🐾Capítulo 2🐾
"Lo que vale más son las acciones"
El canino no despertó en todo lo que restaba del día y tampoco en varias horas del siguiente. Las noches eran frías en el bosque y Cho-Hee, como pudo, se las había arreglado para pasar una manta debajo del herido cuerpo del animal, sin hacerle daño, para arrastrarlo con cuidado al interior de su hogar, así dejándolo en un lugar más seguro y cálido en comparación a su pórtico. Era una acción un tanto peligrosa y arriesgada el llevar al animal, que no tenía idea de dónde era, dentro de su hogar. Pero dejarlo a la intemperie, en la fría noche, eso... No estaba en sus planes. El pobre ya debía haber sufrido mucho como para dejarlo afuera con todo ese clima tan gélido. Tendría que haber sido un ser sin sentimientos como para tratarle de aquella forma.
Esa noche no durmió tranquila, su mente solamente pensaba en que el animalito pasara hasta el otro día con vida, luego lo podría llevar a un veterinario o a alguien que le pudiera brindar ayuda con el canino. Y como toda amante de los animales, se durmió sentada en el sofá junto al animal dándole compañía, procurando ver cada cierto tiempo que siguiera respirando y de vez en cuando acariciando las zonas sanas, intentando darle apoyo físico al animalito, pues verle tirado le apretaba el corazón de una forma indescriptible, y es que esa congoja de no saber si pasaría la noche le tenía un nudo en el estómago.
Cuando Jin finalmente despertó ya era de tarde. Cho-Hee estaba sentada en el pórtico de su casa escribiendo en una pequeña libreta y él se encontraba cubierto por una manta en la salita de estar sobre una pequeña alfombra. Estaba abrigado, nada en comparación a las noches en el bosque, donde solo logró llenar sus heridas de tierra y pequeñas ramas que hacían que la carme abierta le doliera hasta el alma. Le habían maltratado hasta no más poder y las consecuencias eran más que evidentes, si no tenía algo roto solo era debido a la suerte, pues con el maltrato que había sufrido de más algún hueso había podido sufrir una fractura.
Intentó levantarse, pero su cuerpo dolía mucho. Unos pequeños gimoteos escaparon desde el fondo de su garganta, las heridas no estaban cicatrizando como debían y dolían demasiado, pero no tanto como días anteriores donde pensó que moriría agonizando de dolor. Había querido ser optimista en el momento, pero recordando todo lo sucedido no sabía cómo rayos había logrado seguir con vida. Solo un milagro, seguramente.
Más temprano, cuando se encontraba en un estado entre consiente e inconsciente, había escuchado a la chica llamar a alguien y consultar sobre una hora en el veterinario. Él feliz hubiera dejado que lo llevase, pero al ser un híbrido estaba seguro de que se le reconocería enseguida como tal. Los veterinarios no eran tontos, su padre siempre le repetía lo mismo, cuando los humanos querían, podían llegar a ser bastante audaces e inteligentes.
Cuando solo era un cachorro y se hería con una magnitud un poco grave le decían que lo peor que podía hacer era en transformarse en su forma animal, ya que esta le gastaba energía demasiada energía, además que hacía que las heridas se demoraran más en sanar. Nunca entendió como teniendo en su ADN genes de animal no podía sanar como ellos. Pero esa era su vida y su suerte, no podía hacer nada al respecto, su código genético no era modificable cuando él lo deseara. De todas formas, la mayoría de sus heridas eran bastante graves, unas simples lamidas no harían mucho efecto sanador. Necesitaba mucho más que eso, pues la saliva ayudaba, pero no era mágica.
Por un momento se preguntó así mismo si debía transformarse a su forma de híbrido, a pesar de que tal vez la humana se podría asustar y reaccionaría echándolo inmediatamente de ahí.
Quedarse como estaba era la opción que le parecía menos lógica, sus heridas debían sanar y estando en su forma animal no tendría mucho éxito. Sus células tenían un excelente metabolismo, pero estando herido como lo estaba era un gran impedimento. Además agregando el hecho de que al tener por el momento patas de perro no podía hacer mucho con ellas y menos decirle a la muchacha los lugares exactos en dónde le dolía más, a no ser que ella entendiera sus ladridos y gimoteos (algo bastante improbable a no ser que fuese una bruja o algo así por el estilo).
De repente escuchó un ruido proveniente de la puerta, levantó su cabeza con pereza y bastante cansancio; era la humana que había entrado en la casa y le observaba con ojos de ternura a él, que estaba con más heridas que soldado en guerra. Su primera reacción fue el querer levantarse, pero optó por seguir en su lugar expectante a lo que haría la joven.
—Hey, amigo, ¿ya has despertado? —Su voz era como recibir mimos en la parte trasera de su cabeza y parte de su lomo, simplemente era melodiosa y pacífica. Definitivamente había hecho bien en recurrir a ella.
Su abultada cola se movió como respuesta, no muy exageradamente, pero lo suficiente como para que la chica le regalara una sonrisa por su gesto. Había sucedido casi inconscientemente, pero la chica ya lo había visto, por lo que no sacaba nada ocultando su emoción. Su idea no era actuar de esa forma, pero lo hacía casi en automático debido a la amabilidad que poseía la humana.
—Me alegro mucho, pequeño. Te traeré algo de comer —Cho-Hee se agachó para acariciar su cabeza. El movimiento de su rabo aumentó su velocidad por esa agradable acción—. Veo que te gusta la idea, eres un muy lindo perrito, ¿lo sabías? —Otra sonrisa que fue directo a su pobre corazoncito. Por un momento llegó a olvidar que estaba herido y que la chica le estaba tratando como una mascota... Oh, una mascota ¡Esa podía ser su solución! Por muy bajo que fuera el rebajarse y ser lo único que no quería, o sea el ser un animal doméstico y no libre, ser la mascota de aquella chica no sonaba tan mal como podría haber esperado.
Tal vez mantener su forma animal por un poco más de tiempo no sería tan horrible. Solamente obtener un poco más de cariño hasta sanarse sería su objetivo primordial, y si esa chica era quien se lo daba no se quejaría para nada. O sea, habría que ser tonto para quejarse de semejante atención que se le brindaba.
Se quedó observando a la humana, aun cuando esta se levantó y fue en busca de algo para darle de comer. Su cola no podía dejar de moverse, a pesar de su estado estaba inquieto por recibir más atención de la mujer. Y si podía más caricias y mimos, para recuperarse más rápido, según él. Aunque obviamente no aportaría del todo, pero por cierta parte le servía para sentirse mejor. No era una alguien que amara el cariño, pues mucho no recibía, pero la humana le transmitía cierta tranquilidad que le permitía actuar de esa forma.
Cuando la vio de regreso con algo entre sus manos y una sonrisa decorando su rostro, su rabo volvió a agitarse con fuerza y alegría. Tanta fue su dicha que por un momento olvidó estar herido y solo se concentró en el lindo rostro que tenía frente a él. Un agradable olor a comida inundó su nariz y lo recibió gustoso. El aroma a carne y arroz le pareció lo más exquisito del mundo. Su olfato era excelente, eso había que recalcarlo, por lo que además del olor a comida también podía sentir la suave fragancia que la joven mujer desprendía, y era algo irónico decirlo, pero olía bastante similar a un bosque en calma, dónde los pajaritos cantan estando en las ramas de los frondosos árboles.
—Pronto, come un poco para ganar fuerzas. Has estado muy débil, por los que comer un poquito te hará bien.
Y como si hubiese sido una orden que obligatoriamente debía cumplir, se puso de pie para poder comer feliz la deliciosa comida que la joven le había preparado, o tal vez solo eran sobras del día anterior... de cualquier forma estaba muy rico para su gusto. Y tomando en cuenta que ni había comido hace mucho... podía pasar hasta por un platillo gourmet.
—Come todo, no tengo idea de cuando fue la última vez que comiste, pero aprovecha la comida que te doy para que ya no estés tan delgadito —Sabía que no era bueno tocar a los animales cuando comían porque se podían sentir atacados, pero sin poder evitarlo acarició la cabeza del animal con mucho cuidado—. Eres muy lindo —comentó finalmente, viendo que Jin ya estaba terminando todo lo que había en el plato que le había servido.
El canino no pudo hacer nada más que volver a mover su cola, feliz entre lo que podía aprovechar de la situación. Los últimos días habían sido un total asco, pero los cuidados por parte de Cho-Hee lo hacían sentir muy bien. Cada vez que la chica estaba cerca se sentía tranquilo y relajado, claro que igual sentía dolor, pero mucho menos que horas atrás.
—¿Quieres más?
Jin obviamente movió la cola. Le gustaba comer, y más si la comida venía por parte de la chica, tenía que admitir que le estaba agarrando gusto a eso de estar herido para que alguien le cuidara tan atentamente y con tanto cariño.
—Ya te daré más. En verdad debes tener hambre después de todo lo que has pasado —le acarició la cabeza—. En serio eres una lindura; todo un señorito guapo.
Él ya sabía que era guapo, pero en su estado actual no estaba pensado en que realmente se veía así, por lo que recibir esos halagos ayudaban a su ego un tanto herido. Cuando estuviera sin heridas estaba seguro de que la chica lo diría genuinamente, porque por el momento solo lo decía para que estuviera feliz, pero sin importar eso, él obviamente aceptaba humildemente lo que la chica le decía. Simplemente por momentos se desconectaba al estar comiendo comida tan deliciosa. Cuando se fuera extrañaría demasiado los alimentos que preparaba la mujer, era simplemente perfecto lo que había preparado.
—Después debes descansar un poco más —le indicó—. Me hace muy feliz que te alimentes, pero no hay que descuidar tus horas de sueño. Si quieres estar sanito pronto, debes descansar lo más que puedas. Ya veremos después qué haré contigo, perrito.
Se quiso sentir ofendido, pero las palabras eran tan dulces que le fue imposible hacerlo. Era un perro y lo sabía, pero que se le viera de esa forma no era de su total agrado, ya que necesito verdad era alguien bastante apuesto. Por otro lado, prácticamente se embriagaba por la dulzura de la muchacha, o tal vez solo era que su forma animal no tenía tanta resistencia contra un ser tan bueno como ella.
Sí. Lo más seguro era eso.
Continuó comiendo hasta que el plato quedó nuevamente vacío. La chica le sonrió y él por milésima vez movió su cola en señal de alegría. Había estado delicioso y su estómago quedó satisfecho con todo lo que estaba en su interior. Nunca antes había probado algo con aquel sabor, pero para ser la primera vez quedó bastante fascinado. Dio unas cuantas lamidas a la mínima salsa que quedó hasta que el plato le fue arrebatado, dejando una gran desilusión en su alma de perrito insaciable.
—Ya no hay más. Te has comido absolutamente todo —otra vez le acarició la cabeza al animal—. Si quieres puedes caminar un poquito y luego seguir descansando —Jin tocó su pierna con el costado de su cabeza para ver si con su ternura le daba otra porción—. No me iré lejos, tú solo descansa tranquilo.
Bien, no había entendido lo que quería. Pero por lo menos recibió a cambio otra de sus caricias reconfortantes, y de eso no se podía quejar. Recibir cariño después de tanto era algo muy reconfortante, y más tras haber sido tratado a golpes, mordiscos y arañazos. Ni siquiera podía recordar del todo lo sucedido, pero era mejor así, en su mente no había rostros ni nombres guardados, tampoco recuerdos sobre dónde había sucedido todo. Él no quería guardarle rencor a nadie y esa era la forma más simple que podía haber. Ya por mucho había pasado como para sumarle algún peso extra a su mente. Estaba medianamente bien, no quería más problemas.
Cho-Hee era una chica muy tranquila y atenta, solo se la pasaba con sus libros y ni ruido hacía. Dormir era fácil siendo que el ruido era mínimo, solo los pajaritos cantaban de vez en cuando interrumpiendo el pulcro silencio, pero no tenía la fuerza suficiente para ladrar, por lo que solo habría y cerraba sus párpados vagamente, esperando que en algún momento se callaran.
Actualizaciones seguidas porque solo hago algunos arreglos 😎👌
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro