cómo loco y su teléfono debe estar lleno de mensajes y llamadas. Ya inventaría una excusa.
Antes de que Heeseung saliera por completo de la habitación, Jaeyun volvió a hablar.
—Heeseung...
Heeseung se detuvo y volteó de inmediato.
—¿Sí..?
—¿Puedo... pedirte algo?— dijo en voz baja.
A Heeseung le resultó sumamente tierno la forma en la que el menor se lo preguntó. Se acercó un par de pasos para escuchar lo que le pediría.
—Claro.
Jake jugó con sus dedos. —¿Crees que puedas acompañarme cuándo visite a Sunghoon...?
Ante su pregunta, Heeseung se quedó sin habla y abrió los ojos sorprendido.
¿Acaso Jake hablaba de viajar junto a él?
—Quiero decir... sólo si quieres, claro, y-y si puedes.... aunque no creo que puedas porque pasas ocupado y tienes que seguir trabajando en tu álbum... l-lo entiendo...
—Jake.— lo interrumpió y el menor lo vió con ansiedad —¿Tú en serio... quieres que yo vaya?— se removió incómodo —O sea... ¿tú de verdad me quieres ahí? ¿A tu lado?
Jake se sonrojó. —B-bueno... — hizo una pequeña pausa y posteriormente exhaló con fuerza —... sí. La verdad es que yo... tengo un poco de miedo de lo que pueda suceder estando ahí, y tú... me haces sentir seguro.
Heeseung nuevamente se quedó sin palabras y Jake se sintió avergonzado. Agachó su cabeza y se rió un poco.
—¿Sabes qué? Olvídalo. Debo sonar patético...
—Jake, yo te seguiría hasta el fin del mundo.— se apresuró en contestar. Luego, fue hasta la camilla y sujetó la mano de Jake con fuerza. Este estaba más que sorprendido. —Prometo que estaré ahí a tu lado. Siempre.
Y sus ojos vieron a los otros una vez más, mientras sentían que este momento duraba para siempre. Y Jake lo atesoró. Pensó en sus palabras una y otra vez y estás solamente tenían más impacto en su corazón. Lo hacían sentir seguro. Lo hacían sentirse vivo.
—¿Me permites ... olvidar por un momento que eres mi ex-pareja y dejarme abrazarte fuertemente durante unos segundos?— preguntó con voz pequeña. Heeseung soltó una risa.
—No necesitas olvidar eso.— se agachó de modo que Jake pudiera abrazarlo —Puedes hacerlo cuándo quieras, las veces que quieras.
Jake pasó sus manos lentamente por su cintura y se sujetó de ella. Recostó su cabeza en el pecho del mayor y escuchó sus latidos. Cerró sus ojos mientras disfrutaba del íntimo abrazo, aspirando la fragancia adictiva del idol.
Y Jake pensaba que quizás, sólo quizás... había extrañado de más estar entre los brazos del mayor.
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—¿Listo?
Jake cerró sus ojos con fuerza mientras se aferraba al cuerpo de su hijo mayor. —No...
Riki palmeó el hombro de su mamá. —Mami, serán sólo un par de horas...
—Lo sé, pero...
—Riki tiene razón, Jake.— dijo Heeseung a sus espaldas —Además, mientras más pronto salgamos, más rápido podremos regresar.
Jake hizo un puchero. —Está bien.— se levantó, pero volvió a agacharse para abrazar ahora el cuerpo de su hijo menor. —Sólo uno más...
Jungwon abrazó también a su mami y le brindó un beso en su mejilla. —Que te vaya bien, mami.
Jake sonrió y los miró a ambos con adoración. —Nos vemos pronto, mis bebés.
Así, salieron junto a Heeseung a la estación de trenes para dirigirse a Busan. Mientras esperaban, Jake notó que muchas personas pasaban y reconocían a Heeseung a pesar de que el mayor portara una gorra y una mascarilla, así que decidió dejar un espacio considerable entre ellos para que no malinterpretaran nada, aunque ya podía oler las noticias y los problemas que esta salida a solas ocasionaría.
No quería meter a Heeseung a más problemas.
El viaje en el tren fue más o menos silencioso. Bajaron y se dirigieron al hospital dónde trabajaba Sunghoon. Jake se quedó parado afuera del local recordando amargamente algunos sucesos que pasaron en ese mismo lugar. Le traía malos recuerdos.
