Capítulo 39
MINA.
Me senté sobre mis piernas y miré el rostro de mi mejor amiga que me observaba con intriga.
— ¿Y? — dijo sonriente.
— ¿Qué? — pregunté colocando una almohada sobre mi regazo.
No habían pasado ni treinta minutos de haber llegado a mi departamento, que por cierto no hizo explosión ni nada de eso debido a la fuga, y Nayeon ya estaba tocando a mi puerta.
— Chaeyoung...— dijo
— ¿Que quieres que te...— fui interrumpida.
— Maldición Mina ¿lo hicieron o no? — preguntó
— Pues...— fui interrumpida.
— ¡Habla de una vez!
— Sí, lo hicimos —asentí avergonzada pero ¿que más da? ella es Nayeon.
— ¡Oh por dios! —exclamó— ¿Y te dijo que te amaba?
— No, no lo dijo.
— ¿Pero mostró señales? —preguntó — si no lo hizo, juro que la pararé frente a tí un día de estos y haré que lo diga.
— Pues algo así, digamos que sí mostró señales de interés.
— ¡Lo sabía! — dijo — ¿Puedo preguntarte algo?
— Claro — asentí ya teniendo una idea de cuál era su pregunta.
— ¿Ella te atrae o algo así? — me detuvo antes de que pudiese responder — si llegas a decirme que no, juro por Jihyo que te mataré.
— La verdad es que...— bufé antes de contestar — C-Creo que sí lo hace — cubrí mi rostro.
— ¡Wow! — exclamó
— Pero hay un problema...
— ¿Cuál? — cruzó sus brazos frente a su pecho.
— Tengo novio, se llama Jinyoung.
— Simple ¿A cual de los dos prefieres?
— ¿Estás loca? ¿Crees que lo dejaré y me iré con Chaeyoung?
— O bien puedes bajar de la nube a Chaeyoung e irte de nuevo junto a Park —levantó una ceja.
— ¡No! — exclamé — las cosas no son así.
— ¿Entonces cómo son?
— ¡Mierda, no lo sé! — exclamé — lo único que sé es que soy una idiota al hacer esto.
— Minari no seas tan dura contigo misma, esto no empezó con las intenciones de ser así y de engañar a Jinyoung, estabas desesperada y Chaeyoung jugó mejor de lo que te esperabas, eso es todo.
— Trata de aparecer en mi cabeza y decirme eso cuando Jinyoung pase por mí esta tarde y una voz en mi mente me grite lo idiota que soy.
— No te preocupes, sólo relájate.
Sonreí ante su "ayuda" tratando de despejar mi mente del sentimiento de culpa, lo sé, soy un completo desastre al hacerlo y luego lamentarme, pero soy de conciencia culpable, no puedo ignorarlo....
•••
— Media hora — exclamé corriendo de un lado a otro por mi habitación en busca de esos malditos aretes.
— Cálmate — dijo Nayeon desde el sofá.
— ¿Como puedes pedirme calma si los mentados aretes no aparecen en ningún lado?
— Tranquila, con aretes o sin aretes te verás linda, Minari
— Jinyoung me regaló esos aretes, debería usarlos.
— ¿Qué aretes? — preguntó levantandose del sofá.
— Esos plateados con el zafiro rosa. — Nayeon rió
— Pero tú los odias.
— Lo sé, pero debo usarlos.
— Aún me pregunto cómo demonios pudo regalarte zafiros rosas cuando tú los detestas.
— Sin mencionar que me moría por los de topacio — suspiré recordando lo perfectos que se veían — que por cierto los vendían en la misma joyería.
— A veces pienso que Park no te conoce ni la mitad de lo que debería.
— Sí lo hace, pero supongo que...no lo sé, tal vez olvidó que odio los zafiros.
Nayeon se encogió de hombros observándome sufrir desesperada. Casi eran las ocho treinta y yo aun estaba en paños menores sin arreglarme en lo absoluto, estaba nerviosa, los jodidos nervios no me dejaban en paz, ni siquiera sabría decir por que, si ya tenía experiencia, pero había algo que me volvía completamente loca.
Con la suerte de mi lado en menos de quince minutos logré alistarme, y conseguir los jodidos aretes. Veinte minutos más y la puerta de mi departamento emitió un par de sonidos.
— Es tu novio — dijo Nayeon caminando hacia mí
— Ya voy — dije dando un último vistazo a el espejo.
— Oye calma y no sudes tanto si te pones nerviosa. — rió
— Trataré de hacerlo.
Caminé a paso rápido hacia la puerta, tomando mi móvil y cualquier cosa necesaria. Al quitar el seguro y abrir por completo la puerta conseguí ver a Jinyoung parado frente a mí con una sonrisa dibujada a su rostro, la verdad estaba hecha un manojo de nervios, pero al verlo no sentí precisamente la emoción que esperaba.
— Hola hermosa — dijo plantando un beso en mi mejilla.
— Hola — correspondí sonriendo.
— ¿Lista para irnos?
— Claro — asentí.
••••
Chaeyoung, Chaeyoung, Chaeyoung, era lo único que pasaba por mi jodida mente en todo el camino hacia el lugar de la cita, incluso hasta ya me odiaba a mí misma por el hecho de no poder parar de pensar en ella
— Hey — musitó Jinyoung sin apartar la vista de la vía.
— ¿Uh? — dije de manera despistada volteando la vista hacia él. Rió
— ¿En qué piensas tanto?
Que va, en nada, sólo en Chaeyoung.
— En nada — le sonreí — ¿A donde vamos? —pregunté observando detenidamente las calles.
— Ya casi llegamos — sonrió de lado y siguió concentrado en el camino.
Me recosté a la ventana del auto tratando de sacar a Chaeyoung de mi cabeza, podía pensar en ella en cualquier otro momento y no me odiaría por ello, pero ella no debía aparecer en mis pensamientos justo ahora, no era bueno.
De un momento a otro mi mente como si tuviese vida propia comenzó a hablarme, como si fuera una maldita voz que estuviese ahí metida en mi cabeza, una voz que no podía callar y que cada vez jodía más y más.
No podía dejar de compararlos, y no quería hacerlo, pero no podía dejarlo de hacer; Los ojos color marrón oscuro y dominantes de Jinyoung y los ojos avellanas y dulces de Chaeyoung. La atractiva y pequeña sonrisa de Jinyoung y la enorme y divertida sonrisa de Chaeyoung que venía adornada con aquellos hoyuelos resaltando en sus mejillas. La personalidad dulce y tranquila de Jinyoung y la personalidad chispeante y sensual de Chaeyoung.
Ambos tenían cualidades que amaba, incluso hasta trataba de hacerme creer que las de Jinyoung eran mis preferidas, pero no podía hacerlo y luego la endemoniada voz aparecía gritándome lo idiota que he sido y aunque odiara admitirlo, esa maldita voz tenía la razón al atormentarme de tan cruel manera.
Jinyoung estacionó su auto frente a un lindo restaurante al cual nunca había asistido, estaba bastante retirado y seguramente hasta nos encontrábamos a las afueras de la ciudad. Había ordenado una simple lasaña a pesar de la variedad y Jinyoung un festín completo de algunas comidas que jamas había oído nombrar en mi vida.
Durante ese tiempo Chaeyoung no aparecía con tanta frecuencia en mi cabeza ya que Jinyoung lograba distraerme un poco hablándome acerca de lo mucho que había estado planeando esta cita y todo lo demás, debía admitir que era un lugar hermoso y fantástico, pero siempre me incliné más hacia un estilo de pícnic nocturno o un pequeño recorrido por un parque de diversiones, y aunque sonara inmdauro debía admitir que era la cita de mis sueños, y me extrañaba que él no supiera algo como eso, pero de igual manera no me encontraba inconforme con esta cita, era un bonito y romántico lugar.
•••
Mi mente parecía no elevarse nunca, había tomado varias copas de vino en aquel lugar para dejar de pensar y poder calmarme, pero ni siquiera el alcohol había causado efecto en mí, estaba más consciente de lo que jamás había estado en mi vida, mientras Jinyoung me llevaba alzada hacia su habitación, vaya a saber en que estado estaba él, pero yo estaba totalmente igual y miles de veces peor ahora que tenía la certeza de lo que iba a suceder, era como si todo lo aprendido se borrara de mi mente y volvía a estar aterrada como la primera vez.
Abrío torpemente la puerta de su habitación, dejando que esta se cerrara por sí sola, sus labios fueron estampados contra los míos de una manera dulce y lenta, y aunque aquello no me desagradara, simplemente me sentía totalmente incómoda ante aquella situación, odiaba sentirme incómoda, odiaba sentir culpa, odiaba tener a Chaeyoung metida en mi maldita cabeza, odiaba que él no fuera ella, odiaba pensar que tal vez ella estuviese comenzando a gustarme.
Había estado esperando por una perfecta primera vez con Jinyoung en una linda cita, al principio estaba emocionada por demostrarle que no soy una inexperta pésima, pero ahora no es eso lo que quiero y me odio por ello.
Sus labios recorrían mi cuello lentamente mientras poco a poco mis ojos se cerraban por sí solos, por mi cabeza solo pasaban imagenes recurrentes con Chaeyoung y no podía evitarlo, ella solo estaba metida en mi cabeza como si yo la estuviese invocando, como si su recuerdo estuviese empeñado en invadir mi mente, podía jurar que hasta había comenzado a alucinar con ella y eso no estaba bien, no, en lo absoluto.
— Mierda Chae-...— exclamé en ese momento sin siquiera pensarlo pero luego callé al cobrar conciencia de la gran idiotez que había acabado de hacer.
—¿Uh? — musitó Jinyoung apartándose un poco.
Oh mierda, esto está mal ¿Qué acabo de decir?
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