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13.

Una vez estuvo dentro de su apartamento, buscó a Jake con la mirada. No lo encontró por ninguna parte dentro su campo de visión, pero una vez dio un par de pasos y volteó su mirada hacia el lado, pudo verlo sentado en el suelo con su cabeza metida entre las piernas, mientras su cuerpo se agitaba con fuerza cómo si se encontrara llorando.

Heeseung sintió su pecho doler y de inmediato cayó de rodillas al lado de Jake. De cerca pudo escuchar más claramente el llanto del menor. Le arrancaba el corazón.

—Jake... Jake...— llamó, pero el llanto de Jake solo incrementaba más. —Cariño... mírame.

Automáticamente Jake alzó su vista. Heeseung sintió que rompería a llorar también con solo ver el estado del menor en este momento. Sus pequeños y lindos ojos brillando de un fuerte escarlata mientras se deshacía en más lagrimas. Detestaba verlo así.

—Me... duele...— dijo con la voz rota. Su mano subiendo a su cuello para dar a relucir su punto. Heeseung entendió de inmediato.

—Lo sé, yo... puedo llevarte al doctor si quieres. O puedo decirle a Sohee que regrese...— dijo en medio de su desesperación —s-sé que el se especializa en niños, pero también puede atender adultos y...

Jake sorbió su nariz y negó lentamente con su cabeza. Verse con un doctor implicaría darle una explicación de cómo había terminado así, y eso lo llevaría a presentar una denuncia contra Sunghoon.

Una denuncia que sabía que perdería, sea cómo sea.

Y de todas formas, no quería pensar en enfrentar a un Park Sunghoon en estos momentos. No quería ni verlo.

—Los niños... ¿dónde están?— preguntó en su débil intento de sonar sereno.

Heeseung alejó su vista unos breves momentos. —En mi habitación. Le pedí a Riki que cuidara de su hermano.

Jake sintió que rompería a llorar de nuevo, ya sea por la culpabilidad que sentía por los niños o por Heeseung, por hacerles pasar por esta molesta situación.

Porque sí, tenía bastante claro que él sólo podía ser una gran molestia en sus vidas.

—Gracias, Heeseung... de veras.— dijo sonando bastante débil. Intentó ponerse de pie, pero se tambaleó en su lugar y casi cae de no ser porque el mayor lo tomó a tiempo.

—Hey... sólo... no te muevas, ¿sí?— dijo con suavidad. Jake no quería levantar su vista del suelo. —¿Quieres descansar?

« Eso es lo que más deseo en este momento. » pensó desde su egoísmo, sin embargo, negó con lentitud.

—Bien... pero honestamente creo que sería mejor que lo hicieras.— finalmente, Jake levantó su mirada y vio al mayor con duda. —Has tenido unos días bastante difíciles, y sé, por la forma en la que me ves en este mismo instante, que lo que más quieres ahora es alejarte del mundo unos momentos, ¿no?— indagó, y terminó acertando —¿Me equivoco?

Jake alejó su mirada con vergüenza. Carraspeó sintiéndose incómodo. —No. Tienes razón.

Heeseung asintió. —Bien. Le pediré a los niños que salgan. Me quedaré jugando con ellos para que tú puedas descansar en la habitación.— Jake volteó de inmediato su cabeza dispuesto a negarse. —Y no aceptaré un no cómo respuesta.

—Pero...

—Oh, ¿acaso estoy escuchando un no?— preguntó con algo de diversión. Jake terminó suspirando y finalmente se alejó del cuerpo del mayor, saliendo de su firme agarre.

—Está bien. Haré lo que tú dices.— dijo dándose por vencido. Heeseung sacó una pequeña sonrisa antes de encaminarse por el pasillo para hacer lo que había dicho.

Jake se escondió de los niños, ya que no sabía cómo verlos a la cara sin querer llorar durante siglos. En cambio, esperaría a que su mente hubiera descansado un poco para poder hablar con ellos sobre lo que les esperaba una vez se fueran de Seúl.

