Capítulo 86:
❝Las arrebatadas decisiones de nuestra patética muchacha❞

　　　 La puerta de su habitación suena dos veces.
　　　—Adelante —cede inocentemente, tomando su refresco y otorgándole un largo trago. Espera que sea All Might, también quiere un abrazo de él.
　　　El imparable y terco duo Magatta se adentra a la habitación de su hija. Kana frunce los labios y su mirada se encuentra con el intenso ojo rojo de su padre.
　　　—Hija… —murmura Naoko, acercándose a la cama.
　　　—Les pedí, por favor, que me dejaran sola —gruñe, y aparta la mirada.
　　　Su buen humor se desvanece de inmediato. Estaba muy feliz con todo a su alrededor, hasta había dejado de pensar en ellos y el engaño en que la hicieron vivir, pero ahora los tenía frente a ella una vez más y no podía evitar sentirse enojada… indignada con su sola presencia. La sola idea de que ella pudo haber asesinado a sus propios padres la había atormentado esos últimos meses, y ahora esos dos se presentaban como si nada.
　　　—Kana, escúchanos, por favor —suplica su padre—. Tuvimos que hacerlo… por tu bien. Ese sujeto iba a matarnos si nos encontraba, debimos huír.
　　　—No es eso lo que me molesta —masculle, y se muerde el labio—. Ustedes… pudieron decirme, ¿saben? Algo como «nos iremos un tiempo» o cualquier cosa, pudieron explicarme la situación… He pasado estos últimos meses creyendo que fui yo quien los asesinó… Ni siquiera sé cómo he podido llegar hasta aquí con ese sentimiento en mi pecho… Si me hubiera enterado de algo así cuando estaba sola… esta charla ni siquiera estaría ocurriendo. Ustedes estarían llorando por un cuerpo sin vida.
　　　Ambos fruncieron los labios.
　　　—¡Pudieron enviar una carta! ¡Una postal! ¡Cualquier cosa! Pero en su lugar me dejaron hundir, dejaron a los abuelos hundirse en depresión y morir, me dejaron a mi suerte, como los cobardes que son.
　　　—¡Kana!
　　　—No —gruñe—. Ustedes eran mis héroes, los admiraba… ¡incluso muertos! Dije «se sacrificaron por mí, tomaron riesgos por mí», me dije que debía estar agradecida por tener padres tan entregados y abnegados como ustedes… pero en la primera oportunidad que se les dio me abandonaron. Ahora mismo estaría mejor si estuvieran muertos…
　　　—Hija, no digas eso, por favor…
　　　—¡Los coloqué en un pedestal de oro y ahora se han caído!
　　　—Hicimos lo mejor para ti, hija…
　　　—Ya no me digas “hija” —gruñe, y le aparta la mano con un fuerte golpe que hace eco en la habitación—. Ya no soy su hija.
　　　—Kana… —suplica su padre.
　　　—Por favor, finjamos que siguen muertos.
　　　—¿Qué?
　　　—Yo… los amo, a pesar de todo son mis padres… no quisiera que mi imagen por ustedes cambie de ninguna forma… Por favor, vamos a fingir que este encuentro nunca pasó, usaré un quirk de borrado de memoria o algo así, yo… solo quiero seguir amándolos, pero no puedo ahora que sé esto. Lo siento mucho…
　　　—No tiene por que ser así, Kana —insiste Naoko, sentándose en la cama con ella y acariciándole el cabello—. Podemos intentar volver a ser una familia feliz, ¿sí? Ahora, sin ese sujeto detrás de nosotros, todo será más fácil… lo prometo.
　　　—No puedo hacerlo —asegura, y empieza a llorar—. Soy feliz con Shōta como mi papá… soy feliz en la U.A, soy feliz con mis compañeros, soy feliz con mis maestros… No quiero dejar de lado esta felicidad para intentar algo de lo que ni siquiera tienen seguridad si funcionara… no quiero ir a terapias y tomar pastillas… Por favor, dejen que siga así… se los suplico. Dejen intacta mi felicidad.
　　　—Kana, tu madre y yo siempre hemos querido lo mejor para ti —asegura Kasumii, y le sujeta el hombro para plantarle un beso en la frente. Extrañaba que hiciera algo así, pero no se sentía igual—, y si piensas que sin nosotros serás más feliz… vamos a aceptar tu decisión.
　　　—¿Lo harán?
　　　—Solo, por favor, cuídate mucho —suplica Naoko, sujetándole las manos y besando sus nudillos—. Esto, hija —señala su prótesis—, son cicatrices de las que debes estar orgullosa, porque son cicatrices causadas para salvar vidas inocentes e idefensas. Cicatrices de héroes, Kana, que tienen más valor que cualquier otra que puedas causarte.
　　　—Sí… —murmura, y mira una última vez directo a aquellos ojos ambas idénticos a los suyos. Las manos de su madre son de un material parecido al metal, lo que las mantiene eternamente frías—. Gracias.
　　　—Te volverás una genial heroína, Double —asegura su padre—. Te seguiremos de cerca.
　　　—Vale… gracias.
　　　Cada uno le da un último beso antes de salir de la habitación.
　　　Kana toma un fuerte respiro. No debería usar su quirk, pero realmente no quier sufrir más… Su mayor deseo es ser feliz. Quisiera tener un quirk para regresar el tiempo al momento en que sus padres “fallecieron”, quisiera que vuelvan a ser una familia feliz. Incluso ahora se está cuestionando si debería realmente borrar su memoria. No es que los odie, solo está dolida por la situación. Quizás puede solucionar todo con terapias, quizás, aunque no vuelvan a vivir juntos, puedan volver a formar parte de su vida…
　　　Toma un fuerte respiro e intenta tranquilizarse. Quizás, en otra situación, puedan hablar tranquilamente, con café y galletas para intercambiar la información de todo lo sucedido en el transcurso de un año.
　　　—¡Double! —exclama el entusiasta médico de cabello castaño.
　　　—¿Mande? —responde ella, sabiendo que detrás de esa apariencia se encjentra su padre. Su verdadero padre.
　　　—¿Cómo te sientes?
　　　Toma un fuerte respiro y observa sus manos.
　　　“No tengo idea.”
　　　—Excelente.

…

uf.