6to. placer
- Ishtar... - La voz de Archer hizo que me ubicara completamente en él, sintiendo en mi cerebro el peso de sus palabras.
Ishtar... acaso ¿esa Ishtar?
¿Cuántas posibilidades había en el mundo de que ellos se encontraran y que Ishtar no fuera su Master?
- Disculpa, ¿nos conocemos?
La muchacha estaba notoriamente confundida. Sus manos sobre las caderas, en una pose firme. Mientras su mirada iba de Archer hacia mí y luego de regreso.
Por alguna razón, ella había creado un nexo entre Archer y yo. Cuando claramente pudiéramos haber sido dos desconocidos en una biblioteca.
Tal vez la ropa a juego nos había delatado... juro que fue completamente inconsciente.
Él en un estado de estupor solo la miraba fijamente. En el extenso (e incómodo) minuto que Ishtar fue víctima de su escrutinio, él respiraba superficialmente. Parecía que Archer creyese que se iba a desvanecer si interactuaba con ella.
Ante el silencio sin fin, solo pude intervenir.
- Lo siento. Mi amigo debió de haberte confundido con alguien. - Más incrédula que antes, ella me encaró a plenitud. Sus ojos indagaban el por qué yo respondía la pregunta, cuando no estaba dirigida a mí. No importa, si no salíamos ahora la debacle iba a ser mayor. Seguí - Gracias por todo y disculpa el desorden en la entrada. - Reticente entregué el valioso libro, recogí las bolsas del piso y salí del establecimiento con Archer tomado de la mano.
Justo entonces fue cuando reaccionó y haló en su dirección.
- Espera Rin, no me puedo ir. Ahí dentro está Ishtar, mi Ishtar. Tiene que ser ella, yo... - Fijó su vista en mí, la misma que había estado dirigida al interior de la biblioteca hace unos instantes. Nos encontrábamos afuera de la puerta de cristal y ya sentía miradas curiosas por el espectáculo formado.
- Vamos a caminar unos metros, Archer. Por favor. Ahorita nos acusan de causar desorden público.
Le indiqué un asiento a un costado del parque central. Desde nuestra ubicación aun teníamos una vista privilegiada de Ishtar en la biblioteca.
- Yo... creía que eras tú. - Él empezó. - Porque como puedes ver el parecido es impactante.
- Eso... eso noté. - Fue lo único que pudo salir de mis labios después de todo lo ocurrido. Un suspiro brotó mientra mi cabeza subía al cielo.
- Solo había una diferencia Rin, tus ojos son azules y los de Ishtar eran carmines. - Cerró los párpados. - Pensé que podría ser normal porque no es la única vez que he habitado con una reencarnación de Ishtar. Mi único tormento era que ellas siempre tenían algunas diferencias de la original. Lo primero, su personalidad... - Vaciló. - Siempre me trataban... cruelmente. Nunca podía llegar a discernir cómo un alma tan pura era capaz de tretas tan maliciosas. Yo mismo me dañaba y terminaba culpándome por hacerla así. Ishtar es toda una rosa, solo muestra sus espinas con los viles. ¿Entonces ella me consideraba un ser vil cuando me trataba así? - Su mandíbula se apretó con fuerza. Su cuerpo se contrajo en el lugar. - La excepción llegó contigo. Fuiste un bálsamo en mis llagas, porque podía ver a mi Ishtar como era originalmente. Soñadora y valiente. - Sonrió. Sus palabras provocaron estragos en mí, a pesar de no ser su destinataria. - Cada vez que se repetía mi destino, sabía que era mi castigo. Pero ella es inocente, solo quiso realizar lo que creía era mejor para todo. Nunca llegué a pensar que esas Masters no fuesen en realidad ella, mi Ishtar. Hasta ahora. - Sus ojos atravesaron mi alma, mostrando esperanza. Su figura esbelta y varonil se veía tan frágil, no concordaba con ningún acto que hubiese realizado en todo el tiempo que habíamos compartido. Tal vez este era el verdadero Archer, uno que solo florecía junto a su anhelada rosa: Ishtar. - No la conozco. - Giró el rlstro hacia la biblioteca. - Pero su figura perfecta se mostró valiente. Como en aquellos tiempos. En el momento que la vi, de su mirada brotaba la sabiduría que cargaba con ella. Esa que le ayudaba a preveer las fatalidades. Era la misma mirada que se ensombrecía al evidenciar injusticias.
