Capítulo veintidós "En su mente"
Llegamos al castillo, y tan pronto como se pudo, Stiles y Lydia hicieron lo suyo, habíamos quedado en que nos darían una señal para que podamos proseguir con el plan.
—¿Por dónde entramos? —preguntó Kira mirando alrededor.
—¡Por aquí! —oímos a Malia exclamar, por lo que nos dirigimos hacia ella donde encontramos una ventana abierta.
—bien hecho —chocamos los cinco con una mano.
—ahora a esperar la señal —murmuró Scott chequeando su celular.
—chicas ¿tienen suficiente sangre de hombre muerto?
—tengo, cinco jeringas —respondió Malia revisando
—yo unte mi espada, así que estoy cubierta —asentí.
—voltee hacia Scott —¿Scotty?
—cinco jeringas.
—perfecto, yo tengo untadas mis dagas y dos jeringas que son para Anthony o Christopher —expliqué.
—es momento —nos avisó el alfa.
Entramos al castillo con un poco de dificultad por mi parte y la de Kira, pues los licántropos entraron con gran agilidad.
Corrimos por el primer piso encontrándonos con varios vampiros que dejamos incapacitados, por suerte no fue una pelea dura.
—bueno, veo que regresaron —Darius salió desde la oscuridad del pasillo. —no quedaron satisfechos, ¿Eh? —Sacó sus colmillos, clara invitación a una pelea.
Fui yo la que lo atacó con mi daga, la cual apenas le hizo un rasguño, él solo sonrió.
—demonios —murmuré dejando salir mi lado vampiro.
—cosquillas —me tomó del cuello estampandome contra una pared, no me dio tiempo de reaccionar.
—¡Sueltala! —gruñó Scott en su forma lobuna.
—dile a tu perro faldero que no se entrometa.
—no es un perro faldero —clavé la daga que tenía en mi mano en su estómago, provocando que me soltara. —es mi alfa.
Tomé mis dagas y corrí junto con los chicos hacia la habitación de Christopher.
—hay que apurarnos, no tenemos mucho tiempo —nos avisó Scott.
—entendido —abrí la puerta.
—otra vez ustedes —dijo el rubio —voy a ordenar que los encierren, son una molestia en el trasero.
—¿Quieres una molestia en el trasero? —pregunté sacando una de las jeringas —la tendrás —sonreí —¡Ahora!
Malia y Scott lo sostuvieron ,fui por detrás y clavé la jeringa —es sangre de hombre muerto, asqueroso chupasangre —dijo Malia con molestia —¡Oh! Lo siento Maddy olvidé que tu...
—no hay problema —le resté importancia.
—¿Creen que podrán salvar a Anthony? —rió —no podrán, él ya ni existe.
—¡Mentira! —exclamé enojada —él está ahí, puedo sentirlo.
—awww la niñita cree que el debilucho de su hermano sigue con vida —se burló.
—alguien por favor, callelo —supliqué al borde de un ataque de nervios.
—¿Por qué no se...? —el rubio comenzó a convulsionar para luego terminar inconsciente.
—eso fue fácil —sonreí aliviada. —¡Vamos!
Regresamos con rapidez hacia la ventana por la que habíamos entrado y nos encargamos de salir y de sacar al vampiro, justo en el momento en que Lydia y Stiles aparecían para ayudarlo.
—¡Muchas gracias, chicos! —agradecí.
—descuida, no fue nada —respondió la pelifresa.
Lo subimos al auto y nos dirigimos a la clínica veterinaria.
—me sorprende no habernos encontrado con Magnus —todos miramos a Stiles —¿Sólo yo sé quién es? —todos asentimos —es el hermano mayor de los Dracul, es como su padre, es el mas peligroso de los cuatro.
—bueno, tuvimos suerte de no haberlo visto. —suspiré acomodandome en el hombro se Scott, ya que por obvias razones termine sobre sus piernas.
En el asiento trasero iban Christopher, Malia y Kira, Lydia tuvo que ir en su auto. —me encanta tu colonia —enterré mi nariz en su cuello.
—gracias —lo sentir sonreír y ponerse nervioso al mismo tiempo.
—¡agh! ¡Scott apestas a nervios! —lo delató Malia.
—por qué será ¿No? —dijo Stiles con su usual sarcasmo.
Finalmente llegamos a la clinica, y metimos al vampiro dentro.
—no tienen que estar nerviosos —habló Deaton luego de acomodar todo —será igual que cuando entraste a la mente de Stiles —miró a Scott quién asintió.
—de repente como que me siento violado —opinó Stiles.
—te salvamos la vida —le recordé.
—cierto...
Me senté junto a Christopher quién aún seguía inconsciente.
—te voy a ayudar —murmuré a su oído —sé que puedes oírme Anthony.
—cuando quieran —dijo el druida llamando nuestra atención.
Sin esperarlo sentí el dolor mas horrible que jamas haya imaginado, pero tan pronto como vino se fue.
De repente me encontraba junto a Scott en una habitación, frente a la puerta de salida, tomé la mano del castaño y la abrí entrando a la mente de mi hermano.
—¿Y ahora? —pregunté mirando a los lado, al parecer estábamos en una casa.
—¿Ella es mi hermanita? —oí la voz de un pequeño.
—así es, su nombre es Madison —escuchar a mi madre luego de un tiempo hizo que me desestabilizara.
—¿Maddy estás bien? —preguntó Scott
—es que acabo de oír la voz de mi madre —automáticamente me rodeó con sus brazos.
