Unique
Jeon JungKook tiene la costumbre de siempre acudir al mismo salón de belleza cuando necesita un nuevo corte o teñirse.
Todo se debe a que siempre es atendido por aquel chico guapo: Park JiMin.
Park es un sueño húmedo. Cabello negro, sonrisa encantadora, pequeños ojos, unos labios carnosos y siempre viste con aquel traje blanco impoluto.
Jeon no puede evitar quedarse mirándole trabajar a través del espejo cada vez que acude. Los movimientos gráciles de Park le hipnotizan. Pero sabe que alguien como JiMin no se fijará en alguien como él. Sin encanto, con una nariz algo grande, ojos redondos y aquella cicatriz en su mejilla. Él no es atrativo. Aún así, JungKook se conforma con poder observarle e intercambiar unas pocas palabras. Su corazón late más deprisa en cada encuentro.
Como cada vez, llegó puntual a su cita. El salón se encontraba más lleno que de costumbre y pudo observar a TaeHyung bromear sobre algo con el otro copropietario del salón: Kim SeokJin.
TaeHyung era su vecino. Un chico sumamente extrovertido y divertido. Para Jeon fue muy agradable entablar una amistad con el rubio una vez se mudó al apartamento de enfrente. Temía que sus vecinos fueran tan odiosos como en su anterior edificio. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al recordarlo.
Había descubierto que TaeHyung era bisexual, pero tenía un fuerte flechazo por SeokJin. Jeon no podía culparle, el pelirrosa era hermoso, elegante y tenía un toque de diva que le sentaba a la perfección.
Tras hablar en numerosas ocasiones del hombre mientras bebían en el piso del mayor, viendo una película, TaeHyung finalmente le llevó a conocer a Kim. Eso sí, no esperó que aquello conllevara a que conociera al hombre que hacía que sus piernas temblaran: Park JiMin. El hombre era todo lo que Jeon pudo recordar de esa tarde y desde entonces... bueno no podía evitar no ir al salón.
Saludó a TaeHyung con un movimiento de cabeza y se sentó a esperar. JiMin se encontraba posiblemente buscando en el almacén algún tinte para el cliente que se encontraba allí esperando.
- Siento la espera, TaeMin.
El hombre le sonrió. - No es problema, JiMin. Mi cita con MinHo no es hasta dentro de unas horas.
Park rió. Jeon les observaba de reojo. Ah, él era Lee TaeMin. Por lo que había escuchado de TaeHyung, era amigo de JiMin desde siempre y en unos meses se iba a casar. Un cambio de look antes de la boda no era algo que él haría, pero al parecer TaeMin estaba muy emocionado por desprenderse de aquel cabello castaño y pasarse a un rubio platino.
Jeon sonrió para sí. JiMin siempre realizaba el mejor trabajo, escogiendo el tono más adecuado, tiñiendo el cabello con movimientos gráciles y cuidadosos. Nunca se podía apreciar una sola imperfección.
- ¡Jeon!
Levantó su mirada de la revista que supuestamente leía para centrarse en el rostro de SeokJin.
- Buenos días, SeokJin.
- Hoy parece que hay más gente de la que esperábamos. ¿Te importa esperar un poco más?
Negó, sonriendo. Esperar era perfecto. No es que no le gustara ser atendido por SeokJin en alguna ocasión, pero sin duda moría porque JiMin le atendiera.
TaeHyung cambió de asiento con una mujer, necesitaba esperar un rato hasta que le pudieran quitar los papelitos del cabello. Se había decidido por unas mechas. JungKook asintió para sí mismo. Esperaba que no fuera como la vez en que se hizo mechas verdes.
La señora entabló una amistosa conversación con ambos Kim. Esos dos podían hablar con cualquier persona de lo que fuera. Jeon les tenía un poquito de envidia, pues él no era tan extrovertido.
Desvió su mirada hacia la revista para esta vez, sí leerla. Al parecer había un rumor de que uno de los ídolos más famosos estaba a punto de casarse con su prometida y ¡oh! esperaban un bebé.
Estaba tan concentrado en aquella noticia que no se percató cuando el azabache se acercó a él.
- Jeon JungKook, parece que eres de nuevo mi cliente.
Asustado por la repentina presencia de Park, Jeon cerró la revista y sus mejillas comenzaron a arder.
- Oh, sí. Hola, Park.
¡Mierda! Allí estaba la sonrisa que ponía su mundo del revés. El hombre le indicó que se sentara en uno de los lavabos. JungKook obedeció en silencio y se acomodó. Su cuerpo se relajó por completo cuando las expertas manos de JiMin empezaron a masajear su cuero cabelludo.
Que le tocaran el cabello era una de sus debilidades. Su madre lo hacía cuando era pequeño y no conseguía dormir. Le relajaba tanto como para poder dormir el resto de la noche.
Cuando pasó a sentarse frente el espejo, sus ojos no se apartaron de los movimientos de Park mientras el cortaba el cabello que le había crecido un poco desde la última vez.
- ¿Quieres también que lo tiña?
Pestañeó cuando JiMin le miró fijamente a través del espejo, su rostro estaba serio, pero relajado. Concentrado.
- Sí, por favor.
- Siempre escoges tonos castaños. ¿No quieres probar un look diferente?
JungKook no estaba seguro... ¿Cambiar su cabello a otro color que no fuera castaño? Era verdad que había probado prácticamente todas las tonalidades existentes de castaño. ¿Quizás era hora de un cambio? ¿Un negro, un rubio quizás?
- Quizás. ¿Qué color... crees quedaría mejor?
- Déjamelo a mí. Solo cierra los ojos mientras lo aplico. Te encantará el resultado, lo prometo. - sonrió.
Bueno, Park era el experto, su opinión era importante y se fiaba de su elección. Así que JungKook asintió correspondiendo la sonrisa.
Observó a JiMin perderse de nuevo en el almacén y cerró los ojos. ¿Qué color escogería? La verdad es que estaba nervioso y a la vez emocionado. No sabía el resultado, pero esperaba que al ser JiMin el que lo escogiera quedara bien. Al menos a los ojos del azabache.
- Ya estoy aquí, Kook. No abras los ojos, eh.
Claro que no iba a abrirlos. No podría mirarle a los ojos una vez había soltado aquel diminutivo de sus labios. Le avergonzaba ligeramente, aunque no dijo nada. Era la primera vez que JiMin le llamaba de una forma cercana y, maldita sea, en su boca no sonaba para nada ridículo como si fuera un niño pequeño, sino que era dulce y cariñoso.
Con los ojos cerrados, sus sentidos se centraron aún más en los movimientos de las manos de Park sobre su cabello. Era más intenso. Podía incluso escuchar las respiración pausada del hombre mientras trabajaba en su cabello con total devoción.
Perdió la noción del tiempo, su mente nublada por las sensaciones agradables. Se encontraba casi en tal punto que podría dormirse allí mismo.
- Bueno, esto ya está listo. Solo hay que esperar un tiempo. Te lo peinaré y luego podrás verte.
- Caray, JiMinnie. Escogiste un buen color. Le va a quedar impresionante.
Jeon se encogió un poco ante el halago de SeokJin, feliz de que una segunda opinión fuera tan buena. ¿Tan bien había quedado? ¿Qué color sería?
- Oh, JungKookie. Vas a llamar la atención de un montón de hombres.
Escuchó la voz de TaeHyung algo alejada, debía estar terminando de pagar.
En verdad, él solo quería la atención de JiMin...
Durante los siguientes minutos se quedó allí, esperando que el tiempo pasara, que JiMin le peinara y al fin pudiera ver el resultado.
- Listo. - notó las manos de JiMin sobre sus hombros. - Abre los ojos, Kook.
Despacio, Jeon entreabrió los ojos. La luz al principio era algo molesta. Parpadeó varias veces hasta lograr enfocar su mirada en los cuatro hombres del espejo.
SeokJin se encontraba sonriendo, con una mano en su cadera y asintiendo con la cabeza. Al lado contrario, estaba TaeHyung, con su cabello rubio y unas gruesas mechas en castaño oscuro por todos lados. Él tenía su pulgar hacia arriba.
Y luego estaba JiMin. Se mantenía detrás suya, serio, mirándole a los ojos a través del espejo, sus manos ejercían una leve presión en sus hombros. Quizás preocupado de la reacción que tendría, pero... no era ninguna. No pudo expresar nada al ver su cabello de un color rojo. Un rojo chillón.
Su rostro permaneció inexpresivo. El asombro era tal que ni le permitía reaccionar.
- Lo siento, JungKook. No te agrada ¿verdad? Puedo arreglarlo. Debía haberte consultado.
El rostro de JiMin estaba sin duda deprimido. Jeon llevó sus manos a las de Park.
- No. Es solo que... es un gran shock. Es muy... llamativo. - rió nerviosamente.
- Siempre escoges colores apagados. Pensé que un color más llamativo te haría brillar un poco más. También destacar tus ojos. Como son de color café, no resaltan mucho al tener el cabello de colores parecidos.
- Está bien, JiMin. Es... wao. Impresionante. Me agrada mucho.
Pudo notar como Park se relajó enormemente con aquellas palabras.
Siguieron mirándose a través del espejo, sin percatarse que sus amigos se habían retirado para darles un momento a solas. Parecía tan íntimo e intenso...
Jeon acabó percatándose y quitó apresuradamente sus manos de las contrarias, desviando su mirada a su regazo.
- Muchas gracias, JiMin.
Park giró la silla de tal manera que quedaron cara a cara. Se agachó para estar a la altura de Jeon y le tomó las manos. El menor le miró directamente con aquella acción.
- Gracias a ti, mi pelirrojo.
Las mejillas de Jeon se encendieron como dos farolillos y podía apostar a que hacían juego con su nuevo color de cabello.
¿Lo que pasó después? Las citas dejaron de ser en el salón. El azabache invitó en numerosas ocasiones al pelirrojo a citas románticas, no tardando mucho en confesar que realmente le gustaba y que nunca se atrevió a dar el paso hasta el día en que le hizo aquel cambio de look. Jeon se le confesó también.
Y allí estaban, meses después, tomados de la mano mientras veían a TaeMin tomar el ramillete y lanzarlo al aire. Todas las mujeres y algunos hombres tratando de tomarlo, siendo que acabó a los pies de la pareja.
- Me parece que es el destino, mi pelirrojo. - comentó riendo JiMin mientras tomaba el ramillete y se lo entregaba a su novio.
- Tulipanes. Parece que el rojo es mi color destinado.
Ambos rieron compartiendo un beso.
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