capitulo cincuenta y siete "La Boda"
Un año después regresamos a Beacon Hills para organizar la boda, la mayoría de las cosas importantes estaban hechas sólo nos faltaba unos cuantos detalles.
Malia,Lydia y Genny me acompañaron a ver mi vestido mientras los chicos se quedaban a cuidar a los niños.
¡oh! Lo olvidé Lydia dió a luz a una pequeña a la cual llamaron Addison y si se lo preguntan, sí, Stiles cayó redondito al piso en pleno parto.Actualmente la pequeña tenía aproximadamente unos cuatro meses y era la niña de los ojos de nuestro amigo.
Regresando al evento más importante de mi vida, llegamos al local y me puse a probar vestidos, el elegido fue un vestido escote corazón con dos tiras gruesas de encaje que caían por la parte superior de mis brazos como si fueran breteles.
—¡Estás hermosa! —exclamó Lydia aplaudiendo feliz.
—definitivamente es el indicado —estuvo de acuerdo Genny.
—si, te lo tienes que llevar —asintió Malia.
Compré el vestido y nos fuimos a almorzar juntas, pasamos un buen rato como hacía mucho no lo hacíamos y se sintió muy bien.
Al llegar a casa lo primero que vi fue a un lobo negro de ojos caramelo acostado en el sillón, sentí cierta familiaridad con él. Dicho Lobo tenía a Emily debajo protegiendola entre su pelaje y pata y a Tyler en su lomo, ambos completamente dormidos.
—¡Stiles! —exclamé asustada mientras se apresuraba a tomar a Tyler en brazos y Malia a Emily.
El castaño bajó las escaleras rápidamente y estudio la situación.
—puedo explicarlo...creo —rascó su nuca. —el lobo es Scott.
—¿Qué?
—sí, am...unos vampiros se colaron en la casa y él solo saltó a defender a sus cachorros pero, en el proceso pues...evolucionó —se encogió de hombros —y ahora no puede volver a ser humano.
—genial, ahora me casaré con un lobo —dije con notable sarcasmo en la voz.
—creí que tu podrías ayudarlo.
—no soy loba pero...—voltee hacia Malia.
—no, yo no puedo ayudarlo, tuve el mismo problema y requerí de un alfa.
—pero tú eres su mate, quizás puedas volverlo humano —insistió Stiles.
—si, bien —asentí, soltando ese rugido siseo que algunas veces había usado para comunicarme con él.
En escasos segundos sus ojos brillaron carmesí y el pelaje desapareció dejando a mi prometido completamente desnudo en la sala.
—¡oh por Dios! —le tapamos los ojos a los bebés.
Scott rápidamente tomó una manta para ocultar sus partes, avergonzado —gracias —me sonrió.
—de nada, amor.
—si bueno...ve a vestirte —comentó Lydia.
—Scott, acabo de ver tus esferas del dragón —chilló Stiles asqueado.
—de nada —respondió divertido.
—¿Y Addison? —preguntó la pelifresa observando que Stiles no la estaba cargando.
—¡Stiles! Necesito un poco de ayuda aquí —oímos a Liam desde el piso superior.
—¡voy!
Corrió por las escaleras hasta perderse en la planta alta. Observé a mi bebé y noté una mancha café en su frente.
—¿Qué es esto? —pasé un dedo y lo miré.
Malia acercó su nariz y olfateó —es Nutella.
—¿Por qué mi bebé tiene Nutella en la frente?
—fue papi —dijo como pudo el pequeño.
—¿Papi?
—asintió —chi.
En cuanto el alfa regresó ya vestido, lo observé con una ceja enarcada —¿Me explicas esto? —señalé la frente de Tyler.
—ah...pues...jugué al Rey León con él. —se encogió de hombros.
—tú no tienes caso —negué divertida.
—¿Ya encontraste tu vestido? —me tomó por la cintura acercándome a él.
—si —sonreí.
—¿Me dejas verlo?
—nope, es de mala suerte —me perdí en sus ojos.
—¡vamos! No vas a creerte esa superstición ¿o sí?
—la verdad es que es una tradición y yo la quiero respetar —besé sus labios —ahora ve y limpiale la cara a tu hijo —le pasé al pequeño.
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—¿Quién está lista para su despedida de soltera? —preguntó Lydia entrando a mi habitación ya lista.
Acomodé la chaqueta sobre el top que tenía puesto que apenas exponía una franja de piel, alicé la pequeña falda y sonreí volteando a verla —¡yo! ¿Cómo me veo?
—de infarto —tomó mi mano y jaló de mi hasta la primera planta donde las chicas esperaban impacientes.
—¿Quién está lista para festejar? —pregunté con alegría.
—¡nosotras, cariño! —respondió Ginny eufórica.
—¿Vamos? se nos va a hacer tarde —Malia sacó las llaves de su auto.
—relájate, la noche es joven.
—¿empezaste la fiesta sin nosotras? —miré a la coyote confundida —¿fumaste Serbal?
—¿Qué? —reí —¡no me drogué! Estoy feliz y relajada.
—si, eso se te irá cuando lleguemos al bar.
—oigan, ¿Qué creen que harán los hombres? —preguntó Kira.
Todas nos miramos divertidas antes de contestarle al mismo tiempo —en un salón de striptease.
—no me agrada pero voy a tener que soportar —me encogí de hombros.
—podemos arreglar eso —Malia sacó su celular —¿Quieres que le diga a Derek que venga y te haga un baile sensual?
—oye no quiero divorciarme antes de casarme —reí —así que no.
—¿No tienes una lista de tres con los que engañarías a Scott?
—si, pero no lo haría —rodeé los ojos –y sí, Derek es el número uno —todas quedaron sorprendidas —¡superenlo! ¡Vamos!
Salimos a la calle —¿Y los otros dos? —inquirió Genny.
—Stiles, lo siento Lyds —la miré apenada —y Isaac.
—los humildes estándares de Maddy —rió Lydia.
Estábamos listas para ir al bar cuando Genny nos para, diciendo que se había olvidado de algo.
Bajó y entró a la casa, aproximadamente pasaron unos quince minutos y ella no salía.
—iré a ver que pasa —bajé del auto y entré, la castaña iba bajando apresuradamente por las escaleras.
—lo encontré —levantó una mano mostrándome su celular.—ya podemos irnos.Mi vista se desvío al piso donde una hoja doblada en cuatro voló fuera de su cartera, rápidamente me acerqué para tomarla. —¡no! —Genny casi saltó hacia donde yo estaba para quitarme el objeto de mis manos.
Desdoblé la hoja que se le había caído, por pura curiosidad y me encontré con un dibujo muy peculiar, era un collar con una M grabada, se me hizo un nudo en el estómago porque era mi collar, el que me mantuvo humana todos estos años desde el accidente, en el dibujo se podía apreciar que estaba manchado con sangre.
—Genny ¿Qué significa esto? —pregunté enseñándole la hoja, empadileció repentinamente.
—¡oh! Am...es un dibujo que hice para un taller de arte al que asisto. —se rascó la nariz.
—no sabes mentir —me crucé de brazos.
—¿Fui muy obvia? —asentí —¡Diablos!
—¿Y?
—de acuerdo —se acercó a mí —tuve una premonición, estaba escribiendo algo para el trabajo pero cuando me quise dar cuenta había dibujado eso.
—¿Y qué significa?
—algo malo va a pasarte, Maddy —dijo con lástima.
Miré otra vez el dibujo notando que había una insignia también cerca del collar. —¿Y esto? —señalé el escudo.
—no lo sé, sólo tengo entendido que ese es el escudo de la familia Dracul.
—Magnus viene tras de mí —lo descifré.
—no saquemos conclusiones aún.
—tú lo sabes, pero no quieres decírmelo —dejé el dibujo sobre la mesa ratona cerca de donde esta parada y me alejé.
—Maddy... —alcé mi mano interrumpiendola.
—sólo...no sé lo digas a Scott, no quiero que se preocupe.
—¿Está todo bien? —Lydia se asomó por la puerta.
Mi cuñada y yo nos miramos antes de voltear hacia la pelifresa, fingí una sonrisa —si, estábamos buscando su celular.
—ya lo encontramos —me siguió la bruja.
Las tres salimos y nos subimos al auto sin decir una palabra. Ya no me encontraba con ganas de festejar nada.
—Maddy —Genny llamó mi atención —olvídalo ¿Sí?
—es imposible que pueda hacer eso.
Cuando finalmente llegamos al bar decidí que iba a disfrutarlo al máximo y eso hice. Malia había traído un líquido que Deaton le preparó para que pudiéramos emborracharnos y aquí estábamos bailando en el escenario mientras cantábamos Wannabe de las Spice Girls a todo pulmón y no descartaba que un poco desafinado también.
Tiempo después vimos a los chicos entrar al bar y como si de dos magnetos nos trataramos, Scott y yo corrimos a nuestro encuentro, terminando uno en los brazos del otro.
—mi sexy lobito —reí.
—Ángel —me escaneó de arriba abajo y se quitó la campera para ponerla sobre mis hombros tratando de tapar el top que casi no dejaba nada a la imaginación, mi chaqueta había quedado perdida por ahí junto con mi cartera, francamente poco me importaba en estos momentos —¿Estás bien?
—sip —besé sus labios, noté que frunció el ceño —amo esa barbilla chueca que me traes —mordí mi labio inferior mientras tomaba su mentón entre dos de mis dedos y acariciaba ese lunar al filo de su mandíbula.
—¿Estás borracha?
—quizás —me encogí de hombros.
—¿Cómo es posible? —miró a mis amigas.
—Malia —las chicas la señalaron.
—¿Y cuál es el problema? —preguntó a la defensiva. —¡se lo merece!
—Derek Hale ¡hazme un hijo! —exclamé observando al castaño junto a Stiles.
—¡oh por Dios! —todos allí abrieron los ojos como platos.
—nunca más dejaré que bebas —sentenció mi futuro esposo.
—Hola guapo —le guiñé un ojo —¿Estás soltero? —pasé mis brazos por su cuello.
—no, tengo novia y me voy a casar con ella porque la amo demasiado.
Lloré desconsoladamente con la respuesta.
—Mal, dame eso —Lydia extendió la mano para que la coyote le diera lo que quedaba del líquido que le había hecho Deaton y lo guardó en su cartera. —no más alcohol.
—vamonos, antes de que la cosa acabe peor —Scott tomó mi mano guiándome entre el mundo de personas.
—Hola guapa —dijo un chico con aspecto de borracho y quien sabe que más —¿Quieres que te muestre algo?
Todos mis amigos hombres, incluyendo Scott y mis hermanos porque también estaban aquí, lo voltearon a ver con mala cara.
—¡oye! —dijo Tony poniendo su peor cara para intimidando —es mi hermanita, imbecil.
—largo —gruñó Scott brillando sus ojos de alfa, logrando que el tipo se espante. —idiota —murmuró cuando estuvo fuera de nuestra vista.
—Scott —me quejé pues me comencé a sentir fatal, él no me hizo caso —¡Scott!
—¿Qué? —volteó tan rápido y con una expresión amenazante que me asustó, lo cual notó porque enseguida suavizó su rostro —lo siento Ángel.
—no me siento bien —admití.
Me tomó en brazos sacándome afuera para que pudiera respirar aire fresco —¿mejor? —asentí.
Esa misma noche al llegar las chicas se quedaron a dormir conmigo en la habitación, y los chicos fueron con Scott a la casa de su madre, para que mañana ya nos preparemos en nuestros respectivos lugares.
Mientras dormíamos despertamos al oír a Lydia, la cual al parecer estaba teniendo una pesadilla o visión.
—regresa a mí, Ángel —murmuró —no pude salvarla.
Las tres nos miramos sabiendo exactamente quién estaba diciendo esas frases en los sueños de la pelifresa.
—¡¡¡Madison!!! —gritó al tiempo que abría los ojos, los cuales estaban llorosos.
—¿Qué viste Lyds?
—lo siento —me miró apenada.
—voy a morir ¿Verdad? —asintió incapaz de soltar palabra alguna.—¿Cuándo?
—tenías puesto el vestido de novia.
—¡no puede ser! —mis ojos se llenaron de lágrimas.
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A la mañana siguiente, las chicas fueron por las cosas para arreglarse aquí y yo me quedé a desayunar y poner un poco de orden en la casa tratando de distraerme de lo que pasó con Lydia anoche, la visión me dejó un nudo en la garganta hasta este momento.
Estaba en mi habitación esperando a las chicas, me había sentando frente al aparador para comenzar en cuanto llegarán a peinarme y maquillarme.
