Capítulo 153:
❝Mira hacia abajo❞

　　　—¡Shigaraki-san! —exclama ReDestro, viendo a Kana bajar de la azotea acompañada de Hawks.
　　　—Es Koenmoku a partir de ahora —corrige la chica, viéndolo de reojo.
　　　—Claro, como usted guste. Los héroes están al frente, es momento de evacuar.
　　　—No iré a ningún lado —niega, sin dejar de avanzar. Se dirige a su habitación—. Voy a pelear.
　　　—Pero, Koenmoku-san... usted es una pieza esencial en todo esto, si la perdemos-
　　　—A partir de ahora no soy solo una pieza —gruñe, deteniéndolo, subiendo una pierna al reposabrazos de su silla y viéndolo friamente—, soy la maldita reina del lugar, así que mira hacia abajo cada vez que hables conmigo, ¿entendido... extra?
　　　Frunce los labios y, aunque al principio luce reacio, baja la mirada.
　　　—Si quieres huir hazlo, pero cuando esto acabe yo misma iré a buscarte para arrebatar ese patético quirk tuyo, ¿oíste? Si no le darás un buen uso no vale la pena que lo tengas.
　　　—Sí, señorita.
　　　—"Su Majestad" —corrige, sonriendo de lado—. Ve y díselo a todos.
　　　—Sí... su Majestad.
　　　Tal como llegó se marchó, a toda prisas. Kana siguió su camino.
　　　—Que miedo —susurra Keigo, sin dejar de ir detrás suyo.
　　　—Eso fue cool, ¿no? —sonríe ampliamente, enarcando una ceja— Siempre había querido hacer eso...
　　　Sonríe también.
　　　—Sí, fue bastante cool.
　　　—¡Kana! —Kasumi los interrumpe. Observa a su hija, sin sus cicatrices ni sus prótesis— ¿Qué te pasó?
　　　—Lo que tenía que pasar —suspira, encogiéndose de hombros—. Está bien, conservé la de la nariz.
　　　—¿Qué harás? Están todos afuera.
　　　—Eso es bueno —sonríe, y recobra el paso—. Voy a enfrentarlos.
　　　—¿A todos?
　　　—Claro.
　　　—Genial —y sonríe de lado.
　　　“¿Genial?” masculle Hawks internamente, horrorizado ante la actitud tranquila del mayor. Si Kana fuera su hija no estaría tan conforme con oírla diciendo eso, era casi un plan suicida, ¿y el solo decía "genial"? Ahora entendía porque Kana no tenía control sobre sus acciones autodestructivas.
　　　Llega a su habitación y abre la puerta. Se saca la camiseta holgada sin pensar demasiado al respecto, Kasumi da media vuelta y cubre los ojos de Keigo con su mano.
　　　—Estoy lista —avisa a los minutos.
　　　Kana observa su cuerpo en su espejo. La masa muscular ganada por ella y el clon que trabajaba con Endeavor se ha mezclado, por lo que ahora sus brazos tienen marcados músculos compactos, su abdomen se ve perfectamente definidos por abdominales, su cintura ha perdido un poco de forma gracias a la falta de hormonas en Shigaraki y Maruta. Sus piernas también han ganado musculatura. Carece, como ya se dijo, de sus prótesis. Sus cicatrices han desaparecido totalmente, a excepción de la marca en el puente de su nariz, la línea en la comisura izquierda de su labio y el corte al final de su ceja. Ha crecido unos pocos centímetros también.
　　　Toma sus botas y se las coloca apresurada, amarra sus navajas en sus brazos y piernas. Sujeta una de ellas entre sus manos mientras se sujeta el cabello en una coleta alta, muy alta.
　　　Toma un fuerte respiro.
　　　Ama su cabello, es lo que la define, es la mayor muestra de su feminidad, o al menos así lo percibe ella, lo ha crecido desde que está pequeña, le da todo el cuidado que no le da a su cuerpo o el resto de su imagen. Es largo, suave, algo despeinado pero siempre vistoso, brillante, es lo primero que las personas reconocen cuando la ven. Es lo que más le gusta en ella...
　　　Pero es momento de iniciar un nuevo ciclo.
　　　Cierra los ojos y pasa el filo de la navaja entre sus hebras cobrizas.
　　　Los largos mechones caen al piso.
　　　Mantiene sus párpados cerrados, apretados.
　　　Kasumi se acerca a ella y le sujeta los hombros.
　　　—Está bien, luces hermosa.
　　　Abre los ojos y observa su reflejo. Toma un fuerte respiro. No tiene el cabello así de corto desde hace varios años, desde que salió del kinder, pero ha dejado sus dos largos mechones delante de su rostro como siempre.
　　　—¿Estás lista? —le sonríe, sujetándole las mejillas.
　　　—Como nunca.
　　　—Genial. ¿Y tú qué, pajarraco? ¿Ya abrazaste la idea de tu fallecimiento?
　　　—¡Papá! —regaña la muchacha.
　　　—No he estado nunca tan listo.
　　　—Bien, no pensaba dejar a mi niña al lado de alguien aterrado de pasar al otro lado —se acerca al rubio y golpea su frente con la yema de su dedo índice—. Cuídala, ¿sí?
　　　—No hables como si fueras a morir, papá.
　　　—Quizás no morir, pero me parece ingenuo de tu parte pensar que alguien con un quirk patético como el mío, cojo y medio ciego va a salir triunfante de este lugar.
　　　—Puedo curarte.
　　　—Se cura una herida reciente, hija. Deja mis cicatrices en paz, ya son parte de mí. Además, no quiero que gastes energía en este viejo cuerpo.
　　　—No estás... tan viejo.
　　　Kasumi ríe y le da un suave golpe en la cabeza.
　　　—Esfuérzate, Kana. Si mueres ahora será como una villana, así que muere como la mejor villana, ¿sí? Arrastrate con los dientes si es necesario, pierde cada extremidad y hasta el último cabello en tu cuerpo, pero no bajes la cabeza hasta que tu corazón palpite una última vez y tu cerebro mande una última descarga a tu cuerpo entero. Eres hija del grandioso dúo Magatta, la magnífica Koenmoku Kana, haz que tu nombre sea recordado hasta por las generaciones que no nacerán, ¿de acuerdo?
　　　—Plus Ultra, papá.
　　　—Plus Ultra, hija.
　　　Ambos chocan sus puños y se abrazan.
　　　—¿Un discurso para mí? —pide Keigo, sonriendo de lado mientras salen de la habitación.
　　　—Si te atrapan me aseguraré que te procesen por traidor y pederasta, así que esfuerzate —gruñe, frunciendo el ceño—. Plus Ultra, pajarraco.
　　　—Yo no soy de la U.A así q-
　　　—Plus Ultra, pajarraco.
　　　—Plus Ultra, suegro.