Capítulo 185
Capítulo 185:
❝Donde Kana toma una decisión importante❞
Kana sube al edificio donde empezó la pelea y abre la puerta del cuarto de servicio, sin dudarlo saltan sobre ella sus tres gatos y su único perro. Suspira de alivio mientras lo acaricia para calmarlos al tiempo que intenta alejarlos para que no laman su sudor.
—Ya, ya —suspira, besando la frente de Keina y sujetando a Ute con una mano para que no se acerque al vacío—. Voy a dejarlos en casa, perdonen hacerlos pasar un mal rato.
Coloca a Chispita y Chocolate sobre sus hombros y a Ute sobre su cabeza, ajusta el arnés de Keina. Antes de bajar permanece de pie unos segundos observando la ciudad desde la azotea mientras piensa en las palabras de Hana. "Un beso de amor, como en los libros". ¿Ahora debería pedirle a Izuku que la bese? ¿No sería incómodo? ¿Y luego qué pasaría? No se sentía lista para besar, ni siquiera sabía cómo se hacía eso, nunca había besado, nunca había tenido ni la idea de besar a un niño, a una niña tampoco, los besos le parecían raros.
Está ordenando sus ideas y armando un plan cuando la patética gata idiota la toma por sorpresa al saltar de su cabeza. Se estremece y corre detras de ella para salvarla de caerse al vacío y matarse, pero sus intentos son en vano pues la ve saltar cual clavadista, incluso se lanza al piso y derrapa un poco pero sus dedos solo logran rozar con la cola de Ute. Se levanta, dispuesta a lanzarse tras ella con tal de salvarla aunque le cueste su propia vida, pero lo detiene el peso de un pequeño cuerpo cayendo sobre su cabeza. Ute maulla.
Eleva la vista y se encuentra con un portal abierto. Al lado de ella aparece uno nuevo del que sale Kenta, sonriéndole ampliamente.
Sus ojos se llenan de lágrimas al verlo y le ofrece una gran reverencia de inmediato.
—Gracias —solloza—, no sabía que haría si se moría.
—Veo que todavía no pierde esa fea costumbre, eh —ríe, atrapando a Ute entre sus manos. La gata maulla y ronronea mientras se frota contra su rostro—. Me dijeron que tuviste una pelea, parece que fue dura.
—No tienes idea —ríe entre sollozos intentando limpiar sus lágrimas. Las hormonas la ponen sentimental—. Soy como Blancanieves atrapada en una pesadilla —se irgue y echa su cabello hacia atrás—, acabo de descubrir que necesito un beso de amor para recuperar mi quirk.
—¿Quién tuvo esa idea? Suena a un cuento soñador, ¿no?
—Como el que crearía una niña...
—Sí, exacto —abre sus brazos para permitir a Ute saltar a Kana otra vez—. ¿Ya sabes a quién vas a besar? —ella niega.
—Creo que el tema aquí es buscar quién quiera besarme... O cómo lograr que alguien quiera besarme.
—Quizás debas dejar de leer tantos shōnen y empezar a consumir un par de shōjos, ¿no? Digo, si aprendiste a pelear a base de manga, animes y videojuegos, seguro puedes hacer lo mismo respecto a amor —se acerca a ella y con sus manos cubiertas por pesados guantes negros le abrocha los dos primeros botones de la blusa, que se le han soltado gracias a la pelea y el derrape que acaba de dar.
—Tiene sentido si lo dices así —admite, admirando su traje. Es sencillo, camisa ajustada a su cuerpo y con patrones de estrellas, tiene visores que lleva levantados, una capa y pantaloncillos blancos, sus piernas son cubiertas por medias negras ajustadas que cubren parte de sus pies descalzos pero dejan al aire el talón y sus dedos. No sabe cuál será su estilo de pelea para ir vestido así.
—Claro que tiene sentido —ríe mientras le arregla la corbata. Cuando la ha amarrado acaricia a Ute una última vez—. Tengo que irme ya, estoy en media pasantía y solo pasé por aquí porque te vi subir. Si todo sale mal y sientes que no tienes esperanzas recuerdan que siempre existen los sitios de citas, ¿sí? Llámame cuando necesites consejos de amor.
—¿Desde cuándo eres un cazanova? —ríe también, viéndolo abrir un portal.
—No lo soy, pero si eres tan horrible en esto como yo entre dos idiotas debe salir una buena idea —le guiña el ojo y hace "finger guns" antes de entrar al portal—. ¡Cuídate!
El portal se cierra ante ella y se permite reír una vez más, acaricia a Ute antes de acomodarla en su cabeza otra vez. Va por sus otros dos gatos para colocarlos en sus hombros y toma a su perro por la correa. Esta vez no se toma su tiempo para salir del edificio y dirigirse a su apartamento, ni siquiera se molesta en sacarse el equipo, incluso está pensando que debería salir con su equipo todos los días por si las moscas. Ahora debe reponer tre balas y una de sus dagas, incluso está pensando que debe suplirse de más para los próximos combates, aprovecha el camino de vuelta a casa para seguir el consejo de Kenta y por primera vez luego de años se compra un par de mangas shōjo y varios juegos otome. No puede negar que le da vergüenza ser vista comprando tales cosas, pero es todo por un bien mayor: necesita recuperar su quirk y no jugar con sentimientos ajenos en el proceso. No puede solo ir y pedirle a Izuku que la bese, eso sería darle falsas ilusiones y ella lo es todo menos una rompecorazones, no tiene de otra más que hacerlo a la antigua: ¡va a conquistarlo! Va a hacerle saber sus sentimientos de la manera más pura y pronta posible. Kenta tiene razón, si aprendió tantos quirks en juegos y revistas seguro puede aprender a ser romántica de la misma forma.
Cuando va saliendo de la tienda y vuelve a tomar a sus animales se encuentra a Endeavor delante suyo con los brazos cruzados.
—Tu pasantía no termina todavía.
—Tengo que dejar a mis animales en casa —se excusa, escondiendo en su espalda su bolsa de comprados.
—¿En la tienda de videojuegos?
Kana ve el cartel encima suyo y maldice muy muy bajito.
—Uhm... había un robo —miente—. Esta es mi recompensa.
—Tienes cinco minutos para integrarte al grupo, Double.
—Pero tengo que cambiarme.
—Debiste pensar en eso antes de perder el tiempo.
—¡Pero-!
—¡Cuatro minutos!
Sin reclamar corre a su apartamento. Solo abre la puerta y a prisas saca el arnés de Keina, deja sus compras en el sofá, cierra todo con seguro y sale corriendo de nuevo.
—¡Treinta segundos tarde! —regala Endeavor.
—¡Mis más sinceras disculpas! —exclama, ofreciéndole una reverencia.
—¡Diez vueltas a la cuadra!
—¡¿Diez?!
—¡Doce!
—¡Sí, señor! —se lamenta mientras empieza a correr.
—¡Deku!
—¡Sí! —se alarma el pobre brócoli.
—¡Ve con ella por llegar tarde!
—¡Sí, señor!
Las dos fuerzas opuestas no tienen de otra más que obedecer.
No es necesario aclarar lo cansada que regresa Kana a su apartamento, ni hablar del desastre que lleva hecho el uniforme, con la falda quemada, la camisa sin botones, ha perdido la corbata.
—¿Día pesado? —la recibe Shōta, viéndola echarse al sofá para sacarse las botas de su equipo.
—Ajá —jadea, sacando seguro a seguro.
—Vi la pelea con Hana, ¿estás bien?
—Ajá —lanza la prima bota como si no fuera equipo que vale millones, pero si aguanta un golpe de Deku debe aguantar un golpe contra el piso—. Capturé a Hawks.
—Felicidades. ¿Te encargarás de la interrogación?
—Nah —lanza la otra bota y deja sus pies encontrarse con el helado piso, se echa hacia atrás en el sofá y deja salir mucho aire—, para eso está la policia, ¿no?
—Sabes que Hana vendrá por él.
Guarda silencio viendo a Shōta alistar su equipo para salir a su patrullaje nocturno.
—Estoy lista para ella.
—Y sabes que no vendrá sola.
Deja salir todo el aire que sostiene sus pulmones e intenta solo hundirse en el sofá, perderse entre las almohadas.
—Estaré lista para enfrentarme a Shigaraki cuando salga de ese tubo de ensayo.
Eraserhead suspira, resignado.
—Te dejé la cena en la mesa. Date un baño antes de dormir, apestas.
Ella ríe y le arroja un cojín, él ríe también encogiendo un poco el cuerpo.
—Que te vaya bien.
—Tira esa ropa sucia, no tiene remedio.
—Entendido.
—Hizashi vendrá más noche, llámale si quieres algo del supermercado.
—Vete ya.
—Buenas noches, Kana.
—Buenas noches, papá.
Se coloca sus botas de combate y sale del apartamento. Kana toma un enorme respiro y deja salir todo antes de empezar a sacarse los guantes, el seguro de su equipo le ha quedado marcado en la piel y gracias a los movimientos bruscos uno tras otro se le han hecho un par de moretones, también tiene raspadas las rodillas y los codos. Toma otro respiro y se pone de pie para guardar sus cosas antes de irse a la cocina y tomar su comida, se va a la habitación y solo se saca la ropa, lanzándose en prendas íntimas a la cama. Sus mascotas no se tardan en invadir su privacidad y acomodarse en los espacios vacíos del colchón, Keina que es un perro listo cierra la puerta al entrar y antes de lanzarse a pies de su ama, Ute se acuesta sobre su abdomen y Chispita y Chocolate se hacen bolita entre Keina. Kana lleva un poco de fideos a su boca mientras toma el primer tomo de uno de los muchos manga shōjo que compró, reza que tengan aunque sea un poco de peleas y violencia o de lo contrario va a caer dormida antes de terminar el primer volumen.
O eso pensaba antes de devorarse los cinco volúmenes en cuestión de unas pocas horas y terminar con los ojos inflamados, la nariz rojiza e hipando un poco a causa de los sollozos.
Uno a uno los mangas son leídos, analizando cada pequeño detalle en sus protagonistas. Sabe que ella no es del tipo "chica linda", bajita y de grandes ojos redondos que se sonroja por cualquier cosa. Ella es casi casi una bestia, o así se percibe, de rostro alargado y ojos filosos, altísima y mamadísima.
—¡Kana! ¡Llegamos! —anuncia Shōta entrando a su apartamento.
Desde hace unos meses Hizashi se había mudado oficialmente al apartamento, desde que se acabo el internado en la U.A específicamente. Le gustaba tenerlo en casa, mantenía a Shōta de buen humor y se sabía un montón de recetas americanas.
—¡Bienvenidos! —responde simplemente, pasando la página de su manga.
—Duérmete ya, no quiero batallar para despertarte mañana.
—¡Ok!
Pero no se duerme hasta que toma su celular y se horroriza al ver que casi son las cuatro de la madrugada, asoma por su ventana para contemplar como los primeros vestigios de sol empiezan a asomae tímidamente. Deja sus mangas en su escritorio y se pone su pijama, se acuesta y arropa para aprovechar sus dos horas de sueño, antes podía darse el lujo de dormir poco, pero ahora que su potencial se basa no solo en estrategia sino mayormente en capacidad física pues debe descansar más.
—¡A la escuela!
Como todas las mañanas a las seis Shōta golpea su puerta para despertarla. Amanece con el cuerpo adolorido, pero sabe que esa no es excusa para alistarse lo más rápido que puede. Ahora que ha perdido su uniforme no tiene de otra más que colocarse el que usaba el año pasado, la falda que antes le llegaba debajo de la rodilla ahora le llega a medio muslo, la blusa y el saco le quedan ajustada perfectamente a su medida, sus medias negras ahora parecen a punto de cortarle la circulación en las pierna, pero sus zapatos aún le quedan bien. Se limpia la cara y se arregla el cabello. Toma su mochila y sale a desayunar.
—¡Kana-chan! ¡Buenos días! —saluda Hizashi, arreglando su cabello para iniciar el día.
—Buenos días —responde sonriendo al sentarse.
—¡Vi tu pelea ayer! ¡Estuviste genial!
—Gracias.
—No avales ni alabes sus imprudencias —regaña Shōta, sirviendo el desayuno a cada uno—. Acabo con moretes en todo el cuerpo por andar saltando de aquí a allá con su equipo y además arruinó su uniforme. Además, casi mata a Keina y los gatos.
—Claro que no —reclama frunciendo el ceño—, estuvieron siempre a salvo conmigo —Ute salta a su cabeza como siempre. Al parecer es un lugar que encuentra sumamente cómodo y agradable—. Bueno, excepto Ute.
—Pero Ute siempre está a punto de matarse —señala el rubio. Su pareja le da la razón al asentir.
Terminan su desayuno y Kana se encarga de dejar todo preparado para sus mascotas antes de irse con su tutor a la Academia, al entrar cada uno toma su camino, él a su oficina y ella a su salón de clases.
Va caminando tranquilamente cuando a lo lejos divisa a un eternamente malhumorado rubio caminar en su dirección. Como ya se dijo ha quedado más bajo que ella, aunque más alto que Deku y Shōto, su cabello sigue exactamente igual al año pasado, a diferencia de ella y Deku él solo ha definido más sus músculos pero no ha ganado musculatura, por lo que luce torneado y esbelto pero no fornido, tiene esa eterna mirada filosa y tajante de intensos iris rojos, y parece que esconde algo en su espalda.
—Buenos días, Katsuki —saluda sonriéndole una vez la distancia entre ambos se ha acortado lo suficiente.
El rubio chasquea la lengua y rueda los ojos, revela lo que lleva detrás suyo y extiende ante nuestra protagonista un ramo de frescas y brillantes flores. Ella permanece inmóvil observando las plantas decorstivas delante suyo antes de levantar su mirada a su amigo, quien no aparta sus ojos de ella.
—Son para ti —anuncia, y los ojos de la muchacha divisan un poco de color rosa pintarle las blancas mejillas. Aunque ese rosa no se compara para nada en lo rojo que tiene ella el rostro—, porque hiciste un buen trabajo ayer.
—Gracias —habla muy bajito, y en sus temblorosas manos toma el ramo. Baja la mirada por la vergüenza y el nerviosismo—. No debiste.
—Quería hacerlo por ti.
Ella toma un fuerte respiro y asiente ante sus palabras. Anoche estaba pensando que no era una chica linda que se sonrojaba por cualquier cosa pero ahora estaba como la protagonista de sus shōjo, con la mirada hacia el suelo, los labios fruncidos, los ojos bien abiertos y el rostro totalmente colorado
El timbre resuena.
—Vamos a clases.
Bakugo da media vuelta y se encamina a su salón, cuando ella levanta la mirada para verlo partir se encuentra a casi todos sus compañeros espiando la escena. Todos corren al interior del salón cuando lo ven acercarse. Respira profundamente al saber que ahora va a tener que aguantarlos a todos ellos cuando entre.
Pero, independientemente a eso, esas rosas la han hecho muy feliz.
。。。
Feliz jueves de ahorcar niñas patéticas!!
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