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Capítulo 161

Capítulo 161:
❝Las hermanas Koenmoku❞

   —Oh, gracias a Dios —suspira Aizawa, luego que de abrir la puerta lo primero que ve es a Hana y Kana dormidas, abrazándose. Estaba preocupado que le hubieran secuestrado a la hija... otra vez.
   Cierra la puerta para dejarlas dormir, aún antes de todo eso eran pocas las veces en las que Kana podía dormir temprano y despertarse tarde, así que era mejor dejarla disfrutar esos momentos.
   Se sienta en una de las sillas en el pasillo y se aparta el cabello del rostro unos momentos.
   —Buenos días —Naoko se acerca a él y le ofrece una lata de café y una amplia sonrisa. Es idéntica a Kana, pero tiene el cabello más claro y es más baja.
   —Buenos días —saluda, tomando la lata que le es ofrecida—. Están las dos ahí dentro, están dormidas... quizás hay que dejarlas descansar.
   —Claro —asiente con la cabeza y se sienta a su lado. Sostiene su propia lata entre manos—, nunca te lo dije, y Kasumi nunca te lo dirá, pero agradezco mucho que la cuides y te encargues de ella. Prometo pagarte todo.
   —No es necesario —asegura, viendo al frente—. Quiero a Kana, y la quiero como una hija, no me molesta encargarme de sus gastos o sus estudios, y gano lo suficiente para mantenernos a ambos sin problemas. Además, ustedes ahora deberán encargarse de Hana.
   —Sí, pero nosotros somos dos. Tú estás solo.
   —Tengo a mi esposo.
   —Oh... —murmura, y mira sus manos—. No veo un anillo.
   Suspira y rueda los ojos, bajando las vendas de su cuello y sacando un collar con un anillo como dije.
   —Oh —repite, y asiente con la cabeza—. ¿Kana se lleva bien con él?
   —Claro. Es ruidoso y algo idiota, pero la quiere, y ella lo quiere también.
   —Me alegra oír eso —y vuelve a asentir con la cabeza, cerrando sus ojos mientras sonríe—. Kasumi y yo queremos mucho a Kana, pero como padres... bueno, para empezar somos antihéroes, así que no tenemos la mejor moral del país, y como puedes ver ella heredó nuestras tendencias autodestructivas y comportamiento problemático, además cometimos bastantes errores en post a nuestra seguridad por sobre la suya... Así que me alegra saber que encontró a alguien que la cuida y se preocupa por ella. 
   Asiente en silencio al no saber qué más decir. El elevador se abre y deja pasar al pasillo al actual héroe N° 1 de todo Japón, Endeavor. Va como Todoroki Enji, claro, sin sus llamas ni su traje.
   —¿Están aquí? —pregunta, señalando la puerta de la habitación, refiriéndose a las Koenmoku.
   —Están dormidas ahora —indica Aizawa—, pero puedes pasar a verlas si eso gustas.
   Asiente y abre la puerta. Hana está sentada en la cama, con el celular entre manos, y Kana está de pie delante suyo, haciendo una pose graciosa donde intenta posar de manera heroíca con un solo brazo.
   —¡Oh, oh, oh! ¡Ya sé! ¡Kamui Woods!
   —¡¿Cuando Kamui Woods ha posado así?! —reclama riendo— ¡Es Mirko!
   —¡Mirko posa con las piernas!
   Ambas ríen.
   —Hey, ¿vengo en mal momento? —habla el pelirrojo.
   —¡Endeavor! —exclaman ambas, sonriendo ampliamente.
   —Estamos jugando a adivinar el héroe a base de poses —explica Hana, cerrando los ojos unos momentos—, ¿quiere jugar con nosotras? ¡Kana es terrible porque se la pasa imitando poses de figurines del año de la sandalía! Pero es divertido verla enojarse.
   —A veces olvido que tengo una hermana idiota —suspira la de cabello largo.
   —¡Hey!
   —Solo venía a ver que estuvieran bien —admite, intercambiando miradas entre ambas—. Y quería arreglar el tema de las pasantías contigo —y señala a Kana—, pero veo que están ocupadas, así que prefiero esperar a que te recuperes física y mentalmente. Me alegra ver que ambas están animadas.
   —Gracias —sonríe Hana—, ¡regresaremos a las andadas en menos de una semana! ¡Así que prepárese para recuperar a sus dos internas máa problemáticas!
   —Se siente como si estuviera vendiendo mi alma al Diablo —suspira, masajeándose la sien—. Las dejaré descansar, espero se mejoren pronto.
   —¡Sí!
   —Gracias —Kana es un poco más apagada, y puede notarlo de inmediato—. Prometo aclarar todo en cuanto pueda.
   —Genial. Adiós.
   Y como llegó se fue.
   Kana toma su celular y ve la siguiente imagen antes de bloquearlo.
   —Ok —asiente con la cabeza y posa.
   —¡Eraserhead!
   —Hana, Dios mío, eres imbécil.
   —Te dije que era la hermana idiota, Kana —se lamenta, rascando su cabeza—. Esperas mucho de mí, ¿sabes?
   Shōta y Naoko entran a la habitación.
   —Buenos días, niñas —saluda la mujer, sonriendo ampliamente.
   —Buenos días, mamá —sonríe Hana.
   —Lucen felices ambas —comenta—. Me alegra, se ven saludables.
   Kana observa sus brazos, delgados.
   —Es decir, más que ayer.
   Ambas asienten.
   —¿Quieren que les traigamos desayuno?
   Vuelven a asentir.
   —Acompáñeme, Aizawa-sensei.
   Y ambos se retiran.
   Kana y Hana intercambian miradas y permanecen en silencio largos momentos mientras el elevador baja. Kana vuelve a posar.
   —Oh, ¡es lo sé! ¡All Might!
   —Bien. Uno de diez, Hana. Si así eres para los exámenes te van a echar de la Academia.
   —Oh no.
   Escuchan como el elevador vuelve a moverse. Se abre en su piso, escuchan pasos y a continuación la puerta suena con dos suaves toques.
   —Adelante —indican ambas.
   Se abre, y sigilosamente entra Hawks.
   —¡Keigo! —exclama Hana, sonriendo ampliamente.
   —Hola, niñas —sonríe también, lucen felices.
   —Papá lo echó ayer casi a golpes —cuenta Kana—. Te estás arriesgando mucho en venir aquí otra vez, héroe.
   —Bueno, no estaba tranquilo sin saber cómo estaban —admite, rodando los ojos—. Pero veo que están bien, así que me quedaré con ustedes para asegurarme que no vuelvan a estar mal.
   Hana ríe, Kana esboza una leve mueca de disgusto.
   —¿Tienes idea de lo terrible que suenas diciendo esas cosas? —masculle.
   —¿Ah? ¡Pero así les he hablado siempre!
   —¡Yo creo que es lindo de tu parte!
   —Oh, y les traje comida —avisa, lleva colgado una mochila, que toma entre sus manos y de la cual saca dos bolsas de hamburguesas americanas—. Sé que les gustan de estas.
   Hana toma las bolsas en mano y da una a Kana. La abre y el olor a comida le llega a la nariz, ama las hamburguesas, sus pupilas filosas y alargadas y se dilatan, y en lugar de un gato a punto de atacar luce como un gato emocionado.
   —Oh, no sabía que tus ojos podían hacer eso —murmura Keigo.
   —¿Ah? —levanta el rostro y recobra su apariencia habitual— Oh. Lo de... como gato. Sí. No sé de dónde viene —admite, y saca la comida, envuelta—, de pequeña me hacían ver adorable, pero desde que empecé a usar mi quirk en combate pues no se dilatan mucho.
   Desenvuelve su comida con los dientes y su única mano. Observa la hamburguesa delante suyo y casi siente que la hamburguesa la observa. "Si observas al vacío, el vacío te observa", así pero con una hamburguesa. Hacía meses no probaba una, hacía meses no probaba bocado alguno, el día de ayer la habían mantenido a base de suero, sopa y gelatina, quería probar comida real.
   Hana y Hawks hablaban, no le importaba. Dio una mordida.
   Oh, Dios, que sabor. Amaba las hamburguesas con toda su vida, eran su platillo favorito.
   —Hey, lo hiciste otra vez —exclama Hana, señalándola.
   La puerta de la habitación se abre.
   —¿Qué mierda haces aquí, pajarraco?

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