Capítulo 69:
❝El regreso de nuestra ya no tan patética muchacha❞

　　　El timbre para iniciar las clases resuena en el lugar. Lo alumnos del 1-A se sientan en sus respectivos asientos. Todos observan con aflicción, cada uno en distintos niveles, el asiento vacío de Kana.
　　　Su profesor encargado se adentra al salón.
　　　—Les traigo buenas noticias —habla, y se permite esbozar una sonrisa.
　　　—¿Buenas noticias? —repite Tsuyu.
　　　La desaparecida alumna se adentra al salón. Su camisa desarreglada, su corbata sobre los hombros, su chaleco desabotonado, su cabello despeinado con algunos mechones sobre su rostro, sus ojos cansados y sin brillo.
　　　—¡Kana! —exclaman algunos.
　　　—¡Koenmoku! —exclaman otros, pero prácticamente lo hacen todos al mismo tiempo.
　　　—Buenos días —habla ella, observando sus manos—. Yo… sé que los preocupé mucho durante esta semana que me ausenté a clases… ¡perdonen por hacerlos pasar por tantas molestias! Prometo que no pasará de nuevo.
　　　—¡Estábamos todos tan preocupados po ti, Kana! —exclama Mina, poniéndose de pie y saltando a abrazarla.
　　　—¡No vuelvas a preocuparnos así, por favor! —sigue Ochako, abrazándola también.
　　　No toma más de unos minutos para que nuestra muchacha sea totalmente rodeada de abrazos y comentarios de alivio.
　　　—Hey, copia barata —habla Katsuki, acercándose al grupo y apartando a todos del camino hasta llegar a ella. Eleva su puño y sonríe de lado—. No vuelvas a preocuparnos así, idiota.
　　　Ella sonríe ampliamente y eleva su puño para chocarlos.
　　　—¡No volveré a hacerlo, Katsuki!  Lamento haberte afligido.
　　　—Tch, ¿quién dijo que era yo el afligido, idiota? Me refería a estos imbéciles que han estado lloriqueando por ti todos los días.
　　　—Claro que sí, Katsuki.
　　　—Bien, suficiente cursilerias, regresen a sus asientos.
　　　Les toma un tiempo, pero finalmente se dispersan. Kana suspira mientras se sienta en su alejado lugar. y saca sus cuadernos. Está feliz de haber vuelto.
　　　—¡Nee, Kana! Almuerza con nosotros —pide Ochako, acercándose a ella—. Ya llevamos mucho sin almorzar juntos, ¡y mira! ¡Te traje café! ¡Bien cargado, dos cucharadas de azucar y una de crema!
　　　—Y yo te conseguí un roll cake de matcha —indica Tenya.
　　　—¡Y yo traje tonkatsu! —agrega Izuku— All Might me dijo que no parecías no haber comido bien, y que te gustaba el cerdo, ¡así que copié la receta de mamá! No creo que sepa tan bien, pero me esforcé muchos.
　　　—Se están preocupando mucho por mí, muchachos —ríe nerviosamente—. La verdad es que traje mi propio bento, muchas gracias.
　　　—¿Ah? ¿Tu propio bento? No te vi bajar a la cocina —acusa la chica.
　　　—Bueno, fue en la madrugada. No podía dormir así que lo hice… ¡pero gracias!
　　　La verdad es que no trae solo uno, sino cuatro bentos. Uno de Shōta, otro de Nemuri, otro de Hizashi y otro de Toshinori. Se los había encontrado de camino a la academia, cada uno por separado. Cada uno había comentado que el otro había dicho que no había comido bien en esos días, y que por eso le habían preparado comida. No tuvo valor de comentar a ninguno el hecho de que el otro le había otorgado ya un bento.
　　　—Kana, tú… ¿tienes alguna especie de romance prohíbido con Aizawa-sensei? —pregunta Ochako, observando con intensidad a su compañera, quien come su segundo bento, reunida con todas las chicas en la habitación de Tooru.
　　　—¿Ah? —ríe burlonamente, elevando una ceja.
　　　—¡No te preocupes, Kana-san! —advierte Momo— Nosotras no diremos nada, lo juramos.
　　　—¿Qué las llevó a pensar eso? —ríe un poco más.
　　　—Ayer que nos interrumpió, él te dijo Kana, y tú lo llamaste Shōta —justifica Mina—. Por eso, nosotras pensamos-
　　　—Estan malinterpretando todo, chicas —asegura, y coloca un dedo en sus labios—. Aizawa-sensei no es mi amante, es mi papá.
　　　—¡¿Ah?! —exclaman todas.
　　　—¡Pero ni siquiera tienen los mismos apellidos!
　　　—Aunque es de admitir que son muy parecidos.
　　　—¡Pero dijiste que tus padres fallecieron!
　　　—Es mi padre adoptivo —aclara una vez más—. Bueno… mi tutor legal. Él ha cuidado de mí todo este tiempo, es gracias a él que estoy aquí. Perdón por no decirles antes, íbamos a mantener todo esto en secreto para evitar malentendidos o algo así. A pesar de todo, aquí dentro intentamos mantener una relación de alumna-profesor, pero parece que no somos tan buenos en ello, eh. Supongo que metí la pata.
　　　—Tener a Aizawa-sensei como padre —murmura Tooru—, ¡no puedo imaginarlo! ¡Debe ser horrible!
　　　—No… de hecho, es muy bueno. Él se preocupa por mí, me prepara comida, me compra libros… Bueno, lo hacía, como ahora estamos aquí ya no. Ahora solo me da el dinero para la comida y esas cosas.
　　　—Bueno, es normal, creo que todos los padres son así —señala Kyoka—. Creo que en realidad todas teníamos sospechas de eso, pero como nos dijiste que tus padres estaban muertos…
　　　—¡Perdón por ser tan impertinentes! —se disculpa Momo, y coloca sus manos juntas frente a ella.
　　　—Está bien, chicas —asegura, terminándose la comida—. Solo… háganme el favor de no decirle a nadie más, ¿sí?
　　　—¡No te preocupes, Kana-chan! ¡Tu secreto está seguro con nosotros! Después de todo, ¿para qué son las amigas?
　　　“Amigas”.
　　　Kana sonríe y sus ojos se iluminan un poco ante tal comentario. Será raro, pero gracias a su apariencia y forma de ser, además la reputación de sus padres, no había tenido “amigas” hasta ese momento.
　　　—Gracias… amigas.