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Capítulo 68

Capítulo 68:
❝Koenmoku❞

   —¡All Might! —exclama Aizawa Shōta, acercándose al debilucho héroe y sujetándole el cuello de la camiseta para colocarlo a su altura— ¿Qué fue lo que pasó en Tártaro?
   —¿Por qué me lo preguntas a mí? —murmura, sorprendido por el repentino agarre.
   —¡Porque Kana no quiere decirme nada! Desde que regresaron de ese lugar ella se encerró en su habitación y no ha querido salir. No ha asistido a clases desde hace ya una semana, y los chicos dicen que no ha salido de su habitación. Han intentado hablarle, pero no quiere abrirles la puerta. ¡Y yo lo he intentado, pero no responde! He tocado su puerta, le he mandado mensajes de texto, de voz, la he llamado de mi celular, del de Nemuri, del de Hizashi, del de Uraraka, Midoriya, Bakugo y Todoroki, pero la respuesta es siempre nula. ¿Qué mierda pasó allá?
   All Might toma un fuerte respiro y se rasca la nuca. Sabía que la noticia iba a afectarle, pero no creía que llegara a ese punto.
   —Yagi, estoy a un pelo de derribar la puerta de su habitación, te lo juro.
   —Bien, te contaré —murmura—. Pero deja de ser tan agresivo, eso no la ayudará.
   —¡Entonces habla de una maldita vez!
   —Verás, al principio la conversación fue… muy tranquila. Él le dijo muchas cosas, pero ella permanecía tranquila. Le confesó la probabilidad de ser su padre, pero ella permaneció tranquila. Le sugirió unirse a la Liga, pero permaneció tranquila. Ante todo permaneció tranquila… Hasta el final.
   —¿El final?
   —Él le dijo “no fue Stain quien asesinó a tus padres, fue un Nomu”.
   —¿Un nomu? Pero, no hubieron reportes de uno hasta el ataque a la U.S.J.
   —Él agregó “la inspiración para las bestias que ves hoy en día, fuiste tú”. Y ella colapsó.
   Aizawa se estremeció ante la última confesión.
   —Creo que ella intentó resistir la idea, pero él… él le dijo: ¿qué tal si solo lo protegiste porque tu subconsciente aun se siente culpable de lo que sucedió?
   —Él… se refería a lo que sucedió conmigo, ¿no? Cuando ella se convirtió en un nomu para salvarme de otro.
   —Temo que sí. Fue ahí que no resistió más. En el camino iba muy silenciosa, como el viaje es largo se le secaron los labios y empezaron a sangrar, pero ni siquiera se molestó en limpiar la sangre… Intenté hablarle, pero no oía nada. Ella estaba… perdida.
   —Ya veo —gruñe—. Madita sea, sabía que no era buena idea.
   —Lo siento… yo creí que esto sería de ayuda para ella, pero la perjudicó más de lo que esperaba.
   —Tengo que hablar con ella —suspira, y aparta el cabello de su rostro.
   —Aizawa, yo… lo siento.
   —Está bien, no es del todo tu culpa.
   Da media vuelta y se retira de ahí. Entra al edificio de su clase y sube las escaleras hasta el segundo piso, donde se encuentra con todas las chicas frente a la habitación de Kana.
   —¡Kana-chan! —exclama Mina— Hey, te preparamos café y un pastel de chocolate…
   —No has comido nada en estos días —agrega Ochako.
   —Nos tienes preocupados —murmura Momo.
   —Por favor, di algo —habla Tooru, con la voz quebrada.
   —Chicas —llama Shōta—, chicas, déjenla. Me encargaré yo.
   —¡Aizawa-sensei! Por favor, asegúrese que esté bien. ¡Estamos realmente preocupadas por ella!
   —Está bien —suspira, y toca la puerta—. Hey, Kana, soy yo.
   El silencio.
   —Kana, sé lo que sucedió… hablemos de eso…
   Silencio una vez más. La puerta se abre un poco, dando paso a la oscuridad.
   —¡Ka-! —Kyoka detiene a Ochako.
   —Déjalos —susurra.
   —Shōta… —susurra la chica—, yo… lo siento.
   —¿Puedo pasar?
   —Supongo…
   Él suspira fuertemente.
   —Váyanse, chicas. Yo me encargo, les avisaré cuando esté bien.
   —Por favor, cuídela.
   Aizawa abre un poco más la puerta y entra a la habitación. La luz está apagada, las cortinas cerradas. Todavía no oscurece, por lo que puede ver el desorden en el lugar. La cama está desarreglada, el piso tirado, su brazo postizo reposa sobre el refrigerador, y lleva una camisa manga larga que cubre su muñón, el aire acondicionado permanece encendido.
   Ella luce totalmente demacrada y cansada. Su cabello, a pesar de estar atado, se nota totalmente despeinado, sus ojeras aumentaron, sus mejillas lucen adelgazadas, y en sus labios se mantienen rastros de sangre.
   —Yo… hice algo horrible, Shōta —al principio se matenía impasible, pero su voz se quiebra y empieza a llorar—. Soy un monstruo, ¿cómo podría ser llamada héroe?
   —Kana, niña, escúchame —murmura, y la abraza paternalmente—. Ese idiota solo está jugando con tu mente, ¿sí? El reporte oficial lo dice, el sospechoso principal es Stain.
   —Yo… no quería verlo, ¿entiendes? Pero atando cabos ordené todo. Esa noche yo peleé con ellos, ni siquiera recuerdo por qué, creo que fue porque comenté algo sobre mi futuro, pero ellos se enojaron mucho conmigo… les grité, me gritaron, y todo se mezclo… Yo… yo no recuerdo nada, eso de que me protegieron… fue lo que yo creí, porque no recordaba nada. Cuando recuperé la consciencia me tragué lo que me dijeron los doctores… pero ahora… ahora todo tiene sentido, Shōta… la única culpable aquí… ¡soy yo! ¡Lo siento mucho! ¡Lo siento!
   —Ya, Kana —no tiene idea qué decir, ¿cómo puede consolarla en esa situación?—. Niña, escucha, sé que es algo difícil de procesar, de entender, pero… aun si lo hiciste, escucha, eso no te quita el mérito de las cosas maravillosas que has hecho con tu quirk. Eras joven, inexperta, a pesar de todo tú estás aprendiendo a controlarte, ¿no? Para hacer cosas buenas. Y estoy seguro, Kana, que donde quiera que ellos estén, están orgullosos de ti.
   —Lo siento mucho, ¡lo siento tanto! —lo abraza con fuerza, aferrándose a él con su único brazo— ¡Por favor, perdóname! Soy una cobarde, no me siento capaz de salir y verles el rostro… Lo siento. Esto no es digno de una héroe, por favor, perdóname.
   —No hay nada que perdonar, niña —susurra, y le limpia las lágrimas con cariño—. Solo… no vuelvas a preocuparme así, y no vuelvas a preocupar a tus compañeros.
   —Sí, lo prometo —susurra, bien aferrada a él. Realmente no quisieta soltarlo.
   —Ahora date una ducha, limpiate la sangre, humecta tus labios y peinate. Te ayudaré a limpiar tu habitación.
   —Muchas gracias… papá.

-cries-

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