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━━━My Own Story

Kim suspiró profundamente mientras tomaba los papeles entre sus manos y los acomodaba, después los dejó al lado de su escritorio apagando la laptop que tenía allí para su aburrido trabajo de oficina.

Sonrió recordando que un buen libro lo esperaba en su apartamento, era lo único que lo mantenía cuerdo en ese mundo de mierda, perderse en esas bellas palabras que lo llevaban a mundos increíbles e imposibles.

Caminó hasta la oficina de su jefe, llevándose regaños tras regaños, él solo podía agachar la cabeza un poco mientras que su superior le regañaba constantemente.

"Que fastidio."

Su mente era una gran masa gris, que casualmente miraba el mundo gris. ¿Qué era más que un beta en esa estúpida sociedad? Sólo trabajando para estúpidos alfas que nunca verían su potencial en nada.

Al llegar a su hogar solitario dejó su maletín en la primera silla que encontró, se quitó los zapatos y el saco de su traje barato. Fue a la cocina solo para hacer unos fideos instantáneos, comió y después se fue a su habitación.

Había apagado todas las luces ya que le gustaba leer solamente cuando no tenía nada más que hacer, se sentía tan fastidiado ni ganas de tomar un baño quería. Así que solo se metió en su cama con la lámpara encendida en su mesita de noche y tomó su libro.

Era el último de una saga de tres con un título de "crónica de amores", algo cursi para la retorcida historia que se producía dentro de esas páginas. Kim leyó hasta que lo terminó, lo que fue en poco tiempo ya que lo tenía más de medio leído.

Un sabor algo amargo se presentó en su paladar.

"Si yo fuera él no hubiera hecho eso y solo hubiera disfrutado de mi vida sin preocupaciones."

Pensó con deseo y algo de tristeza, de verdad que quería estar en un mundo en el que se leía en ese libro y ser algo más que un simple obrero beta.

El de cabellos oscuros bostezó con sueño, dejando que sus ojos se cerraran, aún teniendo el cuaderno sobre su pecho. Dejó que Morfeo lo llevase hacía su país.

Cuando se movió sintió algo diferente, las sábanas de su cama eran más suaves de lo que recordaba, inclusive se sentía más descansado y eso era extraño, ya que siempre se levantaba con dolores hasta en la parte donde nunca llegaba el sol.

Al abrir los ojos lentamente se dió cuenta de un par de cosas, la primera era que no estaba en su habitación, lo segundo era que las cosas parecían no ser de su época.

¿Desde cuando tenía una chimenea en su habitación?

—¡Amo Deawon, es hora de despertar! —los ojos del joven de cabellos oscuros se abrieron por la sorpresa— ¡Buenos días! ¿Ha dormido bien?

Vio como mujeres vestidas con atuendo de sirvientas entraron en la habitación, eran como cinco y no sabía que responder exactamente así que dijo lo primero que se le vino a la cabeza

—Sí he dormido bien… —respondió a duras penas, las damas lo sacaron de la cama y le hicieron una rutina mañanera que duró una hora, o al menos eso pudo calcular.

Le bañaron, cepillaron, pusieron crema en su piel, le hicieron vestir ropa bonita, le colocaron joyas y maquillaje. Al final cuando todo acabó pudo verse en un espejo y su boca se secó, en el reflejo podía ver a un chico de cabellos dorados igual que sus ojos, pecas y una piel tan blanca y delicada que podía ser porcelana.

"Kang Deawon.”

Estaba en el cuerpo del personaje de su libro, era un omega, duque cercano a la corona del reino de Gwangju. El pecoso volteó hacia las sirvientas y no pudo evitar sonreír en grande.

¡Su puto deseo se habia cumplido!

Pero eso también significaba un par de cosas con las que tendría que tener cuidado. Sin embargo, por el momento quería disfrutar, dejó que las doncellas lo llevaran al gran comedor, estaba lleno de tantas cosas deliciosas que no dudaría en probar.

—Joven amo, su prometido vendrá a verlo hoy en la tarde —le informó una de las doncellas mientras que Deawon comía felizmente su delicioso desayuno, el pecoso sonrió y asintió ante lo dicho.

"En hora buena.”

—Bien, en cuanto llegue me avisan para recibirlo —el pecoso respondió cortésmente mientras tomaba un bocado de un delicioso pan tostado en su boca.

La vida estaba siendo buena con él por primera vez, tendría que aprovechar, ahora sí podía vivir sin ninguna preocupación, siempre y cuando cambie la historia.

Deawon caminó por el gran pasillo hasta llegar a la sala en donde le esperaba su prometido, había pasado gran parte del día sentado en el jardín principal solo leyendo y tomando té, pero esa felicidad fue interrumpida por una de las doncellas cuando le llamó avisando sobre que él ya había llegado.

—Lamento mi demora —murmuró al llegar, mirando como la cabellera azabache se movía y unos ojos de color azul se posaban sobre él.

—No es nada, no tenía mucho tiempo aquí —le contestó el alfa tranquilo, sentándose correctamente mirando de frente, Deawon tomó un asiento a su lado y cruzó las piernas—. Yo quería hablar contigo.

—También yo —el pecoso respondió—. Quiero romper con el compromiso.

Soobin abrió los ojos ligeramente con sorpresa, pero Deawon sabía que no se iba a negar, el alfa de cabellos azabache estaba enamorado de Liseok, un duque al que conocía desde siempre, pero su padre Seokjin lo había comprometido con él, por su misma insistencia.

El Deawon de la historia era el villano del cuento, quien le hacía la vida imposible a Liseok solo por tener a Soobin, pero él no lo quería, este Deawon solo quería vivir una vida de lujos sin tener que lidiar con estrés.

—Está bien, si es lo que quieres no me negaré —Soobin se levantó para dar una suave reverencia—. Te haré llegar los documentos para que los firmes y así romper por completo el compromiso, adiós.

—Sí, nos vemos otro día —el pecoso se despidió saltando y riendo por dentro como todo un infante al que le daban su dulce favorito.

Cuando Soobin se fue, Deawon rió y dejó escapar un suspiro de alivio. Se levantó y fue de vuelta al jardín para leer más y beber más té.

Justo como el azabache se lo había prometido los documentos llegaron al día siguiente, el pecoso los firmó todos y fue libre por completo, estaba soltero sin compromisos y tenía una deliciosa vida por delante.

Eso hasta que su padre llegó de la guerra, el señor Kang Taeoh nunca le preocupó, ya que en la historia solo aparecía un par de veces, al ser un general se la pasaba más con el rey formando planes de combate y yendo a la guerra. Nunca tuvo tiempo para su familia, así que Deawon creció casi solo, hasta que su madre falleció y después solo tuvo a los sirvientes como compañía.

No era tan malo, pues siempre tuvo lo que quiso, quizás de ahí vino su personalidad caprichosa.

—¡Hijo! Escuché que rompiste tu compromiso con el principe Soobin —apareció un día el alfa de cabellos negros con una gigantesca sonrisa y Deawon solo sonrió tranquilo en respuesta—. La verdad me alegra que hayas hecho eso, ese mocoso es solo un malcriado sin remedio.

Tener una buena posición en la sociedad le permitía decir lo que les plazca, y Deawon sabía eso.

La sonrisa del menor cayó ligeramente al ver quién había entrado en el lugar que estaban ellos.

Una gran capa roja que llegaba hasta el suelo y un traje de gala finamente elaborado. Debía de salir de esa habitación cuanto antes, ese personaje no traía más que problemas, era el otro villano del cuento.

—¡Oh! Quería presentarte —comentó el de cabellos negros mirando a su hijo con una sonrisa y parándose al lado del peli-gris—. Él es Cha Eunwoo, es un guerrero del sur, domador de dragones y el siguiente en ser líder de sus tierras.

—Es un gusto, duque Deawon —le contestó el alfa a duras penas, el pecoso solo dió una pequeña reverencia manteniendo su sonrisa tensa.

—Sabes, él puede ser un buen candidato como esposo —claro, tenía que ser el bastardo e interesado de su padre quien lo pusiera en ese lío.

—Me niego —Deawon habló haciendo que su padre lo mirara sorprendido—. No estoy interesado en nadie por ahora y no pienso estarlo después, si me disculpan tengo algunas cosas que hacer.

