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N U E V E


Actualizaciones Lentas.


Leo se quedo callado en un momento dado del trayecto y cerro los ojos mientras una sonrisa se iba formando en su rostro. Blake se extraño ante su repentino momento de calma tras haber estado hablando animadamente hacia unos momentos pero se mantuvo sin decir nada observando al vampiro que volvía a abrir los ojos.

— ¿Que estas haciendo?— Cuestiono con una ligera sonrisa.

— Estoy escuchando. — Dijo con obviedad y su más bonita sonrisa — El viento, los insectos, los caballos galopar ¡Todo es tan magnífico!

— ¿Es tu primera vez viajando en un carruaje de noche? — Pregunto previendo la respuesta.

— ¡Si! — Exclamó levantándose de su asiento y golpeándose la cabeza con el techo — Eso dolió... — Murmuró volviendo a sentarse.

— Sigo sin creer que pasaste todo este tiempo encerrado en tu propio reino. — Confesó tomando una posición más cómoda en el asiento — ¿Que te hizo querer salir en ese momento? ¿Por qué ese día y no antes?

— Para serte sincero ni siquiera yo lo sé, cuando me di cuenta ya estaba persiguiendo el carruaje de mi padre y ahí estaba yo, afuera... ¡Por primera vez! — Sus ojos parecían dos estrellas refulgentes — ¡Aun recuerdo cada sentimiento y emoción que experimente! — Reveló haciéndose un espacio en el asiento de Blake para platicar más íntimamente.

— Tranquilizate, pareciera que vas a explotar. — Comentó conteniendo la risa que le causaba ver a Leo tan emocionado.

— Lo siento es solo que hablar contigo hace que quiera seguir hablando y hablando. — Informo con un deje de vergüenza.

— Lo note, pocas veces te tomas un momento para respirar. — Se burló.

— ¡Hey! — Gruño ofendido — Eso no es cierto.

— No estoy diciendo que sea malo, solo es gracioso..

Leo relajo los hombros tras haberse puesto a la defensiva y giro la mitad de su cuerpo para ver por la ventana el paisaje que iban dejando atrás. El carruaje se iba alejando cada vez más y el castillo quedaba poco a poco atrás y junto con el las reglas que lo ataban así que decidió hacer un acto relativamente imprudente y recargar su cuerpo contra el de Blake para descansar lo que quedaba del trayecto.

El de fuego no pareció molestarle, al contrario, enternecido por su acción abrió sus brazos para que se recostara en su pecho.

— Te tomas tantas molestias por mi y por ayudar a las personas, no entiendo como no podrías querer ser un rey siendo perfecto para el puesto.

Blake frunció el ceño más no dijo nada y dejo que el vampiro se durmiera poco a poco arrullado por el movimiento del carruaje y cuando lo hizo suspiró pensando que esa clase de comentarios eran normales, que él solía decir ese tipo de cosas todo el tiempo y aunque le molestaba lo dejaba pasar creyendo que solo lo decía para causar en él algún tipo de reacción para comprobar si al ser un elemento fuego no controlará sus emociones como, seguramente, le había dicho tantas veces su padre.

Se removió ligeramente incómodo con el dulce chico recostado entre sus brazos y observó a través de la ventana, no era justo que su amigo dijera esas cosas sabiendo de su total negación a ser el proximo rey del fuego, era como si cada vez que de su boca salía algo así viera reflejado el deseo irrefutable de sus padres de convertirlo en rey.

— No sé si tu padre o el mio te dijeron algo — Murmuró pasando sus falanges entre los cabellos alborotados del vampiro —, pero no dejes que te laven las ideas y te hagan creer que ser rey es por lo único que vale la pena luchar en esta vida.


Se incorporo como un resorte del asiento en el que se había quedado dormido y parpadeo varias veces para acostumbrar su vista, el carruaje no se estaba moviendo y no había rastro de Blake por ninguna parte. Se tallo el rostro con las manos y recorrió un poco de la cortina para asegurarse de que era de día y tomar precauciones antes de salir en busca del de fuego, se coloco los lentes oscuros y una suéter que abrochó hasta arriba para después colocarse el gorro de este mismo y abrir finalmente la puerta del carruaje.

Se tomó unos segundo para estirar las piernas y bostezar antes de comenzar a buscar con la mirada a Blake. Observó a lo lejos a los caballos pastando atados al tronco de un árbol y junto a ellos el chico de fuego recostado bajo la sombra del frondoso follaje del árbol.

— Leo, ya despertaste. — Comentó en forma de saludo al ver al chico acercarse.

— Uhm~ — Asintió bostezando — ¿Por qué nos detuvimos? — Preguntó acariciando el lomo de uno de los caballos.

— Ellos tenían que descansar y comer — Señaló a ambos caballos con obviedad — Hemos estado detenidos durante unas horas así que creo que ya va siendo momento de retomar el camino. — Informó levantándose perezoso.

— Blake, ¿Falta mucho para llegar a ese pueblo? — Cuestionó ayudando para llevar a los cuadrupedos.

— Para nada, en un momento llegaremos.

Tal como había asegurado Blake, en una hora ya se encontraban los suficientemente cerca para visualizar la aldea y a la lejanía la inmensidad de los árboles que conformaban aquel bosque tan renombrado. Ni siquiera estaban allí y Leo ya sentía el pesado ambiente que generaba el interior de la arboleda.

— No saques la cabeza por la ventana sin protección. — Regaño Blake alando de su brazo para traerlo de vuelta a su asiento — El sol aún puede quemarte.

— Pareces mi padre. — Se burló colocándose la capucha del suéter.

— Es el sacrificio que tengo que hacer para mantener mi cabeza sobre los hombros. — Suspiro con pesadez.

Leo regresó la vista al camino en el momento que el carruaje se detenía a las puertas del pueblo. Blake le pidió que esperara dentro en lo que terminaba de bajar el sol pero decidió salir de todas formas. El cielo vespertino aún era lo suficientemente luminoso para ocasionar un ligero escozor en la piel, pero era algo que podía soportar.

Se maravillo de los bárbaros habitantes del pueblo y sus rústicas casas. Los caminos de barro y graba lo condujeron hasta una estatua que decoraba el centro del pueblo y desde allí pudo apreciar con claridad la belleza de una aldea de guerreros.

— Tu, niño rosa. — Le llamó un hombre con, aparentemente, pesadas pieles de bestias sobre sus hombros — Ven y enfréntate a uno de nosotros. — Invitó.

Leo se giró hacia donde se encontraba Blake en busca de ayuda pero este parecía hablar de forma amena con el que, seguramente, era el jefe de la aldea. Apretó los puños y sonrió decidido mientras pensaba que él también podía socializar un poco con ese grupo de guerreros. Se acercó a paso firme dispuesto a aceptar la oferta.

— Por ser un príncipe te dejaremos elegir con cual quieres enfrentarte. — El vampiro aprovechó los privilegios de su título y señaló al más robusto, si quería encajar tenía que impresionar — Tienes agallas muchacho. — Felicitó y el vampiro no pudo estar más contento.

— Será una simple pelea cuerpo a cuerpo, nada de armas ¿verdad? — Cuestionó tronando cada una de sus falanges.

— Solo usar los puños en pelea amistosa. — Informó el grandote con el que iba a enfrentarse.

El vampiro sonrió alegre, llevaba unos cuantos minutos en el pueblo y ya había hecho nuevos amigos.

— Entonces ¿empezamos?


Blake se terminaba de despedir del jefe del pueblo que, amablemente, se ofreció a ayudarlo a bajar el equipaje del carruaje cuando un estruendo en el centro del pueblo llamó su atención, un de los vikingos más grandes había sido lanzado por los cielos hasta que cayó estrellándose contra una carretilla. Cargó sobre su hombro una pequeña maleta y se encaminó, junto con otros, a ver si el hombre se encontraba bien pero para su sorpresa este se levantó de un salto y corrió hacia la dirección de la que había sido proyectado.

Busco con la mirada a Leo preocupado de que hubiera una disputa entre los bárbaros y este saliera herido pero no lo encontró.

— Tu amigo pelea bien. — Felicito el jefe vikingo y a Blake casi se le sale el alma del cuerpo al oírlo.

Encargandole la maleta de forma despreocupada corrió hacía la aglomeración que vitoreaba el combate, se hizo paso con dificultad entre los vikingos para poder llegar a primera fila y detener la pelea, aunque eso significaba quedar como un aguafiestas. Llegó al frente y lo que vio fue contra todo lo que imagino que podría estar sucediendo, los mismos bárbaros animaban al vampiro y este con una sonrisa le hacía frente al hombre que le triplicaba el tamaño.

Definitivamente Leo era una caja de sorpresas.

El choque de los puños de ambos contendientes creo una rafaga de aire haciendo que los cascos de muchos salieran volando de sus cabezas. Blake suspiro recordando la fuerza descomunal que poseía el menudo chico.

En medio de la pelea Leo observo por el rabillo del ojo que Blake ahora era uno de los espectadores de su enfrentamiento así que decidió lucirse un poco, solo para demostrar a su amigo que tan fuerte era. Detuvo el golpe que intentaba asestarle el vikingo con una sola mano y dejando la otra libre para saludar al público. Blake se carcajeo maravillado de las ocurrencias del más joven.

¿En qué momento había salido de carruaje y en qué momento se metió en una pelea?

Sea cual fuera la respuesta no lo retaría. Esa era la clase de comportamiento impulsivo que le gustaba ver a la gente y que, según él, era una de las cualidades más importantes que debería tener cualquier aspirante a la corona de un reino.

Cuando el encuentro finalizó y ambas partes se dieron la mano, completamente embarrados en barro, Leo se acercó hacia su acompañante en ese viaje. En su rostro iba dibujada la sonrisa más bonita que podía hacer y sus ojos denotaban la emoción que había sentido.

— ¿Me viste? ¿Que tal lo hice? — Preguntó expectante.

— Fantástico, definitivamente, las peleas de fuerza bruta son lo tuyo. — Halagó indicandole que le siguiera — Aunque pelear en el barro no es muy limpio que digamos.

— No te preocupes, tomaré una ducha. — Aseguró contento por el reciente cumplido a sus capacidades — Y tú también deberías hacerlo. — recomendó dando dos palmadas en su espalda antes de adelantarse en el camino a sus habitaciones.

Blake alzó una ceja confundido y comenzó a olisquear su ropa pero no encontró ningún aroma ni mancha rara sobre esta hasta que se asomó sobre su hombro dándose cuenta que en su espalda se encontraban marcadas en lodo las palmaditas "afectuosas" de Leo.

— ¡Eres un tipo muy molesto! ¿Lo sabías? — Le gritó acelerando el paso para alcanzarlo.



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Me esforcé por traer el capítulo lo mas pronto posible, lo juro (❛‿❛)

No quiero extenderme con la nota final pues ya de por sí el cap de hoy es relativamente largo y siento que les aburrirá leer tanto xD

Uhm... como vieron no me centré demasiado en el trayecto del viaje pues realmente no tiene importancia alguna lo bueno viene después (͡° ͜ʖ ͡°) Les dí una idea del lugar al que están yendo Blake y Leo (que de hecho es mencionado en un capítulo de forma fugaz) y una ligera introducción al pueblo vikingo.

Estoy ansiosa por comenzar a escribir el siguiente capítulo porque creo que ahí es donde comenzaré a desarrollar más la relación de estes chiquillos y volverla un poquito mas intima, o al menos eso espero no los quiero ilusionar y que al final salgan más distantes que antes JAJA

Bueno eso es todo por el capítulo de hoy, espero de verdad que les haya gustado y nos vemos a la próxima actualización ❤

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