Capítulo veintidós "Respuestas"
Luego de un día de descanso regresé a la escuela, la verdad luego de estar un mes en el hospital este lugar ya no me parecía una prisión, era el paraíso.
—¿Cómo estás Emy? —preguntó Addi mientras entrábamos.
—bien, contenta de volver aquí —sonreí —oye, mientras estaba en el hospital ¿pudieron conseguir algo más sobre cómo tú mamá revivió a Peter?
—bueno, su diario dice cosas muy...interesantes, como que Peter le indicó en sueños y visiones como traerlo a la vida otra vez.
—Hay que hablar con él sí o sí —opiné.
—por eso —Eli se unió a nosotros y dejó un pequeño beso en mis labios —iré está tarde a hablar con él.
—¡voy contigo!
—no, la última vez te atropellaron en el estacionamiento —me recordó.
—descuida, miraré a los lados antes de cruzar la calle —dije con algo de sarcasmo.
—Luego lo hablamos, tengo entrenamiento de lacrosse.
—bueno, tú y yo tenemos clase de química —uní mi brazo con su codo como un eslabón y tiré de ella hacia el salón.
Cuando íbamos hacia aquel lado, pasamos por una vitrina y me detuve ante la foto de los reyes del baile de hace quince años, había pasado muchas veces por aquí pero no le presté atención.
—¡wow! ¡son tus padres! —explicó la pelirroja.
—lo son —sonreí —se ven muy felices.
—y enamorados, ¡que bonitos!
—si, ojalá pudiera tener una historia de amor como la de ellos con Eli. —murmuré.
—seguro que la tendrás —afirmó.
Luego de clases, nos reunimos con los chicos en el estacionamiento, casi tuve un deja vú de aquella vez.
Cruzamos la calle hacia el jeep con cuidado, y respiré con tranquilidad cuando estuve junto al auto sana y salva, no soportaría otro mes más en un maldito hospital.
—bien, los veo en casa —dijo Eli abriendo la puerta del piloto.
—Hale, tú no irás solo —sonreí dando la vuelta para subirme de copiloto.
—¡que testaruda!
—así me amas —presumí.
—si...puede ser —murmuró observandome con amor antes de prender el jeep.
—¿Sabías que se llama Roscoe? —hablé luego se un rato de estar en silencio.
—¿Quién? —me volteó a ver de reojo.
—el jeep —dije con obviedad.
—ah...y yo la había bautizado como Betsy —reímos.
—cuando era pequeña tío Stiles y mi padre nos sacaban a dar una vueltas en esta chatarra —miré los asientos traseros con nostalgia.
—las cosas que debió ver esta hermosura —acarició el volante.
—okay, ya me puse celosa —bromee.
—no, tú eres la única —tomó mi mano entrelazando nuestros dedos.
—¿Qué le vamos a decir a Peter? ¿Siquiera sabemos si nos dará información?
—cantará como gallo —aseguró —¿o es como lobo? —reímos.
—Eli...¿Qué hay de tu madre? Digo, estamos haciendo todo esto para traer a tú padre y nunca te preguntamos sobre ella.
—ah...—miró por la ventanilla a su lado antes de regresar la atención al frente —mi madre, bueno no sé mucho de ella —hizo una mueca.
—¡Dios mío! ¡lo siento! No tienes que decir nada sino quieres.
—está bien, nunca la conocí, o al menos no tengo recuerdos de ella y a mi padre, bueno no quería ni que la nombrará. —explicó.
—¿Tan mala era? —inquirí con algo de lástima.
—quemó la casa de mi padre, matando a mi abuela entre otros, Peter terminó como Harvey dos caras y catatónico en el hospital, ella era cazadora.
—eso es terrible —murmuré sin saber que decir, realmente.
—hizo cosas muy malas...pero, ya no está en este mundo —suspiró —todo lo que tenía era mi papá y lo perdí —sus ojos se cristalización —le hice la vida imposible y no sabes lo que me arrepiento de no haberlo apreciado más, es mi culpa, fue el karma.
—no, no fue tu culpa —apreté nuestro agarré —fue una decisión que él tomó para darte un mundo más seguro.
Después de eso ninguno de los dos dijo más nada.
Un rato más tarde luego de aquella conversación llegamos a un complejo de apartamentos bastante lujoso en el centro de la ciudad.
Estacionó el jeep y dio la vuelta para ayudarme a bajar.
—gracias —sonreí cuando estuve en el piso.
—no fue nada —me guiñó un ojo antes de dirigirse al portero eléctrico.
—¿Sí? —preguntó una voz luego de tocar timbre.
—soy yo Peter —respondió Eli.
—pasa.—la puerta vibró dando a entender que podíamos pasar.
Subimos al ascensor y bajamos en la tercera planta, donde soló había una puerta, la cual tocamos.
—¿Tiene todo un piso para él solo?
—ah...bueno, le gusta la comodidad —respondió el castaño.
—no me dijiste que traías a tu novia y mucho menos que era una McCall...me da curiosidad saber como es que aún estás vivo —dijo Peter al abrir la puerta.
—no es mi novia —lo empujó entrando al apartamento conmigo de la mano.
—si, puedes pasar —murmuró sarcásticamente antes de cerrar. —¿Qué están haciendo aquí?
—queremos respuestas —hablé yo.
—¿Sobre qué? —me miró muy detenidamente —¿acaso tu madre tiene una fotocopiadora?
—¿Qué?
—es que eres idéntica a Scott —explicó.
—ya me lo han dicho mucho —rodee los ojos.
—entonces ¿Qué es lo que quieren saber?
—como es que estas vivito y coleando después de que mi padre te abrió el cuello de oreja a oreja —respondió el Hale menor.
—¿Por qué te lo dir...? No, no lo harás.
—es lo único que tengo en la vida, Peter.
—tenías y...lastimosamente las personas que murieron deben quedarse así —se sentó en el sillón.
—¡que cínico! —exclamé molesta.
—si, tu padre también, es más él más que yo.
—¿A qué te refieres? —fruncí el ceño.
—Scott murió como...tres veces y me quedo corto.
—no, estás mintiendo —me negué.
—estás oyendo mi corazón y sabes que no miento.
—por favor Peter —suplicó Eli.
—suspiró —está bien, anoten.
Sacamos papel y lapicera y escribimos todo lo que Peter nos dijo —pero necesitan de alguien muy importante para llevar a cabo ese ritual...una banshee y no creo que Lydia quiera hacerles ese favor.
—ya lo resolveremos, gracias Peter.
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