"¿Nueva semillita?"

Cuando dejó la última bolsa con comida dentro del auto, no imaginó que una pareja con su pequeño hijo la pudieran distraer tanto, o al menos a la magnitud de quedarse observando como boba su paseo familiar.

—¿Qué estás haciendo, Cho-Hee? —se susurró a sí misma, apartando la mirada de la familia feliz que ya había desaparecido entre el resto de los automóviles— Será mejor que vaya a buscar ropa para Ahn, ha crecido mucho este último mes, muy pronto podrá convertirse y tiene que tener ropa cuando suceda.

Y con eso en mente se subió al asiento del piloto para partir en busca de alguna tienda para comprar ropa para bebés. No quería demorarse más, pero era necesario buscar algo de vestimenta para su pequeño y tal vez alguna que otra entretención.

No pasaron ni díez minutos cuando una tienda decorada con colores pasteles entró en su campo de visión. Lo más rápido que pudo buscó donde estacionarse, y ya con todo asegurado, caminó unos metros hasta estar frente a la tienda.

—¿Cho-Hee qué haces aquí? —una voz conocida la sorprendió. Se giró rápidamente dándose cuenta de que una amiga de su madre estaba justo detrás de ella.

—Oh, ho-hola. Hace tiempo que no la veía. ¿Ha estado bien? —nerviosa habló. Había sido descubierta observando ropa para bebés, y eso no era bueno, nadie sabía que estaba viviendo con Jin, menos con un pequeño.

—Sí, sí. Mi hija mayor ya salió de la universidad, ahora solo me queda el menor en casa. Pronto estaré como tu madre, a ella ya se le fue su única avecita del nido. ¿Tú cómo has estado? Ya no apareces por aquí como antes, visito con frecuencia a tu madre, y ella tampoco sabe mucho de ti —la mujer comenzó a hablar, ignorando la incomodidad de Cho-Hee.

—Mi vida está muy ocupada. Solo tengo tiempo para hacer mi trabajo y cosas así... —hizo el amago de irse, pero la señora continuó.

—¿Segura? A mí me parece que en el bosque se vive mejor que aquí. Dime, ¿quién ha sido el afortunado? —su tono fue casi pícaro, Cho-Hee la miró extrañada y aún más incómoda que antes.

—¿De qué habla? No tengo novio desde hace mucho tiempo... ahora no estoy saliendo con nadie —aclaró viendo la insistente mirada de la mujer.

—Yo no me refiero a eso, niña. Habló de tu embarazo, ¡hasta el cabello lo tienes más lindo! Ah, eres una loquilla, con razón no has venido a visitar a tus padres. Pero supongo que pronto les dirás, por algo estás viendo ropa de bebé aquí.

—Oh, no, no —sus ojos se expandieron hasta más no poder—. Se quivoca, no estoy embarazada. Solo veo un poco de ropa para una amiga que  pronto tendrá un hijo, yo estoy más sola que una rosa en el desierto —Mintió intentando escapar de la situación. De todas formas ¿ella embarazada? eso era casi improbable...

Entre Jin y ella no había sucedido nada de nada. No por lo menos desde que Ahn había llegado a sus vidas, pero... después de pensarlo un poco, recordó que un par de días antes de visitar al padre de Jin habían vivido una situación bastante íntima, pero sentía que era más un sueño, como si hubiese estado embriagada por la situación, no que había ocurrido de verdad. Si lo veía así, puede que sí hubiese una probabilidad de que estuviera embarazada, pero no lo creía ya que no se había sentido mal, ni tampoco había indicio alguno de que lo estuviera. Aunque su periodo estaba durando muy poco y el último se había atrasado, pero eso solía sucederle con frecuencia así que no creía que pudiera ser por eso.

—Ah, ya veo. Me he equivocado entonces, lamento haberte puesto incómoda, no fue mi intención —la mujer la sacó de sus pensamientos.

—No se preocupe, tal vez es porque cambié de shampoo y mi peinado y por eso le extrañó mi cabello —le sonrió lo más dulce que pudo, aunque en su interior todo fuera un lío—. Fue un gusto encontrarla, pero ya es hora de que me apresure para regresar a casa, hasta pronto.

—Hasta pronto, Cho-Hee. Intenta visitar a tu madre más seguido, suele extrañarte mucho —y tras decir eso, siguió caminando hasta desaparecer doblando la calle.

Cho-Hee se quedó parada pensativa, pero tras estar varios segundos así decidió que era mejor comprar la ropa para poder regresar a su hogar. El reciente encuentro la había dejado muy confundida, confundida y también avergonzada. ¿Si quiera eran compatibles los humanos y los híbridos?

Ya ni siquiera quería recordar que en casa estaba Jin esperándola, si de casualidad estaba embarazada sería una noticia demasiado repentina. Ni ella ni Jin estaban esperando que algo así sucediera, estaba segura de ello.

• • •

—Demoraste más de lo que pensaba ¿Todo fue bien? —Tras tomar las bolsas con comida, se dirigió a Cho-Hee, aunque esta se notaba bastante extraña a su parecer.

—Sí, solo demoré porque no encontraba ropa para Ahn, como dijiste que no falta mucho para que pueda aprender a transformarse, pensé que era mejor que ya tenga ropa —Y en parte era cierto, pero la gran demora en su mayoría se debía a que había ido a comprar una prueba de embarazo para salir de su duda.

—Ya veo... Ahn ahora está tomando una siesta, y me preguntaba si podíamos pasar un tiempo juntos —su voz sonó delicada y melodiosa. Cho-Hee tembló ante su tono.

—Claro, pero ahora necesito ir con urgencia al baño. Más rato te acompañaré, ¿por mientras podías ordenar todo en la alacena?

—Ah, claro. Te esperaré entonces.

El híbrido se dirigió a la cocina con las bolsas mientras Cho-Hee corrió de prisa al baño con su bolso colgando de su hombro. Mientras más rápido saliera de la duda, sería mejor. Para ella y para Jin, porque en el caso de que saliera positivo, necesitaba asimilarlo para después decirle la noticia.

No tenía miedo de ser madre, tampoco es como si quisiera abortar. Pero ya con Ahn era un poco complicado, y otro miembro en su pequeño hogar no era algo que tenía planeado a esas alturas de su vida. Aún tenía mucho que escribir y dibujar.

Además... un hijo de un híbrido. ¿Acaso eso resultaría bien? ¿Si quiera Jin se lo tomaría bien? Pensando en ello espero sentada el resultado que sin duda cambiaría su vida.

No podía decir que haber tenido algo tan íntimo con Jin había sido un error, porque había sido una de las experiencias más lindas de su vida, por no decir que era la que se encontraba sobre todas, pero tal vez había apresurado muchas las cosas.

Tal vez se había dejado llevar mucho por las tiernas caricias y los lindos y dulces susurros que le decía el híbrido. Además de su embriagador olor que hacía a cualquiera perder el sentido y el propio juicio. Sí, de seguro había sido eso y mucho más, pero ya no era hora de arrepentirse. Solo tenía que afrontar lo que pasara en compañía de quienes amaba.