Capítulo 168
Capítulo 168:
❝El puesto de ramen y la linda muchacha❞
El puesto se cierra sin problema alguno. No hay forma de ver hacia afuera, y no hay forma que desde afuera puedan ver adentro. La chica que estaba atendiendo le ofreció a Kana sentarse en uno de los bancos de manera delante de la barra.
Cuando estuvo todo cerrado corrió escaleras arriba y regresó con un botiquín en manos, con el que trató las quemaduras en manos de la joven heroína. Eran muy leves, pero sabía que esas quemaduras podían dejar marcas feas si no se trataban.
—Entonces, ¿qué te tiene corriendo, Double?
—Mi nombres Koenmoku Kana —se presenta, observando las vendas que cubren sus extremidades—, puedes decirme Koen, Koe, Moku, Koku o Mo... o Kana, no me molesta.
—Koenmoku —repite—, es un lindo apellido. Es... exótico —y ríe—. Mi nombre es Ushima Kenta, mi papá es propietario de este lugar, pero yo soy el único que lo atiende.
—Ah... eres chico.
—Sí —sonríe, y se apoya en la barra—, no te preocupes, tiendo a confundir a la gente.
La chica linda, que hemos descubierto ahora que es un muchacho lindo, tiene el cabello largo de color muy negro, más negro que la noche, sin brillo, negro puro, liso, con largos mechones cayendo delante de su rostro, sus hombros y su espalda. Sus ojos son de un azul muy intenso, y tienen brillos en forma de estrellas. Su piel es sumamente pálida, casi blanca. Su rostro es alargado, su nariz es pequeña y redonda, sus labios son pálidos como su piel y muy delicados, lucen sumamente suaves y muy bien humectados. Es alto, más alto que Kana.
—Entonces, ¿vas a decirme por qué luces tan aterrada?
—Acabo de ser traicionada —masculle, frunciendo los labios—. Eso es todo lo que puedo decirte, creo. Supongo. No lo sé, aunque pudiera decirte más no sé por dónde empezar —se sujeta el rostro con las manos y exhala con fuerza.
—Hey, está bien, yo también soy estudiante de la U.A.
—¿Ah?
—Bueno, lo fui —se corrige, rodando los ojos—. Tuve que salir para atender este lugar. Papá está muy enfermo y alguien debe asegurarse que mi hermana siga estudiando. Lo que quiero decirte es que puedes confiar en mí, ¿ok? —y le sonríe ampliamente. Sus mejillas blancas se pintan de azul muy clarito, como sonrojo... pero azul. ¿Sonazul? No le importa. Es sorprendente ver como en su piel se pintan nubes a medida el celeste se dispersa por sus mejillas y su nariz.
—¿Cuál es tu quirk? —pregunta, genuinamente interesada.
—Oh, puedo crear pequeños agujeros negros —explica—. Puede absorber y destruir o absorber y transportar —dibuja un círculo en el aire con su dedo y surge un agujero negro que absorbe el botiquín en la barra, otro agujero negro surge del techo y el botiquín cae desde ahí—. Es cool, ¿no? Aunque ahora solo lo uso para limpiar.
—Ya veo. Nunca te había visto en la Academia.
—Éramos muchos alumnos, es normal. Yo tampoco te había visto a ti hasta que hiciste eso del nomu. Bueno, no importa, ¿me dirás qué te pasa?
Frunce los labios. Aún está medio aturdida, sigue deseando que todo lo que está pasando a su alrededor sea un sueño.
—Me acaban de quitar mi quirk —escupe—. Me lo robaron. Intentaron asesinarme, y a cambio de salvar mi vida me lo arrebataron, por eso tengo esto aquí —y señala el agujero en su camiseta, cubierto en sangre—. Me quemé las manos al quemar a mi atacante con lejía y alcohol... No le prendí fuego, claro, solo... se lo arrojé.
—¿Quién fue? ¡Deberíamos llamar a la policía! ¡Los héroes! Sabes quién fue, ¿cierto? ¿Dónde fue? —se saca el celular del delantal y empieza a marcar el número de emergencia.
Kana se apoya en la barra y le arrebata el celular de las manos.
—¿Estás loco? ¡No te lo permitiré!
—¿No me-? ¡¿Te estás oyendo?! ¡Hay alguien ahí fuera arrebatando quirks! ¡Es peligroso! ¡Y si te atacó entonces es un villano! ¡Hay que llamar a los héroes!
—Yo soy la heroína —y se señala a sí misma. Su mirada es intensa. Estremece al muchacho de ojos como noche estrellada—, y fallé. Si yo no pude contra ellos nada podrá. No tenemos de otra más que resignarnos, Ushima-san. Si los llamas ahora solo los llevarás a un destino igual al mío.
—¿Quién te hizo esto?
—Hawks, el héroe alado —suelta sin duda alguna—, y un nomu inteligente al que he bautizado Hana.
—¿Hawks? —repite, y frunce el ceño— ¿Por qué Hawks haría esto?
—Es... largo de explicar —se lamenta, y regresa a su lugar. Se sujeta el rostro unos momentos—. No puedo contártelo todo, Ushima-san. Yo... yo ni siquiera sé si esto es real. No sabes cuánto estoy deseando que todo esto sea un sueño —se aparta el cabello del rostro y gruñe, sus pupilas se dilatan como un gato, y sus ojos ámbar se llenan de lágrimas—, hace unas semanas todo esto era una mierda y cuando todo se calmó creí que iba a ir para bien de una vez por todos pero... pero ahora todo se va a la mierda otra vez, y es toda mi culpa. Dios mío, soy un fracaso como antihéroe y como heroína, ni siquiera como villana podría ser útil ahora. Me siento enferma, oh Dios, oh, Dios —su voz se quiebra.
Se levanta de su silla y corre a la puerta que tiene señalización como baño. Es un baño, efectivamente. Cierra la puerta con quizás demasiada fuerza.
—¡Moku-san! —Kenta salta la barra y golpea la puerta del baño, afligido por la recién llegada.
—¡Lo siento! —exclama la joven— Lo siento. Solo... solo quiero calmarme.
El muchacho frunce los labios. La escucha llorar bajito.
—Está bien. Te esperaré aquí.
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