—¿Estás bien?— preguntó Heeseung a su lado.
Jake sonrió ligeramente. —Lo estoy. ¿Entramos?
El mayor asintió, observándolo en silencio y abrió la puerta por él. Jake se veía encantador con su abrigo largo y su rubio cabello levemente cubierto de pequeñas copas de nieve.
Esperaron pacientemente en los asientos en la recepción. Jake parecía ansioso viendo a la trabajadora detrás del escritorio, Heeseung lo notó. Podía decir que ella no le caía bien con tan sólo verlo.
—Señor Park. El doctor dice que ya puede pasar.— anunció ella regresando a su puesto.
Jake le dió una breve mirada a Heeseung y este asintió. Los dos se pusieron de pie.
El rubio caminó con firmeza hasta el pasillo y una vez pasó por el lado de su escritorio, se detuvo en seco, mirando todavía la puerta a la que se dirigiría.
—Te dije que me llamaras sólo Jaeyun.— le recordó en voz baja y firme. Luego comenzó a caminar cómo si nada.
Una vez estuvo frente a la puerta, tomó una profunda respiración y sintió la mano de Heeseung tomar la suya.
—Estarás bien.— murmuró el mayor y le sonrió de forma reconfortante. Jake soltó un suspiro.
—Entra conmigo, por favor.
—Claro.
Y así lo hizo. Estuvo al lado de Jake todo el tiempo que Sunghoon le revisaba y comentaba sobre su estado actual. Heeseung podía notar que al idiota de Park le molestaba su presencia, pero no podía hacer nada luego de que Jaeyun le hubiera dejado claro que quería que Heeseung estuviera con él en esa misma sala.
—El ataque cardiaco no sucedió del todo debido a tu alimentación. En ese caso, habría sucedido mucho tiempo después.— dijo en modo profesional —Se obstruyó el flujo sanguíneo debido a una de tus arterias. Debemos restaurarla inmediatamente para que la sangre pueda volver a fluir con normalidad. Te llevaré con un cirujano experimentado. Luego de eso, debes tomar los medicamentos y cuidar de tu alimentación para prevenir más bloqueos por la placa.
Jake se cruzó de brazos —¿Por qué el doctor en Seúl no dijo eso?
Sunghoon soltó un suspiro. —Porque la arteria obstruida está comenzando dañarse solamente, quizás por eso no lo notó. Pero yo sí, y por eso debes someterte a una angioplastia. De esa forma podremos restaurar tu arteria y tu corazón estará bien.
Jake siguió de brazos cruzados con duda, inseguro. Se lo pensó un poco con un pequeño puchero en sus labios.
—¿Debe... ser ahora?
—Sí. Cuánto antes.— contestó —Por lo general se hace durante las primeras dos horas desde que llegas al hospital, pero en vista de que lograste recuperarte en Seúl y tu arteria no está del todo dañada, podemos esperar hasta una semana, sin embargo, lo ideal es que fuera cuánto antes.
Jake volvió a pensarlo con inseguridad. —¿Qué hay de los riesgos...? — preguntó en voz baja y luego miró a Park a los ojos. —¿Qué tan riesgosa es la cirugía?
Sunghoon se mantuvo en silencio un momento, mirando de igual manera directamente a los ojos de Jake. Luego de unos segundos, soltó un suspiro derrotado.
—Puedes resultar alérgico al medicamento empleado en el tubo o al medio de contraste radiográfico. Eso sería extremadamente peligroso. — dijo en voz baja —También puedes sufrir otro ataque cardiaco en medio de la cirugía, y entonces...
—Moriría.— completó Jake.
Sunghoon cerró la boca y no dijo nada más.
No se esforzó en negarlo.
Claro que no podía hacerlo.
Jake soltó una pequeña risa sin gracia y apartó la mirada. Claro. Las cosas eran así. Ya estaban escritas para ser así.
Heeseung a su lado no sabía cómo reaccionar.
Jake volvió a reír. —¿Es por eso que lo hiciste?— preguntó con dolor —¿Te metiste con mi amigo porque sabías que iba a morir pronto?
