Cuando Scott se recuperó se sentó con Emily y estuvo con ella todo el rato, agradecí que ambos estén aquí conmigo, no sé qué hubiera sido de mi se perdía a uno de ellos.
Decidí salir por un café a la máquina que estaba en el pasillo.

—quiero un Reese —Stiles sacó un billete y lo puso en la máquina de comida. —¿Cómo te encuentras?

—bien —sonreí —mi hija está mejor y mi marido sobrevivió, así que...estoy agradecida.

—me alegra —se llevó un bombón a la boca —¡esto es una delicia!

—ya lo creo —asentí.

—así que...Scott y tú tienen planes para el futuro ¿eh?

—queremos tener otro bebé —sonreí.

—más mini Scottys corriendo por Beacon Hills, genial...nos van a sacar a patadas de aquí —bromeó.

—¿No te gustaría tener otro hijo?

—me encantaría, pero las cosas con Lyds están algo tensas, así que...—hizo una mueca.

—¿Qué pasó?

—ha estado teniendo premoniciones con respecto a mí —explicó.

—ella no me dijo nada.

—tenías a tu cachorrita internada...no era el momento. —opinó.

—si, tienes razón.

—no se lo digas a Addi, ella no sabe nada y no quiero preocuparla.

—descuida, soy una tumba —le guiñé un ojo.

Cuando terminamos, yo de tomar mi café y él de comer sus chocolates, volvimos a la habitación de Emily.
Abrí apenas la puerta y me quedé estática al oír a Scott cantar mientras Emily lo observaba con lágrimas en sus ojos.

—"como me apena el verte llorar, toma mi mano —Emily sujeto la mano que su padre le estaba tendiendo —sientela —le dio un pequeño apretón —yo te protejo de cualquier cosa, no llores más aquí estoy. —tapé mi boca tratando de no hacer ningún ruido, sentí mis ojos húmedos de emoción —frágil te ves, dulce y sensual, quiero abrazarte y te protegeré, esta fusión es irrompible, no llores más aquí estoy —pasó su mano por una de sus mejillas secando sus lágrimas para luego dejar un beso en su frente y abrazarla.

—no quiero estar aquí —murmuró Emily aún en sus brazos.

—lo sé lobita, pero tienen que hacerte algunos análisis.

—no más, por favor —suplicó, se me rompió el corazón y a Scott igual pude sentirlo.

—estoy aquí cariño, no voy a dejarte sola, no tienes que temer —murmuró.

—¡esto es tan hermoso! —exclamó Stiles para luego soltarse en llanto.

—¿Ángel? Estamos bien, no tienes porque llorar.

—ah...no soy yo —entré a la habitación con el castaño detrás sonando su nariz en un pañuelo.

—Stiles ¿Estás llorando?

—¡no! Solo...sudo por los ojos —respondió sarcásticamente —¿Tú que crees?

—eso fue hermoso —comenté —la canción, no el llanto de Stiles. —aclaré.

—solía cantársela a Tyler y a ella cuando tenían ataques de llanto incontrolables, a veces por pesadillas otras porque tenían un mal día y esta canción siempre los calmaba —bajó la mirada a la pequeña aferrada a él aún. —tienes quince años pero aún eres mi bebé.

—no lo soy —infló sus cachetes.

—¡claro que sí! —le hizo cosquillas.

—¡papá no! —rió a carcajadas —¡papi basta!

Sonreí ante la escena frente a mis ojos, esto me confirmaban que había elegido al hombre perfecto para que fuera el padre de mis hijos.

—¡los amo tanto! —me senté del otro lado, frente a Scott y abracé a ambos, el rostro de Scott y el mío quedaron a escasos centímetros por lo que aproveché para besar sus labios.

—mamá, papá...¿Dónde está Ty?

—lo extrañas ¿eh? —respondió mi marido.

—si —asintió —mucho.

—a esta hora debe estar en el colegio, cuando salga le diré que se pase por aquí ¿Sí? —la pequeña asintió.

—¡hola! —Mell entró a la habitación  —¿Cómo está mi lobita favorita?

—¡abuela Missy! Dime que ya puedo irme.

—me encantaría cariño, pero aún no —dijo apenada.

—está bien —suspiró derrotada.

[...]

Finalmente luego de pasar la noche allí, a la mañana siguiente le dieron el alta a Emily, ella estaba muy feliz y quería salir cuanto antes del hospital.

—déjame acomodarte esa melena —reí alcanzandola antes de que saliera de la habitación.

—mamá no es necesario —negó.

—cariño ¿Así quieres que Eli te vea?

—¡Eli! Lo había olvidado por completo —hizo una mueca. —cambié de opinión, arreglame el cabello.

Solté una pequeña risa y procedí a peinar el cabello de mi pequeña.

—ahora sí —sonreí satisfecha.

—¡gracia ma!

—¿Lista lobita? —Scott entró en la habitación —ya firmé tu alta, podemos irnos —dijo feliz.

—¡al fin!

Salimos los tres de la habitación y en el pasillo junto al ascensor nos encontramos a Ty esperándonos.

—¡Ty! —Emily corrió hacía su hermano y este la atrapó abrazándola con fuerza. —te extrañé tonto.

—y yo a ti, tonta —sonrió —me alegra que estés bien, no podía perder a mi otra mitad.

—los mellizos McCall, ¡están de vuelta! —exclamó Emily feliz.

Abracé a Scott siendo correspondida mientras nos acercábamos a nuestros hijos. —no cambiaría esto por nada del mundo —murmuré solo para Scott escuché.

—¿En serio? —asentí —¿Y si tuvieras la oportunidad de cambiar cuando quedaste embarazada...no lo harías?

—no, a pesar de que los tuve a corta edad —admití —no lo cambiaría...¿tu sí?

—no —negó —tampoco, ellos fueron lo mejor que nos pasó.

—concuerdo —sonreí.

Salíamos del hospital y en estacionamiento nos esperaban Lydia, Stiles y Addison, quién se acercó a abrazar a su amiga.

—¡me alegra que ya estés bien! Una Stilinski sin su McCall no es nada en este mundo. —opinó la pelifresa menor.

—pero tenías a mi hermano —señaló al rubio.

—pero no es lo mismo, tiene que ser del mismo género.

—parece que le heredamos nuestra amistad —comentó Stiles acercándose junto con Lydia.

—así es —respondió mi marido igual de feliz que su amigo.

—nos van a volver locos —hizo una mueca el chico de lunares.

—al fin entenderemos lo que sentían nuestros padres cuando eramos adolescentes —asintió Scott.

—¿En dónde está Eli? —pregunté al no verlo cerca.

—fue al cementerio —murmuró el hombre junto a mí.

—oh —entendí.

Finalmente fuimos a casa, al llegar entramos y nos encontramos a Eli en el sillón algo ansioso.

—¿Y Emily? —me preguntó ni bien entré.

—en la camioneta, ya va a entrar —sonreí —¿Estás nervioso?

—lo oliste ¿eh? —sonrió

—está bien, pero trata de tranquilizarte, ella también está ansiosa de verte —le guiñé un ojo antes de meterme a la cocina.

Unos minutos después cuando oí que entraron, me asomé por la puerta. Emily e Eli estaban abrazados.

—bueno, bueno...ya fue demasiado amor —Scott los separó.

—¡lobito! —lo llamé —¿Puedes ayudarme con algo aquí? —mordí mi labio inferior tratando de ocultar la sonrisa traviesa, hacia esto para que los niños tuvieran privacidad.

—ah...luego Ángel, estoy ocupado ahora.

—¡Scott Gregorio McCall ven aquí AHORA! —ordené.

—si mamá —entró a la cocina.

Pov Emily:

Gracias a Dios mamá diatrajo a papá para que pudiera estar con Eli, le debía una grande.

—hazme acordar que no haga enfadar a tu mamá —comentó Eli divertido.

—ten por seguro que lo haré —reímos.

—Emy, tengo algo para ti —sacó una capital de su bolsillo y me lo dió. —no compensa el no haber evitado ese accidente pero, me hará sentir mejor.

—no hubieras podido, pasó todo muy rápido —abrí la cajita dentro había un collar con dos dijes, uno era un lobo y el otro un trisket en un círculo el cual era un poco más pequeño que el otro dije. —¡Es hermoso! —lo abracé siendo correspondida al instante —gracias Eli —sonreí. —¿Me ayudas a ponérmelo?

Le pasé el collar y me di la vuelta acomodando mi cabello a un lado para que pudiera enganchar la cadena y luego dejó un suave beso en mi hombro que me tomó por sorpresa, puso sus manos sobre la mía y soltó mi cabello acomodandolo tras mi espalda..

—te queda hermoso —dijo tras tomar mi mano para que volteara a verlo —el trisket es la insignia de la manada Hale, nos representa.

—¿Todas las manadas tienen una?

—si, todas —asintió.

—¿Cuál será la insignia de la manada de mi padre? —En eso lo veo salir de la cocina y mi mirada cae en su brazo, el cual tenía un tatuaje —¡papá! —llamé su atención.

—¿Qué pasa lobita?

—¿Qué significa tu tatuaje? —pregunté observado las dos franjas de diferente grosor impresas en su brazo.

Miró su tatuaje antes de responder —es una representación de mi grupo de amigos,somos como hermanos...como una manada.

—eso fue lo que me dijiste cuando te hice exactamente la misma pregunta —dijo mi mamá saliendo de la cocina.

—si...ahora puedo decir que no representa a mi grupo de amigos...representa a mi familia —sonrió.

—me gusta —admití. —¿Crees que algún día pueda ser el alfa de mi manada?

—si, serás una alfa verdadera como tu padre —dijo orgulloso.

—estoy algo cansada, creo que iré a la cama.

—si yo también —secundó Eli.

—Eli —mi padre llamó la atención del castaño —si te veo en su cama...conocerás la furia de un alfa.

—¡entendido!