Capítulo veintiséis "Un buen padre"
Al fin me darían el alta, ya quería salir de este lugar, odiaba los hospitales y el hecho de que solo vine a tener a mis bebés, no cambiaba mis sentimientos por el establecimiento, pero en fin, creo que podría tolerar un tiempo más aquí.
Emily no dejaba de llorar, ya le había dado de comer, la pasee por toda la habitación y aún así, no lograba calmarla.
—maldición Scott ¿Dónde estás? —murmuré cansada. —ya pequeña, papi ya viene...espero.
—miren quién llegó —sonreí volteando hacia la puerta —sino eres Scott, ya te puedes ir yendo —le saqué la lengua.
—¿Así tratas a tu hermano? —dejó un beso en mi frente y saludó a la pequeña.
—lo siento —bajé la mirada —no logró hacer que se calme.
—ya veo —suspiró.
—sólo deja de llorar con Scott —me senté en la cama —ella no me quiere, Tony.
—claro que te quiere —se acomodó a mi lado observado a la bebé quién comenzaba a dormirse de tanto llorar.
—¿Y por qué llora cuando está conmigo?
—no lo sé pero tú eras igual, solo querías estar con papá —comentó.
—¿Enserio? —asintió. —pero...pasó algo curioso ¿Sabes? Emily se calmó al ver el lado lobo de Scott.
—creo que eso nos da una pista del futuro —sonrió.
—¿A qué te refieres?
—a que mi pequeña sobrina, será una loba —dijo con obviedad.
—observé a la bebé y luego al pequeño en la cuna — y entonces Ty será un vampiro —afirmé. —eso me agrada...¿Te imaginas que Emily se convierta en alfa verdadera?
—si eso pasa y es lo más probable, será porque sus papás hicieron un buen trabajo críandola.
Dejé a la pequeña en su cunita y revisé a Ty, él parecía osito en plena hibernación.
—parece que Tyler tiene el sueño profundo.
—gracias al cielo, no podría con ambos llorando —reí. —¿crees que seré buena madre?
—la mejor —me abrazó dejando un beso en mi cabeza.
La puerta se abrió y por ella pasó Scott —hasta que decidiste aparecer —me crucé de brazos —te necesitaba ¿Dónde estabas?
—me quedé dormido —pasó una mano por detrás de su cabeza avergonzado.
—si tú hija igual, luego de estar como una hora llorando por su padre. —gruñí tomando ropa para cambiarme, aprovechando que estaban ellos me metí al baño y me arreglé para cuando tuviera el alta, no podía esperar para irme de aquí.
—si que la embarraste —oí a mi hermano.
—tú sabes por qué, si te hubieras quedado como acordamos...
—¡oh! Así que ahora es mi culpa —respondió Anthony.
—si la bota te queda —murmuró el alfa.
—¿Qué ladraste? —se enojó
—que si...—salí provocando que el castaño se interrumpiera —Ángel —se acercó a mi —lamento no haber estado aquí —puso sus manos en mis brazos y las bajó lentamente hasta tomar las mías —¿Puedes perdonarme?
—suspiré —sólo por esta vez. —observé a ambos con una ceja alzada —¿De qué estaban hablando?
—am de la mandíbula chueca de Scott
—si...espera —lo miró sorprendido —¿Qué?
—tiene qué ir a hacérsela ver —negó el rubio.
—estábamos hablando del pelo quemado de Tony.
—mi hermano abrió la boca y los ojos ofendido —no perra, con mi pelo no te metas.
—oigan ya basta —los paré —tú —señalé al castaño —tienes una mandíbula perfecta, no le prestes atención a la Barbie vampiro —y luego miré a mi hermano —ve a una peluquería, te urge —sonreí con diversión.
—me sacó la lengua —pudrete.
—mira Tony, estas por hacer llorar a mi bebé —se quejó Scott.
El pequeño Ty comenzó a hacer moriquetas, por lo que lo tomé con sumo cuidado y lo balance despacio en mis brazos, sonreí al ver que se volvía a dormir.
—dejen de gritar que despiertan a mi vampirito —comenté divertida. —¿van a decirme? Porque sé que traman algo, no nací ayer.
—no tratamamos nada —aseguró Scott.
—te va a crecer la nariz —dije canturreando.
—¿Quién soy? ¿Pinocho? ¡por favor!
—más bien eres el lobo de caperucita roja —opinó Tony. —¿Te vestirás de abuelita?
—cállate —murmuró.
Erik entra a la habitación —ya es hora pequeña —sonrió —Cordell ya firmó el acta.
—¡oh genial! —exclamé.
Scott tomó a Emily y Tony mi bolso para luego por fin salir de la habitación, de ahí subimos al ascensor y nos dirigimos a planta baja.
—te veo feliz.—Scott me volteó a ver
—por fin, volveré a mi casa, no puedo estar más feliz. —dejé un beso en sus labios —demonios, como amo besarte. —Tony simuló ruidos de arcadas por lo que sin dudar golpeé su hombro.
Cuando bajamos mi padre se apresuró en llegar hasta nosotros —Hola pulguita —besó mi cabeza —¿Necesitas ayuda?
—hola papi, estoy bien —sonreí.
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Luego se unos minutos de viaje llegamos a casa, los tres hombres bajaron y se apresuraron a ayudarme, ya que traía al pequeño Ty en brazos.
Caminé con sumo cuidado hacia la puerta, cuando estaba por entrar me pareció ver a alguien de reojo, al voltear sentí un escalofrío recorrerse entera, pues juraba haber visto a Magnus.
—¿Madds? —Scott llamó mi atención —¿Te encuentras bien?
—estás pálida —observó mi padre.
—es que me pareció ver a...Magnus —tragué en seco.
—imposible, él está en Rumanía —aseguró Tony.
—debí imaginármelo —sonreí aliviada, aunque la inquietud no se iba de mi cuerpo.
Entramos finalmente encontrándonos con una pequeña reunión en la sala, había un cartel que decía "Bienvenidos Ty & Emy"
—Maddy —Malia y Lydia se acercaron abrazándome con cuidado —Dios, mira que lobito más pequeño —comentó la coyote —podría comérmelo.
—sólo bromea —dijo Stiles soltando una pequeñas risa al tiempo que me abrazaba —Hola ahijadito —dejó un beso en su cabecita.
—¿Quieres tenerlo?
—¿Enserio? —preguntó sorprendido
—claro —con sumo cuidado dejé al bebé en sus brazos.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Genny.
—muy bien, excepto que Emily no se lleva muy bien conmigo —suspiré —prefiere a Scott.
—espero que no pienses que no te quiere, porque si lo hace, pero tiene un apego con su papá y será así toda su vida –explicó observando a la bebé —es algo de padre y cachorro. —sonrió —si lo hubieras visto aquel día cuando nos presentó a los bebés...
—¿Por qué? ¿Qué hizo?
—llegó la enfermera y no quizo entregarle a la bebé, fue como cuando un lobo o loba siente que su cría está en peligro y saca su instinto protector —contó maravillada.
—observé a Scott —sin duda será un buen padre...definitivamente es el hombre que siempre quise como padre de mis hijos —el susodicho me volteó a ver —¡deja de parar la oreja! —exclamé soltando una risa, sabiendo que me estaba escuchando.
—lo siento, me es imposible —se acercó a nosotras.
—escuchaste lo que dije —bajé la mirada avergonzada.
—fue hermoso, admito que desde el momento en que te vi supe que eras la mujer que quería como madre de mis hijos.
—¿Enserio? –asintió —ven aquí —besé sus labios suavemente. —te amo.
—te amo. —Emily empezó a llorar —estoy aquí —murmuró meciéndola, la pequeña abrió sus ojos asegurándose de que estaba en los brazos de su padre, Scott iluminó sus ojos.
—tiene los aritos —observó la bruja.
—si y Ty tiene su pin —respondí —gracias Genn.
—no tienes que agradecer —sonrió.
—Maddy.
—Alek —dije al tenerlo frente a mi. —no creí que te encontraría aquí.
—Erik me contó sobre lo que hablaron...omití algunas cosas cuando hablamos aquella vez —admitió.
—¿Cómo qué?
—cómo que, fue tu madre quién me suplicó que te salvará y si eso implicaba morderte no importaba —desvío la mirada —lo cierto es que no pude detener a Conner y jamás me lo voy a perdonar pero al menos me consuela saber que te salvé, aún temiendo que no soportaras la mordida.
—y te lo agradezco —lo abracé sintiendo como me correspondía al instante.
—miren quién está aquí, sino es la mami más bella de todas.
—Ben, sabes que Scott puede oírte ¿No? —alcé una ceja divertida.
—lo sé —sonrió.
—estoy bien, gracias por preguntar.
—te vas a casar —señaló Cyrus observando mi mano.
—miré el anillo —am...si, así es.
—¿Con Scott?
—rodee los ojos —no, con Derek Hale —bromee —si, con Scott.
—felicitaciones —sonrieron.
—gracias.
Un llanto llama mi atención y como coyote detrás de su presa, buscó a mi bebé, sé que es Tyler y no tardó en ir hacia Stiles.
—oh Maddy, creo que tiene hambre —me pasó al pequeño.
—eso parece, iré a darle de comer.
Subí las escaleras con dirección a mi habitación pero en el camino, otro lugar llamó mi atención, la habitación de los niños. Entré con cuidado y prendí la luz, sonreí al ver todo justo como lo dejé, excepto que una de las cunas no estaba, supuse que la movieron para que los bebés durmieran conmigo los primeros meses.
Me senté en la mesedora junto a la ventana y procedí a darle de comer a Tyler.
—despacio bebé —hice una mueca, pues dolía bastante.
Cuando terminó, lo hice eructar dándole leves golpecitos en la espalda y solo entonces lo dejé descansar a gusto en mis brazos.
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