𝟑| 𝐏𝐫𝐞𝐭𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬
Estábamos en casa esperando a pretendientes.
—Pretendientes, señora —anunció el hombre —. El conde de Stanford y el Márquez de Filph.
—Oh, Dios —exclamó madre —. Agradézcanselo a mi atuendo colorido.
Mi primo rió junto a mí.
—Para la señorita Adeline Featherington y la señorita Marina Thompson —exclamó.
La cara de mi madre se entristeció ligeramente, pero no pude ver más al ver al hombre llegar con diversos regalos. Al parecer no fue el único, ya que luego de ese vinieron más y ahora mi casa parecía una floristería. Marina y yo podríamos fácilmente hacer una cadena de floristerías.
Querido lector
Esta autora se ve obligada a compartir las más curiosas de las noticias. Al parecer nuestro zafiro de la realeza la pasó muy bien en el baile, se la vio bailando con muchos caballeros, pero lo que más nos impresionó fue verla bailar con A y B Bridgerton. ¿Será que nuestro vizconde libertino cayó en las redes de la mayor de los Featherington? Sin embargo, el acto que es de destacar es el baile que la pelirroja compartió con el nuevo duque, ¿será acaso que la joven debutante ya tiene entre sus redes a los peces más gordos y codiciados?
Por otro lado, parece que nuestro diamante requiere de una inspección más a fondo. Resulta que una joya aún más rara con el brillo y lustre más extraordinarios ha sido desenterrada, su nombre aun desconocido si bien pronto lo sabrán, es señorita Marina Thompson, pero la parecer su brillo sigue siendo incapaz de opacar el gran resplandor del zafiro de la realeza. La joven Featherington tuvo más suerte que todas las demás debutantes juntas. De su casa no se ha parado de escuchar nombres de distintos caballeros dispuestos a cortejarla ¿será acaso que el un duque o un vizconde llegaran hasta la puerta del hogar Featherington?
Esta autora se está preguntando si su majestad reconsiderara el gran cumplido que una vez le dio a la señorita Bridgerton. Porque todos debemos saber lo que la reina desprecia más que nada. Equivocarse. Y el salón de recepción de la casa Bridgerton parece estar más vacío que la cabeza de su querido rey George.
Se deduce que Lady Featherington va a recibir lo que siempre ha querido, la verdadera incomparable de la temporada viviendo bajo su techo. Debe estar encantada.
Mamá se encargaba de felicitarme por la gran fila de pretendientes que tenía, mi padre solo podía verme con ternura y dejar que mi madre nos mimara con masajistas y más. Mi madre se había encargado de dejar ver su enojo con la señorita Thompson, no era de su agrado la atención que esta nueva chica recibía y del que mis hermanas carecían.
—Eloise —saludé a la Bridgerton sentada junto a mi hermana.
Frente a mí había un hombre dándome regalos mientras que Marina escuchaba un poema. Entre sus filas se encontraba Colin esperando su turno.
—Muchas gracias, su excelencia —dije con la voz más honesta que pude.
Cuando el hombre terminó todos aplaudimos, no sé si fue porque ya estamos hartos de el o porque verdaderamente les gustaba.
Madre echó a todos de una manera sutil. Ahora los únicos hombres que quedaban eran Theo y Colin.
—Espantoso soneto —se quejaron Colin y mi primo a la vez haciendo que yo riera fuertemente.
Mi hermana estaba feliz por la interacción que tuvo con C.
Madres codiciosas, regocíjense, ya que el nuevo duque de Hastings sigue agraciando nuestra bella ciudad con su presencia. Y vaya si es una presencia impresionante. Debe ser notado que se ha escuchado al duque anunciándole a las mamás por doquier que no tiene planes de casarse jamás. Esta autora se pregunta ¿Qué atrevida casamentera estará a la altura de tal reto? Tal parece que la mayor de las Featherington está casi al nivel porque se ha visto al duque mirarla atentamente más de una vez. Pues esta competencia ya se ha puesto en marcha. Ha llegado a mis oídos el señor Colin Bridgerton podría recibir el gran premio del año cuando logre que la señorita Thompson se enamore perdidamente de él.
—Esto es un infierno —exclamé mientras estaba en la casa Bridgerton.
—Pero si es nuestra querida Addy —dijo B.
Acababa de escapar de alguno de mis pretendientes.
—Mi casa va a explotar de tantas flores —dije.
—Querida, eso es lo que se vive si eres una de las más nombradas —contestó Violet.
—Pero es horrible —me quejé yendo a abrazar a la mujer.
Theodore llegó también huyendo de las mujeres que buscaban pretender a sus hijos con él.
—Mamá V, ayúdanos —exclamó mi primo para empujarme y abrazarla él.
—Maldito.
—Ninguno de esos hombres hacen que mi corazón sienta algo —me quejé.
—Podrías intentar con Anthony —propuso Violet.
—No —me negué.
—Absolutamente no —estuvo de acuerdo el babuino.
—Por primera vez estamos de acuerdo en algo, Lord tonto.
—Solo digo que lo intenten, se conocen desde hace años. Vayan a dar un paseo, diviértanse junto a los demás.
—Vamos a una cacería —sugirieron Theo y B.
Anthony y yo nos negamos, pero aceptamos luego de algunas súplicas.
🎩
—No podrás darle —me retó el vizconde.
—Créeme, Bridgerton, yo puedo darle al blanco hasta con los ojos cerrados.
B y T estaban un poco más lejos de nosotros.
—No lo creo —exclamó. Vi donde el animal se encontraba y volviendo la mirada al vizconde, disparé.
El animal quedó muerto.
—Pura suerte —dijo el castaño.
—Te enseñaré lo que no es suerte —contesté para luego estampar mi puño en su estómago.
Empujé su cuerpo con el arma hasta un árbol y lo acorralé.
—Deja de intentar ganarme —dije a centímetros de su rostro.
De alguna manera el hombre logró cambiar nuestros papeles porque ahora yo era la que estaba siendo apresada por el árbol y el cuerpo de Anthony.
—Yo siempre gano —susurró en mi oído sin quitar sus manos de mi cintura.
Aunque odiara al chico, yo era humana. El hombre era atractivo y estaba totalmente excitada por la forma en la que sus manos sostenían mi cuerpo, sus labios cerca de los míos, su mandíbula tensa y el deseo palpable en sus gestos. Al parecer yo no le era del todo indiferente al vizconde.
—Pruébelo —contesté acercándome un poco más.
—Chicos —dijeron ambos jóvenes llegando haciendo que nos separáramos.
—Esto no se quedará así, Anthony.
—Oh, ahora ya no soy Bridgerton —expresó el vizconde.
Ignoré al hombre y fui junto a los otros dos caballeros.
🎩
—Iremos a la ópera —mencionó madre cuando llegué a casa.
Cuando fui a mi habitación me encontré con Pen esperándome junto a una caja en mi cama.
—¿Qué es? —le pregunté.
—No lo sé —respondió mi pequeña hermana —. Solo sé que lo trajo el nuevo duque especialmente para ti.
La mirada coqueta de mi hermana solo hizo que mis mejillas se sonrojaran.
—Dios mío, serás una duquesa.
—No lo seré, Penelope —regañé a la chica mientras abría el regalo encontrándome con un hermoso vestido azul y una nota.
—Para tan bello zafiro de la realeza que comanda esta temporada —leyó mi hermana —. Con todo su afecto, Simon Basset.
La menor pegó un grito de emoción que callé con una mirada seria.
—Simon no tiene intensiones de casarse, Pen.
—Simon eh —se rió —. Al parecer lo conoces muy bien. Además, si no quisiera casarse no estaría mandando flores y regalos a casa.
Suspiré mientras me encargaba de quitarme mi ropa.
—¿Qué es lo que sucede contigo y el duque?
—Pen, Simon y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo atrás —conté a mi hermana que parecía que estaba a nada de buscar unas galletas para disfrutar de la historia —. Fuimos novios, oh algo parecido.
La chica dejó escapar un sonido de sorpresa.
—Simon Basset y yo compartimos mucho tiempo en uno de sus viajes a América. El ahora duque me cortejó durante un tiempo y llegamos a ser novios, el no quería casarse y yo no quería descuidar mis estudios. El solo me ve como alguien que lo entiende, Pen. El no me ama de verdad.
—Pero...
—Nada de peros, vete a cambiar, iremos a la ópera.
La menor dejó un beso en mi mejilla y se fue a su habitación rápidamente.
¿Qué haré contigo Simon Basset?
Sin darle más vueltas al asunto me coloqué el vestido que el duque había dejado para mí. Siendo sincera, aquel moreno parecía querer avivar aquellas llamas que dejó nuestro pequeño amorío lleno de momentos vividos y candentes recuerdos.
🎩
Sienna cantaba mientras yo me sentaba junto a mi Daphne y mi primo. Lady Danbury se había asegurado de dejar saber la invitación hacia mí y mi primo quien al parecer era quien estaba a cargo de mi presentación ante la sociedad. La reina había hecho una invitación hacia mí para ir al castillo a beber té y ponernos al día.
—Anthony, acompaña a Addy por una bebida —le pidió Violet a su hijo quien acababa de llegar.
—Puedo ir sola —dije.
—Yo iré contigo —me ayudó mi primo al sentir como pellizcaba su brazo.
—Ve —le ordenó su madre al vizconde haciendo que este de mala gana entrelazara su brazo con el mío.
Caminamos callados entre jalones y empujones.
—Ella verdaderamente quiere que estén juntos.
Miré al hombre a mi lado y luego a mi primo.
—No entiendo como es que ella espera eso —dije —. Mataría a este simio sin cerebro al primer comentario estúpido que hiciera.
—Sí —aceptó el hombre, pero luego se dio cuenta de su error —. ¡Oye!
Reí divertida separándome de él y fui por un vaso.
Pude ver a cierta cantante mirar desde lejos con el ceño fruncido al vizconde que parloteaba sin cesar en su defensa contra mí. Ignorándolo como había hecho desde que era una niña, guiñé un ojo a la morena que sonrió y se dio vuelta emprendiendo huida.
—Bridgerton —llamé, frenando el vómito verbal del hombre —, cállate.
Anthony dejo ver su indignación ante mi comentario, pero tomé un vaso y se lo extendí.
—Tomalo, puede que así esa boca tuya se mantenga cerrada.
El vizconde obedeció tomando el vaso y apoyándose a mi lado en la mesa.
—Sabes, cuando nos proponemos podemos estar en paz —comenté.
Theo a mi otro lado asintió dándome la razón.
—Pues la única razón por la que estemos en constante guerra es por tu gran capacidad de hacerme enfadar con tus comentarios tontos y tus ideas de que eres mejor que yo —se defendió el hombre.
Apreté el vaso en mi mano y sin miedo a nada golpeé al hombre a mi lado.
—Eres una salvaje —se quejó el Bridgerton.
—Y tu un imbecil, no puedes callarte y dejar que estemos sin pelear. Recuerdo que de niños había momentos en los que sabías cuando cerrar tu boca.
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