Con las palabras de Archer, me sentí una intrusa observando la fatídica historia de amor de alguien más. Una que deseas para ti, aunque sabes que dolerá. Mi mano temblorosa fue apoyada en la suya, que no estaba mejor. Los espasmos habían sacado lo peor de él, pero a mis ojos solo era más bello.
Más humano y alcanzable.
Realmente me sentí feliz por Archer. Luego de tanto llanto, estaba aliviada porque logró encontrar a la persona que él apreciaba.
- En serio no puedo poner en palabras cuanto deseo que puedas estar con ella ahora mismo, porque cualquier vocablo quedaría pequeño. Pero debes entender que aparentemente ella no sabe quién eres. - Me mostré lo más comprensiva que pude. - No deberías ir y contarle todo porque sólo la asustarás y no queremos eso. Prometo que te ayudaré... no, lo juro. Idearemos un plan.
Ubiqué un mechón de cabello detrás de su oreja. Tenía el viento en su contra y el pelo le formaba un flequillo hacia delante. Haciendo que, solo por momentos, confundiese a quien tenía frente a mí.
- Rin, ¿qué he hecho para que los dioses me bendigan con tu presencia? - Tomó mis dos manos.
- Necesitabas una buena amiga. A parte de Ishtar, claro. - Sonreí amablemente.
- La última vez... que tuve un amigo, me traicionó. - Se separó e irguió su cuerpo para estirarse. Su rostro se mostró sombrío. - Lo que, por consecuencia, me trajo a la situación que me encuentro actualmente.
- Oh. - Mi cerebro trató de recordar un nombre. - Pudiera ser... ¿Gilgamesh Judea?
Archer giró hacia mí y me tomó por los hombros.
- ¿Cómo conoces ese nombre?
- Encontré un libro en la biblioteca. Relataba una historia que concordaba con los hechos conocidos. - Su agarre se apretó y yo aguanté con firmeza.
- Ese cabrón. Pueden existir lagunas en mi memoria, pero a esa escoria la recuerdo como si fuese ayer.
- ¿Por casualidad... tampoco recuerdas el nombre de la diosa que te maldijo?
- ¿Diosa? - Se apartó y yo empecé a mover los hombros adoloridos. - No hubo ninguna diosa, fue el cáliz maldito el responsable de todo.
Una alarma sonó en mi cabeza. El curso de acciones era diferente entre Archer y el libro.
- ¿Cáliz? ¿El Santo Grial?
- Sí. Yo pedí un deseo y él se burló en mi cara. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en una habitación extraña.
- Eso... no es lo que narra el libro.
Un estruendo sonó sobre nosotros y yo pegué un brinco. El pequeño grito provocó que Archer riera.
- Hablemos después. Una tormenta se avecina.
La sensación de que alguien nos miraba me hizo girar la cabeza en dirección al establecimiento. La figura perteneciente a Ishtar tenía la atención puesta en nosotros, ahora con curiosidad. Su falda se movía con la brisa, dándole un aspecto etéreo. Ella estaba en la entrada.
Nuestras miradas chocaron y juraría que las comisuras de sus labios se curvaron burlonamente, pero fue tan rápido que en seguida su espalda fue todo lo que divisé cuando ingresó hacia los estantes de libros.
Llegamos a la mansión casi sin darnos cuenta, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y sentimientos.
Me dirigí a la cocina inconscientemente para preparar el almuerzo. Cuando posicioné todo en la mesa, un olor a lavanda recibió a mi olfato.
Mi interior se removió y fui hacia mi habitación. Al llegar, todo estaba pulcramente limpio y posicionado en otro lugar al que recordaba. Ciertamente un trabajo estupendo... y Archer se encontraba orgulloso en medio de la estancia. Las gotas de sudor bajaban por su torso desnudo, era obvio quién era el dueño de aquel nuevo escenario.
Yo solo podía empezar a respirar con dificultad. No había nada acá. Nada que reflejara que mis padres dejaron una huella en mi dormitorio.
Que ellos no me abandonaron.
Un sollozo subió por mi garganta. Fue lo que le indicó a Archer que había algo mal.
- ¿Rin? - Se giró hacia mí, cuando me vio en el suelo gritó. - ¡Rin!
Se arrodilló frente a mí, sus manos frenéticas no sabían qué hacer. Terminó por rodearme con ellas. Mi rostro terminó contra su pecho caliente, empapándole de lágrimas. Él me abrazó, pero yo no quería.
Aunque ni siquiera tenía fuerzas para apartarle.
- ¿Qué sucede Rin?
- ¿Por qué? ¿Q-quién pidió que limpiaras? - Mi voz era ronca cuando logró salir. Ahora pude empezar a forcejear, algo de ira llenó mis facciones.
- ¿Perdón? - Él se dejó golpear. Pero su rostro fruncía más el ceño con cada segundo pasado. - ¿Acaso es un crimen querer ayudarte?
- ¡No quería ayuda! - Le miré y él tragó en seco. - ¡No ves que ellos ya no están! - Me levanté con rapidez, la furia era lo que más movía mi cuerpo actualmente. Caminé por varios lugares de la estancia. Archer seguro pensaba que hacía una escena en estos momentos, solo drama. - Acá tenía representada cada memoria suya. Mis padres... me dejaron atrás. - Suspiré quejumbrosa. - Y ahora no hay nada que pueda hacerme creer lo contrario.
En la mesa que tenía sus huellas conservadas, ahora posaba una estatuilla de madera barnizada. El escritorio predilecti de mi padre para escribir, tenía hojas nuevas sobre él. El último manuscrito inconcluso yacía estrujado en el cesto de basura cercano. Archer debió pensar que eran solo papeles viejos.
Cerré los ojos mientras la vida escapaba de mí.
- Por favor. Déjame sola.
- Rin.
- Por... favor... solo vete.
Me agaché en el sitio, como hacía de pequeña cuando estaba triste. Casi esperaba que mis padres me arroparan por la espalda. Que Shirou hiciera piruetas solo para verme reír.
Archer salió de la habitación, se llevó los productos de limpieza consigo. ¿Cómo le explico que eliminó parte de lo que me ataba a esta casa?
- Rin. - En algún momento Archer regresó a mi lado.
- ¿No entiendes que necesito recuperarme?
Mis brazos tapaban a la figura delante de mi, estaba abrazando mis rodillas. Por debajo, un plato se deslizó con lentitud.
Eran las tortitas que preparé como postre.
- ¿Tú? - Le miré asombrada. - ¿Por qué me traes esto?
- ¿Quién te enseñó a prepararlas?
Sorbiendo la nariz le respondí.
- Mi... madre. - El entendimiento de lo que trataba de hacer me llenó. Él sonrió.
- Comprendo que la pérdida de tus padres es algo muy doloroso y difícil de aceptar. - Secó el surco mojado de mis mejillas. - Sin embargo, quiero que entiendas que ellos no te abandonaron. El amor que te tenían sigue presente en ti, en tus recuerdos, en las enseñanzas que te dejaron y en todo lo que compartieron contigo. Aunque ya no estén acá, su presencia sigue viva en tu corazón y en tu vida, Rin. - Sus manos grandes sobaron mis hombros adoloridos. - Por favor, no te sientas sola o abandonada, porque siempre tendrás el amor y el legado de tus padres contigo. Sentirte triste y nostálgica es normal, pero recuerda que ellos estarán contigo de una manera u otra. - Me observó fijamente, como si quisiera que sus palabras no se me olvidaran. - Perdóname Rin. Realmente desconocía el significado de estas paredes para ti. Solo quería ayudarte, agradecerte con algo en lo que soy medianamente bueno.
- ¿Limpiando? - Una queja en forma de sonrisa salió.
- Te sorprenderías señorita. - Rió con orgullo y me contagié de ese sentimiento.
- Gracias por tus palabras Archer. Y... disculpa por mi actitud.
- No hay nada que perdonar. - Las próximas palabras les costó decirlas. - ¿En el futuro, si te parece bien... me contarías tu historia?
Noté su curiosidad por mi pasado. Sin embargo, al contrario de con los demás, no me molestó.
- Claro. Pero no es nada interesante.
- Te escucharé. Porque es importante.
- Gracias.
Las palabras de Archer ya habían sido dichas por mi doctora. Pero por alguna razón solo las interioricé cuando él acunó mi rostro entre sus manos. Llegaron a mi centro y marcaron una diferencia, indicándome un nuevo sendero a seguir.
Había sido injusta con las personas que intentaron ayudarme, y les debía una disculpa.
Aquí de vuelta después de meses sin actualizaaar!!!
/0^0/
Ok, no me maten porfa...
Gracias por todo su apoyo, los votos, comentarios y a esos lectores anónimos. Espero sinceramente no defraudarlos con lo que . Si hay algo que muestra incongruencias pueden decirlo, porque al final, esto es tanto mío como de ustedes.
Ariperro...
TMT!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro