Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

❀R❀

Mi vida es un desastre, y yo también.

Suena a un intento de autocompadencia, lo sé, pero va en serio. Si no fuera así, no estaría en donde estoy, mucho menos pensaría lo que estoy pensando. Desearía poder haber durado más tiempo; quizás podría haber tomado esas vacaciones que tanto anhelaba en un lugar todo lo opuesto a la isla en donde vivo, quizás optar por mudarme a Nueva York, cerca de mi pequeño hermano. Siempre quise ir a Disneyland, creo que es la fantasía de todo el mundo.

Quién sabe.

Pese al cielo nublado y sin sol, se siente un ambiente de calidez. Desde aquí todo se ve tan tranquilo y pequeño, el aire fresco llena mis pulmones en el momento que tomo unos segundos para inhalar profundamente. Rara vez tengo oportunidad de ver desde un lugar tan alto los barrios que rodean mi casa.

Solté un suspiro. Nunca creí que realmente tendría el valor para esto, no después de mis intentos frustrados. Seguro quien sea que esté escuchando esto con una voz que probablemente no es la mía pensará que enloquecí, mas no tengo con quién hablar, y mientras sigo con este monólogo interno, me dedicaré a pensar que a alguien en algún lugar del mundo le importa lo suficiente para soportarlo.

Debo ser un dolor de cabeza. Perdón, mi culpa, jaja.

Olvidé presentarme: me llamo James Alexander Hamilton, Jr., aclarando, no vaya a ser que se confundan con mi padre, suelen decir que nos parecemos demasiado, solo que soy más tranquilo.

Tengo 27 años (pronto 28) y soy carpintero. No es una profesión que haya escogido como los demás, ya saben, esa plática de "¿qué quieres ser cuando crezcas?". No, la idea de la carpintería llegó primero como una afición al ver a mi padre construir un columpio, luego fue la necesidad de dinero lo que hizo que mi vecino me tomara como su pupilo para instruirme en lo necesario. No terminé la escuela y tampoco fui a la universidad, me dediqué a mi trabajo, pero soy bueno ello, así que no hay problema.

Nada raro de momento.

Ahora, explicaré un poco los acontecimientos de estos últimos días. Ponganse cómodos que tiene para rato, un muuuuuy largo rato. En lo que agarro el coraje para cumplir con esto, voy contando, ¿Ok? Ok.

...¿Alguna señal de vida? ¿No? ¿Nada? Muy bien, muy bien, todo bien.

Creo que todos tenemos miedo de morir solos... No, muy presuntuoso de mi parte, es así a menos que consideres la muerte como debilidad, o simplemente lo veas como privado.

¿Por donde empiezo? mm...supongo que por 'el comienzo'. No sabría decir exactamente cuál es el comienzo, así que, contaré sobre el chico de las mechas de colores.

Fue hace hace más o menos una semana...

Subí las escaleras hasta la azotea del edificio abandonado más cercano con solo una idea clara en mi mente: poner fin a mi existencia.

Ese viejo edificio en medio de St. Croix, iba a ser demolido en unas semanas. Se tenía planeado fuese una serie de departamentos pero parece que se arrepintió el dueño o algo así, hubo alguna que otra protesta que ignoraron y el proyecto quedó de esa forma hasta que alguien en algún futuro lo retome. O les arruine eso, modo, si muero y me quedo en ese plano dudo que quieran seguir construyendo. Aquí hay mucha superstición.

Me distraje.

Ya estaba cansado de todo, simplemente anhelaba que termine rápido. Dicen que llegas muerto al suelo, es instantáneo, y sin dolor. Los órganos explotan por la presión, o al menos eso oí.

Cuando finalmente llegué, me dispuse a sacarme los zapatos, una acción que imité después de jugar los demos de Yandere Simulator, se quitan los zapatos al suicidarse. Sentía la tranquilidad llegar hasta mí con solo sentir la pequeña corriente de aire que poco a poco se calentaba con la salida del sol rodearme, trayendo consigo la brisa con olor a sal, pescado y marea. Segundos revitalizantes, nada más hermoso que la madrugada de un sábado, soy una persona madrugadora, y la mayoría despierta a partir de las 9 AM. Son las 6 AM.

Lo que no me esperaba era que alguien había llegado antes que yo con esa misma idea: un chico de cabello ondulado y aparentemente castaño. Lo más resaltante entre toda esa mata de cabellos eran las mechas de colores, trenzadas entre sus rizos. Se veía horrible, no iba a mentir. Era de piel notoriamente bronceada, como si hubiese pasado muchas horas bajo el sol, cosa común aquí. En pocas palabras, un adolescente con mechas.

Estaba algo anonadado de verlo en la situación en la que debería estar yo, o sea, ¡alguien despertó antes! ¡He fallado como madrugador! ¿Y tenía que ser justo este edificio? Me quejaba en mi mente sobre lo injusto que era, de haber sabido hubiera despertado antes. Si se moría aquí mismo y yo saltaba después, me echarían la culpa ya sea por no haber puesto el ejemplo, no haberlo impedido, suicidio doble, o dirían que lo empujé. Como si, hmph.

Cuando noté que ya había cruzado el barandal... no lo pensé, tuve un impulso y grité:

"¡Hey, no lo hagas!"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro