[veinte]
AVISO: He puesto este símbolo "·" en la parte más delicada del capítulo. Ya saben, si eres sensible a temas como el sexo, la violencia, etc. Por favor, no leas lo que está entre esos puntos al menos. Se ruega la discreción del lector.
Las horas pasaban lentamente una tras otra mientras el miraba el reloj delante de él. Suspiró y se dejó caer en su cama con un suspiro. ¿Qué había hecho mal? Frunció el ceño mirando el techo pero pensando en otra cosa. Suspiró de nuevo. Necesitaba distraerse un rato así que dio vueltas en la cama hasta asomarse por el borde para ver a su primo absorto en su móvil tumbado sobre el colchón inchable en el que dormía.
- ¿Cómo te fue ayer con Hongjoong?
- Bien - respondió solo.
- ¿Qué hicisteis?
- Lo típico. Fuimos al templo, hablamos, tomamos algo, comimos, paseamos, hablamos...
- ¿De qué hablásteis?
- De todo un poco. Música, gustos - Jongho pensó en que el mayor también le había contado su historia con Yunho y la mayor parte del tiempo solo hablaba de él - Discutimos, como siempre. Pero no fue tanto como el día que nos conocíamos. Eran más... discusiones amistosas. Terminábamos riendo o sonriendo.
- Suena bien. ¿Por dónde estuvísteis?
- ¿Estás en medio de la investigación de un crimen? - el menor se giró para mirar a su primo con el ceño fruncido - ¿Por qué preguntas tanto?
- Necesito otra cosa en lo que pensar - suspiró y volvió a tumbarse mirando al techo.
- ¿Qué pasó?
- Ya te dije que se lo conté todo a Yunho.
- Ajá.
- No responde mis mensajes ni mis llamadas desde entonces. Cuando se lo conté fue todo bien, todo... perfecto. Y no pasó nada malo ni cuando nos despedimos. ¿Por qué no me contesta?
- A lo mejor le ha surgido algo, no te rayes.
- Pero es muy raro, Jongho. ¿Justo después de que le cuente lo de él? Y suele contestarme muy rápidamente cuando le envío un mensaje o lo llamo. No lo entiendo.
- Bueno, pasado mañana vuelves a clases ¿no? Tal vez puedas preguntarle cuando lo veas en persona.
- No puedo esperar tanto.
- Él siempre ha esperado por ti.
- Pero... Espera. ¡Mañana te vas! - Yeosang se dio la vuelta de nuevo para mirarlo con los ojos abiertos - No quiero que te vayas.
- Yo ya no vivo aquí, Yeo. Tengo que volver a clases también, ¿sabes? Yo tampoco quiero irme, pero es lo que hay.
- ¿Por qué tiene que estar tan lejos una escuela especializada en música?
- Tampoco está tan lejos, una hora en tren. No es mucho.
- Ya, bueno, pero no puedo verte tanto como antes. Es un asco.
- Lo sé. Por cierto, si tan desesperado estás por saber qué le ha pasado a Yunho, puedo llamar a Hongjoong. A lo mejor él sabe algo.
- Por favor - le rogó juntando las manos. Jongho rió por lo bajo y se incorporó acercándose a él mientras con el teléfono marcaba el número del amigo del alto. Cuando este contestó al otro lado, le pasó el móvil a Yeosang que lo cogió temblando por los nervios y el no saber que decir - Eeeeeh... ¿Hongjoong-hyung?
- ¿Yeosang?
- Jongho me prestó su teléfono para llamarte.
- ¿Qué pasó?
- Eso quería preguntarte yo. ¿Le ha pasado algo a Yunho?
- Esto... ¿Por qué lo preguntas?
- No me contesta las llamadas ni los mensajes desde por la mañana. ¿Sabes algo?
- Yeosang... Tú sabes que Yunho siempre ha insistido en que solo tú tienes la potestad de decidir quién sabe las cosas malas o personales que te han pasado ¿no? Pues digamos que esto es igual. No sé si debería decírtelo. No sin su permiso y él... No quiere hablar ni ver a nadie ahora. Necesita estar solo. ¿Puedes entenderlo? Solo lo ve su madre desde que esta llegó a Corea. Ni siquiera su hermana o Mingi entran en su habitación y Mingi nos dijo que Yunho había dicho que ni San ni yo fuéramos. Tiene esa tendencia estúpida suya a alejar a la gente de sus problemas para no preocuparles.
