Capítulo treinta y cinco "Lecho de muerte"
Inmediatamente fuimos por los planos, con ellos pudimos deducir que había una entrada a la bóveda en el sótano.
Rápidamente bajamos y nos pusimos a buscar la puerta.
—oigan, chicos —Stiles llamó nuestra atención —por aquí.
Nos acercamos, ambos castaños corrieron uno de los estantes descubriendo una especie de rejilla con diseño psicodélico.
—miren las grietas en la pared —había una señal, parecía un triskel.
—es como la entrada de afuera, solo se abre con garras —dijo el humano, todos miramos a Malia, ella era la única de nosotros que podría abrirlo. —las garras de quién sea ¿cierto? —vi que ambos amigos se echaban una mirada de complicidad, era una estrategia.
—am...—Scott volteo a verla —Malia ¿Puedes intentarlo?
—¿Por qué yo?
—yo no tengo control —explicó el alfa mostrando una de sus manos.
—bien, lo haré —aceptó —pero primero cuentenme lo que ocultan
—¿Qué?
—sé que creen que me protegen, pero puedo soportarlo —comentó —Sin dudas no soportaría saber que su padre biológico es el psicótico de Peter Hale. —sé que estoy en la lista.
—sí —asintió Stiles
—¿Cuánto?
—¿cuánto qué? —pregunté confundida.
—¿Cuánto vale mi cabeza?
—cuatro millones —respondió el alfa.
—¿Estás bien?
—sí, Scott vale veinticinco, Maddy doscientos cincuenta, Kira seis, así que los matarán mucho antes que a mi —alcé mis cejas con sorpresa, eso fue muy frío.
—es progreso —murmuró Stiles —estamos progresando
Malia se acercó a la rejilla y procedió a abrirla, la pared se deslizó aun lado dando la bienvenida a nuestra próxima cárcel.
Entramos lentamente admirando toda la habitación, escuchando como se cerraba tras nosotros.
—profesor Yukimura —me acerqué a la pared.
—¿Sí? —dijo desde el otro lado
—si no salgo de aquí con vida, dígale a Lydia que en mi casillero hay una carta para mi hermano y mi padre, necesito que se la de.
—vas a sobrevivir —intentó tranquilizarme.
—eso no lo sabemos...
—descuida, le diré a Lydia —accedió.
—gracias.
—aquí es donde todo comenzó —dijo Stiles llamando nuestra atención. —ahí estaba el dinero —señaló la caja fuerte junto a Scott —los ciento diecisiete millones de dólares en bonos al portador
—¿Cómo cambias bonos al portador a efectivo? —preguntó Kira admirando algunas cosas de las repisas.
—en el banco, creo, lo dejaron aquí por años acumulando polvo. —me acerqué a Scott sentándome en sus piernas, lo abracé escondiendo mi cabeza en su cuello, me sentía pésimo, sus brazos me rodearon casi al instante —¿Saben que los bonos al portador ya no existen?
—¿Eso importa? —pregunté
—¿Sabes cuanto solucionaría ese dinero?
—¿a ti? —inquirió Kira.
—a mi papá y a mi —los pagos de los estudios médicos lo están ahorcando.
—mamá hace algo —admitió Scott —escribe todas las cosas del presupuesto, cuanto cuestan y luego cuando lo suma sabe cuanto tiempo tenemos hasta que perdamos la casa —levanté mi mano que estaba en su cuello y acaricié su cabello tratando de reconfortarlo.
—lo siento cariño —murmuré.
—no tienes que sentirlo, no tienes culpa.
Un rato después comenzamos a escuchar mucho jaleo viniendo de arriba, me paré dejando libre a Scott para que pudiera acercarse a la puerta y escuchar
—¿Algo? —preguntó Stiles.
—nos buscan, alguien va a tener que salir.
Scott nos volteo a ver, estábamos las tres juntas, Malia era las mas afectada, por lo que intentábamos ayudarla de algún modo.
—no puedo creer que vaya a morir —miré a Kira —jamás me imaginé que acabaría así...al menos tengo a la persona que amo a mi lado —voltee hacia el alfa.
—¿Él lo sabe?.
—¿Qué cosa?
—que lo amas —dijo con obviedad.
—no...—suspiré —luego de lo que pasó con mi ex, mi trato con los hombres es mas cuidadoso, no quiero desilusionarme ¿Y si resulta que él no me ama?
—deberás que el amor ciega —rió.
—¿a qué te refieres?
—a que él te ama, tonta —murmuró Malia.
Sonreí mirando al par quienes cuchicheaban entre ellos.
Me acerqué de nueva cuenta a Scott, y nos abrazamos.
—si estos son mis últimos momentos, me alegra que sean junto a ti —acaricié su mejilla —sé que no llevamos mucho juntos pero... —sus labios chocaron abruptamente con los míos, callándome de la manera mas hermosa que puede existir.
—¡Hey! ¿Podrían dejar de tragarse por cinco segundos?
—¿Podrías dejar de interrumpir? Es nuestro lecho de muerte —gruñí en broma.
—ya me voy, los quiero amigos —admitió —saldremos de esto. —Nos miró un última vez y salió.
—Maddy tengo que decirte algo, no puedo irme sin decírtelo —acarició mi mejilla con dulzura.
—no tienes que decir nada...
—te amo —admitió —me odio por tener que decirlo en esta situación, en el lugar menos romántico que existe.
—es perfecto —sonreí —cualquier lugar en el que estés tú, es romántico —suspiré —también te amo —mis ojos de llenaron de lágrimas —lo siento, no he dicho esas palabras desde... —negué —no importa.
—¿No importo? —abrí los ojos como platos al ver a Theo frente a mi.
—¿Qué haces aquí? Ya te había superado, ¡largate!
—¿Me superaste? —rió —cariño jamás podrás hacerlo, no te dejaré olvidarme.
—¡dejame en paz! ¡Ya no te amo! ¡No quiero verte nunca más! —grité cerrando mis ojos con fuerza —no eres real, no estás aquí.
—no tendrás mas opción que quedarte conmigo, Scott está agonizando y morirá.
—moriré con él antes que quedarme contigo. —dije mas que molesta.
—¿Jugaras a Romeo y Julieta con él? ¡Qué romántico! —rió.
—¡¡¡Vete!!!
—¿Maddy? —voltee encontrandome otra vez con Scott, lucía cada vez peor.
—¿En dónde está?
—en donde está ¿quién? —frunció el ceño.
—Theo.
—Theo no estaba aquí —aseguro —debiste alucinar, estás hirviendo —tiró de mi con cuidado —ven aquí —me rodeo con sus brazos, fue ahí donde noté que estaba tiritando por el frío.
—me dijo cosas horribles —murmuré.
—no oí lo que él dijo, pero si lo que tu respondías...no quiero que mueras conmigo, quiero que te salves. —admitió.
—no viviré en un mundo en el que no te tengo.
—lo harás, porque eres una mujer fuerte y hermosa, encontraras a alguien que te sepa amar como yo lo hago. —dejó un beso en mi coronilla.
—creo que podría intentarlo con Derek ¿Qué opinas? Yo digo que es muy guapo —bromee, reí al oírlo gruñir por lo bajo —es broma.
—pensándolo mejor, olvida lo que dije, no voy a morir.
—así se habla, Scotty —apoyé mi cabeza en su hombro, cerrando mis ojos.
—Malia —me hice aún lado cuando Scott dijo el nombre de la coyote, quién había sacado un papel de la campera de Scott, el cual era una copia de la lista de muerte, donde figuraba el de Malia con su apellido biológico. —¿Malia?
—no veo nada —dijo desesperada —no veo nada , Scott.
Conforme pasaba el tiempo la enfermedad fue empeorando.
—¿Qué nos está pasando? —preguntó la coyote aterrada.
—¿Scott? —intenté buscarlo —Scott, estoy ciega —admito que estaba asustada.
—yo también —dijo la kitsune con miedo.
—¿Scott? ¡Scott hablame! —exclamé
—es...estoy bi...en —oí ruidos que provenían de una de las estanterías.
Me pareció escuchar a Stiles pero estaba tan mal que no estaba segura de si era real, pero dijo algo que me resonó.
—reishi, Scott lo vi en un tarro en las repisas —dije al recordar haber visto a Kira curioseando con las cosas.
Sentí un polvo extraño entrar en mi nariz y luego de eso me empecé a sentir mejor.
—Madds —Scott me ayudó a ponerme en pie —¿Estás bien?
—s-sí —me perdí en su mirada café —gracias Scotty.
Vimos a Malia irse decepcionada, fue cuando Stiles notó que había leído la lista de muerte con su nombre real.
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