El pecoso dió otra pequeña reverencia y se fue del lugar dejando a ambos alfas con la palabra en la boca.

Deawon sabía que Eunwoo se iba a enamorar de Liseok en una fiesta, él iba a venir buscando su ayuda y los dos armaron un complot para separar a la pareja principal. Ambos morirían al final del libro acusados por traición, pero ahora nada de eso iba a pasar, ya tenía sus planes y no quería morir en ese maravilloso mundo.

Deawon estaba en su suave silla del jardín con su libro en mano, leyendo tranquilamente bajo la sombra del gran árbol mientras que en la mesa de al lado había una taza de delicioso té caliente.

—¿Por qué no me aceptas como pretendiente? Muchos estarían llorando de felicidad por eso —Deawon casi rueda los ojos ante esa voz arrogante que interrumpió su valiosa lectura.

—Porque no es lo que quiero —murmuró como respuesta alzando su vista de las letras para fijarla en esos ojos oscuros.

—¿Y qué es lo que quieres entonces? —el de cabellos grises le preguntó haciendo sonreír al omega.

—Yo solo quiero que me malcríen y vivir una vida sin preocupaciones, no necesito de tu arrogante nudo para hacerlo, yo ya estoy satisfecho con lo que tengo ahora —Deawon respondió con sinceridad sin borrar su sonrisa viendo como los ojos negros le miraban de arriba abajo—. Ahora, ¿podría irse? Interrumpes unas de mis horas preferidas del día.

Eunwoo bufó y al pecoso no le importó en lo más mínimo si se enojaba o no.

—No te librarás de mí tan fácilmente, nos veremos muy pronto, querido duque —murmuró el alfa antes de irse y el pecoso solo miró por encima de su libro como la capa roja se balanceaba suavemente con los pasos del mayor.

Por un momento creyó que solo era una promesa o amenaza vacía, pero debía de recordar que Eunwoo nunca dejaba nada a medias.

Empezó a recibir regalos, desde flores a ropas lindas y joyas tan increíblemente hermosas como caras.

Deawon no podía evitar hacer berrinches como cachorro sobre su cama golpeando sus almohadas por esa razón. Lo peor era que esos regalos le encantaban, le gustaba bastante el aroma de las flores frescas, esas bellas ropas que abrazaban su cuerpo como si fuera una segunda piel y esas joyas que brillaban como si tuvieran luz propia.

¡Fue horriblemente fastidioso!

Al pasar los días, Incluso semanas, los regalos solo fueron aumentando más y más, hasta que él mismo alfa dueño de sus malestares apareció con una invitación en mano, tenía que ir si o si a la fiesta de compromiso de Liseok y Soobin.

Lo peor era que su acompañante era el alfa de cabellos grisáceos y tenía que ir abrazado de uno de sus brazos.

Se sonrojó al sentir los músculos bajo de sus dedos, además de que tenía muchos ojos encima y el rumor de que estaban saliendo se expandió más rápido que una pólvora. Ya se hablaba de que pronto habría boda, eso le daba ganas de tirarse por el balcón más próximo.

—Todo ésto es sofocante —murmuró el alfa de cabellos rojos con un rostro de fastidio, al menos Deawon no era el único en odiar las fiestas.

—Si lo sé, preferiría estar en mi habitación en lugar de aquí —el pecoso respondió mirando hacia arriba, encontrándose con esos ojos oscuros y ardientes.

—Adivino, ¿estás leyendo un libro? —dijo el alfa con un tono algo burlón y el pecoso solo suspiró.

—Sí, prefiero un libro antes que este lugar y sobre todo con tu horrenda compañía —Deawon le sonrió en grande al mayor, como si no lo acabara de insultar y el de cabellos grises solo le sonrió divertido.

La fiesta pasó de manera lenta y fastidiosa para el pecoso, quien al separarse del mayor se fue hacía un balcón para respirar aire fresco.

Esa fiesta. En esa fiesta era que Eunwoo iba a conocer a Liseok y se iba a enamorar de el omega de Soobin, seguro que ahora lo dejaría en paz y buscaría alguna forma de separar a la nueva pareja.

—Está algo frío —Deawon frotó sus brazos por encima de sus mangas largas, era increíble como el frío podía cruzar la tela hasta su piel.

De pronto una gran y gruesa capa cubrió sus hombros y un aroma de whisky y granada le envolvió, al mirar hacia un lado pudo ver a cierto alfa con el ceño fruncido.

—Si sabes que hace frío. ¿Para qué te quedas acá afuera? Tonto omega —le dijo el mayor parándose a su lado, incluso pasando uno de sus brazos por su cintura—. Aunque aquí afuera no está tan mal.

Las luces de la ciudad estaban al frente, además de las estrellas en el cielo, era una linda vista aunque estuviera haciendo frío.

—Es mejor que esa tonta fiesta.

Deawon se sentía muy cómodo en ese momento, cálido y acogedor, incluso puso una de sus manos sobre la del mayor que rodeaba su cuerpo.

—Lo sé —Eunwoo contestó y después suspiró—. Yo podría malcriarte todo lo que quisieras. ¿Por qué no me deja hacerlo?

—Hum, eso suena tentador, en mi habitación ya no caben más de tus regalos —no supo porqué había respondido eso, pero no le importaba mucho, estaba más que tranquilo y cómodo en ese momento envuelto con ese delicioso aroma.

—¿Eso es un sí? —el alfa le preguntó pero Deawon no respondió—. Bien, después de la ceremonia nos escaparemos y te llevaré a una de mis islas para pasar una buena temporada allí.

—¿Y si me niego a eso? —el pecoso miró hacia arriba, casi deja salir un suspiro al ver como esos ojos negros se oscurecían más y una sonrisa algo macabra se formaba en su rostro.

—Aún asi te secruestraré y te llevare allá a la fuerza cariño, no me hagas enojar de verdad —el alfa hablaba en serio y Deawon lo sabía. No le respondió y simplemente siguió acariciando la mano que lo rodeaba.

Por otra parte, Kang Taeoh miraba desde no muy lejos la interacción de su hijo con el guerrero, sonrió en grande y en su cabeza empezó hacer lista de las cosas que necesitaban para la boda próxima.

Al otro día cuando Deawon despertó en su suave cama y recibió la noticia de las sirvientas de que se iba a casar dentro de poco. Hizo otro enorme berrinche.

¡¿En qué demonios estuvo pensando!?

No recuerda mucho de esa noche, solo que estuvo tranquilo y envuelto de una increíble calidez que lo volvió dócil. Maldita sea la genética de los omegas.

No le quedó de otra más que hacer todo lo que le decían, probar trajes a medida para la boda, ver detalles de una cosa y la otra.

Cómo venganza había elegido todo lo más caro posible, le haría gastar una buena suma de dinero a su padre y a su "querido esposo".

Lo iba a castrar en cuanto tuviera la menor oportunidad.

Y tal y como el de cabellos grisáceos se lo había dicho, en cuanto el padre los unió "en sagrado matrimonio y Eunwoo tuvo la oportunidad de escapar lo hizo, lo tiró sobre uno de sus hombros y lo cargó como costal de papas hasta uno de los dragones para armar vuelo, había sido un viaje increible si no lo hubiera tomado como criminal.

—¿Era realmente necesario esto? —preguntó el pecoso mirando sus manos amarradas con una tela, además de sus piernas y estaba acostado boca abajo en el regazo del alfa.

—Sé como eres, así que sí, era necesario —Eunwoo le respondió y Deawon murmuró un "estúpido" por lo bajo, ganándose una nalgadas que lo hizo chillar—. Cállate o te amordazaré la boca —el alfa amenazó y el pecoso solo se quedó callado, no queria saber si era de verdad o no, pero no iba a tentar más a su destino.

La isla que había dicho el de cabellos grises contaba con una gran mansión y personal, a Deawon le agradó bastante eso. Le sorprendió un poco que el alfa no le obligara a "tener su luna de miel", pero nunca bajó la guardia aún si dormía en una habitación separada a la del alfa.

Pasó allí un par de meses, disfrutando del agua y el sol, le gustaba acostarse bajo una sombre con un libro y poca ropa, sintiendo la brisa salada sobre su piel mientras leía. Sin embargo, una carta de su padre llegó y no parecía muy feliz con su desaparición, allí exigía que al menos se presentara de vuelta con una marca en el cuello.

—¡Me niego rotundamente! —el pecoso gritó mientras se sacudía como gusano sobre el hombro del alfa, era cargado como un saco de papas de nuevo.

Fue tirado sobre una suave y esponjosa cama antes de que se diera cuenta. Miró con alterado como el alfa se quitaba la capa y el cinturón del pantalón.

—No sabes cuánto tiempo me he estado conteniendo de ésto, querido esposo, ya es hora de que tengamos nuestra descendencia, ¿no crees? —una sonrisa depredadora se pintó en el rostro del mayor y Deawon gateó lo más rápido posible hacia la orilla de la cama para huir.

—No, no lo creo, siento que mañana no podré caminar si me quedo aquí —estuvo a punto de bajarse y escapar, pero uno de sus tobillos fue agarrado y jalado hacía el centro de la cama nuevamente—. ¡Sueltame bestia salvaje!

Un aroma denso llenó la habitación, y Deawon sintió como su cuerpo perdía fuerzas y dejaba de luchar.

—Mi querido esposo, sé que quieres ésto, pero eres tan terco que prefieres seguir huyendo de mí, aún si te mueres por mi nudo —murmuró Eunwoo soltando aún más su aroma, mirando como la respiración de su terco omega se volvía pesada, no era tan idiota como para no notar esas miradas lujuriosa que siempre recibía de él.

—¡Jamás lo voy admitir! —el pecoso exclamó, no era como si tuviera malos gustos para no ver lo atractivo que era ese alfa, pero primero muerto antes que decirlo en voz alta.

—No hace falta que me lo digas, solo necesito que gimas mi nombre esta noche, y el resto de noches que tendremos el resto de nuestras vidas —el grisáceo habló mientras quitaba la ropa del pecoso poco a poco, la única manera de no recibir un golpe de su parte era debilitándolo con su aroma.

Deawon gimió bajito cuando la boca del alfa llegó a su cuello, besando y lamiendo todo allí, llegó hasta su boca y el pecoso no protestó cuando tomó sus labios. Las manos del menor se enredaron entre el cabello gris abrazándolo contra su cuerpo y usando sus piernas para rodearlo.

No quería luchar, el placer y el calor estaba nublado su mente en ese momento y también quería dejarse llevar y disfrutar. Su ropa fue arrancada por completo de su cuerpo y quedó completamente desnudo ante el alfa, él también había sacado su ropa y su gran polla erecta estaba a la vista.

—Me partiré en dos... —el pecoso miró con algo de miedo a ese monstruo, sabía que eso tendría que entrar en su interior y eso no lo ponía mejor.

—Shhh, haré que lo disfrutes —Eunwoo susurró en su oído y el omega no pudo evitar que otro gemido saliera de sus labios.

Pronto los dedos del mayor tantearon su húmeda entrada y empujaron contra ella, Deawon se encontró así mismo moviendo sus caderas cuando el alfa tenía dos de sus dedos entre sus cálidas y pegajosas paredes.

Los abría como tijeras y daba embestidas por ellas, al mismo tiempo que dejaba marcas en el pecho, abusando de los sensibles pezones del omega.

—¡Ah! ¡E-Eun! —el pecoso gimió con la voz rota, ganándose un mordisco leve en uno de sus pezones, aunque no supo si era por recortar el nombre en ese momento.

—Me gusta, sigue gimiendo así más fuerte —el alfa agregó un tercer dedo en su interior y el pecoso sentía que estaba por correrse , Eunwoo había encontrado su próstata rápidamente y lo había vuelto una masa de gemidos sudoroso.

—¡N-No, espera! —cuando estuvo tan cerca el alfa se detuvo, sacó los dedos de su interior y sonrió con malicia antes de llevarlos a su boca para chuparlos— Cerdo pervertido.

—Cállate —el de hebras grisáceas le ordenó mientras abría más sus piernas y se acomodaba entre entre ellas, había colocado una de sus pantorrillas sobre uno de sus hombros—. Aunque duela no me detendré.

Eunwoo le dijo y el pecoso solo lo miró mal, de todas formas no era como si le fuera a decir que se detuviera. Un suspiro escapó del omega al sentir como el glande del alfa presionaba su entrada.

Su piel se estiró más allá de lo que era posible cuando la polla fue entrando, dolió, pero poco, al ser estirado antes y el lubricante que chorreaba hacía que todo fuera más fácil.

Un gemido tembloroso salió de sus labios cuando sintió como toda la enorme polla ya estuvo dentro de su cuerpo, podía sentir como le removía hasta el cerebro con tan solo

—-J-Joder, es muy grande —Deawon murmuró tembloroso y el alfa besó suavemente sus labios con cariño.

—Te sientes tan bien, apretado y caliente, maldición, parecer como si fueras hecho solo para mi polla —Eunwoo le dijo y el pecoso solo rodó los ojos, era un tonto alfa arrogante.

Cuando Eunwoo empezó a mover sus caderas para embestirlo fue el paraiso, sus dolores se fueron y fue reemplazado por un delicioso placer que lo lleno por completo, podía escuchar como sonaba sus pieles al chocar, junto a ese sonido morboso de su lubricante natural y sentir como esa gran extensión tocaba su punto dulce sin problema alguno.

No pasó mucho para que se corriera, ya estaba sensible desde antes y que el alfa fuera una bestia no ayudó demasiado, su vientre también fue llenado por una carga pesada de semilla cálida, y no fue la única.

—¡Oh sí! ¡Allí! —el omega gemía con la lengua afuera, aún después de dos rondas más, la gorda polla seguia embistiendo su interior con fuerza.

En ese momento rodeaba al grisáceo con sus piernas y lo abrazaba por el cuello, mientras que era embestido hacia arriba y el alfa no dejaba su pecho en paz, sus hombros también fueron victimas de chupones y mordidas, aunque al menos la espalda del alfa no se escapó de ser rasguñada.

—¿T-te encanta mi polla no?, Gimes y me aprietas tan bien, omega lascivo —el alfa gimió contra el cuello del menor sintiendo como grandes cantidades de su semen mezclado con lubricante resbalaba por los muslos  de su esposo y caía a la cama.

Era sucio y excitante, ese omega retador y grosero se miraba ahora tan sumiso y pecador, lo amaba, quiso tenerlo así desde la primera vez que lo rechazó, al fin su arduo trabajo de cortejo había valido la pena, aún si el pequeño mocoso descarado se negaba aceptarlo como amor, sabía que también lo amaba.

Eunwoo sonrió y enterró su nudo en el interior del omega justo cuando estalló, se enganchó dentro del pecoso soltando aún más de su semen, movió ligeramente su cuello pecoso a un lado y acercó su rostro para morderlo justo sobre su glándula del aroma.

Deawon chilló de dolor y placer, corriendose por última vez entre ambos, habia dolido como nunca esa mordedura, pero obtuvo su venganza cuando lo soltó, pues también se dirigió al cuello del mayor y clavó sus dientes sobre la glándula del aroma del alfa, quien dejó salir un pequeño gruñido al sentir los pequeños colmillos del pecoso marcarlo.

—Te comportas como un mocoso, ¿sabías eso? —murmuró el alfa sintiendo como el menor limpiaba su sangre con su lengua.

—Eso iba en el paquete y se te fue avisado desde antes, no quería quejas ahora que no hay devoluciones —el pecoso respondió dejándose caer sobre la cama, estaba cansado y su respiración agitada era bastante visible.

Eunwoo se rió dándole la razón, en efecto fue avisando desde antes y no quería cambiar eso. Era algo que adoraba del menor.

Regresaron al reino una semana después, luciendo de manera orgullosa las marcas en sus cuellos, aunque recibieron regaños no les importó mucho a ninguno de los dos.

Y más aún cuando Deawon tenía su vientre hinchado por cachorros, él seguía negando su amor por Eunwoo y era igual de caprichoso que siempre, pero bueno eso era parte de la diversión, ¿no?

Era una dinámica y juego que ha ambos les gustaba.

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