Sunghoon frunció el ceño. —No es nada de eso, Jake. Y no vas a morir. No lo harás. Incluso si sufres de un ataque los doctores pueden salvarte-
—¡No hables del futuro de forma tan segura!— explotó y su voz se rompió. —No me des esperanzas, Sunghoon. Sé sincero conmigo por una puta vez y dime que me moriré. Dílo. Dí que te casarás con Sunoo luego de eso y-y formarás una familia con él, y estarás tan jodidamente agradecido con esa arteria por haberme hecho morir...
Los dos actuaron de la misma forma, pero uno de ellos fué más rápido que el otro.
Obviamente fue Heeseung.
El mayor sostuvo el cuerpo de Jake con fuerza mientras este se deshacía en lágrimas, y Sunghoon sólo pudo verlos desde el otro lado de su escritorio. Su mano contenido en un puño sobre el material de la mesa. Estaba más allá que enfadado.
Era tan jodidamente molesto verlos así.
—Odio tanto que tengas esa idea de mí ahora.— dijo él apretando los dientes.
Jake se limpió las lágrimas con sus dedos y sorbió de su nariz. —Es tu maldita culpa. Tú me hiciste tenerla.
El pelinegro chasqueó su lengua. —¿Te someterás a la cirugía hoy o no? No fue mi culpa que hayas terminado así. Te recordé millones de veces que tomaras tus medicamentos. Todo esto se debe a tu maldita terquedad.
Heeseung finalmente salió del silencio sin poder soportarlo más. Se puso de pie y encaró a Park. Ambos hombres viéndose con rudeza.
—Eres un maldito hijo de puta en todos los sentidos.— escupió —En este momento eres un jodido doctor ¿y es así cómo tratas a tu paciente? Tu falta de profesionalismo no hace más que producirme asco, y más al saber que cómo persona no eres nada mejor.
Jake permaneció sorprendido a espaldas de Heeseung y el pelinegro lucía más furioso que antes. Estuvo a punto de contestarle, pero un enfermero tocó la puerta un par de veces antes de entrar a la sala.
—Dr. Park, lo exámenes de la señora Kim ya están listos.— anunció el chico.
Heeseung sonrió de lado y se preparó para salir. Jaeyun también se puso de pie.
—Déjalos en tu escritorio por mientras, Sungmin.— hizo una seña con sus manos para que se alejara. A veces sentía que ese chico era un poco entrometido en su vida. Jake también lo había notado. Muchas veces se lo encuentra fuera de casa o por las calles.
—Claro, doctor.
Jake se puso su bolso. —La cirugía se hará cuándo yo quiera. — dijo con firmeza y dió unos pasos hacia la puerta, aunque segundos después se volteó para encararlo una última vez.
—Y por cierto, ya estoy trabajando en nuestro divorcio. Pronto te llegarán unos papeles. Asegúrate de firmarlos y conseguirte un abogado.
Dicho esto, salió de la sala sin esperar a Heeseung, aunque este de igual manera lo siguió de cerca.
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Heeseung miraba atentamente a Jake quién estaba sentado en la banca viendo fijamente hacia el suelo. Pensativo. Perdido.
Estuvo a su lado en todo momento, tal cómo prometió. Sabía qué debía darle su espacio. La información que acababa de recibir no era nada linda. No quería imaginarse cómo se sentía Jake en este momento.
—Heeseung.— llamó el rubio y Heeseung le prestó atención.
—¿Hmm?
—Sí llego a morirme... porfavor cuida mucho de Riki, ¿de acuerdo?— dijo cómo si nada y llevó su mirada a la suya.
Heeseung ladeó su cabeza. —Jake, no vas a morirte. El idiota de Sunghoon sólo quiso meterte miedo-...
—No. No hay forma de que él esté mintiendo.— Jake negó con su cabeza.
Heeseung no dijo nada por un rato y soltó un suspiro.
—Así es.
Un mundo en el que Jaeyun ya no existía era una pesadilla de la que Heeseung nunca querría formar parte. Pero era realista también y sabía que una persona en un estado tan delicado cómo el de Jake, no sería capaz de durar mucho tiempo, especialmente si seguía posponiendo sus tratamientos.
Heeseung nunca se imaginó que llegaría el día en el que él estaría aquí, hablando a solas con Jake, escuchándolo decir cosas cómo que pronto su vida acabaría. Era algo que nunca se imaginó que sucedería cuándo apenas lo conoció en la escuela y quedó encantado con su sonrisa.
Hizo un esfuerzo sobrehumano por contener las ganas de llorar.
¿Por qué?
Desearía haber tenido más tiempo.
