Capítulo 29:
❝Como Kana descubre que no es tan patética como se ha dicho a lo largo de esta historia❞

　　　Todos los presentes están paralizados por el aura terrorífica que emana el villano del que se ha hablado en estos últimos capítulos. Todos excepto Kana, quien escucha atentamente su discurso y la forma de retar a todos. Lame la sangre ya no tan fresca pero todavía no seca que descansa en su mano, y el héroe se paraliza.
　　　El sabor le da nauseas, pero se las aguanta unos momentos.
　　　Aunque esos momentos no duran demasiado, y termina vomitando al lado de un edificio.
　　　—Que asco —se lamenta, y escupe un poco más.
　　　—Hey, niña, ¿estás bien? —pregunta Gran Torino.
　　　—Sí —intenta tranquilizar—. Sí, de maravilla. Y disculpe, señor Gran Torino, ¿le molestaría explicarme exactamente cómo funciona su quirk? Entiendo lo de la propulsión através de la planta de sus pies, pero-
　　　—Kana —llama Todoroki—, no creo que este sea el momento.
　　　—Perdón —murmura.
　　　Y nuestros cuatro jóvenes héroes son trasladados al hospital. Kana podría usar su regeneración, pero necesita colocar correctamente su brazo para sanarlo apropiadamente.
　　　Así que ahora está en el hospital, con el brazo vendado e inmovilizado, en una habitación que comparte con los otros tres involucrados, quienes poseen heridas similares a la suya… solo que un poco menos grave.
　　　—Realmente es un milagro que sigamos vivos —suspira Midoriya Izuku.
　　　—Lo es —asegura Kana, sabiendo que su milagro no durará mucho, pues al ser dada de alta será seriamente regañada por Aizawa… «No voy a lastimarme» le dijo, pero ahí estaba, con múltiples laceraciones en el brazo. Tiene tres heridas graves: una con tres puntadas, otra con cinco, y otra con dos.
　　　Los héroes encargados de los muchachos se adentran a la habitación. Gran Torino, Manual, Mortal Beast y Aizawa, de hecho. Endeavor no está. A los cuatro héroes los acompaña el oficial Tsugaramae Kenji.
　　　—Con que fueron ustedes quienes detuvieron al asesino de héroes —habla el perro. Kana lo observa fijamente.
　　　—Disculpe, su qu-
　　　—¡Koenmoku!
　　　—Perdón.
　　　—Ahora mismo, el Asesino de Héroes se encuentra en tratamiento, pues se le encontró con severas quemaduras, fracturas y laceraciones serias.
　　　Kana escucha todas las palabras del policía, pero está más preocupada por la regañadora mirada de Shōta, quien se ve bastante enfadado por su condición actual. Seis de los ocho involucrados son regañados, pues hay que recordar que Kana es resguardada por su mentor, quien asegura firmemente haberla vigilado en todo momento en forma de una hormiga. Los tres varones son adecuadamente regañados por sus mentores, ella en cambio...
　　　—Diste lo mejor de ti, Double —sonríe Beast, y Kana devuelve la sonrisa—. Eres genial.
　　　—Gracias, Beast. Fue gracias a tu meticulosa supervisión que llegué tan lejos.
　　　Ambos ríen con cierta burla.
　　　—Koenmoku, ven para acá —indica Shōta, totalmente serio.
　　　—Recen por mí —susurra, y sale de la habitación junto a él, sosteniendo su brazo lastimado con la intención de darle lástima y que su regaño sea más suave.
　　　Se retiran un poco de la habitación, y Kana baja la mirada sabiendo lo que viene.
　　　—Te dije que no te metieras en problemas, Kana —empieza el regaño—. Y dijiste que te ibas a cuidar, pero mírate, tienes jodido el brazo. Sé que quieres ser una heroína del bajo mundo, una anti-héroe, pero eso no quiere decir poner en riesgo tu integridad física ni mental cada que se te dá la oportunidad. Te alejaste de tu deber y pudiste estar en riesgo de muerte. Tienes suerte de tener sangre AB positivo y poder recibir de cualquier donante, ¿pero qué tal si no hubieras tenido tanta suerte y hubieras perdido demasiada sangre antes de llegar al hospital? Además, lamer sangre de esa forma, ¿en qué piensas, Kana? ¿Qué tal si ese sujeto hubiera tenido alguna enfermedad rara e incurable?
　　　—Perdón —es lo único que es capaz de pronunciar—. Pero estoy bien.
　　　—Por esta vez, Kana. ¿Qué tal si la próxima no tienes tanta suerte, maldita sea? ¿Es que acaso quieres morir?
　　　—No.
　　　—Ahora, gracias a esto, no podrás seguir con tu pasantia, ¿entiendes?
　　　—Sí. Lo siento, no era mi intención preocuparte. Yo... realmente confié demasiado en mí, pero creo que todavía tengo mucho camino que recorrer.
　　　Aizawa suspira fuertemente. Ya no tiene nada más que reclarmarle. Sabe que reconoce perfectamente su error, pero es que estaba muy preocupado por ella.
　　　—Por ahora solo descansa, niña. Lo necesitas.
　　　—Sí. Descansaré. Gracias por preocuparte por mí, lamento causarte tal angustia. Prometo cuidarme mejor apartir de ahora.
　　　—Eso espero. Regresa a la habitación, te mandaré algo de comer después... la comida de hospital es repugnante.
　　　—Gracias. Descansaré todo lo que pueda.
　　　Regresa a la habitación y se lanza a la cama. El brazo le duele, pero no es nada que no pueda soportar. Observa al techo y sus ojos se llenan de lágrimas. Hacia mucho nadie se preocupaba así por ella, es casi doloroso encontrar una figura paterna de ese estilo luego de haber tenido que arreglárselas ella sola durante casi un año entero.
　　　—¡Koen-san!—exclama Midoriya, dándose cuenta de la situación de la única muchacha.
　　　—Kana, ¿te encuentras bien?—se apresura a verificar Todoroki.
　　　—Es solo que—habla, con voz quebradiza, limpiando torpemente sus lágrimas y sentándose correctamente en su cama. Se siente incapaz de decirlo; después de todo, sigue siendo un secreto que nadie debe saber con tal que no se malentienda, además, no cree que su vida privada sea tan interesante cómo parece—, ¡me duele mucho el brazo!