- Entiendo... ¿Podrías hacerle llegar un mensaje?
- Claro. ¿Cuál es?
- ¿Podrías decirle... que yo también quiero protegerlo y ayudarlo en todo lo que pueda como él quiere hacer conmigo? ¿Que me preocupa aún más no saber lo que le pasa y estar alejado de él por ello?
- Se lo haré saber.
- Gracias.
Hongjoong se dio la vuelta con un suspiro mirando hacia la casa de su amigo. Yunho era un estúpido cabezota. ¿Qué hay de malo en que tus amigos se preocupen por ti e intenten ayudarte? Solo daba dolores de cabeza a todos poniendo siempre a los demás antes que a él mismo.
Mingi salió de la casa en esos momentos y se dirigió hacia él. Habían quedado allí para hablar sobre Yunho ya que el menor había vuelto a ayudar a la hermana y la madre de este a primera hora por la mañana. Tras darle el mensaje de Yeosang y despedirse, Hongjoong volvió a su casa esperando que el alto se recuperara pronto de aquel bajón que estaba teniendo tras el ataque de ansiedad.
La madre del ahora peli-azul entró con la bandeja con la cena a la habitación de este un par de horas más tarde. La dejó en la mesilla de noche y se sentó en el borde de la cama. Su hijo alzó la vista de entre las sábanas para mirarla. Fingió una media sonrisa al hacerlo y ella posó suavemente su mano sobre la frente del chico.
- Siento no haber estado aquí, cariño. Ojalá pudiera estar siempre aquí - le repitió por décima vez en el día.
- Mamá, ya te he dicho que no pasa nada. Sé que estarías siempre conmigo si pudieras, pero no puedes dejar tu trabajo. Necesitamos el dinero.
- Lo sé.
- Siento haberte hecho venir hasta aquí. Espero que no te digan nada tus jefes.
- No te preocupes, he pedido una baja por problemas familiares. Aunque no puedo quedarme mucho tiempo.
- Lo sé.
- ¿Cómo te encuentras? ¿Tienes hambre ya?
- Sí, un poco. Pero todavía estoy cansado.
- Me han hablado de un chico que has conocido. Tu hermana me dijo que pintaste con él las paredes de la habitación. Que han quedado bastante bien, he de decir.
- Sí, así es - bajó la mirada, melancólica, el recordar a aquel que tanto quería.
- Mingi me ha dicho que Hongjoong le ha dicho que ese chico lo ha llamado preocupado por ti. Pedazo lío. Te ha dejado un mensaje que quieren que te diga.
- ¿De verás? ¿Estaba muy preocupado? ¿Le ha pasado algo o...? - se fue incorporando poco a poco notablemente alterado.
- ¡Hey! Tranquilízate cariño. Sí que te importa ese chico ¿eh? ¿Cómo se llama?
- Yeosang.
- Es un nombre bonito. Significa "sonido que resuena desde un punto alto".
- Que irónico - rió Yunho.
- ¿Por qué?
- No habla mucho. Pero cuando lo hace, no puedes olvidar sus palabras nunca. Como si resonaran en tu interior. Desde un punto alto... - pensó en lo inalcanzable que era el menor y lo difícil que era poder llegar a conocerlo de verdad. La verdad era que su nombre iba perfecto con su personalidad.
- ¿Te gusta ese chico?
- Yo... No debería de gustarme, mamá.
- Pero te gusta.
- Todos lo notáis muy rápido.
- Cuando amamos a alguien, no podemos evitar que se nos note. Siempre trataremos a esa persona de forma especial y hablaremos sobre ella de forma especial. Además, cuando alguien se ha enamorado o lo está, puede reconocer fácilmente que otra persona también lo está por sus ojos. La mirada de los enamorados, yo también la tengo - le sonrió.
- Con papá.
- ¡Por supuesto! ¿Con qué otra persona iba a ser?
- Podrías haberte enamorado de alguno del Caribe.
- Por el amor de Dios ¿tú crees que hay alguien que pueda conquistarme como lo hizo tu padre? ¡Ah, no, no amigo! Yo le pertenezco a él y no soy una mujer fácil.
El chico rió con las palabras de su madre, luego la miró con melancolía - Ojalá él también pudiera estar aquí.
Su madre sonrió con tristeza y asintió - A él también le gustaría estar con nosotros.
- ¿Cuál es el mensaje que me ha dejado Yeosang? - la preguntó intentando cambiar de tema.
- Mmmh... Creo que era algo así como que podías confiar en él para ayudarte y protegerte como tú lo ayudas y proteges y que tanto si sabe lo que te pasa como si no, si está lejos de ti o no, le preocupas.
- ¿Dijo eso?
- Me dijeron que te ha estado llamando y mandando mensajes todo el día pero que no has contestado.
- Apagué el teléfono.
- Ya, supuse que hiciste eso. ¿Quieres que te deje a solas para llamarlo y hablar con él? - su hijo asintió - Vale. Pues volveré a recoger tu cena luego - le besó la frente y se marchó de la habitación. El alto miró su mesilla de noche. Tomó algo de la comida que su madre le había hecho, pero tampoco mucho a pesar de que adoraba todo lo que su madre cocinaba. Luego cogió su teléfono y lo encendió.
Tenía miles de mensajes sin leer y llamadas perdidas tanto de San como de Hongjoong como de... Yeosang. Pulsó su número y se puso el aparato en la oreja, preocupado por el menor. Aún no sabía cómo iba a controlar sus sentimientos, pero supuso que si solo escuchaba su voz y no estaba delante de él sería más sencillo.
- ¿Yunho? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
- ¿Te he molestado porque estabas haciendo algo?
- No, para nada. Jugaba a las cartas con Jongho. Mañana se va a su casa, no vive aquí. Quiero decir, que vive lejos.
- ¡Oh! Despídete de él por mí y deséale un buen viaje.
- Lo haré.
- ¿Estás bien?
- Te pregunté eso yo primero y no respondiste.
- Es verdad - rió por lo bajo - Perdona.
- ¿Qué te ha pasado? Por lo que Hongjoong me dijo, es algo bastante malo...
- Hongjoong exagera. No le hagas caso. No te contestaba los mensajes ni las llamadas porque había apagado el móvil. Perdona, necesitaba algo de silencio y tranquilidad. Lo siento, en serio.
- No pasa nada, lo entiendo. Pero estaba preocupado. Pensé que a lo mejor, después de lo de ayer tú...
- ¿Yo qué? Yeosang no te voy a dejar. Nada de lo que me haya pasado es tu culpa ¿sí? Te hice una promesa, no la voy a romper.
- Ya, perdona por dudar de ti.
- Es normal, no te preocupes. Solo no vuelvas a hacerlo.
- Claro. Yo tampoco quiero obligarte a decirlo si no quieres, Yunho, pero puedes decirme qué ha pasado sea lo que sea.
- No es nada, en serio Yeosang.
- Si no fuera nada me lo habrías dicho y no estarías con evasivas. Te conozco lo suficiente como para saber eso. Nunca me has hablado de tus problemas o de nada triste que te haya pasado. Solo cosas buenas, como si tu vida fuera perfecta y feliz. Pero nadie tiene una vida así. Quiero que confíes en mí para contarme lo malo también. Eso también es parte de ti y quiero conocerte al completo.
- Confío en ti Yeosang, en serio. Solo no soy mucho de hablar de mis problemas, me cuesta hacerlo.
- Entiendo. Puedo esperar. Tú siempre esperaste por mí.
- Gracias por entenderlo.
- Después de todo lo que haces por mí, no es nada.
- Pero tienes razón, tienes derecho a saberlo más que nadie. Tú me contaste todo eso, yo puedo contarte lo mío.
- Te escucho.
- Yo... tengo ansiedad ¿sabes? Me la diagnosticaron cuando tenía siete años y tenía mis medicaciones y todo. Hubo un tiempo en que tenía mucho ataques de ansiedad. Cuando salí del agujero que estaba metido esos días, los ataques se fueron reduciendo hasta el punto en que ya no los tenía. Mi medicación se fue reduciendo también. Pero ayer me dio uno por la tarde. Me han vuelto a subir la medicación y me encuentro muy cansado hoy. Eso es todo. Pero estoy bien.
- Ayer... ¿te dio un ataque de asiedad?
- Sí. Pero, por lo que más quieras, ni se te ocurra pensar que fue culpa tuya. No fue culpa tuya ni por lo que me dijiste ni nada. ¿Vale?
- Está bien. ¿Te encuentras mejor?
- Sí, tranquilo. Mañana estaré como nuevo.
- Eso espero.
- Bueno, no te entretengo más. Tienes que disfrutar lo que te queda con tu primo antes de que se vaya ¿no?
- Pero si quieres hablar...
- No te preocupes por mí, estoy bien. Vuelve a jugar a las cartas con él.
- Okey...
- Chao.
- Espera, Yunho.
- ¿Sí?
- Yo... yo...
- ¿Sí?
- Te quiero.
Después de decir aquello, el menor colgó. El alto rió con una amplia y sincera sonrisa. Se llevó el móvil al pecho y se dejó caer en la cama. Le había dicho que lo quería. Yeosang, el chico tímido y misterioso que casi nunca da primeros pasos, le había dicho que lo quería antes de que él mismo lo hiciera. Incluso si solo era un 'te quiero' entre amigos, el amor de la amistad, era suficiente para hacerlo feliz. Al menos, Yeosang lo quería, no lo amaría, pero lo quería.
Se mordió el labio recordando que no debía de pensar en esas cosas, que debía calmarse a si mismo y controlar sus propios sentimientos. Intentó pensar en otra cosa mientras dejaba el teléfono en su mesilla de noche y su madre entraba para llevarse la bandeja con lo que su hijo había dejado en ella.
Luego, rebosó el silencio en la casa porque todos en ella se habían ido a dormir. Aquella noche, Yunho volvió a soñar lo que no debería ni haberse imaginado nunca. · Se despertó sintiendo sus bóxers demasiado apretados y se encogió sobre si mismo.
- Por favor, para. Por favor, para. No me hagas esto cuerpo, para - se repitió una y otra vez mientras lloraba. La erección no tardó mucho en bajar, pero él siguió llorando bastante tiempo después. · Por primera vez, sentía lo que era odiarse a sí mismo. Pues a pesar de todo lo que había pasado en su vida, él nunca se había menospreciado hasta aquel momento.
Cogió aire con lentitud e intentó tranquilizarse. No iba a darle otro ataque de ansiedad. No podía permitirlo. ¿Y preocupar de nuevo a todos los que quería? Ni pensarlo siquiera. Comenzó a contar ovejas, pero esa es una de las más falsas leyendas. Solo lo entretenía pensando en otra cosa, no volvería a dormirse solo con eso.
¿Cómo iba a soportar volver a ver a Yeosang después de las cosas que había soñado y pensado que le hacía? ¿Cómo iba a mirarlo a la cara y fingir que todo estaba bien dentro de él cuando lo amaba con tanta intensidad? ¿Cómo iba a ir a clases para encontrárselo en su pupitre pero ahora siendo más cercanos cuando no debería dejarse llevar por ese sentimiento?
Parecía que hubieran pasado siglos desde la última vez que entró en clase y vio a Yeosang sentado en su sitio con un cómic entre sus manos. ¿Qué iba a pasar ahora? ¿No sería malo para su autocontrol que las cosas cambiaran entorno a cómo eran antes ellos dos allí?
Su mente viajó a la primera vez que vio al menor, sentado con su móvil entre sus manos, alejado del mundo. Le llamó la atención desde el primer instante. No tuvo tiempo de hablarlo antes de que entrara el profesor. Se lo encontró por los pasillos pero tampoco pudo decirle nada. Le ignoró y le evitó durante mucho tiempo. Comenzaron a dejarse notas. Lo protegió de aquellos que se hubieron metido con él. Lo curó de sus heridas, le compró un protector de pantalla y una funda nuevas. Lo vio llorar en el descanso de las escaleras sin imaginarse si quiera por qué lo hacía, ahora lo sabía. Más notas. Lo habló por primera vez, tan tímido, tan frágil. Lo vio en la esquina junto a la margarita. Lo oyó cantar. Le acompañó a su casa. El incidente de los altavoces. Se alejaron. La nota para que no hubiera más notas. No hablaban, no se miraban. La fiesta de Navidad. El día pintando su casa. La quedada con Jongho y Hongjoong. El día anterior. Todo se le antojaba ahora tan lejano y distante, como si se tratara de una película, pero en verdad solo habían transcurrido tres meses. Tres meses, tanto tiempo y tan poco.
El alejado, misterioso y distante Yeosang se había transformado en el adorable y tímido chico de las notas para terminar siendo un preocupado pero bromista amigo del que se había enamorado. ¿En qué momento sus intenciones curiosas y de solo amistad se habían transformado en la emoción tan intensa y poderosa llamada amor? ¿Cómo habían llegado sus sentimientos a aquel punto? ¿Cómo podía detenerlo o echarlos hacia atrás ahora? ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado y difícil?
Una vez prometió que no saldría de nuevo con nadie si no lo amaba de verdad, si no estaba seguro al 100% de que sus sentimientos hacia la otra persona superaban con creces la simple atracción sexual. Pero ahora que había encontrado a esa persona, tampoco podía salir con él porque eso lo dañaría. Se imaginaba como sería si Yeosang supiera de sus sentimientos. Se alejaría de él de nuevo, tendría miedo otra vez, le recordaría a aquel horrible ser que tanto lo había daño. Él no quería ser como ese pedazo de mierda. No quería acercarse a su corazón, ser su amigo y terminar siendo su novio si eso hacia que la historia pareciera repetirse en la cabeza del menor. Él no era así, no quería ser así, no quería hacer daño a Yeosang.
Solo quería alejar el dolor de él, hacerle olvidar que cosas como esas le habían pasado, enseñarle todo lo que se había perdido como le había enseñado las tiendas de ropa, ayudarlo a tomar sus propias decisiones y ser él mismo siempre, escuchar su opinión sobre cualquier tema, hacerlo feliz, llevarlo a la playa... Pero, ¿podría hacer todo aquello controlándose de no pasarse llevado por sus sentimientos para no hacer daño al menor? Ya le había pasado que su entusiasmo le había emocionado demasiado como para hacer cosas que no debía hacer delante de él. ¿Podría controlarse ahora? ¿Y si no lo hacía? ¿Qué pasaría? No podía perder a Yeosang, no podía hacer eso.
Pero como cuando miraba los ojos del menor para darse cuenta de que podría esperar por él todo el tiempo que hiciera falta, supo que sabría controlarse delante del rubio para no dañarlo. No era tanto cuestión de poder hacerlo o no, era que tenía que hacerlo.
Así que cogió su teléfono móvil y abrió Instragam. Obviamente se había dado cuenta de que el menor se había creado una cuenta en la red social hace mucho tiempo para seguirlo y darle like a sus fotos. Ahora, Yeosang, que tenía su cuenta en privado, solo tenía tres fotos subidas. Una era de la habitación del alto después de haber sido decorada, con este sentado en el suelo con las dos brochas. Recordaba habérsela hecho justo después de terminar de pintar, antes de que Yeosang se fuera a ducharse. Otra foto era una en la que estaban Hongjoong y Jongho cantando en el karaoke y, la última foto, era de la familia del menor reunida para comer el día anterior. En ninguna salía el rostro del rubio, ni siquiera en la foto de perfil de la cuenta. Yunho pensó que debería de hacerle alguna foto para que la subiera, pues su rostro era demasiado precioso para estar oculto tras la cámara.
- Kang Yeosang - dijo para sí mismo mirando la pantalla de su teléfono móvil con el perfil de Instagram del menor en ella. A tu izquierda, como en las notas. - Kang Yeosang - repitió - Daré todo de mí para que nunca te des cuenta de todo lo que te amo, mi preciosa y frágil rosa.
3335 palabras
1. ¿Podemos hablar de los logros que tiene esta historia? No son lo mejor de lo mejor pero estoy feliz por esas cuatro hermosas personitas que me comentan y los fantasmas que leen la historia 👀🧡
2. CAPÍTULO 20 YA?! KQNDKWKDKWKDKWKDKWKD y lo que le queda a la historia. Las ideas que tengo son bufff... El siguiente capítulo os va a matar. Lo que os queda. Os quiero 🧡🧡🧡🧡👀
Hasta la próxima letra mis dropies!!!🧡🧡🧡
Natsuqui Cloudrain
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro