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7mo. Placer

Sentada en un extremo de la cama, veía como Archer deshollinaba el mismo rincón de mi habitación una y otra vez. Reí ante la imagen frente a mí.

Más allá de los toques sentimentales que poseía cada parte de la estancia, reconocí hace mucho que necesitaba una limpieza. Archer arrastró los recuerdos buenos que tenía acá, pero también se deshizo del daño que me hacían.

En el proceso, descubrí que él realmente era un adicto a la limpieza. Mi corazón también dolía porque notaba cómo su esmerado trabajo le entretenía y aplacaba sus ansias de correr hacia Ishtar.

- Archer, creo que el mueble está lo suficiente limpio. - Mencioné cruzada de brazos. - Ven, siéntate al lado mío. - Con un caminar lento y dubitativo, accedió a mi petición. - ¿Recuerdas que te hablé sobre un libro? Creo que es hora de ahondar en el tema.

- Sí, lo recuerdo. En ese momento no interioricé bien tus palabras. Ahora te digo que no debería ser posible. - Paró, debatiéndose en si decir lo siguiente o no. - La Guerra del Santo Grial fue algo completamente eliminado de la memoria de los humanos por los más poderosos brujos. A no ser que alguna criatura mágica redactase un escrito sobre la misma, no puede existir ninguna evidencia. Ese fue un evento que causó vergüenza en todos los involucrados. - De nuevo negó. - Y ciertamente sería imposible que se encontrase al alcance de las personas comunes. - Reflexionó un rato, pareció darse cuenta de algún hecho, pero no me lo comunicó. Luego dijo - ¿qué?... ¿cuánto leíste?

Recordé lo relatado acerca de los crímenes cometidos y los asesinatos que llevo a cabo la persona frente a mí. Un escalofrío me recorrió.

- ¿Qué te preocupa?

- Sería realmente... - Hizo una expresión de dolor. - Humillante que hubieses leído mi historia.

Sería sencillo decirle que no lo hice, pero no es la mejor opción. Debíamos ser sinceros el uno con el otro y Archer debe entender que puede confiar en mí.

- Leí tu historia. - Su porte se puso rígido al instante y se alejó un poco. - No lo sé todo. Solo lo sucedido en La Guerra del Santo Grial.

- Dios. - Sus codos se apoyaron en sus rodillas, mientras las manos rastrillaban su cara. Lucía realmente consternado. - Eso es más que suficiente.

- ¿Te acuerdas de lo que hiciste allí?

- Conozco algunos pecados. Sin embargo, entre los sentimientos que quedan sobre ese tiempo, el arrepentimiento no es uno de ellos. Porque hice lo necesario para poder ganar. - Expresó decidido. - Sólo no quería que supieses, me parece que así realmente puedo ser tu amigo sin vacilaciones... no quiero que pienses lo peor de mí.

- Archer, sé que tu meta fue la realización de tu deseo a través del cáliz. Eso solo podía suceder si ganabas. - Las cortinas de la ventana se mecían con el viento, transmitiendo una sensación de paz.

- Y mira dónde estamos. Tal vez, solo debí morir junto a ella. ¿Crees que me equivoqué?

- Lo que hiciste no fue correcto, eso no lo voy a negar. - Sus hombros descendieron con mis palabras, como si hubiese agregado peso a su carga. - Te hablaré siempre desde mi verdad, puedes estar seguro. Las vidas que tomaste, no podemos asegurar que todas eran culpables o viles. - Acorté el espacio que él había puesto entre nosotros y posé mi mano en ese hombro caído. Se estremeció ligeramente ante el contacto. - Pero puedo entender tu decisión, porque conozco el dolor de perder a alguien querido y si me hubiesen dado la oportunidad de lograr que viviese nuevamente, habría puesto este mundo de cabeza. Aunque después tuviese que pasar toda mi existencia enderezándolo nuevamente. Ya sabes cuánto me afectó la partida de mis padres. - Nuestras miradas chocaron y le di la mejor sonrisa que pude, una sensación familiar se instaló en mi cuerpo. - Perdón, mi intención no es juzgarte, porque al final yo hubiese tomado tu decisión. Y estoy segura que Ishtar también lo entendería. Todo lo hiciste por ella y estás cargando con tus pecados hasta la actualidad. - Mis palabras estaban dirigidas a esa parte de él que creía que su amada se sentiría horrorizada por sus acciones.

- Gracias Rin.

Esas palabras fueron suficiente para mí. Él me ayudó en el caos, le ayudaré siempre en sus caídas.

La atmósfera a nuestro alrededor estaba cargada de palabras implícitas y con cada segundo mi corazón aumentaba sus latidos.

Cuando sentí que iba a explotar, me levanté. Unas lágrimas brotaron de mis ojos, después de un rato hablé.

- Ya tengo un plan. - Ante el cambio repentino, él levantó una ceja y se paró al lado mío.

- ¿Qué plan?

Puse las manos en mis caderas y adopté una pose decidida. Por algún motivo fue la que Ishtar hizo en la biblioteca, la que Archer admiraba. Por el rabillo del ojo noté como él elevaba la punta de sus labios.

- El plan para acercarte a tu amada, claro está.

Una semana después, el sol amenazaba con derretir todo a su paso. Estaba segura que la sombrilla sobre mi cabeza no aguantaría mucho y pronto se acabaría incendiando. Mi trasero se encontraba aplastado, de tanto tiempo sentada en la silla de la cafetería.

Apoyé mi cabeza en la mesa de metal y suspiré. Recordé que estaba haciendo esto por Archer. Luego de repetirlo varias veces, como un mantra, pude reactivarme.

Desde mi posición estratégica, visualicé al peliblanco hablando con Ishtar, en la biblioteca.

Si lo comparábamos con los monosílabos incómodos, pronunciados en su primera conversación, era un inmenso paso en avanzada. Me sentí gratificada al saber que la rutina diaria, de ir y pasar un tiempo en la bliblioteca, dio sus frutos.

Lo más complicado había sido quedarme quieta en la cafetería cercana, a la espera de los mensajes de texto de Archer pidiéndome consejo. De hecho, el plan se atrasó por el trabajo que costó que Archer aprendiese a usar un celular.

Y a pesar de que me sintiera incómoda, siendo el punto del medio en la relación de Archer e Ishtar, no tenía otra opción. Al menos hasta que él la invitase a salir. O eso esperaba.

Volví a suspirar.

- Ahí se fueron 10 años de vida, princesa. - Una refrescante limonada fue depositada frente a mí al oír esas palabras.

Asombrada por la oportuna bebida, elevé mi rostro y divisé la sonrisa amplia de mi amigo.

- Hola Lancer. - Tomé la pajita y sorbí una gran cantidad de jugo. Mi garganta se humedeció placenteramente y el vapor sobre mis mejillas se elevó. - Dios, gracias. Era justo lo que necesitaba.

- Cuando quieras Rin. - Su tono de voz era pícaro y melódico, agradable de escuchar.

Era increíble como podía trabajar con este calor, sobre todo porque se mantenía luciendo bien. Solo pequeñas gotas de sudor bajaban por su rostro y se perdían en su pecho, lo que solo aumentaba su erotismo. Su cabello en perfecto estado y el delantal de mesero perfectamente ajustado.

Bah, que su aura poseía una frescura reconfortante.

- ¿Tienes muchos clientes que atender? - Hablé mientras mi cabeza giraba para observar al gentío.

Un grupo de chicas en especial llamó mi atención, observaban nuestra interacción sin perderse un movimiento. Él se sentó a mi lado y apoyó su mejilla en la mano.

- Más o menos. - Dijo monótonamente. Luego siguió la dirección de mi vista. Al notar a las muchachas, exhaló. Les dirigió una sonrisa cortés y ellas rieron por lo bajo.

- ¿No estás cansado? - Dije removiendo mi limonada. - Siempre es lo mismo.

- Ahora mismo siento que la sonrisa se congelará en mi rostro. - Habló con sus comisuras alzadas, en una extraña mueca. Finalmente desvió su mirada y me observó. - No me quejo. Después de todo consumen alimentos y me ayuda con el negocio. Pero es exhaustivo, eso te lo tengo que afirmar. - Su otra mano se extendió y apartó el pelo de mi rostro.

Agradecí el gesto, ya que mi frente se enfrió ligeramente ahora que mi flequillo no estaba. Un incómodo sentimiento vino desde la mesa de las "fans" de Lancer.

- Desde aquí siento las cuchillas que me disparan. - Susurré, siguiendo la línea de conversación anterior y los dos reímos al unísono.

Lancer ha sido mi amigo desde que conozco a Shirou, cuando tenía 10 años. Los padres de nosotros tres eran buenos colegas.

Él fue mi confidente cuando no sabía todavía qué nombre darle a mis sentimientos por Emiya.

Al ocurrir el accidente que tomó la vida de mis padres, nuestra relación sufrió un período de estática, debido a mi condición. No podía establecer comunicación con nadie.

Aproximadamente hace dos años fue que retomamos nuestra amistad, en Lancer gané un confidente de por vida que sólo me ha traído felicidad.

Como él es el dueño de este local, siempre está ocupado. Hablamos por teléfono, cuando en ocasiones se aparece en mi casa con un par de cervezas o yo paso por la cafetería. En estos días de espera, debo decir que su compañía ha sido un calmante para mi aburrimiento.

A veces le he ayudado con algunas tareas, ya que tiene pocos empleados. Últimamente hemos tenido incluso menos tiempo juntos, debido a Archer.

Realmente extrañaba andar con él, es como una brisa fresca en el desierto que era mi vida.

- Por cierto, ¿qué te ha hecho venir tan a menudo, Rin?

- Me ofendes. Estoy acá para visitar a un viejo amigo.

- No mientas. ¿Realmente disfrutas de tus baños solares diarios? - Dijo burlonamente. Le golpeé en el hombro para que parase de bromear. - Sabes que tu presencia siempre es bienvenida, pero no creo que sea cómodo para tí. - Hizo una expresión exagerada, como si se le hubiese ocurrido una idea derrepente. - No puede ser, ¿en serio me extrañas tanto que no puedes soportar un minuto sin mí? - Batió sus pestañas rápidamente.

- Agh, me rindo. Ganas. Estoy aquí por alguien. - Su mirada tomó la astucia de un zorro.

- ¿Tiene algo que ver con el hombre de dudosa procedencia en la biblioteca del frente? - Los dos observamos hacia el local, Archer reía con Ishtar.

- ¿Por qué crees eso? - Indagué.

- Le has estado observando, constantemente. Casi pareces más acosadora que él. - Lancer tomó un sorbo de mi limonada.

- ¿¡Qué?!, él no es un acosador. - Le encaré molesta.

Fue mi idea que Archer visitara la bilioteca a menudo. Así se acercaría a Ishtar. No podía parecer un acosador.

Sino... mi plan estaba destinado a fallar desde un inicio.

- ¿Cómo puedes decir que no? Cada vez que me fijo, está rondando a la nueva bibliotecaria. - Detuvo su frase dándose cuenta de algo. - Espera, ¿en serio no te molestó que te dijese acosadora, pero si es a él sí? ¿Ahora le defiendes? - Se cruzó de brazos en un berrinche infantil.

- Lancer, si lo que afirmas es correcto. ¡Estás poniendo en jaque mi plan! Francamente me molestaré.

- ¿Acaso tu plan es involucrar sentimentalmente a esos dos?

Mi figura se encogió, por unos instantes me sentí cohibida frente a él.

- ¿Es tan obvio?

- Oh, Dios. Claro que no. - Se cruzó de brazos y sonrió ladinamente. El sarcasmo goteaba de su voz.

- Olvídalo. No sé por qué intento hacer de Cupido. Es claro que mi vida amorosa es una porquería. Solo hay que ver, ¡mi mejor amiga se va a casar en cinco días com mi ex! Ja.

- Hey. - Su expresión cambió a una seria rápidamente. - Eso fue un golpe bajo para ti y no te lo mereces. Dios sabe qué le ocurrió a Shirou mientras estabas en el hospital. No es tu culpa, el moretón que dejé en su rostro lo evidencia.

- No debiste hacerlo.

- Ya tuvimos esta charla, y como el demonio que sí tenía que hacerlo. - Sonrió para aligerar el ambiente. - Por eso debiste escogerme a mí.

- Deja de bromear Lancer. - Él siguió sonriendo, yo desvié la atención hacia la biblioteca.

- Rin, ¿debería preocuparme de que te alejen de mí? - Su cara se acercó a la mía.

- Eso es imposible, pequeño bribón.

Él tomó mi rostro y comenzó a repartir besos por mi frente de un modo tierno... que me dio muchas cosquillas por lo que empecé a reír y traté de apartarle.

Sólo empeoré la situación porque ahora él estaba atacando mis costillas y mis carcajadas fueron más sonoras. Una serie de escalofríos me recorrieron.

Era obvio que estaba dando un espectáculo en la cafetería. Maldito Lancer, me las pagarás. ¡Rin Tohsaka no quedará impune!

- ¡Lan, para! - Logré decir entre las bocanadas de aire que tomaba, para no ahogarme de la risa. Él siguió sin hacerme caso.

Un carraspeo detuvo sus movimientos.

Lancer casi estaba encima mío cuando observamos a la persona. Al ver su rostro estoico y su boca seria mi sonrisa se debilitó.

Era Archer.

Algo mosqueado.

En seguida me separé de mi amigo y le pregunté.

- ¿Salió algo mal? - Su expresión en estos momentos era de temer.

Tal vez Lancer tenía razón y Archer parecía un acosador. ¿Ishtar se molestó con él? Oh dios. Si eso pasó entonces todo es mi culpa, por tratar de hacerme la experta en relaciones.

- No. Fue bien. Le invité a salir. - Ninguna emoción se notaba en su voz.

¿No debería estar feliz en estos momentos?

- Entonces, ¿ella te rechazó? - Traté de buscarle una respuesta a su estado anímico.

- No. Aceptó.

Entonces, ¿por qué diablos estás de mal humor Romeo?

- No deberías... estar, no sé... más ¿alegre? - Exterioricé mi conflicto.

- Lo estoy, Rin. - Observó un segundo a Lancer - ¿Nos vamos? - Tomó mi mano y trató de avanzar.

Casi lo logra de no ser por el agarre de hierro en su brazo.

- Con ella no vas a ninguna parte. Aun no hemos terminado. - Lancer, quien se había mantenido apartado hasta ahora, habló. Su rostro normalmente despreocupado, mostró una mueca despótica hacia Archer. Se dirigió a mí y suavizó su mirada. - Princesa, ¿en serio puedes confiar en él?

La paz que reinaba había sido reemplazada por tensión, que podría rebanarse con un cuchillo de lo densa que era.

- Sí. Le conozco. - Tomé su brazo y lo aparté de Archer. La situación empeorará si continúa por el rumbo que transitaba. Besé su palma, como lo hacíamos de pequeños. Era una señal que le hacía conocer que teníamos que confiar en la desición del contrario. No importa las circunstancias. Claro, que este gesto en dos niños se vería normal, algo simple. Pero cuando el cuerpo de Archer se tensó a mi lado, supe que tal vez le dió una connotación diferente a la original. - Gracias por preocuparte Lancer. Pero estoy bien. - Él se mostró inseguro pero no indagó más.

- De acuerdo. - La resignación tiñó su semblante. - Te dejo ir esta vez, sólo por la promesa. - Dijo refiriéndose al beso en su mano. - Cuídate Rin. Espero que no pase nada. - Besó mi frente.

Al alejarnos de la cafetería aun podía sentir la mirada de Lancer en nosotros. Quería hablar con Archer con respecto a su humor, pero él iba delante y no parecía escucharme.

Por eso no reaccionó cuando grité, al pronosticar el impacto de su cuerpo contra el automóvil.

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Bueno, bueno, bueno. Aquí estoy... después de un apocalipsis zombie fallido. XD.

Perdón por la demora. Es lo único que puedo decir. Tuve meses atariados, no sólo el estudio ocupaba mi tiempo. Además de que no sabía cómo continuar la historia debido a que mis borradores desaparecieron :')

Cosas de la vida.

Tal vez suba una historia de transmigración. Cuando termine esta o al menos cuando tenga gran parte adelantada. Me dicen en los comentarios si les gustan ese tipo de historias. En lo personal, tengo mi librería llena de estas. Me encantan desde que leí El sistema de autosalvación del villano escoria de Mo Xian Tong Xiu. Después vino La muerte es el único final para la villana y pues, ya se convirtió en adicción. Les recomiendo estas lecturas 10/10.

Con esto me despido. Gracias a todos por leer.

TMT!!!

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