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🐾Capítulo 25🐾

"Recuerdos marchitos"

Cho-Hee suspiró sonoramente, pero sin muchas ganas. Se encontraba recostada el sillón más pequeño de su sala de estar, y la verdad es que no tenía ganas de hacer absolutamente nada, sus fuerzas se habían ido de un momento para otro, sus ganas de vivir simplemente habían desaparecido...

Todo en su hogar estaba en silencio, y era más que obvio que todo eso gracias a que ella era la única que se encontraba allí. Jin se había marchado hace un tiempo y Ahn había desaparecido con él...

Si se ponía a pensarlo con mucha concentración, extrañaba demasiado la presencia del pequeño. Su risa infantil e inocente le hacía mucha falta ahora que pasaba por momentos tan difíciles. La pérdida de los tres seres que más amaba en el mundo la tenía totalmente devastada.

Aunque mucho más la del pequeño o pequeña que llevaba en su vientre. Puesto que en sus planes no estaba el perder el fruto vivo de su amor con Jin... pero aquella tarde en la que el híbrido salió a pasear con el pequeño, sucedió todo lo que no esperaba.

No era muy tarde, solo hace un par de horas habían almorzado. Jin le había invitado a salir un rato, pero al no estar muy dispuesta, había preferido quedarse descansando en su hogar. No se sentía muy bien aquel día, cosas del embarazo supuso.

Grave error.

Si tal vez Jin hubiera estado a su lado cuando un fuerte dolor abdominal le invadió, las cosas podrían haber sido distintas. No obstante, estando sola no pudo hacer nada más que desear con todas sus fuerzas que Jin regresara pronto, y que su pequeña semillita estuviera a salvo, sin correr peligro alguno.

—Vuelve pronto, Jin... —susurró entre gemidos de dolor. Abrazándose a sí misma intentando darse fuerzas.

Cuando el dolor disminuyó un poco, como pudo se dirigió a el baño, dándose cuenta de que sus prendas de abajo se sentían húmedas. No lo podía evitar, y por más que luchó contra los malos pensamientos, la idea de que algo estaba mal se apoderó de su mente, y aún más cuando vio que su ropa interior estaba manchada con sangre.

Quería llorar de preocupación, sabía que a veces las embarazadas sangraban, pero la abundante mancha ya no le parecía normal. Y cuando los dolores regresaron con mayor fuerza que antes solo pudo llorar en silencio, porque las pocas fuerzas que tenía estaban puestas en la esperanza de que el dolor pasaría luego y que sólo habría sido una anécdota que contar cuando su retoño ya estuviera grande.

Pero todo era un error. Un horrible error que se podía haber evitado.

🐾

Jin ya estaba de regreso junto al pequeño cuando sintió la presencia de alguien más a su alrededor. Sus sentidos se agudizaron al saber que aquella presencia no tenía el aroma de su amada.

—¿Quién eres? —habló con fuerza y voz firme. Aumentó el agarre de Ahn, protegiéndole de cualquier mal que estuviera cerca.

—¿Tan rápido te has olvidado de tu padre?  —Jin quedó estático al darse la vuelta y ver aquel rostro. Algo le decía que aquel repentino encuentro no significaba nada bueno.

—¿Qué haces aquí, papá? Pensé que no te gustaba bajar hacia el bosque.

Sus hombros estaban tensos, no había podido reconocer el aroma de su padre como hace años lo había hecho.

—Estás en lo correcto, pero a vista de que mi hijo no me visita, yo lo tuve que hacer. Dime, ¿qué tal está tu amada? ¿el embarazo ha ido bien? —un destello de maldad se hizo presente en sus ojos. Y su sonrisa malévola no dejó a Jin tranquilo.

—¿Cómo lo sabes..? —una infinidad de respuestas vinieron a su cabeza, pero sin querer especular de más, prefirió esperar la respuesta de su padre.

—Las noticias vuelan, hijo. Un día simplemente llegó hasta mí.

—¿Quién te ha contado? No me mientas, papá. Ya no soy el estúpido de antes que creía en tu palabra devotamente —semblante serio y ojos quemando como fuego, así se encontraba al ver el rostro de su padre aparentemente feliz por la situación—. Si le llegas a hacer algo a Cho-Hee y a mi hijo, no te perdonaré nunca.

—Ay, Jin. No te pongas tan dramático, ¿por qué le haría algo malo a tu hijo y su madre?

—Te conozco bien, papá. Si algo no te agrada, eres capaz de hacer cualquier cosa por cambiar la situación.

—Bueno... eso es cierto. Me conoces muy bien —rió para sí mismo—. Supongo que ya me has  descubierto entonces, siempre has sido muy inteligentes, así que te daré dos opciones para que elijas.

Jin le miró incrédulo.

—Aléjate del lado de Cho-Hee para que esté a salvo, o en este preciso momento ella puede sufrir un gran daño —habló frívolo—. ¿Ves esto? —le preguntó sosteniendo un aparato en su mano derecha— Los humanos siempre me han parecido tontos, pero este aparatejo que inventaron es realmente útil. Con solo presionar este botón puedo hacer que tu querida Cho sufra como nunca lo ha hecho.

—No te atrevas a hacerlo... —avanzó hacia su progenitor, aunque pensar en él como un padre ya no era para nada grato.

—¿Quieres apostar? Si es así, yo no tengo ningún problema en hacerlo —y como si la situación fuera graciosa, sonríendo hizo el gesto de presionar.

—¡Ya, basta! Está bien, haré lo que me dices solo con la condición de que dejes a Cho-Hee tranquila —ni él mismo creía lo que decía, pero con tal de que su padre sí lo creyera le bastaba—. Solo dame algo de tiempo para estar con ella, solo te pido eso y me alejaré...

—Jin, yo no estoy con juegos, así que no me intentes hacer pasar por tonto. Solo te doy seis horas para que te despidas y te marches con el pequeño híbrido, si no lo haces, la única que sufrirá las consecuencias será la madre de tu hijo. Y no intentes hacer una estupidez, ya he vivido lo suficiente como para saber todos los engaños de la vida.

El joven híbrido tragó grueso al ver la determinación de su padre. Alejarse de Cho-Hee... eso no era posible en su mente, habían pasado tantas cosas para estar juntos, incluso tenían un hijo en común y otro que era su tesoro. ¿Cómo podría alejarse? ¿siquiera podía creer en las palabras de su padre?

Dudó un momento, pero con tal de estar dispuesto a mantener segura a Cho-Hee prefirió aceptar la condición que le había dicho su padre. Por muy doloroso que fuera... quería mantener a su mujer segura junto a su hijo. Además, podía fingir marcharse, ¿cierto? Solo se escondería un par de días, a lo más unas semanas y después regresaría al lado de la humana para reunir a su pequeña familia. Sería difícil soportar las noches y las mañanas sin su compañía, pero si eso la mantenía segura, valdría la pena.

Cho-Hee se levantó del sillón aún sin ganas de hacer algo, miró a su alrededor y sintió un profundo dolor en su pecho al verse totalmente sola en un hogar que ahora le parecía tan grande y vacío.

Miró por la ventana esperando ver a Jin llegando del bosque sosteniendo en sus brazos a Ahn, pero ya había esperado más de un mes y no había noticia alguna del regreso de Jin. Ya muchas noches y días había estado buscando en el bosque a sus amores sin resultados, pero cada minuto que pasaba su corazón se apretaba más, y su cuerpo se sentía más cansado.

Como pudo tomó un bolso que había empacado y caminó hacia la salida para poder ir a su vehículo, observó el pórtico recordando la primera vez que había encontrado a Jin, y unas lágrimas rebeldes rodaron por sus mejillas maltratadas de tanto llorar.

Apresuró su paso luchando con olvidar todos sus recuerdos más recientes, todas sus pérdidas... todo su dolor. Pero una pequeña hoja hizo que su paso se detuviera y sus lágrimas cesaran un momento.

Lo tomó con delicadeza y pudo observar tristemente que lo que tenía escrito iba dirigido para ella.

Tengo claro que este pedazo de papel no se compara en nada al dolor que has de estar sintiendo. Yo también lo siento, pero sé que ha de ser más duro para ti que para mí. Fui un maldito cobarde al no atreverme a estar a tu lado cuando más lo necesitabas, te vi tirada en la sala y solo pude llorar abrazado a Ahn.

Lamento tanto nuestra pérdida, amor. Lo lamento tanto que siento que he perdido una parte de mi corazón al permitir que nuestro retoño, nuestro bebé, se esfumara de nuestros brazos como una brisa. Lo peor de todo esto es que he descubierto la razón de aquello... y me da mucha vergüenza regresar a tu lado sabiendo la verdad, si supieras la razón estoy seguro de que ya no me podrías ver a la cara, ni a ningún híbrido más. Mi padre hizo algo horrible y siento que estar a tu lado sería la peor pesadilla para ti. Pero no te preocupes, que ya me he asegurado de no volver a hacerte daño, ni tampoco los míos.

Desde el momento en que te vi, algo en mi interior cambió, si tan solo hubiera sabido cómo terminarían las cosas hubiera hecho lo posible por cambiar la historia, pero siempre he sido solo un híbrido tonto que sueña más allá de lo posible. Y sin remedio me terminé enamorando del ser más precioso que he podido conocer durante todo mi existencia. Todos los momentos que vivimos están marcados en mi corazón como no imaginas, desde nuestro primer encuentro hasta nuestro último beso, todo está tan guardado en mi interior que aunque muriera y volviera a nacer no lo podría olvidar.

El pequeño Ahn no tiene la culpa de nada, pero no te preocupes por él, que yo haré lo imposible para que pueda ser feliz aún sin su madre... Y por mucho que a veces solo quiera llorar, seré fuerte por él y especialmente por ti, para que no te tengas que desvelar pensando en cómo estaremos.

Ahora que escribo esto tú estás acostada en tu cama, llorando abrazada a las mantas dejando que la vida se te vaya en ello. Quiero entrar, abrazarte y besarte, pero si lo hiciera nos condenaría a los dos, y lo que menos quiero hacer es volver a dañarte.

Cada vez queda menos para que la hoja pueda llenarse con palabras, así que para terminar, lo último que quiero decirte es que te amo como nunca he amado a alguien. Fuiste mi dueña y lo seguirás siendo hasta que dé mi último suspiro.

Y te contaré un secreto, en fondo creo que yo también soy dueño de un poco de ti, cariño.

Cho-Hee arrugó el papel contra su pecho, y lo sostuvo tan fuerte como si fuera el mismísimo Jin. El bolso quedó tirado y solo pudo llorar con todas sus fuerzas por varios minutos.

Ya me hiciste daño, Jin... Tan solo con irte me has dañado —sollozó sin dejar de apretar el papel—. Eres un maldito... hiciste que me volviera a enamorar de ti y esto duele mucho... duele mucho...

Observó hacia el bosque con su vista borrosa gracias a las lágrimas. Y por un momento juró ver a Jin observandola desde lejos, viendo como se marchaba del lugar.

Tú también eres mi dueño, tonto...

Y con el corazón apretujado se subió a su transporte y lo puso en marcha, dejando unos hermosos recuerdos ya marchitos atrás.

28/11/22

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