Los vió, desde la puerta entreabierta del baño, cómo Heeseung caminaba al lado de los dos niños tomándolos de la mano. Jungwon con desconfianza, claro, pero Ni-Ki se veía realmente cercano a él ya, a pesar de haber estado conviviendo con él menos tiempo que el que convivió con Sunghoon.

Cuando los perdió de vista, salió disparado a la única habitación en el apartamento de Heeseung. Las sabanas de su cama estaban desordenadas, indicándole que sus hijos habían estado jugando ahí instantes antes de que entrara. Probablemente incluso cuándo Sunghoon había llegado.

Soltó un suspiro en lo que se sentó en la orilla de la cama. Le era imposible no pensar en Sunghoon. Pero lejos de lo que habría pensado hace unos días, su corazón ya no se aceleraba por él porque se sintiera atraído y enamorado.

Ahora le tenía miedo.

¿Qué haría con él cuando regresara a Busan? ¿Y si pensaba obligarlo a darle otra oportunidad? ¿Y qué hay de Jungwon? ¿Lo forzaría para que lo dejara verlo? Porque, por más que se hubiera comportado cómo un patán con él, Jake comprendía que estaba en todo su derecho de hacerlo si quisiese.

Pero oh, cómo deseaba que Sunghoon no quisiera saber nada de Jungwon nunca más. Porque sólo así podría asegurarse de que ese idiota no le hiciera ningún daño.

Sintió su cabeza doler al pensar de nuevo en lo ocurrido, así que trató con todas sus fuerzas dejar de hacerlo. Volteó hacia los lados en la habitación, recorriéndola con la mirada y dedicándose a admirarla.

Realmente no quería husmear de más, y sabía que no se encontraba en ninguna posición de decirlo, pero la habitación de Heeseung decía mucho de él.

Él probablemente no tenía nada de tiempo para sí mismo.

O, en el peor de los casos, puede que se sintiera sólo.

Jake sabía que la habitación probablemente fuera espaciosa, pero por alguna razón no se sentía así. Estaba desordenada, pero no en el sentido que produciera asco, sino que las pocas cosas que el mayor parecía mantener estaban puestas sin cuidado. Habían papeles tirados por los suelos, en su escritorio no había ni un sólo espacio por todas las cosas encima, una guitarra en la esquina de la habitación y su ropa se salía de la canasta de lavandería. Incluso su armario se encontraba abierto de par en par y Jake podía ver a la prendas a punto de caerse del gancho, algunas incluso ya lo habían hecho.

Sintió una lastima increíble por el mayor.

Y se le hacía extraño que Heeseung, siendo el idol exitoso y millonario que era, viviera en un lugar así de pequeño. Con la sala al mismo nivel de la cocina y el comedor, totalmente cerca de la entrada. Solamente un baño y una habitación. Nada más. Cómo si su cartera no le diera para comprar una ostentosa mansión que tanto decían los medios que poseía en secreto.

Se recostó bocarriba en el cama mientras pensaba en lo sólo y cansado que debe sentirse Heeseung. Más temprano alcanzó a ver en la sala algunos juguetes de Riki tirados, y eso lo había hecho sonreír enternecido, pues, parece ser que la nueva presencia de una personita en la vida de Heeseung había hecho que su mundo se pusiera de cabeza. Sin embargo, su hijo estaba creciendo. Él ya estaba en la etapa en la que esas cosas dejarían de interesarle, y le preocupaba demasiado el hecho de que Heeseung se sintiera herido porque apenas pudo presenciar la infancia de Riki.

Cómo si no se sintiera lo suficientemente fatal ya, decidió voltear su cabeza hacia el lado, totalmente dispuesto a alejar sus pensamientos una vez más. Pero lo siguiente que vió lo dejó sin palabras.

Heeseung tomaba pastillas para poder dormir.

Y Jake, por más que quisiera hacerse creer a sí mismo que estaba sobrepensando, la verdad es que no encontraba a otro culpable más que él mismo. Porque, mierda, ¿quién sabe cómo estarían las cosas para los dos ahora si tan sólo él no se hubiera ido de aquella casa hace unos años?

No sabe cuánto tiempo estuvo así, marginándose y recriminándose a sí mismo, hasta que la puerta de pronto se abrió y un Heeseung sosteniendo una taza con una de sus manos, apareció.

Jake le miró con duda sin moverse de su posición. Heeseung le sonrió con sutileza y dejó la taza sobre la mesita a su lado.

—Te hice algo de té... —dijo apenado. —Sé que en realidad lo odias, pero... quizás te ayude a relajarte un poco.

Jake tragó duro y miró al mayor directamente desde su posición. —Gracias.— dijo, totalmente sincero. —Y yo... empecé a tomarlo debido a los embarazos así que... puedo decir que ya no lo odio más.— soltó una pequeña risita.

—Oh... ya veo.— Heeseung no pudo evitar sentirse algo triste por lo que acababa de escuchar. Sentía cómo si ya no conociera nada de Jake en lo absoluto. Cómo si lo que creía saber de él fuera desvaneciéndose poco a poco.

Cómo si Jake fuera una persona completamente nueva ahora. Un completo desconocido.

Luchó contra el deseo de preguntarle a Jake sobre los embarazos. Cómo los pasó y si fueron difíciles de soportar; pero sentía cómo si no tuviera ningún derecho de hablar sobre algo así con él. Además, no quería deprimirlo más de lo que ya estaba. Era obvio que Sunghoon había estado presente en sus dos embarazos. Él ya se lo había dicho antes.

Se hincó a un lado de la cama. Jake lo miró entre curioso y confundido, pues se encontraba muy cerca de su cuerpo. Heeseung por otro lado se notaba tranquilo, subiendo su mano para llevarla al cuello de Jake. Sus dedos acariciaron fugazmente su piel, provocando que el corazón de Jake se sacudiera con fuerza dentro de su pecho.

—Lo siento mucho.— dijo Heeseung, sin mover su mirada en ningún momento de la garganta del menor, cómo si quisiera evitar hacer contacto visual porque sabía lo que eso ocasionaría.

Jake no sabía a qué se refería. ¿Lo siento por el atrevimiento? ¿Lo siento por lo que hizo Sunghoon? No lo sabía, pero no importaba qué fuera. La culpa no era de Heeseung. Nada de lo que había pasado había sido culpa de Heeseung.

—Debes descansar.— dijo con suavidad a la vez que rompía el contacto. Se puso de pie y Jaeyun lo siguió todo el tiempo con la mirada. Sus ojos luciendo cómo los de un cachorrito perdido y abandonado a los ojos de Heeseung.

Le sonrió gentilmente, antes de salir de la habitación de la misma forma que entró.

Silenciosamente.

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—¿Dónde está mamá?— preguntó Jungwon tan pronto vio a Heeseung salir de la habitación. Se levantó del suelo y dejó caer su carrito, caminando hacia el pasillo.

Heeseung lo detuvo. —Mamá está cansado en este momento y no puede jugar contigo.— trató de explicarle. Jungwon hizo un pequeño puchero y retrocedió un par de pasos. Estaba claro que aún no se sentía cómodo al rededor de Heeseung.

—¿Mamá se mejorará?— preguntó ahora en un hilito de voz, agachando la cabeza.

—Claro que lo hará.— aseguró. —Él estará bien.

—¿Quién lo está cuidando?— preguntó esta vez Riki, con la misma preocupación que Jungwon. Eso pareció dejar sin habla a Heeseung.

Pasados lo segundos, dejó salir un suspiro y mordisqueó su labio inferior, pensando en lo que respondería.

—Ustedes.— dijo por fin —Y yo.

—¿Cómo podemos cuidar de mamá si no podemos verlo?— trató de razonar Riki.

Heeseung miró a su hijo. —Porque ustedes están conectados a él.— contestó —Ustedes cuentan con una conexión muy fuerte e inquebrantable que les permite protegerlo a pesar de la distancia. ¿No la sienten?

Los dos niños intercambiaron miradas unos segundos. —¡Si la sentimos!— dijeron al unísono. Heeseung asintió con su cabeza.

—Entonces no deben dejar que nada malo le pase a Jake mientras se encuentra en esa habitación, ¿entendido?— ellos asintieron con firmeza —Él debe sentir su amor a través de la conexión. Envíenle todo el amor del mundo.

—¡Sí!

Heeseung sonrió al verlos tomarse en serio su trabajo. Jungwon cerró sus ojos con fuerza y apretó sus manos en pequeños puños, cómo si estuviera mandándole mensajes telepáticos a su madre para que sintiera mejor. Riki por otro lado se agachó para tomar sus crayones y comenzar a dibujar sobre uno de los papeles en el suelo. Jungwon, al notarlo, quiso hacer lo mismo que su hermano así que tomó también una hoja.

Heeseung sonrió enternecido y dió unos pasos para dirigirse a la cocina.

—Papá.— llamó Riki. Heeseung emitió un sonido para que continuara hablando. —¿Tú no le harás ningún dibujo a mamá?

Jungwon levantó la vista de su hoja y miró al mayor con la misma cara que Riki en este momento, y es ahí cuándo Heeseung finalmente pudo notar el parecido que tenían ellos dos con Jake. Eran suaves rasgos y muy difíciles de percibir, pero seguían teniendo sus mismos ojos. No pudieron heredar algo mejor.

—¿Qué?— dijo, tratando de sonar divertido. Se acercó al par sin darse cuenta.

—Dijiste que tú también cuidarías de mamá.— explicó su hijo —Eso quiere decir que tú también tienes una fuerte conexión con él.

Heeseung detuvo sus pasos, incluso sus latidos lo hicieron.

Miró con sorpresa a su hijo, aunque su expresión en este momento delatara más que su comentario había sido cómo una daga al corazón.

—¿U-una conexión dices?

Riki asintió cómo si no supiera el peso de sus palabras. —Una conexión fuerte e inquebrantable cómo la nuestra.— le pasó uno de sus crayones —Es por eso que debes hacerle un dibujo. Para enviarle tu amor mediante él.

—¡Sí!— Jungwon levantó su propio dibujo, revelando un gran corazón y unas pequeñas palabras en el centro.

« T3 AMo Mªm¡. » Él niño claramente seguía aprendiendo a escribir.

Heeseung se les quedó viendo a ambos niños antes de soltar un suspiro y sentarse a dibujar con ellos.

A veces odiaba mucho la inocencia de los niños.

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Jake despertó de su sueño sin saber absolutamente nada. Abrió sus ojos con pesadez y se removió entre las sábanas, pronto cayendo en cuenta de que no se encontraba en su cama, pues esta tenía impregnado el olor de Heeseung por todas partes. Miró hacia las ventanas y se dió cuenta de que ya había anochecido.

Siendo totalmente presa del pánico salió de la cama en un rápido movimiento y buscó sus zapatos debajo de la cama. Segundos después salió de la habitación, acomodándose su suéter en medio de la oscuridad.

Caminó con pasos lentos hacia la sala, dónde encontró a sus dos hijos durmiendo plácidamente en los sofás unidos y llenos de cojines (que pertenecían a los sofás individuales) dándole un aspecto tierno e improvisado al fuerte que seguramente Heeseung había construido para ellos. Jake sonrió mostrando ligeramente sus dientes, era bastante tierno.

Notó que Riki tenía puesto su brazo para su hermano debajo de su cabeza, sirviéndole de almohada a Jungwon a pesar de que literalmente estuviera abrazando un cojín de decoración. Además, al lado tenía un pequeño peluche de conejito. Probablemente fuera uno de los juguetes que Heeseung le compró a Riki para navidad.

Volvió a sonreír al verlo. Riki era un gran hermano mayor.

Algo cerca de su pie llamó su atención. Era una hoja de papel. Frunció sus cejas y se agachó para tomar el dibujo con curiosidad. Sintió su corazón derretirse en el segundo que se fijó de quién se trataba.

Un gran corazón rojo con las palabras "te amo mami" escritas en el medio. Un pequeño sol al lado y la tierna firma de su hijo menor en la esquina de la hoja junto a una carita feliz.

Rió con ternura. Si Jungwon no estuviera durmiendo en este preciso momento, Jake lo tomaría en sus brazos y le daría todos los besos del mundo. Su hijo era una cosita adorable.

Se dió cuenta de que habían más hojas en el suelo. Tomó otra de ellas. Esta pertenecía a su hijo mayor. Era un dibujo de él, Jungwon y Jake tomados de la mano mientras sonreían. Sólo ellos tres.

Bueno... aunque también había un cachorro. El cachorro que Riki siempre quiso pero Jake aún no lo dejaba tener.

"Wonnie, mamá y Kiki están conectados." decía el suyo, junto a muchos corazones a su al rededor y pequeñas florecitas. Riki no olvidó que a su madre le gustaban las flores.

Ladeó su cabeza mientras admiraba su dibujo y se le hizo imposible ocultar su sonrisa conmovida. También moría de ganas de besar y abrazar a su hijo. No entendía cómo podían ser tan preciosos.

Jake acomodó con cuidado ambos dibujos y luego fue por el tercero. Quiso creer que era uno que sus hijos habían creado juntos, pero definitivamente no se esperó que fuera en realidad un dibujo de Heeseung.

Jake dejó caer las demás hojas totalmente sorprendido. Según recordaba, Heeseung dibujaba fatal, es por eso que no se le hizo muy extraño que el dibujo únicamente incluyera un pequeño perrito echado en el suelo con una expresión triste. El perrito tenía un bendaje en una de sus patitas, lo que explicaba por completo el texto sobre él.

"Todo estará bien."

Jake no pudo sonreír cómo lo hizo con los otros. El mensaje en el dibujo ni siquiera iba dirigido hacia él específicamente, pero Jake lo sentía así. Era un perrito, tal cómo Heeseung solía compararlo en el pasado. Además, decía que todo estaría bien. ¿Realmente sería así?

—Veo que te gustó mucho mi dibujo.— se escuchó una voz desde la cocina. Jake volteó con rapidez y se encontró con Heeseung apoyado en la isla, viéndole con intensidad.

Jake regresó su mirada al dibujo y luego se levantó del suelo. Caminó lentamente hasta la cocina para encontrarse con el mayor. Heeseung lo siguió todo el momento con la mirada y Jake se sintió levemente intimidado, pero le urgía más una explicación en este momento.

—¿Así que tú lo hiciste?— preguntó, su voz sonando ronca debido al anterior sueño.

Heeseung dejó su vaso de lado (Jake ni siquiera lo había notado) y se alejó la isla pegada a la pared para apoyarse esta vez en la que se ubicaba en el centro de la cocina. Se encogió de hombros.

—Depende, ¿te gusta?

Jake llevó automáticamente sus ojos al dibujo. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. —Es tierno.

Heeseung sonrió de igual manera. —Me alegra que te guste.— ambos dejaron salir unas pequeñas risas y se miraron a los ojos. La única luz encendida iluminándolos en medio de la noche.

—¿Estuvieron haciendo esto durante la tarde?— preguntó Jake señalando a sus hijos.

—Sí... dibujamos durante unas horas, luego vimos algo en la televisión hasta que les dió hambre y tuve que pedir comida. En medio de la cena ambos cayeron dormidos.