Desearía haber estado para Jaeyun desde hace mucho antes, sólo así no se estaría arrepintiendo en este momento.
—Pensaba regresar con los niños mañana por la mañana, cuándo empiece el horario escolar de Jungwon.— siguió diciendo el menor —Las clases de Riki comenzarán la próxima semana. Ya todo está preparado. Su matricula, materiales, uniformes, ya todos están listos. Él sólo necesita que alguien lo vaya a dejar frente a la puerta de su salón el primer día. Y si yo no estoy para ese entonces, deseo que esa persona seas tú, Heeseung.
Detente.
No digas eso.
—Todas las veces que... te contuve de todo esto, y todos los momentos que te robé a su lado, puedes tenerlos ahora si así lo quieres, Heeseung.— su voz se quebró —Él es mío, Hee, no de Sunghoon, así que si yo... si yo me voy, Riki no tendrá con quién quedarse, porque de ninguna manera él lo aceptará en su vida. No quiero que mi bebé crezca en un orfanato separado de su hermano, así que por favor, Hee, te pido por lo que más quieras, que lo aceptes y hagas hasta lo imposible por quedártelo. Es tuyo. Siempre ha sido tuyo. Tú me lo diste. Él lleva tu sangre. Y... lamento mucho haber hecho que te enteraras hasta ahora de eso, pero por favor, por favor... ámalo y cuídalo por mí.
Heeseung no lo soportó más y él también rompió a llorar en silencio. No podía creerlo. No podía aceptar el maldito hecho de que su Jaeyun estuviera pasando por esto. Dios no podía llevarse a su hermoso ángel y dejarlo a él destrozado. No podía.
—Deja de decir esas cosas, por favor. —dijo en medio de su llanto, cayendo de rodillas frente a Jake para tomar sus manos entre las suyas. Jake lloró de igual manera ante la imagen del mayor frente a él. —Yo te prometí que te cuidaría, ¿recuerdas? Y lo voy a hacer, maldita sea. Es por eso que tienes que quedarte. No debes darte por vencido tan pronto. — negó repetidamente con su cabeza —Tú eres fuerte, Jake. La persona más fuerte que conozco. Y podrás salir de esto.
Los ojos de Jake se llenaron de lágrimas.
—¿Cómo?
—Tú sólo confía. — contestó con seguridad —Allá arriba hay alguien que te cuida. Y esa persona sabe que eres el ser más fuerte y valiente que haya pisado esta tierra.
Jake miró al mayor con sorpresa y este se puso de pie para dejar un largo y duradero beso sobre su frente, lo que sorprendió aún más al rubio.
Lo que estaba desarrollando por Heeseung estos días era escalofriante. Creía haber olvidado todos esos sentimientos en el pasado..., pero no. Cada vez que el mayor se comportaba de esta forma con él y lo trataba cómo la persona más importa de la tierra, o cuándo trataba a los niños con dulzura por igual y jugaba con ellos, todo eso hacía que el interior de Jake se sintiera cálido. Y los sentimientos que había hundido en el pasado, salieran de nuevo a flote.
—¿Puedo saber cómo es que lograste conseguir el día libre hoy?— preguntó Jaeyun una vez estaban de vuelta en el tren.
Heeseung se encontraba a su lado, tomando su mano con fuerza, ignorando a propósito las miradas curiosas de los demás. En este momento eran sólo Jaeyun y él. Nadie más.
Heeseung alejó un poco su mirada y dejó de sonreír. —Bueno... digamos que mi empresa aceptó a cambio de un nuevo método de marketing...
Jake enarcó una de sus cejas. —¿Cuál?
El mayor meneó su mano despreocupadamente. —No tienes que saber eso. No es nada importante, la verdad.
Jake pareció convencido con su respuesta, así que no preguntó nada más. Segundos después recibió una llamada en su celular de parte de un número desconocido, por lo que tuvo que separar su agarre en la mano del mayor. A Jake se le hizo raro, pero aún así respondió.
—Jake, ¿es cierto que planeas divorciarte de Sunghoon? ¡¿Por qué lo harás?!
Jake se quedó congelado ante la pregunta, y más aún al reconocer la voz al otro lado de la línea.
—¿Mamá..?
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amigos el jake de este fic se ve exactamente así nada más que rubiecito
gracias por haber esperado pacientemente por la actu 💖💖
Rin.
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