8vo. Placer
Tip-tip-tip.
Abrí los ojos, escuchando el incesante pitido de la máquina a la cual Archer estaba conectado. Después de 48 horas él aun no daba respuesta.
Coincidía también con el tiempo que había pasado sentada, a un extremo de su cama.
Después de abandonar el hospital años atrás, me había prometido cuidarme para evitar volver a pisar uno en mi vida. Gasté demasiados amaneceres encerrada entre estas paredes como para querer regresar de nuevo.
Pero era imposible separarme del cuerpo malherido de Archer. Quería estar ahí cuando despertara. Porque estaba segura que lo haría. Aunque los especialistas viniesen con lástima y pesar en sus expresiones.
Lancer había estado al tanto de mí, desde que me despidió en la ambulancia cuando los paramédicos evitaron que subiese. Él me visitaba e indicaba que durmiera correctamente en casa.
Como si pudiera hacerlo. Irónicamente he dormido más acá, por el agotamiento, que en mi casa.
Durante varios minutos tomaba la mano de Archer. Notaba su pulso, le susurraba palabras de aliento y la volvía a dejar en su lugar. Temiendo que alguien me notara.
Internarle en un hospital pudo haber sido más complicado, Archer no tenía registro legal en este país. Es cierto que desde que decidí sacarle al exterior había tomado la precaución de falsificar sus documentos, pero temía que aún no estuviesen listos a la hora del ingreso.
Mis preocupaciones resultaron inútiles, luego de cierto soborno todo estuvo listo. Y con suerte no tuve a los servicios federales pisándome el pellejo.
Nunca pensé que utilizaría por primera vez la identificación de Archer para hospitalizarle, pero me alegro de haber previsto cualquier suceso.
- Buenas tardes, señorita Tohsaka. - Una figura desconocida, vestida de blanco, apareció. Sus gafas rodaban por su nariz respingada, con un grácil movimiento las ponía en su lugar.
Suspiré cansada y le hablé en un tono no muy agradable, debía reconocer.
- Si vuelven a decirme que es un caso perdido, demandaré a este maldito hospital por difamación. - Me levanté a la par de mis palabras, para reafirmarlas.
- Oh, no. - Empezó a leer unos documentos en sus manos y me sonrió. - Soy el doctor encargado del paciente... ¿Archer Grail?
Asentí y agregué.
- ¿Otro más?
- Los que sean necesarios, señorita. - Me crucé de brazos y dejé que empezara a dar su diagnóstico. En dependencia de sus palabras serían mis acciones. - Mi nombre es Gil Rouge.
- Rin Tohsaka. - Respondí a su presentación.
- El paciente debería despertar pronto. Sus fracturas fueron diversas, pero tratables. La contusión en el cerebro es lo más alarmante hasta ahora. No obstante, él despertará.
El aire dejó mis pulmones y me tapé la boca con mi mano. Un quejido impotente salió. Mi postura firme se inclinó de inmediato a los pies de la camilla de Archer.
Fue imposible no sentirme alegre.
- Gracias Doctor Rouge.
- Es un placer, pero no he hecho nada. Solo relatar los hechos.
- Pero... los otros especialistas dijeron...
- Esperanza, es lo último que debe perecer. Y yo estoy seguro que el paciente volverá a sus sentidos. - Me observó de forma enigmática, pero confiado de sus palabras.
- Gracias. En serio. - Me senté sin fuerzas. El doctor pareció que partía, pero con dudas giró y me dijo.
- Señorita Tohsaka, puede ir a su hogar. Le aseguro que nada le sucederá al paciente en su tiempo de ausencia.
- Prefiero quedarme.
Se quedó en el lugar un rato, después como si nada siguió.
- Como desee, tenga buena jornada.
- Igualmente doctor.
Archer realmente podía pasar un siglo durmiendo, le esperaría hasta que mis huesos aguanten. No le iba a abandonar como sentí que hicieron conmigo. Hasta ahora el único inconveniente era: en menos de un mes él desaparecería.
Y no sabría como explicarle eso a los demás. Debía abandonar el hospital cuando estuviese fuera de riesgo a morir.
Sin contar que aún no he roto su maldición.
- ¡Rin! ¿Estás bien?
Una voz estridente llenó la estancia. La dueña de la misma estaba claramente asustada.