Jake dejó de sonreír y Heeseung supuso que nuevamente se sentía culpable. Antes de que Jake pudiera decir algo, él se le adelantó.

—Fue divertido.— Jake le miró con grandes ojos sorprendidos. —Estar con ellos, me refiero. Fue divertido.

Jake no sabía qué decir al respecto, así que solamente prefirió agradecer por haberlos cuidado. Sin embargo, el sonrojo en sus mejillas estuvo presente en todo momento.

—¿Lograste descansar?— preguntó el mayor luego de unos minutos.

Jake asintió. —Sí... muchas gracias. Puede que no me sienta como nuevo, pero al menos mi cabeza dejó de doler.— soltó una pequeña risa. —Y mi cuello...

Una emoción cruzó por los ojos de Heeseung. Jake sabía que la tan sola mención de la agresión de Sunghoon o cualquier cosa referente a este, sacaba mucho de quicio al mayor. Tanto que no podía disimularlo.

—Tu cama es cómoda.— prefirió cambiar de tema —Y la habitación en general lo es, por lo que caí dormido en cuánto me acabé tu té.

—Lo siento por el desorden en mi habitación. Debes pensar que soy un asco — ahora lucía avergonzado.

Recordó, una vez más, un detalle pasado sobre Jake. Este era que, antes de que las cosas se complicaran para ellos en su casa, Jake solía amar la limpieza y el orden. No podía soportar una sóla cosa fuera de su lugar.

Jake alzó sus manos y negó. —No, no, nada de eso... no te preocupes. Yo ni siquiera logré darme cuenta... —mintió, pero era lo mejor en ese momento.

Heeseung soltó una risa. —Claro.

A lo lejos, Jungwon soltó un pequeño ruido removiéndose en el sofá. Jake se le quedó viendo unos momentos, atento a lo que sea que necesitara. A Heeseung se le ocurrió una idea.

—¿Y si los llevamos al cuarto?— dijo, ganándose la mirada confusa de Jake. —Hablo de los niños. Deja que duerman contigo en la habitación.— sonrió cómo si no supiera lo que decía.

Ante esto, Jake abrió sus ojos de par en par y se alejó instintivamente sólo para negarse de una forma muy exagerada. —¿Qué? Claro que no... nosotros... n-nos iremos ahora, para no molestarte más...

—Jake.— llamó con paciencia.

—Tú necesitas descansar, Heeseung. Tienes... un horario ocupado, lo sé. No es justo para tí aprovecharme de esta forma sólo porque mi esposo resultó ser un-

—Jake.— volvió a llamar, logrando acallar a Jake por fin. Este lo miró con aflicción. Heeseung sólo pudo reír. —Yo puedo dormir en el sofá. ¿Realmente dejarás que tus hijos duerman en un lugar incomodo, teniendo una cómoda cama matrimonial en mi habitación?— preguntó con humor.

Jake se lo pensó unos segundos, jugando con sus dedos. Agachó la mirada y soltó un suspiro. —¿Cómo podría hacer eso? ¿Cómo podría ser tan egoísta?

—Pues, justo ahora es cuándo necesitas serlo.— contestó sereno. —Y no es cómo si yo tuviera sueño, de todas formas.— ante esto, Jake levantó la mirada y lo miró con curiosidad. —Me gustaría poder hablar contigo.

Jake no sabe con exactitud por qué, pero esas palabras lograron ponerlo más nervioso de lo que alguna vez estuvo. ¿Y si Heeseung pensaba recriminarle todo lo que había hecho mal cómo padre? ¿Todas las mentiras que le contó a Riki sobre él? No es cómo si pudiera culparlo si lo hacía. ¿Y si le decía que era un bebé llorón por huir de casa solamente por una infidelidad?

No estaba listo para lo que sea que Heeseung y él platicarían, pero aún así se encontró a sí mismo asintiendo. Minutos más tarde ambos ya habían dejado a los niños en la habitación de Heeseung. Jake los besó con cariño viéndolos dormir plácidamente. Luego ambos mayores se sentaron en el comedor para poder hablar con tranquilidad. Heeseung le ofreció una taza de chocolate caliente a Jake ya que podía ver al menor removiéndose en su silla por el frío, además recordaba que él aún no había cenado.

Luego de posicionar ambas tazas en la mesa, Heeseung se sentó en la silla al lado de Jake. Notó a este sacudiendo sus rodillas debajo de la mesa, y tuvo que luchar mentalmente contra su deseo de poner sus manos sobre sus piernas para detenerlo. Había intentado miles de veces antes ayudar a Jake con sus problemas de ansiedad.

—Por favor dime que no planeas volver a Busan.— dijo en medio del silencio. Su voz salió suave en todo momento, lo que tranquilizó un poco a Jake aunque sabía que la conversación que tendrían sería todo menos tranquila.

Alejó la taza de sus labios y tragó suavemente. Sus dedos se mantuvieron al rededor de la taza en todo momento para darse a sí mismo calor.

—¿Y qué debo hacer?— soltó una pequeña risa —Nuestro hogar está allá. Si fuera sólo yo... haría lo posible por no volver por ahora y buscar un lugar aquí donde quedarme. Pero los niños... ellos tienen todo allá. Su vida está en Busan. No tomaré una decisión tan egoísta sólo porque yo estoy pasando por un mal momento.— dijo con seguridad.

—Te equivocas.— dijo Heeseung. —Su hogar está dónde sea que estés tú.

Jake lo miró con sorpresa.

En ninguno de sus años viviendo cómo la madre de sus hijos, nunca nadie le había dicho algo cómo eso. Claro que solían felicitarlo por el trabajo que hacía criando a los niños, pero ninguna de esa palabras habían sido tan dulces cómo estas.

¿Era irónico que vinieran de parte de su ex-novio?

—Porque tú estás siempre con ellos. ¿Cómo crees que Riki sobrevivió todo este mes? Tú estuviste para él, a pesar de la distancia. Él y el pequeño— dijo, refiriéndose a Jungwon. (Al parecer aún tenía problemas para recordar su nombre.) —podrán extrañar su casa, pero ellos estarán bien si están contigo. Y serán más felices si saben que estás bien. Volver en estos momentos será muy peligroso para tí. No sabes a qué tipo cosas te enfrentarás una vez vuelvas.

« Estoy preocupado por tí. Por lo que pueda pasarte sin que yo esté. » era todo lo que Jake podía escuchar, y quiso pegarse una cachetada.

Heeseung solamente estaba siendo amable y dulce con él. Nada más.

—De acuerdo, me convenciste.— dijo, más que todo porque no quería seguir escuchando a Heeseung decir ese tipo de cosas. Le hacían sentir algo. —¿Me ayudarás a encontrar un lugar, entonces? ¿Sabes si hay algún apartamento disponible en este edificio?

Heeseung soltó un suspiro. —Lo que trato de decir es que te quedes conmigo, Jake. No tengo ningún problema.

Había sido mala idea tomar un sorbo de su chocolate justo en ese momento. Jake se atoró tan pronto las palabras abandonaron los labios del mayor. Comenzó a toser con dificultad y Heeseung se levantó con preocupación.

—Estoy bien, estoy bien.— le hizo señas para que volviera a sentarse. Tomó una servilleta y la pasó por su boca. —¿Quedarme... contigo?

Heeseung asintió seguro, cómo si fuera la mejor idea que hubiera tenido en años. —Riki te extraña, de todas maneras. Y yo quiero seguir viéndolo.

—Pero tú eres un idol.— contraatacó. —Y las personas claramente hablarán si ven a alguien más entrando a tu apartamento. Alguien que además tiene dos niños.

El mayor ni se inmutó, cómo si ya hubiera pensado en eso. Jake no podía entender cómo podía estar tan tranquilo.

—¿Y correr el riesgo de que te vayas en cualquier momento?

Jake rodó sus ojos. —No me iré, créeme. Además, incluso si yo aceptara y milagrosamente nadie nos ve, ¿cómo se supone que cabremos todos en este apartamento? No hay suficiente espacio.

Heeseung sabía que no hablaba del apartamento en sí, ya que era lo suficientemente grande para que los cuatros convivieran y estuvieran cómodos. El problema era la única habitación, pero Heeseung ya había pensado en ese detalle antes.

—Tú dormirás en la habitación con los niños. La cama es lo suficientemente grande para que quepan los tres.— dijo sin problemas. Jake casi deja caer su mandíbula. —Yo puedo dormir en la sala. El sofá es más cómodo de lo que crees.— se encogió de hombros.

Jake dejó salir una risa —Estás loco. Por supuesto que no lo haré. Tú duerme en la cama, es tuya.

—Y yo te la estoy dando.— contestó tranquilo.

—Y yo me niego.

—Pues yo me niego a que te niegues.

Jake soltó un suspiro rendido y alejó la mirada. Heeseung estuvo a punto de sonreír victorioso cuando el menor decidió hablar nuevamente.

—Bien, digamos... que por esta noche será así.— Jake regresó su mirada a la suya y se cruzó de brazos, desafiante. —A cambio, no puedes negarte a algo. — Heeseung alzó una ceja expectante —Voy a limpiar por tí.

—¿Qué? No, no, no, no, claro que no...— soltó una risa absurda.

—Bien, entonces me voy.— hizo el amague de levantarse pero el mayor lo detuvo.

—¡Espera!— ambos llevaron sus miradas a los dedos del mayor que se sujetaban con fuerza de su sueter. Heeseung soltó su agarre de inmediato y soltó un suspiro fastidiado. —No puedes limpiar mi casa, Jake, ese no es tu deber.

—Tampoco es el tuyo darme dónde vivir.

—Lo hago porque quiero.

—Y yo limpiaré porque también quiero hacerlo.— dijo desafiante, acercando su rostro al suyo de forma infantil.

Heeseung casi ríe por esto si no fuera porque ahora se encontraba molesto.

—¿No lo entiendes? No puedo dejar que tú limpies y toques todo mi desastre... e-es muy vergonzoso para mí.

—¡También lo es para mí! ¿Crees que es lindo quedarte en la casa de tu ex y fingir que no sientes que lo molestas y estorbas todo el tiempo?— finalmente dejó salir lo que realmente sentía —Te sigo metiendo a líos que no tienen nada que ver contigo, Heeseung, ¿y todo por qué? ¡Porque eres tan malditamente buena persona y siempre sabes cómo hacer que no pueda negarme a nada de tí!

Heeseung lo miró pasmado. No había esperado que el menor explotara de esa manera, pero al menos pudo saber cómo se sentía.

Jake se dejó caer en la silla. —Yo sólo... perdón por gritarte, pero.. no puedo seguir viéndote a la cara sin sentir que te debo el mundo entero.

Heeseung sabía que no hablaba de la cama, ni del apartamento, ni de la forma que lo había defendido esa tarde del idiota de Sunghoon.

Heeseung sabía que Jake hablaba de su relación. De los secretos que le ocultó. De las decisiones que tomó por los dos.

—Déjame hacer esto por ti, por favor...— rogó.

Y Heeseung también sabía que debía negarse, porque esos eran sus principios. Jake amaba el orden, lo sabía, pero ya era muy diferente cuándo él le dejaba esa carga intencionalmente. No quería asignarle ese trabajo a Jake porque no quería molestarle, quería tenerlo en su casa viviendo tranquilo, cómo se lo merecía. No sólo porque era su visita, sino porque era la persona que amaba, y quería hacerlo feliz.

Y aún así terminó aceptando.

—De acuerdo.

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el hee de este fic si fuera una canción de prince royce:

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