
[veintiuno]
Caminaba a paso lento mordiéndose el labio y con la mirada baja. Era raro ver a Yunho así por los pasillos y más un primer día, de lo que fuera. Sus amigos lo notaron antes de despedirse de él. El alto no estaba del todo bien y no sabían como ayudarlo, pero es que nadie podía ayudarlo en la situación en la que se encontraba.
Su corazón se detuvo cuando llegó a la puerta de su clase. Paró en seco sin atreverse a mirar hacia delante. Pero tenía que hacerlo. Debía hacerlo. Sus ojos se encontraron con los de Yeosang en el mismo instante en que lo hizo. Una especie de corriente eléctrica recorrió su cuerpo al ver al menor mirándolo con una sonrisa. Le respondió con otra cansada, prácticamente fingida, para luego sentarse en el pupitre de al lado, su pupitre.
Se saludaron verbalmente, pero antes de que pudieran continuar la conversación, una chica se colgó del cuello del mayor. Yunho giró la cabeza para ver a Shuhua a su lado, más brillante y sonriente que nunca. O al menos, eso le parecía a él.
- ¡Hola, Yunho! ¿Qué tal las vacaciones?
- Bien. Bastante bien, la verdad - porque en general la mayoría de los días habían sido buenos. la mayoría, los últimos no.
- Me alegro mucho. ¿Sabes? Fui con mi hermana Soyeon al templo en año nuevo y, unos días antes, quedamos con mi mejor amiga y su novia. ¿A qué no adivinas quienes son?
- No podría.
- ¡Miyeon y Minnie! No sabía que las conocías. Es más, no tenía ni idea de que Minnie era tu hermana. No os parecéis en nada. Pero me contaron que es porque es adoptada.
- Sí, pero no nos gusta mencionarlo. Suena a como si no fuera parte de la familia pero es de la familia como la que más.
- ¡Oh! Sí, perdón.
- No pasa nada.
- ¿Tú que has hecho?
- Bueno, no mucho, quedé con mis amigos y...
- ¡Fuimos juntos al templo! - gritó entonces Yeosang. Ambos se giraron hacia él que se tapó la boca avergonzado. El rubio era consciente de los sentimientos de la chica por el alto y sentía como que estuviera ligando con él delante de su propia cara. Los celos le habían hecho decir aquello sin pensar, por instinto. Ni siquiera era un amor bilateral, por lo que no tenía derecho a impedir que el mayor estuviera con quien quisiera entrar, aunque eso no anulara sus celos.
- ¿En serio? ¡Wow! Me sorprende. Pero me alegro mucho de que lo pasárais bien juntos - les sonrío ampliamente ella.
- Aquí está mi compañero de clase favorito - Dongmyeong se acercó a ellos en ese instante refiriéndose a Yunho.
- Gracias, yo también te quiero amigo - dijo Hyungu detrás de él.
- Tienes que tener en cuenta que Yunho es más alegre y amable que tú, Kang.
- ¿Vas en serio? - rodeó los ojos y suspiró antes de irse.
- Hola chicos - les saludaron Shuhua y Yunho.
- Adiós Hyungu - se despidió la chica cuando el apelado se fue.
- Casca rabias - se refirió el otro chico a su amigo sacándolo la leguna - ¿Y bien? ¿Qué tal las vacaciones? - preguntó el pianista.
- Yunho y Yeosang fueron juntos al templo en año nuevo - le respondió Shuhua. Dongmyeong miró alternativamente a los dos chicos, uno rojo y con la cabeza baja y el otro encogiéndose de hombros con cansancio y mirando luego a otro lado.
- Y... Algo más pasó. ¿Me equivoco? - el pianista habló con picardía.
- No pasó nada, Dongmyeong. Deja de pensar cosas raras - le respondió el alto cansado. En ese momento, sonó el timbre de clase y el pianista y la chica se fueron a sus sitios.
Las horas pasaban y Yunho sentía como el chico a su izquierda lo miraba de vez en cuando, preocupado. Ahora era él quien se estremecía con su mirada. Se sentía como una frágil hoja a merced de un huracán. Lo peor no era la fuerza del viento sino el no saber por dónde había venido ni cómo salir de él.
Entre el nerviosismo y las ansias, el timbre del recreó sonó antes de lo esperado pero justo en su hora. El alto recogió sus cosas lentamente mordiéndose el labio de nuevo. No podía dejar que Yeosang pasara más recreos solos ahora que eran amigos, pero tampoco sabía si iba a poder controlar sus sentimientos delante de él.
El objeto de sus pensamientos dejó una nota en su pupitre con un intento fallido de disimulo. Yunho lo miró enternecido con los recuerdos y abrió la nota con una melancólica sonrisa. "¿Puedo dar un paseo lunar entre las estrellas, amigas eternas de la Luna, y junto con esta? A tu izquierda"
El alto rió por lo bajo y escribió una nota él también para dejársela en el pupitre. Estaba bien si le escribía notas, aquello era parte de su historia, una parte que no dañaría al menor puesto que este amaba aquellos trozos de papel con mensajes figurativos. Además, por alguna razón, se sentía seguro volver a aquellos actos que de alguna manera eran íntimos entre ellos dos. "Es imposible negarse a la petición de una preciosa rosa. A tu derecha"
Se sonrieron mutuamente y salieron juntos de la clase sin decir nada. Se reunieron con los amigos de Yunho. De pronto, todas las preocupaciones del alto desaparecieron. Se sentía dentro de un deja vu formado por varios deja vus. Las notas y estar todos juntos como el día de la fiesta. No se sentía como si Yeosang y Yunho hubieran avanzado en su relación. La seguridad de echar los frenos y dar marcha atrás, de vuelta a casa. Pero el menor no tenía intenciones de volver al pasado y fue eso lo que sacó de su burbuja al alto.
Estaban esperando en la cola de la cafetería cuando paso a su lado un chico del que una vez Yunho hubo salvado a Yeosang. El alto le miró con desagrado mientras este bufaba y pasaba de ellos, pero su corazón se detuvo al sentir la mano del menor cogiendo la suya y refugiándose detrás de él. Contacto físico. No. Se apartó de él lentamente sorprendiendo al rubio, que lo miró extrañado.
No volvió a pasar nada hasta que, una vez en el patio tomando sus respectivos almuerzos; habían parado en una máquina expendedora para que Yeosang cogiera su zumo, este intentó acortar la distancia que le separaba de Yunho. Él lo notó y se apartó un poco. Si lo tenía tan cerca no podría resistirse a abrazarlo, darle de la mano y acercarse más y más hasta que no fuera suficiente solo hacer eso y ansiara más y se descontrolara y lo mandara todo a la mierda. Pero el rubio no se rendía y rozó con su meñique el del menor intentando provocar que lo cogiera de la mano.
- Me acabo de acordar de que un profesor me pidió un recado y no se lo he hecho - dijo de pronto el alto separándose de la barandilla en la que estaba apoyado.
- ¿El primer día de clases? - lo preguntó Hongjoong extrañado.
- Sí, efectivamente. Y es muy importante.
- Yunho - su mejor amigo lo llamó y negó con la cabeza cuando tuvo su atención.
- De verdad, tengo que hacerlo - le respondió a su muda advertencia.
- Como quieras - Mingi suspiró y tomó el lugar en el que antes estaba el alto mientras este se iba de allí.
- ¿Alguien sabe qué le pasa? - preguntó San entonces. Yeosang solo miraba la escena confundido, sin escuchar realmente lo que pasaba a su alrededor.
- Tengo que ir al baño - dijo entonces y se fue de allí antes de que pudieran decirle nada. Una vez en el servicio, se mojó la cara. Aquello no era por su ansiedad. A Yunho le había pasado algo más, algo que no le quería contar y, por mucho que dijera que no era culpa suya, algo le decía que sí lo era. Todo aquello estaba ocurriendo a raíz de su pasado. De nuevo, este lo alejaba de toda posibilidad de felicidad y bienestar. Siempre volvía a por él.
