Capítulo 2: El nuevo encargo. Parte 3.
Llegué a la cafetería poco más tarde de lo habitual. Para mí era algo evidente, ya que tenía fichada a una persona que, al igual que yo, iba todos los días desde hace ya meses y solía llegar después de mí.
Aquella persona era una mujer policía de aspecto afroamericano; ojos negros y cabello castaño muy oscuro recogido en una coleta que a su vez se dividía en varias trenzas. Según tengo entendido, ella tiene asignado mi caso.
Me senté en la mesa, esperé a que la camarera me atendiera y abrí el libro por el índice . Las hojas parecían a punto de romperse, así que tuve que ser muy precavido.
Uno de los capítulos tenía como título "Posesión de entes" así que me dirigí directamente a aquella página.
Al llegar descubrí de dónde venía esa esquina de papel que sobresalía del libro, que tan nervioso me había estado poniendo.
Se trataba de una especie de papelillo que no tenía aspecto de provenir del libro, en el cual decía "ochenta días".
El papel parecía tan viejo como el libro, pero la tinta estaba fresca.
De repente, la vista se me comenzó a nublar.
-Mierda... otra visión. - Maldije mi mala suerte en voz baja mientras guardaba apresurado el libro en mi bandolera y me dirigía al baño lo más rápido y sutilmente posible para que nadie se diera cuenta.
Una vez allí tuve que apoyarme en el lavabo para evitar caerme y, aunque consciente de que era inútil, trataba de refrescarme la cara con agua helada.
Mientras tanto, en mi cabeza comenzaban a hacerse cada vez más nítidas las imágenes...
-¿Otra vez trabajando hasta tarde? - Escuchaba la voz de un hombre desde los ojos de lo que parecía ser una mujer. Lo supe enseguida por su gran busto.
-No he podido resistirme. - Dijo la mujer, aunque parecía que lo dijese yo mismo.
Mi campo de visión me permitió deducir que me encontraba en una morgue.
-De verdad a veces me das escalofríos, en fin, te dejo las llaves, no te olvides de cerrar cuando salgas. - La mujer volvió la cabeza y pude ver que se encontraba ante el cuerpo sin vida de un niño.
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