Capítulo 111:
❝Que narrara los intentos de nuestra patética muchacha para demostrar lo buena heroína que es❞

　　　Se encaminan por las escaleras de emergencia que Melissa les mostró, y con estas no llegan al salón, pero sí al piso arriba de este. Al centro del mencionado hay un cúpula transparente, por la que nuestros jóvenes se asoman. Kana frunce los labios al ver a Eraserhead y All Might totalmente inmovilizados por una especie de lazo azul que a saber como funciona.
　　　—Koen-san, por favor, usa tu telepath para avisarles que estamos aquí.
　　　—De inmediato —activa su quirk tal como Midoriya lo indicó, dirigiéndose únicamente a su encargado y el héroe rubio—. All Might, Eraserhead, soy Kana. Por favor, dirijan su vista a la cúpula sobre ustedes. Estamos aquí con Izuku y Kyoka-chan para ayudarles. ¿Qué es lo que sucedió? Pueden susurra, el quirk de Kyoka nos ayudará a escucharles.
　　　—¿Me escuchan? —All Might habla primero— Unos villanos han capturado la torre y toda la isla. Tienen el control del sistema de seguridad y sus rehenes somos todos, incluso los héroes.
　　　—Es peligroso que se queden —agrega Aizawa—. Váyanse de aquí ahora.
　　　Jirō Kyoka desconecta su auxiliar del suelo y mira consternada a Kana e Izuku.
　　　—No va a gustarles esto...
　　　Los tres jóvenes se integran nuevamente al grupo, quienes los esperaban en las escaleras de emergencias, consternados por la explicación. Midoriya les explica todo lo sucedido, y les comenta además la indicación de sus profesores.
　　　—Si All Might y Aizawa-sensei lo dicen debe ser cierto —habla Iida con esa seguridad y autoridad tan característica de él—. Son nuestros profesores, y como estudiantes de la Yuuei debemos obedecerles. Si dicen que huyamos, eso deberíamos hacer.
　　　—Iida-san tiene razón —concuerdo Yaoyorozu, afligida por la situación en la que se encuentran—. No podemos pelear contra estos sujetos, nuestras licencias provicionales fueron revocadas por el incidente con los yakuzas y el nōmu inteligente.
　　　—Entonces escapemos y digamos a los héroes de fuera lo que está pasando —sugiere Kaminari.
　　　—No será fácil —masculle Melissa, sujetándose la barbilla y frunciendo los labios—. La seguridad de la isla es como la de Tártaro, la prisión para villanos.
　　　—Entonces nuestra única esperanza es esperar a que esto termine, eh...
　　　—¿Hablas en serio? —gruñó Kyoka— ¿De verdad crees que lo mejor es solo esperar?
　　　—Bueno, ¿pero qué más podemos hacer? —reclama Mineta— ¡Detuvieron a All Might y otro montón de héroes profesionales! Nosotros no tenemos oportunidad contra ellos.
　　　El silencio se prolonga entre los presentes. Kana teclea furiosa algo en el celular, con su mano orgánica, pues es la única que el aparato lee.
　　　—Yo quiero hacer algo... —murmura Todoroki—. ¿Acaso no queremos ser héroes?
　　　—No podemos actuar como héroes ahora —intentó razonar Yaoyorozu—, ¡no se no es permitido!
　　　—¿Entonces está bien que nos quedemos de brazos cruzados haciendo nada?
　　　Todos los presentes fruncieron los labios.
　　　—Yo pienso actuar —anunció Kana. Colocó su mano metálica en la pared, y mantuvo su dedo pulgar contrario presionado en la pantalla del celular—. El uso de quirks es permitido en esta isla, así que no me importa. Aizawa-sensei va a molestarse conmigo por no seguir sus órdenes, pero ya debería acostumbrarse... Si ustedes quieren quedarse aquí sentados esperando ayuda Divina o algo así pues me parece bien, yo no puedo... Pienso darle uso a estas nuevas prótesis, y eso será con o sin ustedes.
　　　—¿Qué piensas hacer? —masculló Kaminari, aterrado por ver de nuevo a la seria y centrada Kana— No sabes cómo llegar, no sabes qué harás cuando llegues.
　　　—Claro que lo sé. He dibujado el plano de la instalación en mi celular con ayuda de la tecnokynesis y un quirk de detección de superficies. Llegaré a la planta más alta y ahí usaré el quirk de Midnight-sensei para hacerlos caer sin ponerme en riesgo. Con la tecnokynesis repararé el sistema de seguridad.
　　　—¿Puedes hacer todo eso tu sola? —murmura Melissa, afligida por la situación, pero maravillada por la seriedad, decisión y determinación de la chica.
　　　Kana observa su celular y gruñe muy bajito.
　　　—Debo poder —masculle. Presiona un botón en el interior de su cartera y esta se convierte en el cinturón que suele usar con su traje de héroe—. Aunque pierda otra extremidad en el camino, me las arreglaré para sacarlos a todos de aquí.
　　　Se ajustó el cinturón a la cintura y verificó que todos sus artefactos estuvieran ahí. Chasqueó los dedos de la mano artificial y en esta se abrieron compartimientos que escondían cuchillas, las ajustó en su cinturón. De este sacó vainas, que se ató a los muslos, en estas puso dos cuchillas en cada una. Se soltó el cabello para luego atarlo otra vez, ahora totalmente recogido, sin un solo mechón cayéndole al rostro. Se quitó los zapatos y los dejó tirados sin cuidado alguno.
　　　Vio con intensidad a sus compañeros, todos veían anonadados a la chica.
　　　—Deseenme suerte —masculló, dispuesta empezar a subir escaleras por su cuenta.
　　　—¡Espera! —Izuku la sujetó del brazo, deteniéndola— Iré contigo. Somos héroes, ¿no? Debemos apoyarnos entre nosotros. No te dejaré hacer esto sola.
　　　—También iré contigo —se apresuró Shōto—. Con ustedes.
　　　—¡Yo también! —se unió Ochako.
　　　—¡Y yo también! —concordó Kyoka.
　　　—¡Cuenten conmigo! —exclamó Kaminari.
　　　—¡Conmigo también! —agregó Yaoyorozu.
　　　Iida suspiró resignado.
　　　—¡Iré con ustedes! Pero solo para supervisarlos y asegurarme que todos estén bien.
　　　—¡Están todos locos! —se lamentó Mineta, consternado por la decisión y tranquilidad con la que todos aceptaban una misión a su parecer suicida— ¡Los odio por hacerme ver como un cobarde! ¡Hagámoslo y acabemos con esto de una vez!
　　　Kana sonrió de lado ante la desición de Midoriya y la reacción que este era capaz de causar en los demás presentes.
　　　—¡También iré con ustedes! —se agregó Melissa— No puedo dejarlos ir así, sabiendo que mi papá también está en peligro...
　　　—Puede ser peligroso sin un quirk, Melissa-san —masculló el brócoli, afligido por la rubia.
　　　—Hey, te daré esto para que Izuku no se preocupe por ti —interrumpió Kana, y le ofreció una de sus cuchillas. La intensidad en su mirar le aterra un poco, la intimida—. Cuídala porque la U.A no me dará más de estas, y si la perderás que sea por clavarla en el pecho de un enemigo.
　　　La chica la vio, admirada. Asintió con la cabeza, decidida. Kana finalmente le ofreció una sonrisa antes de darse media vuelta y dirigirse a las escaleras.
　　　—Hagamos esto de una vez. Me quiero ir a dormir.