Cuando volvió a clases, Yunho ya estaba allí, sentado en su pupitre. Lo sonrió como si nada hubiera sucedido, como si no hubiera rechazado su mano, como si su mirada no estuviera cargada de cansancio de luchar contra algo que el menor desconocía, como si no hubiera colocado un muro entre ellos, como si todo fuera como antes. Pero Yeosang no quería que todo fuera como antes, quería que las cosas avanzaran, poco a poco. Incluso si no llegaban a nada más que mejores amigos, quería seguir por aquel camino que habían estado tomando en el que cada vez estaban más cerca.
El de cabellos azulados no era así. Antes no era así. El chico a su lado no era ya el alegre Yunho que a cada oportunidad se lanzaba a abrazarlo, cogerlo de la mano, tocarlo, hablarlo... Era como si se hubieran cambiado los roles y ahora fuera Yeosang el que tenía que dar de sí para acercarse al mayor. Bien, pues eso haría. Aceptaba el reto. No iba a dejar que su pasado estropeara las cosas de nuevo.
"Hecho de menos la sensación de que la Luna está a punto de caer sobre mí, pero teniendo yo la seguridad de que lo hará gentilmente y me arropará en sus brazos. A tu izquierda" Le escribió en una nota para dejarla en su pupitre al final de clases. Luego, marchó a casa solo, como siempre había sido. No iba a presionar al alto de la misma manera en que este no lo había presionado nunca a él.
Al día siguiente, Yunho lo saludó y le sonrió como él día anterior. El mayor sentía que cada vez le resultaba más complicado mantener sus emociones controladas. Había leído la última nota de Yeosang pero esta vez no podía contestarlo, no podía hacer lo que le pedía porque si no le haría daño y había prometido no hacerlo. Tenía que ser fuerte y aguantar. Pero la sonrisa del menor, sus esfuerzos por acercarse a él... Cada día era más difícil que el anterior y no sabía que hacer. Aquello comenzaba a superarlo.
Por su parte, Yeosang daba todo de sí por acercarse a Yunho, que volviera a ser como era, pero nada funcionaba y sentir como la persona a la que más amaba se alejaba cada vez más de él le destrozaba por dentro. ¿Y si al final se había cansado de él? ¿Y si ya no quería más ser su amigo? ¿Y si en realidad había fingido que no pasaba nada pero la verdad de su pasado era demasiado difícil de soportar?
El viernes, en el recreo, Yunho no fue con él hasta donde los esperaban Mingi, Hongjoong y San para ir a la cafetería y quedarse en algún lado del recreo charlando, a prudente distancia solo de Yeosang y no tanto de los demás. Por primera vez, el menor cayó en la cuenta en cómo se debía de haber sentido el alto todas aquellas veces que había querido ir a hablarlo pero él había desaparecido antes de que pudiera hacerlo.
Aquello fue la gota que colmó el vaso. No iba a permitir que se alejara más. Iba a encontrarlo aunque perdiera todo el recreo en ello y ha pedirle explicaciones aunque llegaran tarde a clase luego. Cerró los ojos y cogió aire para luego soltarlo con fuerza, intentando tranquilizarse para pensar en dónde podría haber ido. Si Yunho estaba actuando como él antes; incluso había comenzado a ignorarle las notas que le escribía, solo había un lugar al que podría haber ido.
Y allí se le encontró, llorando como él lo había hecho en su día. Pero eso no fue lo que más lo impactó sino el hecho de que era la primera vez que veía a Yunho llorar. Incluso el día que se lo había contado todo, el alto había aguantado las lágrimas y no había derramado ninguna. Sus ojos habían permanecido acuosos, pero nada más.
Lo vió desde al otro lado de la barandilla, debajo de él. Las tornas no podían estar realmente cambiando de aquella forma, pero si lo estaban haciendo ahora era su turno de consolarlo a él. Así que subió las escaleras y se sentó a su lado lentamente, de rodillas. Lo cogió de la barbilla para que lo mirara, pero justo cuando iba a secarle las lágrimas, el mayor se apartó y se las secó él mismo con sus mangas.
- ¿Qué haces aquí?
- No soporto más esto, Yunho. ¿Qué he hecho mal?
- ¿Qué? ¿A qué te refieres?
- No me respondes las notas, cada vez que te miró te estremeces, si te toco te apartas, si me acerco te apartas, si te hablo te apartas. Finges sonrisas y tus respuestas son simples sino monosílabas. Te alejas de mí cada día más. Tengo el derecho de saber por qué. ¿Qué he hecho para que no quieras ser más mi amigo?
- No es eso. De verdad no has hecho nada malo.
- Entonces, ¿por qué estás llorando aquí tú solo como yo lo solía hacer? ¿Por qué de pronto parece que nos hemos cambiado y estoy corriendo detrás de alguien que no quiere ser alcanzado?
- Lo siento - el alto se mordió el labio y bajó la mirada, sin saber que decir.
- ¿No me vas a decir nada más? ¿No me vas a responder? Sabes que no me voy a rendir ¿verdad? Tú no lo hiciste conmigo.
- Pero tienes que hacerlo. Quiero decir. Quiero que sigamos siendo amigos pero... guardando las distancias.
- No te entiendo, Yunho. ¿Qué es lo que pasa? ¿Es por... es por mi pasado?
- ¿Qué? No, claro que no. Nada de lo que me está pasando a mi es... tu culpa directamente.
- ¿Cómo que mi culpa directamente? Dime lo que pasa, por favor.
- No puedo hacerlo. Ojalá pudiera hacerlo, pero no puedo.
- ¿Por qué?
- ¿Recuerdas lo que te prometí? - le miró a los ojos - Voy a protegerte, no voy a permitir que te hagan daño de nuevo. Eso me incluye, Yeosang. Yo podría hacerte... mucho daño. Tengo que protegerte de mí mismo.
- Tú jamás me harías daño Yunho.
El mayor rió, pero era una risa como de desquiciado - No tienes ni idea.
- Bien pues te libero de tu promesa. Si para que las cosas vuelvan a ser como estaban siendo estas Navidades... Si para que estés mejor tienes que dañarme a mí... Puedes hacerlo.
- No - dijo de pronto Yunho y lo cogió de los hombros mirándolo con fiereza - Ni se te ocurra decirle eso a nadie de nuevo, ¿me oyes? No voy a dejar que te dañes otra vez por el bienestar de otros.
- Pero tú si puedes hacerlo ¿no? Sé lo que es más que nadie sufrir a cambio de la felicidad de otra persona. No voy a dejar que te hagas eso a ti mismo y es lo que estás haciendo ahora.
- ¿De verdad quieres que te diga lo que me pasa, Yeosang? Porque creo que si lo supieras desearías no hacerlo. Deja de insistir y confía en mí.
- Confío en ti, pero no en lo que te estas haciendo. Puedo verlo en tus ojos, cada día, como te estás torturando y cada vez estás más y más cansado. Si no supiera que lo que te pasa tiene relación conmigo, porque es más que evidente, y que ya has probado a hablarlo con alguien, porque la forma en la que te mira Mingi como desaprobando tus acciones indica que él lo sabe, no estaría insistiendo.
- Vale. Te lo diré - el alto se levantó mirándolo desde arriba con superioridad, totalmente serio.
- Bien, por fin - Yeosang también se levantó sosténiendole la mirada, sin miedo.
De pronto, el alto lo cogió de los brazos y tiró de él para ponerlo con la espalda contra la pared. Yunho se dejó caer sobre él dando un fuerte golpe cuando sus manos lo detuvieron apoyándose a ambos lados de la cabeza del chico que se encogió por instinto con los ojos cerrados.
De pronto, Yunho ya no estaba delante de él, si no Venom, atacándolo una vez más. Abrió los ojos lentamente para mirarlo, asustado. Sus rostros estaban muy cerca, podía sentir el aliento del alto sobre sus labios. Este, en su fuero interior, no podía dejar de pensar en las enormes ganas que tenía de besarlo, de dejar de contenerse tal y como, sin saberlo, le estaba pidiendo el menor que hiciera. Pero al ver su mirada, sus ojos llenos de terror, recordó por qué estaba aguantando todo aquello. Finalmente, había sucedido, se había pasado y lo había dañado.
- Y-yo... - el alto se apartó de él con los ojos llorosos, lleno de culpabilidad. Se miró las manos como si fuera un asesino que acabara de cometer su primer asesinato, asqueándose de sí mismo y sintiéndose un monstruo. Luego miró a Yeosang, que aún estaba en estado de shok, y se dejó caer sobre el suelo, llorando - Lo siento - fue lo único que fue capaz de decir.
El menor consiguió respirar de nuevo con normalidad y se dio cuenta de lo que realmente había pasado. No era Venom, era Yunho. Era Yunho. Su Yunho. Su luna. La persona a la que amaba, un amor sano y de verdad, no tóxico y enfermizo. El chico que lo había consolado y ayudado tanto. Cayó a su lado preocupado porque seguía sin entender por qué había hecho aquello el mayor y por qué estaba sufriendo tanto. Quiso acercarse a abrazarlo pero este se apartó.
- No deberías de acercarte a mi Yeosang. No quiero volver a hacerte daño.
- No pasa nada, Yunho. No me has hecho daño, en serio, estoy bien. ¿Puedo decirte la verdad? - Yunho no respondió, solo había bajado la cabeza para mirar sus manos sobre sus rodillas mientras lloraba. Se le había levantado un poco la piel de las palmas - Me mata por dentro verte así. Yo también quiero protegerte, pero no puedo hacerlo si no me dejas. ¿Cómo te sentirías tú si yo no te dejara cumplir tu promesa?
- No quiero hacerte daño...
- Te prometo que no me lo harás. Por favor, Yunho, si me dejas ayudarte no me vas a hacer daño. Fallaste a tu promesa la primera vez que pensaste que la solución a lo que sea que estés pasando era alejarte de mí. Porque no lo es y porque me duele verte así y no poder hacer nada para ayudarte. Me duele que te alejes de mí.
- Entonces... ¿no hay forma de no hacerte daño? - lo miró a los ojos - Haga lo que haga te voy a dañar. No quiero eso.
- A veces no podemos impedir dañar a otros, solo podemos disculparnos por hacerlo e intentar arreglar las cosas. Mientras sea un dolor no intencionado, está bien. Mientras tu intención no sea hacerme daño, está bien. Me lo dijo Jongho una vez... el día de la fiesta de Navidad. Esas palabras fueron las que me hicieron ir a buscarte y dejar de alejarme de ti. Espero que esta vez, sean las que hagan eso por ti.
- Yo... lo siento Yeosang. Ojalá pudiera controlar lo que siento y no sentirme así. Ojalá pudiera soportar todo esto sin tener que alejarme de ti y así no hacerte daño. Ojalá hubiera una manera de no hacértelo. Pero no puedo aguantar más. No puedo soportar verte todos los días y no pensar en todo lo que me haces sentir. Si pudiera pararlo, te prometo que lo haría.
- No se a qué te refieres - la verdad comenzó a abrirse en la mente del menor que lo miró confundido, como si estuviera recibiendo demasiada información de golpe, negándose a la idea que su mente comenzaba a adivinar tras las palabras de Yunho. Porque no podía ser verdad, tenía que ser una broma, tenía que ser mentira.
El alto se secó las lágrimas y lo sonrió comprendiendo con solo mirarlo a los ojos que estaba comenzando a darse cuenta de lo que había estado guardando en su interior tanto tiempo, que en realidad había sido relativamente poco. Se acercó al menor, que permanecía mirándolo confundido y paralizado, y dejó un dulce beso en su frente. Luego tomó su rostro entre sus manos y acarició sus mejillas lentamente. Hacía poco menos de una semana que no tocaba esa piel pero se sentía como si hubieran pasado años y era aliviante volver a hacerlo, porque lo adoraba, tocarlo, lo adoraba.
- Eres precioso. Realmente precioso - dijo mientras volvía a derramar lágrimas - Es que no te imaginas lo hermoso que te ven mis ojos. El hombre más hermoso que he visto nunca. Desearía que no fuera así porque de esa forma no te dañaría, pero si no fuera así no me importaría de esta loca manera la posibilidad de hacerte el más mínimo daño. Lo siento. De verdad que lo siento muchísimo Yeosang. - se acercó a su oído y, antes de irse de allí dejando al contrario aún estupefacto, se lo susurró - Te amo. Pero no amor de amistad. Es que estoy enamorado de ti y no sé como remediarlo. Me han dicho que no se puede y por eso, te amo y te seguiré amando, Kang Yeosang.
3658 palabras
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro