Capítulo veinticuatro "La mordida"
Miramos a Addison un buen rato esperando que nos dijera su plan para activar sus poderes.
—¿Vas a decirnos? Porque somos lobos no psíquicos —le recordé con un poco de sarcasmo.
—estoy tan familiarizada con el sarcasmo, que no me afecta —sonrió —bien, el plan es ir con tú tío abuelo Alek.
—¡Estás loca! —exclamó mi hermano —no irás con él.
—no conocemos a otro alfa, porque su padre no nos va ayudar.
—ella tiene un punto —opinó Eli.
—bien, pero no irás sola —me crucé de brazos.
—papá va a matarnos definitivamente —murmuró el rubio.
—el que tenga miedo a morir que no nazca.
—oh, ¿Me lo dices ahora? —bromeó el tonto que tengo por mellizo.
—eres un McCall, honra el apellido.
—soy un Walker también —presumió.
—tienes que honrar el apellido por dos.
—¿Lo haremos? —preguntó Eli.
—claro, aunque nos castigaran de por vida —bromee.
Cuando terminamos la escuela, fuimos hacia casa del tío Alek, la verdad estaba nerviosa no lo veía desde que tenía siete años.
Ni bien llegamos, notamos que la manada ya nos esperaba.
—espero que ninguno de ellos le avise a mi padre que estamos aquí —murmuré.
—si —asintió —esperemos que nos guarden el secreto.
Bajamos del jeep al mismo tiempo que los chicos del otro auto.
—¡cachorros! —exclamó el tío Alek al vernos, nos acercamos abrazándolo. —miren cuanto crecieron, la última vez que los vi estaban mudando los dientes —nos miró ambos —¿Qué hacen aquí?
—pues...
—es por mi —Addi se acercó junto con Eli —necesito activar mis poderes de Banshee.
—ah, y para eso me necesitas porque ,adivino, Scott no quiere hacerlo —sonrió.
—ni se lo preguntamos, sabemos que la respuesta es un rotundo no —reí.
—no lo sé, activarlos implica morderte y podrías tardar en recuperarte.
—hazlo, eso no importa —dijo muy segura.
—suspiró —si, bien —volteó hacia una chica que estaba junto a la puerta, creo que se llamaba Jackie —ve por Erik, vamos a necesitarlo.
La rubia entró corriendo a la mansión y a los pocos minutos salió mi otro tío, al cual también abrazamos.
—mírate, estas enorme y te pareces tanto a tu padre —me observó de pies a cabeza.
—ay no, tú no, todo el mundo me lo dice —suspiré.
—y tú...me recuerdas un poco a mi hermana —sonrió con nostalgia al ver a mi hermano.
—no lo sabía —se encogió de hombros.
—y bien, ¿Por qué estoy aquí, Alek?
—si...voy a activar los poderes de la hija de Stilinski. —explicó.
—¿Estás loco? Su abuelo es el maldito sheriff y su padre trabaja para el FBI.
—tranquilo hermanito, le estoy haciendo un favor. —sonrió como el gato de Cheshire.
—no te sacaré de la cárcel.
—relájate —le dio un suave golpe en el hombro.
Rápidamente y antes de que pudiéramos preverlo, Alek se lanzó sobre la pelirroja y le mordió el costado, luego la tomó en brazos y se la entregó a Erik quién se la llevó dentro, nosotros no dudamos en seguirlo.
Dentro la acomodó en el sofá y la examinó.
—Tyler, necesito que me ayudes —miró a mi hermano.
—¿Con qué? —Tomó el brazo del rubio y con una de sus garras abrió la piel de la muñeca —¡¿Por qué hiciste eso?!
—la sangre de vampiro tiene efectos curativos —explicó.
—no soy vampiro —admitió.
—lo eres, solo que aun no te has transformado.
Llevó su muñeca ensangrentada a la boca de nuestra amiga y le hizo beber de la sangre y como por arte de magia comenzó a curarse.
—bien, fue más sencillo de lo que pensé —me encogí de hombros.
—¿Addi? ¿Te encuentras bien? —preguntó Eli.
—am...sí —se sentó —oh...voy a tener que cambiarme de blusa.
—ten —Ty se quitó la campera y se la dio .
—gracias —sonrió muy apenas.
Cuando estuvo apta, nos regresamos a nuestras respectivas casa prometiendo que mantendrían esto en secreto.
—¿Cómo estuvo su día? —preguntó mi padre ni bien llegamos.
—ah bien, ya sabes...—me encogí de hombros.
—¿y...en donde estuvieron todo este tiempo? —se apoyó en la pared de la escalera con brazos y piernas cruzados.
—am...estudiando en la escuela, con Addi —respondió mi mellizo.
—¿ah si? —asentí —porque el entrenador llamó hace rato, no fuiste a la práctica de hoy.
—ah no, yo...nosotros, fuimos a pasear luego del estudio y lo olvidé por completo.
—cariño, no atocigues a los niños, están cansados —gritó mi madre desde la cocina.
—si Ángel —respondió haciendo un gesto para que subieramos.
Pov Maddy:
Scott entró a la cocina y me abrazó por detrás mientras yo revolvía la salsa de los spagettis.
—¿Estás bien? —pregunté apoyándome en su pecho.
—no estuvieron en la escuela, sino de paseo...pero, tengo el presentimiento de que hicieron algo más.
—relájate, ellos están bien y eso es lo que importa —me voltee un poco y besé sus labios. —Scott
—¿Mh?
—no estoy segura de haber quedado embarazada —admití —la veces que lo hicimos hasta ahora, no se sintieron igual que cuando concebimos a los mellizos.
—seguiremos intentando —aseguró.
—¿Y no podemos? ¿Y si algo cambió en mi?
—amor, deja de pensar en eso o acabaras por provocarte un ataque de pánico ¿Sí? —me hizo voltear a verlo. —haré todo lo que este en mis manos para que podamos tener otro bebé.
—te amo —dije con lágrimas en los ojos.
—también te amo.
La puerta de entrada es aporreada con insistencia, Scott frunce el ceño y se dispone a ir a abrir, era Stiles y lucia preocupado.
—¿Estás bien, amigo?
—¿Addi está aquí? —preguntó.
—no, aquí solo entraron los mellizos con Eli.
—Addi no llegó a cada —se sentó en el sillón —la busqué por todos lados, no se donde se ha ido.
—¡Mellizos del infierno quieren bajar aquí! —exclamó mi marido. —¡tú también Eli!
—¡oye! Son tus hijos, no los llames así —me quejé.
—los tres bajaron confundidos —¿Han visto a Addi?
—no, la última vez fue en el shopping —dijo Ally. —¿Le pasó algo?
—está desaparecida. —admití.
—vamos Stiles, te ayudaremos a buscarla —tomamos nuestros abrigos y salimos. —niños —los voltee a ver —se quedan aquí.
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