Capítulo 165
Capítulo 165:
❝Sonidos de sorpresa❞
—Entonces lo admites.
—El sistema es una mierda, pero que sea una mierda es lo que nos permite a nosotros tres estar aquí —gruñe, mostrando sus dientes—. De no ser por el sistema me hubieran separado de mis padres y yo sería una pobre, triste y patética huérfana que no estaría donde está ahora, que no tendría este cuerpo, esta voz, este cabello y probablemente ni siquiera estaría aquí. De no ser por el sistema de mierda tú hubieras muerto apaleado a golpes por un padre alcohólico y abusador y tu madre se hubiera suicidado. De no ser por el sistema de mierda Hana hubiera sido encerrada y desmantelada, hubieran experimentado con su cuerpo, la hubieran torturado, ni siquiera se dignarían a tratarla con una persona. El sistema es una mierda, pero nosotros tres y más somos los que se están beneficiando de esta mierda. Si tanto te molesta entonces deja de trabajar como un puto héroe y regresa a la pobreza de la que fuiste rescatado, Keigo.
Hana frunce los labios. Esas son las mismas palabras de Naoko, "el sistema es una mierda, pero nos permite vivir bien entonces no debe ser tan malo".
—Ustedes dos son idiotas que no comparten más de media neurona —continúa, rodando los ojos—. ¿Qué ibas a sugerir? ¿Retomar el plan de asesinar a toda la Administración? ¿Dejar a Hana a cargo de todo solo porque ella es "buena y tiene un corazón puro"?
Ahora es Keigo quien frunce los labios. Hay una adolescente siete años menor que él delante suyo hablándole con un terrible tono prepotente, sintiéndose superior que él y actuando como si lo fuera. Y genuinamente cree que ella es superior que él, es inteligente y tiene una capacidad intuitiva mayor a cualquier héroe que haya conocido. De verdad lo está haciendo sentir como un imbécil.
—Te hice una pregunta, héroe. ¿Era ese tu plan maestro?
—Kana, basta —masculle Hana, sujetándole el brazo.
—No, no basta —gruñe—. Eres un adulto, ¿no? Y te estás dejando convencer por un ideal utópico de una adolescente que no sabe ni entiende lo más mínimo sobre política ni economia básica. Es estúpido. Eres estúpido. Eres un niño soldado, ¿no? Un héroe con una carrera de cinco años. El héroe N° 2 al que un montón de jóvenes admiran y tienen como un ejemplo por su fuerza, dedicación e inteligencia. ¿Y tu plan era asesinar a un montón de hombres en traje? ¿Eso fue lo mejor que tu cerebro de pollo pudo pensar?
—¡Kana! —reclama la otra, y le sujeta con más fuerza.
—El sistema es una mierda pero definitivamente no son imbéciles como tú los que harán un cambio.
—¡¿Y tú qué otro plan tienes?! —reclama molesto, levantándose ante la emoción. Pronto se arrepiente, Kana es más alta que él, y ha crecido más en esos meses secuestrada.
—No pienso responder tus problemas de vida, adulto. Busca tú tus propias respuestas, pero no nos metas a mi hermana y a mí en esto. Si quieres hacer tu revolución entonces adelante, me aseguraré de estar en las líneas del frente para ser yo quien te haga caer.
Ambos gruñen. Es como dos perros a punto de atacarse.
—Seré yo el sol que queme tus alas, Ícaro.
—¿Entonces no te importa la sociedad? ¿No te importa que hayan más niños como Todoroki Shōto, Todoroki Touya, Shimura Tenko, Eri, Shinsō Hitoshi, Midoriya Izuku? Son niños a los que el sistema les dio la espalda por su quirk o su posición en la sociedad. ¿No te importa que existan héroes como Endeavor con su inmunidad? ¡¿No te importa que se nos permita eliminarnos entre nosotros como si fuéramos basura descartable?!
Kana entrecierra los ojos.
—¿Eliminaste a alguien, héroe? —sonríe de lado, burlesca.
—Ya, es suficiente —masculle Hana, haciendo espacio entre ambos usando sus manos—. Kana, vámonos ya, tenemos que dormir.
—Hana, no puedes simplemente abandonar tu ideal —la detiene Keigo, sujetándole el brazo orgánico. Su agarre es firme, fuerte. Desesperado. Sus largas uñas se clavan accidentalmente en la delicada piel de la muchacha. Su rostro refleja angustia, una expresión que nunca le había visto.
Kana gruñe y le sujeta la mano para alejarlo de Hana. La de cabello corto se aleja y se esconde detrás de su hermana, curando las marcas que ha dejado el pro héroe.
—Mi ideal no era... asesinar gente, ni reinar Japón —murmura, desviando la mirada—. Yo quería... ser feliz con ustedes. Contigo, con los muchachos, con mis papás, con mamá, con Tenko, incluso con Twice, Dabi y Toga... De verdad pensaba que quebrando el sistema llegaría a eso, pero... Kana tiene razón, atacándolos no lograremos nada. La tía Taree tenía razón también: si atacamos nos verán como villanos, y moriremos como escoria, solo para darles más poder... no vale la pena, Keigo.
—Es broma, ¿no? —ríe dolido, intenta sujetarla otra vez, pero Kana lo aparta, golpeándolo con su prótesis para alejarlo— Hana... Hana, tenías grandes planes. Tenías deseos de grandeza, ¿no? Querías un mundo mejor para nosotros... para todos nosotros. No te importaba morir en el proceso, me lo dijiste, dijiste que estabas preparada... ¿fue mentira?
Frunce los labios.
—Pero podemos ser felices aquí, Keigo —asegura, pero no se acerca a él. Le causa cierto temor, y agradece no tener que fingir valentía, pues Kana está con ella—. Podemos ser felices viviendo así, podemos intentar cambiar todo de buena manera, desde adentro.
—Eso no va a funcionar. Ya lo he intentado.
—Tampoco asesinar a los altos mandos va a funcionar. Los golpes de estado-
—¡No es un golpe de estado!
—¡Si vas a atacar a la Comisión lo tomarán como un ataque al gobierno! Hay más personas beneficiadas por el sistema que personas afectadas, y aunque fuera al contrario los beneficiados tienen mayor poder y protección. No vas a solucionar nada, maldito idealista.
—Y tú eres una maldita mediocre conformista.
Hana vuelve a colocarse entre ellos para evitar que se maten a puñetazos. Ambos lucen furiosos, iracundos.
—¡Ya basta, ustedes dos! —jadea, usando todas sus fuerzas para detenerlos— Kana, vámonos ya, en serio. Podemos resolver esto mañana, más tranquilos. Estamos siendo muy exagerados y agresivos. Ninguno de ustedes dos es así.
Kana chasquea la lengua y retrocede unos pasos. Keigo solo relaja su postura. Hana suspira de alivio.
—¿De verdad hablaremos de esto mañana? —masculle, viendo fijamente a Hana— Al menos tú y yo.
—Sí —asegura, asintiendo.
—Promételo. Dame tu palabra.
—Te doy mi palabra, Keigo. Pasa buenas noches.
Se aleja de él y sujeta a Kana para llevársela.
Cuando aparecen en la habitación las dos clones desaparecen y ella se acurruca en el piso, cubriéndose el rostro. Suelta algunas lágrimas.
Kana la observa en silencio.
—Dejé mi Switch...
。。。
-evil laugh-
oK, listen.
me kga Hawks >:[
y si a mi me kga a ustdes les va a kgar también >:^[
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro