Capítulo 180
Capítulo 180:
❝Un verano que pasa muy rápido porque no tenemos tantos capítulos ya y aún tengo que cerrar el otro arco❞
Esa noche Kana regresó al apartamento sin ser atrapada por Shōta. Subió por las escaleras de emergencia hasta la cocina, y al ver que no había nadie ingresó a su habitación. Se sacó el yukata y se puso su pijama, observando unos momentos su cuerpo en el espejo.
—Eres una chica linda —se halaga a si misma, señalando el reflejo que observa.
Ríe para sí misma.
Ella era más que una chica linda.
Era linda, inteligente y fuerte, a su manera, como cualquier otra chica.
Mientras se admira escucha la puerta del apartamento abrirse.
—Ugh, esta niña —gruñe Shōta.
Abre la puerta y asoma el rostro.
—Estoy aquí —murmura, sonriendo de lado.
—¡Kana! ¿Desde cuándo estás aquí? ¡Hizashi y yo llevamos buscándote horas!
—Llegué a la estación de tren y decidí volver. Perdona por escapar y preocuparlos, fue imprudente y peligroso, no volveré a hacerlo, pero no pude decirles que regresé porque mi celular se cayó cuando intenté escapar por la ventana.
Shōta suspira con fuerza.
—No importa, niña. Me alegra que estés bien. Espero al menos hayas visto los fuegos artificiales desde tu ventana.
—No alcancé a verlos realmente.
—Descansa ya, Kana. Buenas noches.
—Buenas noches, papá.
El verano empezó esa noche, y continuó el día siguiente.
Continuó por dos meses, de hecho.
No había nada que hacer por una vez en el año, las pasantías se habían suspendido, no habían tareas, no había trabajo de verano para Kana, no tenía que ocuparse de nada en casa más que en colocarse sus audífonos cada que Shōta e Hizashi estuvieran libres al mismo tiempo. No tenía ningún cómic nuevo que leer, no tenía quirks que estudiar, solo jugaba videojuegos y entrenaba como loca.
Esa mañana había salido a correr junto a Keina y sus gatos. Ute iba cabalgando sobre su cabeza mientras que a Chispita y Chocolate los cargaba en una mochila en su espalda por la cual los felinos asomaban la cabeza, llevaba puestos los audífonos y el cabello atado en dos moños. No era mucho de hacerse peinados complicados, pero Shōta había estado aprendiendo algunos en internet para hacerlos en Eri cuando volvieran a verla, y en alguien debía practicar.
Detiene sus pasos delante de una tienda de ramen.
Y sonríe.
Ata a Keina a un barrote cercano y deja la mochila con Chispita y Chocate a su lado, sabiendo que sus animales son inteligentes y no van a escapar. Aparta levemente la cortina del local y asoma su cabeza.
—¿Buenas?
—¡Estamos por abrir! Tome asiento, por favor.
—Solo vengo a regresar algo.
El muchacho que atiende levanta su mirada hacia Kana, sus ojos se encuentra y en su rostro se pinta una inmediata sonrisa.
—¡Kana! —exclama, y sin pensarlo salta la barra. Corre hacia ella y la abraza con fuerza, levantándola levemente del piso.
—Hola, Kenta —ríe ella, devolviendo el abrazo y sosteniendo a Ute para que no se caiga—. Vengo a regresarte a tu patética gata.
—Te dije que no es patética —ríe también, soltándola.
La felina salta de la cabeza de la chica a brazos del muchacho, para subir a sus hombros de inmediato.
—Gracias.
—No he podido hablarte porque perdí mi celular, pero te dije que te la devolvería, ¿no? —y ríe— La verdad es que le tomé más cariño del que me gustaría admitir.
—Es fantástica, ¿no lo crees?
—Y problemática —suspira, acariciando la cabeza de la gata.
Ambos se sonríen. Kenta se da cuenta que ella ha cambiado bastante en cuestión de unas semanas. Ha crecido más, y su cuerpo luce menos delgado y más tonificado, la camiseta sin mangas que lleva puesta le permite ver los músculos de sus brazos. Además, aunque no puede verlo gracias a los moños, seguramente también su cabello había crecido.
—Debo irme ya —indica sonriendo—, papá se preocupa si no llego temprano y tú estás a punto de abrir. Volveré otro día.
La ve dar media vuelta para salir por donde entró, pero la detiene de inmediato.
—Voy a volver a la Academia.
—¿Ah? ¿En serio? —sonríe ella, aplaudiendo emocionada como si no supiera ya de la noticia, como si no fuera ella quien lo va a ayudar a regresar— ¡Genial! ¡Felicidades! ¡Estoy ansiosa por verte en combate!
—Gracias —sonríe de lado, desviando la mirada—, al parecer seré... patrocinado por un héroe famoso o algo así. No quisieron decirme quién era pero... seguro es alguien genial, y espero poder darle las gracias cara a cara pronto. ¡No voy a decepcionarle!
—Obviamente no lo harás —ríe, y le golpea el pecho con cariño—, tienes potencial, puedo verlo.
—Gracias. ¿Cómo vas con... tu quirk y tu equipo?
—Mejor de lo que pensaba que me iría —admite—. Ya no estoy trabajando en él porque al parecer necesito un permiso o algo así, por lo que se lo dejé al departamento de apoyo. Me lo entregarán la próxima semana para que empiece a entrenar, mientras tanto solo me estoy volviendo fuerte.
—Definitivamente veo los resultados —ríe, asintiendo con la cabeza.
—¿Y tú con el local?
—Oh, mucho mejor. Papá se está recuperando más que nunca, quiere volver a trabajar. Solo abriremos una vez al día y dos los fin de semana, así que estaremos bien.
—Me alegra oír eso —sonríe, aliviada—. Debo irme en serio, Kenta, pero pasaré otro día en serio y comeré algo contigo, ¿de acuerdo? Adiós.
Y se retira por donde llegó, llevándose consigo su perro y sus dos gatos.
Sin darse cuenta que a sus espaldas la sigue una gata tuerta y coja.
Cuando se detiene delante de su apartamento para abrir la puerta, Ute salta sobre sus hombros.
—¡Hey! —exclama, acariciándole la cabeza de inmediato— Te escapaste, eh —y ríe—. Está bien, no me molesta cuidarte un rato más.
El resto del verano pasa con calma, tranquilo. Sale a correr en la mañana, almuerza con Kenta, entrena toda la tarde con pesas y rutinas diferentes, socializa con Shōta e Hizashi cuando puede...
Está bien.
Y así llega el primer día de clases como estudiante de segundo año.
Se observa unos momentos en el espejo antes de retirarse. Por primera vez en su vida va a ir presentable a la Academia, con la blusa bien colocada y la corbata atada, el chaleco bien puesto y el cabello peinado.
Sale de su habitación con la mochila en hombros, Shōta la está esperando en la entrada. Ahora que ya no estarán en el mismo salón y prácticamente todos saben que son padre e hija no les importa llegar juntos a la Academia.
Cuando llegan a la entrada se separan de inmediato, despidiéndose mutuamente con la mano.
Llega a su salón y por reflejo las miradas van hacia ella.
—¡Kana! —exclaman las chicas, acercándose emocionadas a ella para abrazarla.
—Estás... diferente —murmura YaoMomo, y por primera vez hablando con Kana debe ver hacia arriba para encontrar sus ojos.
—Yo creo que estás... —Tooru deja ir una risita—, a otra altura —y su risita se vuelve una carcajada.
Koenmoku Kana efectivamente ha crecido... mucho. Solía medir lo mismo que YaoMomo, siendo más alta que Todoroki y Bakugo por solo un par de centímetros, pero ahora estaba a la altura de Shōji, quizás unos centímetros más incluso. El resto de sus compañeras había cambiado levemente, creciendo solo un par de centímetros o cambiando levemente su peinado, y ella había vuelto como una gigante.
—Es una lástima —suspira, desviando la mirada—, las chicas altas no somos... lindas.
—¡Yo creo que son preciosas! —exclama Midoriya, quien pasaba a su lado justo a ese momento.
Encuentran sus miradas y ambos se sonrojan al verse. Él ha cambiado también, no ha crecido, pero se ha cortado el cabello de los lados, y sus pecas resaltan como nunca, quizás gracias a que también se ha bronceado un poco.
Ella ha crecido mucho, como ya se dijo. Su cabello ha crecido más y se ha cortado un flequillo que cubre su frente. Se ha hecho dos perforaciones, una en la izquierda de su labio inferior y otra en la ceja izquierda, donde tenía sus primeras cicatrices. ¿Se puede llegar con perforaciones a una Academia japonesa? No lo sé, pero esta muchacha es considerada el próximo símbolo de la paz, nadie va a decirle qué no puede hacer o cómo debe presentarse. Además, su piel eternamente pálida ha mejorado, sus ojeras han desaparecido, sus labios lucen suaves y humectados.
Luce saludable.
Y eso la hace ver más linda.
Ella sonríe ampliamente, como para romper la tensión que se ha creado entre ellos. Él le sonríe, un poco incómodo al darse cuenta de la escena que ha creado.
—También me alegra verte, Izuku.
. . .
bueno hoy no es jueves de niñas patéticas pero por fin me puse ñas pilas, tengo 5 capítulos escritos y espero volver a ser constante así que no me aguanté a publicar.
perdón por la espera pero gracias por la paciencia y el constante apoyo 🥺
les amo uwu 💕
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