Capítulo dos "Beacon Hills"
Esa misma noche papá nos ordenó que empacaramos, pues al parecer tal y como escuchamos nos iríamos a Beacon Hills unos días.
—oye papá —entré a su habitación, en ese momento estaba haciendo su pequeño bolso —¿Iremos a Beacon Hills?
—¿Y tú cómo sabes eso? —dejó de doblar una remera para mirarme con el ceño fruncido.
—a esta altura deberías saber que las paredes tienen oídos —dije como quién no quiere la cosa.
—lo olvidé —sonrió —ustedes dos deberían saber que eso no se hace.
—no pudimos evitarlo —me encogí de hombros.
—suspiró —¡ven aquí! —me hizo cosquillas.
—¡para! —exclamé entre risas —¡papá! —no paró, tuve que usar mi último recurso sino quería terminar orinandome de la risa —¡no puedo respirar!
Se detuvo y me miró con preocupación, creo que me pasé —¿Es un ataque de asma?
—ah...no, parece que no —respiré hondo —no, en lo absoluto.
—Ally, me diste un buen susto.
—lo siento tenía que pararte o mojaría mis pantalones —reí.
—lo siento bebé —me abrazó.
—no soy una bebé —me quejé con diversión.
—siempre lo serás para mi, ahora ve a terminar tu bolso —hizo un gesto con la cabeza.
Regresé a mi habitación y termine de empacar, para luego bajar con mi bolso al hombro donde mi hermano y mi padre me esperaban.
—¿Estamos listos? —asentímos. —bien, andando —cuando estábamos por llegar a la puerta nos detuvo y se volteó a vernos —dos cosas, Ally ¿Tienes tu inhalador?
—sip —sonreí.
—excelente —luego nos miró a los dos un buen rato severamente —iremos a Beacon Hills así que necesito que se comporten, nada de misterios, aventuras, bosques, lo...—calló rápidamente —nada de nada, quiero que sean niños normales.
—pues sí, ni modo que seamos seres sobrenaturales —me encogí de hombros.
Vi que palideció un poco —enserio niños, no quiero que se metan en problemas —mi hermano y yo nos miramos con una sonrisa antes de responder.
—si papá, seremos niños buenos.
—se agachó un poco poniéndose a nuestra altura para mirarnos a los ojos iba de Tyler a mi consecutivamente —sé cuando mienten.
—si, lo recuerdo —solté una risa ante la imagen que se me presentó en la cabeza —el pastel de chocolate.
—¿Quién se comió el pastel de chocolate? —preguntó Scott observando a ambos niños sentándos frente a él.
Los mellizos se señalaron mutuamente en respuesta. —¡fue Ty! ¡no, fue Mily!
El mayor se acuclilló frente ambos y pasó su mirada de Tyler a Emily, la cual miró sus manos y las escondió tras su espalda con una sonrisa traviesa en el rostro.
—Ally, ¿Tú te comiste el pastel?
—nope —desvío la mirada.
—huelo el chocolate —admitió tratando de no sonreír y mantenerse lo más serio posible.
—no es justo —se cruzó de brazos con enfado. —¿Cómo puedes olerlo? —inclinó la cabeza hacia un lado —¿Eres un perro, papi? —el castaño rió.
—no, no lo soy —se puso en pie y la tomó en brazos —vamos a lavarte, tienes toda la boca con chocolate.
—¿Tienes un poder, cierto? —asintió —¡Eres un superhéroe! —se llevó las manos a su boca sorprendida —¿Eres superman?
—no, mi amor —dijo divertido.
Sentó a la niña en la mesa de cerámica del baño y procedió a asear su rostro y manos.
Tras recordar la anécdota la duda me surgió —entonces si no eres Superman...¿Quién eres? —incliné mi cabeza a un lado pensativa —eres...¿Wolverine?
—mueca —mm...quizás —se hizo el misterioso.
—interesante —me llevé dos dedos a la barbilla haciéndome la misteriosa.
—bueno ahora que resolví tu duda, pequeña Sherlock, ¿por qué no vamos a la camioneta?
—apuesto que es un perro —comentó Tyler mientras íbamos a la puerta de entrada. —¿Cuál crees que sería?
—un golpe retriever negro —opiné.
—yo creo que es más un xoloitzcuintle —reímos. —por ese corte feo que se hizo.
—es por lo pelón —apunté —¡admitelo!
—oigan, el xoloitzcuintle, los está escuchando —habló nuestro progenitor. —entren al auto —Nos subimos luego de dejar los bolsos en la parte de atrás, papá se subió tras cerrar todo —y por cierto, sería un perro lobo —prendió la camioneta para irnos.
Unas horas después llegamos a Beacon Hills, era un pequeño pueblo rodeado por bosque.
—me recuerda a Forks —hablé observando el pequeño pueblo donde nació y creció mi padre. —pero sin los lobos y vampiros.Papá negó soltando una pequeña risa. —¿Qué?
—me recordaste a tu madre —admitió —ella pensó lo mismo cuando llegó aquí.
—entonces...¿Hay criaturas sobrenaturales? ¡Vamos papá! Esas cosas no existen.
—bueno, yo no diría eso —comentó.
—Entonces Jacob y Edward ¿Están aquí? —pregunté en broma.
—no, pero existió una pareja que se podría decir que eran como Jacob y Bella —suspiró, pude ver algo de tristeza y nostalgia en sus ojos.
—no existen los hombres lobos —le recordé —¿Cómo podría ser como Jacob?
—am...Jacob no era solo un hombre lobo ¿O sí?
—supongo que no —me encogí de hombros.
Entramos por un camino de tierra hasta dar con lo que parecía una vieja destilería o algo similar.
—esperen aquí —papá se bajó y entró al lugar, no tardó mucho en volver pero cuando lo hizo noté sus ojos rojos y una lágrima que bajó por su mejilla.
—¿Estás bien? —asintió, tomé su rostro en mis manos y sequé las lágrimas —¿Por qué estás triste?
—no es nada —sonrió muy apenas —vamos, tenemos que hacer otra parada antes de ir a casa de la abuela.
—¿Enserio estás bien? —inquirió Tyler.
—si hijo, solo...había mucho polvo allí adentro.
—sólo falta que digas que sudas por los ojos —rodee los mismos —no hace falta que nos digas porque estás así, nosotros entendemos.
—los amo —sonrió observandonos a ambos.
—y nosotros a tí —lo abracé siendo correspondida.
Finalmente luego de aquello fuimos por una carretera secundaria que atravesaba Beacon Hills que nos dejó en la entrada de un descampado en el que se podía ver los vestigios de un edificio que actualmente ya no está, solo puros escombros.
—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Tyler.
—eso no importa, solo quédense dentro de la camioneta, no bajen —Salió y caminó hacia lo que alguna vez fue una entrada con imponentes rejas.
De repente aparece tía Lydia y se acerca a él.
—como que se está poniendo raro ¿no? —voltee hacia mi mellizo.
—demasiado —murmuró.
En eso oímos un ruido en la parte de atrás de la camioneta, cuando volteamos hacia la pequeña ventana trasera, nos dimos un buen susto al ver una cabellera naranja pagada al vidrio, soltó una risa y bajó para poder entrar en la parte de atrás con Tyler.
—¡Addi! Nos diste un buen susto —fingí estar enojada.
—por favor, debieron ver sus caras —rió.
—¿Qué haces aquí? —pregunté curiosa.
—no sé, mi mamá y tu papá tienen algo pendiente que resolver —se encogió de hombros.
—¿No te dijo nada más? —negó.
Los tres fijamos la vista en nuestros padres, mi padre golpeó con fuerza la tierra seca y tomó un poco.
—¿Tierra? ¿Enserio? —me quejé.
—¿Qué rayos están planeado? —murmuró la pelirroja.Guardaron la tierra y se acercaron a nosotros. —me tengo que ir, ¡nos vemos!
Bajó de la camioneta y se apresuró a subir al flamante auto de su madre.
—¿Esa era Addi? —preguntó nuestro padre cuando subió.
—en efecto —asentí —nos dió un buen susto.
—rió —típico de Stiles.
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