- Saber... y Shirou. - La actual pareja me sonrió mientras se tomaban de brazos. Emiya tenía un ramo de flores en su mano.
- Sí. - Tragué en seco. - No fui yo quien se lastimó.
- Escuchamos de Lancer que estabas en el hospital, creímos lo peor. - Shirou habló.
¿Era necesario estar en el hospital para que él volviese a contactarme?
- Como puedes ver... estoy bien. - Observé a Archer en la cama. Le costaba respirar correctamente, estuvieron a pocos pasos de entubarlo. Su cuerpo se veía demacrado.
Más blanco de vendas se apreciaba que su piel morena.
¿Me veía yo así antes?
- Rin, ¿quién es él? - Saber fue quien realizó la pregunta.
Las facciones de Archer estaban tapadas parcialmente con parches, pero se podía observar ligeramente el parecido con Shirou. Esperaba que no sospecharan algún parentezco.
- Se llama Archer. - Agarré su mano inconscientemente. Casi sentía como me respondía con un apretón para darme fuerzas.
- ¿Le conoces hace mucho? - Esta vez Shirou indagó, mientras posicionaba el ramo dentro un florero. Situado en la esquina de la habitación.
¿Cuál sería la razón de su curiosidad?
- Sí. Poco después de salir del hospital. - La mentira salió tan fácil, casi me la creí.
- ¿Por qué nunca nos hablaste de él? - Saber codeó a Shirou, sonriendo. Ambos se sentaron a unos metros de mí.
- No encontré la oportunidad. - Miré a Archer y mis ojos se achicaron cuando alcé mis comisuras. - Él me ayudó cuando más lo necesitaba.
Bueno, eso sí era verdad.
- ¿Y qué... le pasó? - Shirou intervino otra vez.
- Un accidente... automovilístico. - Ambos me observaron, su lástima se notaba a pasos de distancia.
- Oh Rin. Lo sentimos.
- No hay por qué. Él despertará. - Supuse que su interrogatorio había terminado, porque se miraron cómplices.
Saber observó hacia mí, comprobando que estuviese sana y salva. Cuando se detuvo en mi mano, abrió la boca sorprendida.
- ¡Rin! ¡¿Eso es!?
Justo cuando pronunció esas palabras, la figura acostada se movió.
Archer... él abrió sus ojos.
- ¡Archer! - Inevitablemente las lágrimas cayeron por mi rostro. Mis emociones se revolvieron y olvidé que en la habitación había otros dos seres.
Su mirada era confusa. Parpadeó, moviendo solo sus globos oculares porque su cuello estaba inmovilizado. Al verle abrir los labios, pidiendo ayuda, le alcancé un poco de agua. Con una pajita la acción se hizo fácil.
- ¿Quién...? - Su voz salió ronca y rasposa. Solo Dios sabe cuánto le costó decir esa palabra porque su mueca mostró dolor.
Su atención se desvió hacia las dos personas que estaban en la blanca habitación, aparte de mí. Y su ceño se frunció aun más.
- Soy Saber. - La rubia empezó respondiendo su pregunta. - Él es mi pareja, Shirou. - Sus palabras me incomodaron... y sé que ya debería estar acostumbrada. Archer les observó, luego a mí. Todavía parecía desubicado, casi como si no me reconociera. Saber lo notó, tal vez por eso hizo la aclaración. - Y ella es Rin, tu prometida. Aunque ya deberías saberlo. - Rió levemente.
Tu... ¿qué?
¿Cómo demonios llegó a esa conclusión?
Un brillo plateado hizo que bajara mi vista, las luces fluorescentes adornaban hermosamente el anillo en mi dedo. Joder.
Mi cara pasmada debió haber dado algún indicio de la equivocación, porque Saber y Shirou se miraron cómplices. Al fijar su vista en mí nuevamente, supe qué fue lo que condicionó mi respuesta.
- Rin... disculpa, yo...
- ¿Cuándo se dieron cuenta? - Forcé una plástica sonrisa en mi rostro. Los sentimientos en sus pupilas pasaron de lástima a alivio... y felicidad. Aunque no lo quisiera aceptar. - ¿Fue solo por el anillo?
Tomé la mano de Archer, quien observó callado nuestra interacción. Su atención en mí todo el tiempo. No sabía que podría estar pasando por su cabeza.
Seguramente, después se burlará de mi intento de escudo ante una situación que no puedo manejar correctamente.
- Se nota cuánto le quieres, Rin. Muchas felicidades. ¿Cuándo se casan?
- Eh...
Algo cae en el suelo después de ese comentario. Tres cabezas se giraron hacia la entrada. Maldije mi suerte a más no poder.
Lancer... e Ishtar nos admiraban desde la puerta. No sabía diferenciar quién de los dos poseía la expresión más anonadada.
- ¿Rin? - Lancer habló, con la mano que tenía libre se amasó las sienes. En la otra traía una bolsa con comida. Su cansancio se reflejaba en su espalda, ligeramente encorvada.
- A... archer. - Ishtar se mostró dolida ante el nuevo descubrimiento.
Es normal... hace dos días Archer la había estado cortejando sin contenerse. En el piso quedó los obsequios que traía, sin más dio la vuelta y partió. No dejó siquiera que excusara mi comportamiento.
Me senté sin aliento en la silla. Había elevado mi cuerpo algún momento en que los nuevos visitantes habían ingresado a la estancia. Tal vez por la urgencia de ver a Ishtar irse.
- ¿... Rin? - Archer dijo otra palabra más desde que se despertó.
Y fue mi nombre.
- ¿Sí? Soy yo. - Le observé suplicante, oraba para que siguiera mi acto. Incluso cuando sabía que su amor había partido descorazonada.
Pero requería de su ayuda... sino quedaría desamparada. Juraría arreglar todo más tarde, ahora solo necesitaba demostrar nuevamente que había superado todo.
Una lágrima cayó por mi rostro...
Me obligué solo a enfocarme en el sentimiento reconfortante de Archer despierto.
Su dedo captó la gota antes que cayera al suelo.
- No... llores. - Habló con dificultad. - Me duele... también. - Mis latidos se aceleraron ante las palabras suyas. Aceptó auxiliarme a costa de todo. Incluso casi parecía que su actuación era un hecho verídico.
Gracias Archer.
Besé su mano y sentí un espasmo de su parte. Sus ojos volvieron a cruzarse con los míos y la familiaridad de ellos me llenó.
- ¡Ejem! - Shirou interrumpió, la sonrisa que me dedicó cegó la habitación. - Disculpa Rin, sé que nuestras conversaciones no han sido muchas después de aquel... suceso. Simplemente no quería que te sintieras incómoda. - Presentía que él era quien más estaría incómodo. - Nos alegra que nada malo te haya pasado y que tu prometido despertase. Te deseamos la mejor de las bendiciones.
- Siempre Rin. Eres mi amiga y mereces felicidad. Sobre todo después... de lo que te hice.
Su tono de voz se mostró arrepentido. Nunca supe cómo se sentía Saber con lo que pasó. Al menos no obtuvo la peor parte...
- Saber... tranquila. - Debía asegurarle que me encontraba perfecta. Para que ella pudiese sanar sin temor.
- Siento que mi cabeza explotará. - Lancer intervino.
Con sus palabras, Saber y Shirou hicieron su salida. Lancer apenas intercambió un saludo con ambos. Luego se situó en el asiento que dejaron vacante.
- Discúlpame, pero... ¿podrías contarme cómo nos comprometimos? - Archer frotó el pulgar contra mi mano. El movimiento me dio escalofríos.
Al menos podía hablar mejor.
- Sí, también quisiera saber. - Lancer me dio un codazo. Yo también correspondí el golpe.
- Archer, no tienes que burlarte de mí. Fue un momento de apuros. Gracias de todos modos, por seguirme.
- ¿Por qué estaría burlándome de ti? - Él se mostró genuinamente sorprendido. Su seriedad me alarmó.
- Ja... no es gracioso. - Archer no se rió. Lancer le observó dubitativo.
- Hey, ¿estás bien?
- ¿Cómo... pudiera estar? Me duele el cuerpo penosamente. - Su rostro se mostró consternado. - Y... por alguna razón, no recuerdo nada. - Una piedra impactó contra mi pecho. - Perdóname, ¿me pudieras dar otra oportunidad, futura esposa?
Mi mandíbula cayó al suelo. Cualquier problema que pensé podía solucionar, acaba de complicarse con este nuevo descubrimiento.
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