Tras llegar a casa los tres nos encerramos en nuestras respectivas habitaciones, era claro que estábamos más que castigados por lo que pasó.
Estando allí mientras hablaba por mensajes con Addy, planeamos todo, la semana que viene era mi cumpleaños dieciséis, así que usaríamos mi fiesta para la distracción tal y como hizo la tía Lydia, además de que necesitábamos al alguien de allí para el "ritual" y ese era Alek, ya que era un alfa y su poder era esencial para que Derek reviviera.

Salí de mi habitación y bajé a la cocina donde supuse que estaban mis padres y no me equivoqué.

-Emi ¿Qué haces levantada, hija? -preguntó mi madre preocupada.

-pues, solo quería decirles que lo he pensado y...

-¿dejarás de intentar estar con Eli? Estoy de acuerdo, te apoyo bebé.

-bufé -no papá, me refiera a mi fiesta de los -suspiré - "dulces dieciséis"

-¿dieciséis? -papá soltó un jadeo -¿Dónde quedó mi bebé de seis años?

-pues, creció -me encogí de hombros.

-Ángel, no estoy soportando.

-Scott, amor, no es para tanto, estas dramatizando -mamá soltó una pequeña risa.

-como cuando te pedí que fueras conmigo al baile de hijas y papás -recordé -lloró como un bebé y me pareció tierno. -miré a mamá.

-yo no lloró como un bebé -hizo un puchero.

-mañana empezaremos a organizar todo lo de tu fiesta ¿te parece?

-si -sonreí -¡gracias mamá!

-no se excedan, no soy rico.

-mamá rodó los ojos -tu hija va a tener la mejor fiesta de cumpleaños, así tengas que prostituirte para pagarla ¿oíste?

-oye, ¿Y por qué me mandas a mí?

-porque eres tú el que dice que no eres rico. -se cruzó de brazos.

-bufó -está bien.

-ay mi mujer me gobierna he he he -canté -es vaina me gusta, he he he.

-¿y tú de donde sacas eso?

-ah, lo oí por ahí -me encogí de hombros.

-¿fue Stiles?

-sip -reí.

-lo voy a matar -gruñó mi padre.

-oye, pero si la canción te va, mamá te tiene entre sus cuerdas de titiritera.

-no es verdad -rodó los ojos.

-lo que digas -me voltee para salir de la cocina pero recordé algo -papá -lo voltee a ver -am...¿Me enseñas a conducir?

Mis padres se miraron -estás muy pequeña aún -dijo él.

-voy a cumplir dieciséis, mi mejor amiga tiene catorce y conduce ¿por qué yo no?

-si Addi se tira de un puente ¿tú igual? -alzó una ceja.

-papi -formé un puchero por mis labios -por fi -puse mi mejor mirada de cachorro mojado.

-sacó tu mirada de cachorro -se burló mi madre.

-es la de tu padre, la mía no es tan buena, pero la de Cordell ¡uff! Te compra sin dudar.

-¿entonces? -inquirí.

-ay...es qué...lobita...¡uf! ¡bien! ¡te enseñaré!

-¡¡¡si!!! ¡gracias! -lo abracé con fuerza -te amo -besé su mejilla y salí de la cocina.

-¡también te amo!

[...]

Al día siguiente fuimos con mi madre a ver el vestido, y aprovechamos la ocasión para tener un día madre e hija.

-¿Qué tal este? -tenía un vestido azul de tiras gruesas.

-mm...no -negué -me gustaría que fuese color lila -dije para luego seguir mirando.
Estuvimos probandome varios vestidos y en la búsqueda, hasta que lo hallé, era hermoso del color que quería con tiras finas que pasaban por mis hombros y se cruzaban en la espalda.

-hija, ¡estas hermosa! -exclamó mi mamá cuando salí del probador.

-es este ma, es el que quiero -sonreí.

-pues lo llevaremos, sin dudas.

Compramos el vestido y fuimos por los zapatos, por suerte con el calzado fue más fácil.
Cuando acabamos con las compras decimos ir a almorzar.

-y dime, ¿Cómo va todo con Eli?

-de maravilla -sonreí -aunque con el intento de traer a su padre a la vida, no tuvimos mucho tiempo para nosotros.

-es un buen chico, no lo dejes ir.

-eso dicelo a papá -rodee los ojos.

-es un poco sobreprotector ¿eh?

-demasiado -sonreí.

-miren quienes están aquí, sino son mis princesas.

-ya de había tardado en aparecer -comenté divertida.

-hola lobito -dejó un beso en los labios de mi papá -¿Cómo te fue en la práctica con Ty?

-ah...bien -se encogió de hombros. -¿Y ustedes como la están pasando?

-muy bien, ya compramos el vestido -comenté.

-¿tendré que hipotecar la casa?

-nope -respondí.

-bien, así me gusta -sonrió. -am...ya reservé el salón -admitió.

-¡genial! -exclamó mi madre.

Una vez terminamos de comer, pagamos y regresamos a casa.

-Emy -entró a mi habitación -Addi ya me comentó lo del plan.

-perfecto, ¿le dijiste a Eli?

-sip, y ya consiguió el wolfsbane.

-¡perfecto! Ahora solo queda esperar -sonreí.

-bebé -papá entró en la habitación -¿Quieres empezar con eso que me pediste?

-¡si! -salté de la cama y corrí hacia él -¡vamos!

Salimos y nos montamos en la camioneta, ambos nos pusimos el cinturón.

-bien, ajusta el asiento y los espejos -indicó.

Una vez lo hice, lo voltee a ver -¿Así esta bien?

-perfecto -sonrió -ahora, manos en el volante ¿posición?

-diez y dos -respondí al momento en que las acomodaba.

-ahora, pisa el freno -asentí -y pon la llave en el contacto -lo hice -ahora, girala despacio -el motor ronroneo despacio.

-perfecto bebé -sonrió y yo igual.-ahora acelera despacio. -Puse más fuerza de la debida y la camioneta avanzó rápido -¡pisa el freno!

-¡eso intento!

-¡vamos a chocar! -exclamó al ver que nos dirigíamos hacia un árbol. -¡Emily frena ahora!

-¡deja de gritarme! -logré pisar el freno unos centímetros antes de chocar.

-bebé...

-sigamos -volví a poner el auto en marcha.

-am...pon reversa -señaló los cambios.

-listo, ahora retrocede despacio, cuida de no raspar el lado de la camioneta con la acera.

-eso intento, papá. -gruñí.

-bien, ahora puedes avanzar, pero recuerda que tienes que cambiar...está en reversa ¡está en reversa! -Acaleré pero la camioneta se fue hacia atrás rápidamente, por suerte frené -estaba en reversa, Emily.

-lo siento, me pones nerviosa y no logro pensar con claridad.

-te lo dije varias veces pero ¡no estabas escuchando! ¡No puedes conducir así, terminaras por chocar el auto!

-¡¿Eso es lo que te importa, el maldito auto?!

-lobita...

-no -bajé del auto y entré a casa muy molesta.

-¿Cómo les fue?

-¡papá es un idiota! -exclamé

-¡Emily!

-casi chocas el auto, no puedes culparme. -se defendió.

-¡claro que puedo! El maldito auto te importa más que tú hija -gruñí.

-Scott ¿Qué pasó? -mamá se volteó hacia mí padre.

-casi choca, dos veces y la segunda fue por no escucharme.

-me estabas poniendo nerviosa, no hacías más que gritarme. -subí las escaleras y me encerré en mi habitación, como hacía últimamente.