—no me imagino como debes de sentirte, lo siento.
—está bien, no tienes porque sentirlo. —me separé con cuidado —vamos, tenemos que seguir.
Bajamos y pasamos por el living ahí había dos niños rubios conociendo a su hermanita, él mas maravillado era el mayor de ambos.
—voy a protegerte, nada va a hacerte daño. —dijo Anthony.
Al salir fuera de la casa el escenario cambio, ahora estábamos en un hospital, en una habitación que yo conocía muy bien, en ese lugar pasé días y semanas tras el accidente.
Anthony estaba sentando en el sillón junto a mi, mirándome fijamente esperando que yo despertara. Su aspecto no era el mejor, parecía que no se había bañado en dias.
La puerta se abrió y entró mi tío Liam, se acercó a la camilla y dejó un beso en mi frente antes de acercarse al rubio.
—mírate, estás hecho un asco.
—no me importa —respondió
—Anthony, sé que quieres estar aquí cuando ella despierte pero ¿como crees que va a reaccionar si te encuentra en este estado? Va a preocuparse por ti —intentó hacerlo entrar en razón.
—le prometí que siempre estaría con ella, que la protegería —se quebró —le fallé, ese debería ser yo, no ella. —señaló mi cuerpo en la camilla.
—no hijo, no le fallaste —lo abrazó —no vuelvas a decir una cosa como esa.
—si —limpió sus lágrimas.
—ve a casa, date un baño, come algo y puedes volver ¿sí? —él asintió.
Salimos se aquel lugar y nos encontramos en un centro se rehabilitación.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Scott.
No le respondí pues en ese comedor en el que estábamos entraron dos personas, una era Anthony y la otra era yo.
—me ingresaron aquí hace como un año, por un cuadro de depresión y...—el castaño tomó mi mano derecha y revisó mi muñeca.
—¿Intentaste acabar con tu vida? —pude ver un deje de tristeza en su rostro.
—si, y todo por un estúpido chico.
—¿Por qué estás aquí, Tony? —pregunté sin ánimos mientras me sentaba en una mesa.
—porque quiero ayudarte con esto, Theo no supo valorarte pero no significa que allá fuera no se encuentre otro hombre que te ame como te mereces —sentí la mano de Scott sujetar la mía —pulga, tu eres mas fuerte que esto, no dejes que la depresión...que Theo gane.
—no es solo por Theo —bajé la mirada.
—es por mamá —adivinó, a lo que asentí. —ya hablamos de eso, no fue tu culpa.
—¿No tenemos que buscar a Anthony? —pregunté tratando de no seguir escuchando la conversación de mi hermano con mi yo del pasado.
—tiene que estar en algún lado, un recuerdo fuerte.
—¿quieres a tu hermano? —oímos la voz de Christopher —entonces ven por él.
—¡Está en el hospital!
—Pero ya estuvimos ahí —me recordó Scott.
—no pero, estoy segura de que lo llevó allí.
Regresamos y en efecto estaba ahí, pero no había forma de abrir la puerta.
—¡¡¡Anthony!!! —grité golpeando la puerta, pero no había caso. —¿Por qué no me oyes?
—es porque está en un bucle —entendió Scott —Maddy, creo que él está reviviendo aquel momento en el que estuviste internada.
—¿Y cómo lo sacó de ahí? —se encogió de hombros si saber que responder. —¡Anthony! ¡Estoy aquí! Tienes que salir del trance.
—me temo que eso no te va a funcionar, él no te escucha ni tampoco puede verte —Christopher había aparecido y se acercaba a nosotros lentamente.
—¿Qué tengo que hacer para que lo liberes?
—¿Crees que yo...? —rió —no, yo no puedo sacarlo de ahí.
—tengo una idea —miré a Scott —Ruge
—¿Qué? —me miró confundido
—ya me oíste
—pero él no es de mi manada, no sé si funcionará. —opinó
—él tiene razón, no va a funcionar —miró sus uñas despreocupadamente.
Estaba mas que furiosa y pude ver de reojo que mi vecino igual, observé a Christopher por unos segundos antes de sacar mis colmillos y arremeter contra él.
—¿Qué crees que haces? Si me haces daño tambien a él —señaló con su mentón la puerta.
—no me importa, todo esto está pasando por tu culpa —gruñí. —tú tenías que quedarte muerto.
—río —¿Crees que yo quería esto?, mi hermano Magnus tuvo la loca idea de traerme de nuevo.
—¿Y si no querías esto porque no dejas a mi hermano libre?
—tengo que obedecer sus ordenes. —admitió.
—entonces no tengo opción —no sé de donde saqué la fuerza pero logré derrotarlo y por ende la puerta se abrió y Anthony salió del trance finalmente.
—¡Tony! —lo abracé con fuerza.
—pulga ¿Qué pasó?
—Christopher te tenía aquí aprisionado en tu propia mente —expliqué.
—tienen que regresar, no les queda mucho tiempo —oímos la voz de Deaton.
Por lo que Scott cortó la conexión sacandonos de la mente de Tony.
Sentí algo salir de mi nariz, cuando me limpié noté que era sangre.
—¿Tony? —pregunté al rubio cuando abrió los ojos.
—si —sonrió.
—me alegra haberte recuperado —lo abracé con fuerza, siendo correspondida.
—gracias Madds —dejó un beso en mi coronilla.
—no tienes que agradecer.
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