Capítulo treinta y uno "El destino"
Al terminar las clases, salimos al estacionamiento, Scott y Stiles veían a hablando sobre el cristal azulado, mientras nosotras nos mirábamos sin entender mucho sobre el asunto.
—¿A dónde vas? —le pregunté al castaño el cual se dirigía al asiento del piloto del jeep.
—iré a investigar con Stiles la casa abandonada.
—okay —me acerqué a él —cuídate, recuerda que ahora hay dos personitas esperándote en casa. —besé sus labios.
—lo haré —sonrió.
—vamos Maddy, yo te llevó —dijo Lydia sacando la llave de su auto —Malia ¿Vienes con nosotras?
—ah...si, ¿por qué no?
Subimos al auto y emprendimos camino a mi casa, durante el trayecto noté a Lydia algo extraña.
—¿Te encuentras bien? —decidí preguntar.
—si, se podría decir —golpeteo sus dedos contra el cuerpo del volante.
—Lyds puedes decirme lo que sea ¿Sí?
—¡Stiles y yo íntimamos! —admitió.
—¿¡Qué?! —salté en el asiento. —¿¡Cuando!? ¿¡Dónde!? ¿Por qué!?
—fue en navidad...en tu casa —hizo una mueca.
—oh Dios —hice una mueca de desagrado —había criaturas durmiendo ¡por favor!
—sólo sucedió —se encogió de hombros.
—¿Y te gustó? ¿Cómo es Stiles en la cama?
—no recuerdo mucho —juntó sus cejas —y eso me asusta.
—¡oh mierda! ¿Se protegieron?
—quiero creer que sí, pero la verdad no he hablado con Stiles como para asegurarme. —admitió.
—seré la madrina ¿Verdad?
—Madison, no estoy embarazada —dijo algo molesta.
—lo siento —alcé la manos frente a mí —yo sólo decía.
—cambiando de tema...¿Cómo llevas lo de tus terapias?
—van bien, gracias al apoyo de Scott —sonreí apenas —no sé qué hubiera sido de mi sino lo conocía.
—estarías a la deriva —murmuró.
Noté que nos desvíamos del camino, llegando a lo que parecía un aserradero abandonado.
—¿Qué hacemos aquí, Lydia?
Bajó del auto por lo que decidí seguirla hasta adentro.
Caminó hasta el medio y allí se quedó —algo malo va a pasar aquí —admitió —será muy pronto, lo siento.
—¿Qué cosa? —negó
—no lo sé, no soy psíquica Madds.
—si, lo siento.
—¿Qué hacen aquí? —Di un pequeño brinco del susto.
—¡Malia! Casi me matas —llevé una mano a mi pecho.
—sentí algo —habló Lydia aún ensimismada en sí misma. —ya vamonos, no me gusta este lugar.
Regresamos a mi casa, entramos y fui directo al living donde Genny y Tony se encontraba profundamente dormidos en el sillón.
Junto a ellos estaba la cuna donde descansaban mis cachorritos.
Emily comenzó a llorar lo que hizo que Genny se despertara alarmada y tirará con brusquedad a mi hermano, el cual cayó al piso como saco de papas.
—¡Yo voy! —dijo el rubio medio dormido.
—descuiden, ya estoy aquí —solté una pequeña risa mientras tomaba a la bebé. —hola Emy —besé su frente.
—pa —balbuceó.
—papá —repetí correctamente para que ella me imitara.
—¡pá!
—ya trabajaremos en eso, ahora te daré de comer ¿Sí? —la pequeña sonrió.
Subimos a mi habitación y estuvimos con las chicas hablando un rato hasta que decidieron irse.
Genny y Tony también lo hicieron, los pobres estaba exhaustos y no podía culparlos, cuidar de dos bebés de tres meses era agotador.
Estaba preparando la cena cuando tocan la puerta, sabiendo que no esperaba a nadie más que a Scott, el cual tenía llave propia, tuve precaución a la hora de atender.
—¡Dios mio! ¡Derek! —exclamé dándole un fuerte abrazo, el lobo estaba con su pequeño de un año —¡pasen! ¿Qué hacen por aquí? —alcé a Eli —Hola pequeño —sonreí.
—hola —dijo como pudo sonriendo ampliamente.
—vinimos a conocer a los pequeños McCall.
—ya los traigo, am...¿Quieres algo de beber? —ofrecí.
—no, estamos bien.
Dejé al pequeño y subí por ambos de mis bebés.
—Derek, Eli, les presentó a Emily y Tyler.
—Maddy, son hermosos —dijo Derek observando a ambos —mira campeón —lo tomó en brazos para que pudiera apreciarlos, Eli se quedó absortó en Emily.
—mily —balbuceó señalandola.
—sí, así es.
La pequeña bostezó abriendo los ojos en el proceso, observó a Eli y sonrió feliz.
—mira Eli, le agradas a Emily —comenté.
—creo que a Eli realmente le fascina tu hija —opinó Derek.
—es como si tuvieran un lazo como Scott y yo.
—pienso que a Scott no le hará mucha gracia —el Hale hizo una mueca.
—si, pienso igual —se encogió de hombros.
—¿Cómo se portan los pequeños?
—muy bien, no puedo quejarme —admití —son unos angelitos.
—si espera a que hablen y caminen —rió el mayor.
—no quiero que eso pase, aún —mordí mi labio inferior —no quiero que crezcan, porque sé que lo harán y rápido.
—te entiendo, parece que fue ayer cuando Eli nació y ahora, está por cumplir dos años —observó al niño el cual tenía su dedito secuestrado por la manita de mi bebé.
La pequeña río feliz —¡Dios mío! Es la primera vez que se ríe —admití sorprendida.
—definitivamente algo pasa entre nuestros bebés.
Dejé a los pequeños en la cuna que teníamos en el piso de abajo y me senté con Derek en el sillón a descansar un poco.
—¿Eso es una anillo de compromiso?
Bajé la mirada a mi mano izquierda y observé el anillo con una sonrisa —así es, Scott me lo propusó en el babyshower. —expliqué.
—siempre creí que se casaría con Allison —admitió —que viviría por y para ello pero me equivoqué —sonrió —me alegra que seas tú, su futura esposa, ¡felicidades!
—gracias —suspiré —desde que lo conocí me he comparado con ella, pero ahora me doy cuenta de que nunca debí hacerlo.
—sólo era una obsesión de niño caprichoso, no había amor ahí y si lo hubo no era tan puro como el que se tienen ustedes.
—definitivamente —me acerqué a él y tomé su rostro en mis manos —¿Sabes algo? Siempre quise hacer esto —lo besé.
—¿Maddy? —oí la voz de Scott en la lejanía hasta que se hizo más clara y la imagen frente a mi se fue esfumando —¡Ángel! —abrí los ojos encontrando a mi prometido frente a mi —te quedaste dormida —murmuró.
—¿Cómo les fue en la casa abandonada? —me senté en la cama con pesadez.
—fue...interesante —se encogió de hombros. —te extrañé —besó mis labios.
—yo igual —sonreí.
—¿Ya cenaste? —negué —iré a calentar la comida, entonces.
Salió de la habitación y tomé una de las almohadas tapándome la cara frustrada por aquel sueño que había tenido, si vino Derek y si hablamos de eso pero definitivamente no lo besé.
Luego de que se fue, poco después de hablar sobre el compromiso, terminé la cena y me recosté pero al parecer me quedé dormida.
Me puse en pie dejando de lado la almohada y me acerqué a la cuna para revisar a los bebés, ambos dormían como pequeños osos en hibernación, igual que su padre.
—ya está servido —Scott se acercó abrazándome por detrás, apoyó su mentón en mi hombro y observó a los pequeños. —son perfectos ¿No lo crees?
—lo son —voltee sobre mi eje y lo abracé por el torso siendo correspondida al instante.
—Derek estuvo aquí ¿Cierto?
—¿Cómo? —me separé confundida —¡oh! —exclamé al darme cuenta.
—si...—murmuró.
—vino a conocer a los mellizos —le resté importancia mientras nos dirigíamos hacia la puerta. —por cierto, Emily tiene una conexión con Eli.
—¿Eli?
—el hijo de Derek —expliqué.
—¡no! ¡no! ¡no! ¡claro que no! —negó rotundamente —mi bebé no se involucrará con un Hale.
—no puedes cambiar el destino de las personas —me encogí de hombros.
—¡maldición! —gruñó.
—luces adorable celando a tu pequeña —reí. —¡oh! Eli la hizo reír.
—¡¿Hizo qué?!
—Scott ¡por amor de Dios! Eli es un bebé y también Emily, no hagas un escándalo.
—yo no hago un...¡olvídalo! —se adelantó para llegar primero a la cocina.
—cambiando de tema...adivina quién dijo Pá, hoy —sonreí.
—nooo —me miró sorprendido —¿mi princesa? —asentí —seré su primera palabra.
—oye no, podría ser mamá —dije como quién no quiere la cosa.
—va a ser papá —aseguró.
—¿apuestas?
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