En este momento estaba concentrada en mi celular cuando siento que alguien entra por la ventana,sabiendo que podría ser cualquier vampiro involucrado con Magnus, no dude en tomar una de mis dagas que estaba sobre el aparador y lo lancé sin pensar, fue ahí donde descubrí que era Ben quién por fortuna logró atrapar el cuchillo antes de salir herido.
—¡Maldición Maddy! ¿Estás loca?
—lo siento estoy algo...paranoica —me encogí de hombros.
—ya veo —dejó la daga en una mesa cerca de él.
—¿Qué haces aquí de todos modos?
—venía a proponerte escapar juntos hacia el amanecer —sonrió alzando una ceja —¿Qué opinas?
—opino que amo a Scott y quiero casarme con él.
—¿segura que no quieres irte conmigo? —insistió.
—no, ya vete —le di la espalda.
—si, me iré —lo escuché dar unos pasos y parar —si hubiera sido Derek el que te lo hubiese propuesto...¿hubieras aceptado?
Lo voltee a ver consternada —Derek es mi amigo, le hubiera dicho lo mismo que a ti.
—bien —finalmente se fue.
Rato después por fin llegan las chicas, Lydia saca todos los elementos que va a utilizar conmigo y no duda en empezar.
—¿Recuerdas algo de lo que pasó en el bar? —preguntó Malia quién tenía una bolsa de papas en la mano de la cual comía con tranquilidad
—¿Debería?
—estabas tan borracha que no te culpo —opinó Genny.
—no estaba tan borracha —rodee los ojos.
—le gritaste a Derek que te hiciera un hijo —admitió Kira.
—¿¡Qué!? —exclamé sorprendida.
—enfrente de Scott —agregó Lydia.
—¡Ay por Dios! ¿Y aún quiere casarse conmigo? —las observé atraves del espejo.
—si —sonrió Genny dulcemente.
—¿Sabes qué más pasó? —desvíe la mirada hacia la asiática, negué en respuesta —le preguntaste si estaba soltero y te dijo que no, que tenía novia y se iba a casar con ella porque la amaba demasiado.
—fruncí el ceño —no entiendo.
—te pusiste a llorar desconsoladamente —Malia soltó una risa.
—no dejen que me emborrache otra vez ¿Sí?
—tranquila, nosotras no seremos quiénes te lo prohíban, ese será Scott —la pelifresa terminó de peinarme —¡listo! ¿Qué te parece?
—¡me encanta, Lyds! —sonreí.
—ahora vamos con el maquillaje —dio dos palmaditas entusiasmada.
El ambiente se transformó en pura diversión, la ansiedad era palpable en el aire.
—¡chicas, no puedo creer que hoy sea el gran día!
—ni nosotras —comentó mi cuñada —¡es un sueño!
Lydia le dio los últimos toques al maquillaje, el cual no era nada llamativo ni cargado.
Cuando me miré al espejo todo lo vivido la noche anterior recayó en mi como balde de agua fría.
—¡no puedo! No puedo hacerlo —dije tras mirar como había quedado el peinado y maquillaje —no puedo casarme sabiendo que posiblemente moriré antes de siquiera llegar a la luna de miel. —me puse en pie —¡la luna de miel! —quise ir hacia la puerta —tengo que decirle a Scott que cancele el viaje.
Lydia me detuvo —no harás eso.
—tengo que cancelar la boda, no puedo hacerle esto a Scott —negué con lágrimas en los ojos.
—tienes que hacer esto —Malia apoyo sus manos en mis hombros —resolveremos lo otro después, te aseguro que nadie morirá está noche.
—no puedo, tengo que decirle, cancelar la boda podría evitar que yo muera.
—no estoy muy segura de eso, si el destino quiere...—Suspiró —encontrará la forma de hacerlo y quizás hasta se lleve a alguien más.
—Lyds...
—Malia trae a Tony —la coyote frunció el ceño.
—¿Por qué?
—necesitamos un favor —iba a replicar pero ella la cayó —¡ve!
—bien —Salió de la habitación.
Unos cuantos minutos más tarde nuestra amiga regresó con mi hermano.
—¿Está todo bien?
—hazme un favor, necesito que le hagas olvidar algo —el rubio hizo una mueca de confusión —confía en mi.
—¿Qué es lo que tiene...?
—sólo dile que olvidé lo que le dije la noche de la despedida de soltera y todo lo hablado hace diez minutos. —explicó la pelifresa.
Mi hermano me miró a los ojos e hizo su magia, iba a replicar pero creo que necesitaba olvidar todo por un tiempo.
—¿De qué hablamos hace rato?
—hablamos de Addi —mí amiga sonrió.
—perfecto, ahora ve a ponerte tu vestido —volteó hacia el vampiro —y tú ve con Scott y no le digas nada de lo que pasó aquí.
—de todas formas no sé qué le diría porque aún no entiendo lo que pasó.
Tony salió dejándonos solas otra vez, tomé el vestido y lo saqué de su empaque protector admirandolo, era perfecto y a la vez acabaría manchado con sangre, cerré mis ojos con fuerza y al abrirlos respiré hondo antes de enfundarme en el con ayuda de Kira y Lydia, aproveché para ponerme los zapatos, también.
—estoy lista —suspiré con una sonrisa llevando mis a mi vientre. —¿Cómo me veo?
—te vez hermosa —volteamos encontrando a mi suegra entrando a la habitación, se acercó y me abrazó a lo que correspondí al instante, ella era lo más cercano a una madre que tenía y en estos momentos necesitaba algo de amor maternal.
—gracias —respondí cuando nos separamos.
—tu madre estaría muy orgullosa de ti —admitió.
—me hubiese encantado que ella estuviera aquí —bajé la mirada apenada.
—si está aquí, te lo aseguro. —sonrió.
—¿Cómo está Scott?
—está tan nervioso como tú —soltó una pequeña risa —Stiles estaba batallando con él, ahora.
—me lo imaginó —reí con ella.
—bueno, am...nosotras tenemos que ir a ver que todo esté en orden —dijo Lydia llevándose a las chicas.
—claro —murmuré.
En eso cuando estaban saliendo mi padre llegó con la pequeña Emily en brazos. La cual tenía un vestido lila y zapatos blancos de charol a juego con las damas de honor y la madrina, su cabello ruloso, porque sí, al parecer heredó algo de su abuela Mell, traía una pequeña tiara con florcitas blancas y lilas.
—¡mami! —exclamó la pequeña estirando sus brazos en mi dirección.
La tomé con cuidado —Hola mi amor —acaricié su mejilla —estás preciosa —dejé un beso en su frente.
—tu igual —dijo como pudo.
La bajé dejando que jugará con el muñeco que traía mi padre en una de sus manos y que le dio rápidamente.
Melisa salió con la pequeña dejándonos a ambos solos.
—¡wow! —tomó mis manos observándome de pies a cabeza —estas preciosa, hija —sonrió con lágrimas en sus ojos.
—no vayas a llorar o yo también lo haré —advertí.
—estás idéntica a tu madre —sonrió —sólo que con mis ojos.
—¡la extraño tanto! —suspiré para evitar lagrimear.
—yo igual, pulguita —me abrazó. —ella estaría muy orgullosa de ti y si estuviera aquí, no dejaría de decirme te lo dije —rió —realmente tuvo razón aquella vez cuando dijo que ustedes iban a terminar casados.
—voy a casarme con Scott —una risa boba salió de mis labios —¡no puedo creerlo!
—créeme él tampoco puede creerlo. —aseguró.
—sí, Mell me dijo que estaba muy nervioso.
—¿Sólo eso te dijo? ¡El tipo se transformó en lobo y salió huyendo al bosque! —exclamó —Derek tuvo que traerlo de nuevo.
—demasiada tensión, eso le pasó a Malia, así que puedo entenderlo.
—bueno, voy a dejarte, tengo que ir por Tyler —besó mi cabeza —nos vemos en un rato.
—nos vemos papi.
En cuanto salió comencé a hiperventilar, sentía los nervios a flor de piel ahora más que nunca.
Para mi suerte las chicas regresaron comentando como estaba todo afuera lo que me distrajo muy poco.
—debo ir al baño. —Me puse en pie y entre rápidamente el baño, cerré la puerta y miré la taza del inodoro un largo tiempo, no creí que volvería a hacer esto, me inqué con cuidado y estuve a punto de provocar el vómito, cuando la puerta se abrió de golpe.
Lydia y Malia me miraron sorprendidas, la primera me ayudó a ponerme en pie para sacarme del pequeño cuarto. —¿Qué rayos estabas haciendo? —gruñó la coyote.
—yo...—cerré los ojos —no lo sé.
—¿Tuviste una recaída? ¿Por qué no nos dijiste? ¿Scott lo sabe?
—miré a la pelifresa sorprendida —¿Qué? ¡No! Solo...quería liberar presión.
—pues entonces golpea una pared —comentó Malia —vomitar provocaría que regresar a viejos hábitos.
—tienes razón —tomé asiento en la cama —Scott se decepcionará tanto de mí...—bajé la mirada apenada.
—no lo hará, porque nadie le dirá —miró a la coyote quién asintió. —pero promete que no lo volverás a hacer.
—te lo prometo.
Observé a las damas de honor, las tres con vestidos idénticos color lila de un solo hombro, me recordaban a las musas de la antigua grecia, el lila y el blanco eran los colores de la boda. Malia traía su cabello corto ondulado y con una trenza cocida en uno de los lados, Genny se había peinado con dos trenzas en la base de su cabeza simulando diademas y lo demás caía suelto por detrás, Kira por su parte traía su pelo atado en una coleta alta con dos mechones ondulados cayendo a los lados de su rostro enmarcandolo y Lydia, la madrina, un semi recogido con una trenza en la base de su cabeza.
—el ramo —Kira me lo pasó —lo tomé sintiendo las manos sudorosas. —oye, todo va a salir bien —sonrió tratando de tranquilizarme, a lo que asentí.
Me puse en pie y caminé hacia la puerta, ya casi era el momento.
Salimos de la casa y nos metimos al auto que nos llevaría al lugar, pues la boda se desarrollaría en el bosque.
En cuanto llegamos mi padre me alcanzó dándome su brazo para llevarme al atar, en lo que mis amigas también nos seguían.
Las chicas se posicionaron con el arreglo de flores que cada una llevaría, excepto Lydia.
La música comenzó a sonar por lo que lentamente entramos, las personas se levantaron de sus asientos sonreí al ver a mi chico en el altar junto a Stiles.
Cuando su mirada se topó con la mía, todo lo demás desapareció, sólo éramos nosotros solos, hasta que estuve a su lado y mi progenitor me sacó de mi ensimismamiento.
—te amo —besó mi frente —es toda tuya, hijo —Scott tomó mi mano posicionándome junto a él.
—estas bellísima —murmuró.
—y tú estas muy guapo —traía puesto un traje azul rey que le quedaba pintado.
—Queridos amigos y familiares, hoy nos reunimos aquí para celebrar el amor y la unir en santo matrimonio a Scott y Madison. —comenzó el sacerdote. —Scott Gregorio McCall, ¿aceptas a Madison Lilian Walker como tu legítima esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, y ser fiel a ella todos los días de tu vida?
—acepto —me sonrió.
—Madison Lilian Walker, ¿aceptas a Scott Gregorio McCall como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, y ser fiel a él todos los dias de tu vida?
—acepto —respondí sin pensarlo dos veces.
—Que su amor y compromiso mutuo sean firmes y duraderos, y que sus vidas estén llenas de felicidad y bendiciones. Que Dios los guía y los protege en este viaje juntos. —Emily y Tyler aparecieron por el pasillo trayendo los anillos, siendo ayudados por Mell. Scott tomó uno de los anillos y me lo colocó.
—te amo —besó el dorso de mi mano.
Tomé el otro anillo y se lo puse en su dedo —te amo, McCall —sonreí.
—En este momento, los anillos que llevan representan la eternidad del amor que se profesan. Que estos anillos sean un recordatorio constante de su compromiso y amor inquebrantable. —miró al público —si hay alguien que se oponga a este matrimonio que hable ahora o calle para siempre —vi por el rabillo del ojo a Theo intentando ponerse en pie pero Liam a su lado tomó su brazo y lo sentó con brusquedad. —Ahora, con el poder que me ha sido concedido como ministro, los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Scott me tomó de sorpresa inclinandome hacia abajo en medio del beso, me sentí una princesa.
La gente no tardó en aplaudir y nuestros amigos a gritar como locos en modo de festejo.
Me tomó en brazos llevándome hacia donde festejaríamos la boda, que en realidad era aquí mismo.
La fiesta inició con baile, la música sonaba en el bosque y al gente bailaba sin parar incluidos nosotros.
—mira —llamé la atención de mi esposo y señalé a nuestra pequeña quién estaba con Eli bailando a su manera, pues apenas tenía dos años.—¿No se ven adorables?
—¿Quién es ese niño? —frunció el ceño.
—es Eli, el hijo de Derek.
—¡no! De ninguna manera —zigzageo entre las personas con rapidez, le seguí el paso.
—¡Scott! —exclamé tratando de pararlo.
Tomó a la pequeña alejandola del niño, ambos se pusieron a llorar por el arrebato del alfa.
—¿Es enserio? —suspiré tomando al pequeño en brazos —tranquilo bebé.
—quiero jugar con Mily—dijo el pequeño de tres años a su manera.
—¿Mily? Ya hasta le puso apodo —alzó las cejas en sorpresa.
—Scott —tomé a la niña de sus brazos —deja que jueguen.
—pero...
—son solo unos niños —sonreí.
—si, eso mismo decían de nosotros y al año de salir ¡pum! ¡Mellizos!
—no es lo mismo —rodee los ojos.
Logre que dejara a los niños jugar tranquilamente, por lo que seguimos disfrutando de nuestra boda.
Comenzó a sonar I feel so close de Calvin Harris, amaba esa canción por lo que no dude en ir a la pista a bailar entre todas las personas que se habían juntado, entre ellas algunos de mis amigos.
—oye —voltee parando de bailar al ver a Theo. —Maddy se que lo que te hice fue imperdonable pero esperaba que pudiéramos hacer borrón y cuenta nuevo, sí, sé que es impensable pero...
—si —acepté.
—lo sabía, bueno al menos lo...¿Qué?
—si, Theo, te perdono —sonreí —me llevó mucho tiempo pero sanaron mi corazón así que no hay rencor.
Seguí bailando, sonrío al ver a Scott acercarse coqueto al ritmo de la música, pasó mis manos por su pecho mientras nos dejamos llevar por la canción.
Abro los ojos y volteo, paro de bailar de sopetón al verlo de pie entre todos los invitados.
—¿Ángel? —escuchó la voz de Scott en la lejanía, comienzo a sofocarme y lo único que puedo hacer es salir corriendo por el bosque.
Estoy huyendo pero no sé de qué, solo sé que debo correr sin mirar atrás y sin parar, llegó a una vieja destilería, recuerdo haber estado ahí con Lydia, las palabras que me dijo allí vuelven como eco "algo malo va a pasar aquí", es ahí donde todo comienza a cerrarme. Doy la vuelta para irme pero soy interceptada por dos vampiros que no reconozco.
—vaya, vaya...creo que nos ganamos un premio, Katrina —dijo uno de ellos mirando a su compañera.
La pelirroja fuego me mira de arriba abajo y hace una mueca de desagrado —¿Es ella? ¿La chica del alfa verdadero?
—su esposa —la corrijo haciendo que mi rostro de vampiro quede descubierto.
—es una pena que no vayas a llegar a tu luna de miel —mi piel se eriza al oír su voz y quedo tiesa en mi lugar.—oh Madison —una de sus manos tocó mi hombro descubierto y me hizo voltear —estás tan hermosa como siempre —sonrió mostrando sus colmillos. —se buena vampirita y entra a la destilería.
—no.—negué.
—¡Ángel!
—¡Scott! —quiero girar para verlo pero el Dracul no me lo permite.
—cazenlo, lo quiero vivo.
El vampiro rubio y musculoso es el encargado de ir contra mi esposo, lo deduje al oír un sonido de afirmación salir de sus labios.
—Madison, entra —sus ojos rojos brillaron y mi cuerpo comenzó a moverse por sí solo dentro del lugar, quiero resistirme pero duele.
Una vez dentro, el vampiro rubio entra con Scott y lo tira al piso de rodillas, esta un poco golpeado pero nada que unos minutos de sanación no curen.
—mi niña —Magnus puso una daga en mi mano —lamento tener que dejarte viuda pero, bueno —sonrió —te dije que serías mía. —miró a mi esposo —quiero que lo mates.
Soy incapaz de tirar el arma blanca fuera de mi tacto, duele como el infierno el resistirse a una hipnosis.
En ese instante Malia, Stiles, Lydia, Genny, Tony, Theo, Liam, Derek, Peter, kira, Ben, Cyrus, Alek y su manada
aparecieron aunque fueron detenidos por la guardia del Dracul.
—por favor no me obligues a hacer esto —supliqué.
El vampiro sonrió de lado —no te lo voy a repetir —me miró a los ojos fijamente —mata a Scott —bajó la mirada a mi daga cubierta con wolfsbane.
—no puedo hacerlo, solo su beta puede.
—pocos los saben pero un mate puede matar al otro, así que Scott tiene dos kriptonitas —explicó —vamos pequeña, eres tú o él. —miró al lobo frente a mi.
—Maddy hazlo, mejor yo que tú.
—Madison ni se te ocurra hacerlo —gruñó Malia conteniendo las lágrimas.
—pequeña, no —negó Stiles.
—pulguita por favor —dijo con la voz estrangulada —no puedo perderte.
—Magnus si a mi sobrina le pasa algo, te mato —amenazó Alek más que molesto.
—Scott dio un paso pero Darius lo detuvo —hazlo, matame.
—no —las lágrimas bajaron por mis mejillas —ya escogí a quién sacrificare.
—¡¡¡MADISOOONNNNNN!!! —la banshee gritó retumbando por cada rincón. Todos se quedaron pálidos y comenzaron a pelear con los vampiros no solo los dos que me detuvieron sino tambien contra la guardia para poder acercarse y detenerme.
—Ángel, no, te lo suplico, no lo hagas—Scott intentó acercarse otra vez pero Magnus no se lo permitió. Intentó hacerme entrar en razón, negué con las mejillas empapadas en lágrimas, tomé la empuñadura con ambas manos y clavé la daga en mi pecho —¡¡¡Noooo!!! —el grito desgarrador de Scott se oyó con fuerza, al tiempo que corría hacia mi luego de quitar del medio al Dracul y tomarme en sus brazos. —¿Por qué lo hiciste?
Mire por sobre su hombro notando a los chicos a unos metros, observándome con lágrimas en sus ojos.
—no...podía...matarte —dije con dificultad —te...amo demasiado y a los niños —escupí sangre —tú...eres quién...puede darle —tomé aire —mayor protección.
—¿Cómo haré para seguir sin ti? —juntó nuestras frentes.
—ellos serán tu guía —conectamos nuestras miradas. —por favor...no dejes...que...les hagan daño — tomó aire —¿Sa-bes algo? —cerré mis ojos —me siento bien...aunque moriré...lo hago porque...porque sé que lo haré...siendo...siendo... —inhale con dificultad —tu...esposa.
—por favor no me dejes, quédate conmigo, vas a estar bien. —me acunó en sus brazos —iremos a la veterinaria y Deaton te curará ¿Sí? Y luego nos iremos de luna de miel a Italia, tú lugar favorito en el mundo —una lágrima bajó por mi mejilla porque sabía que eso no iba a suceder, me estaba yendo de este mundo.
—sonreí al ver una figura familiar acercarse a mi en una brillante bruma—¿mamá? —fue lo último que dijo.
En un intento desesperado por salvar a la vampiro, Scott clavó sus caninos en el brazo de su esposa, pensando que su veneno podría evitar que muriera, no le importaba si su naturaleza cambiaba, no, si podía tenerla con él otra vez.
—¿Ángel? —la movió pero no hubo respuesta —¡Maddy! —sollozo contra el cuerpo de la chica. La mordida no había funcionado y su única esperanza se desvaneció. —¡¡¡NO!!! —su grito desgarrador erizó la piel de los allí presentes, el mismo fue reemplazado por un gruñido igual de lastímero sin importar que el pueblo entero pudiese oírlo. —Ángel, regresa a mí—suplicó entre lágrimas esperando que de los labios de Maddy saliera un "siempre" que nunca llegó.
—¿Qué pasa aquí? —llegó el sheriff haciéndose paso por entre los chicos, para este punto los vampiros se habían dado a la fuga. —¡Dios mío! —se acuclillo junto a Scott —lo lamento mucho, hijo —apoyó una mano en su hombro.
—no pude salvarla —sollozó.
Fin.
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