Capítulo cincuenta y cuatro "Complejo de gorgona"
Mientras los chicos estaban en una reunión, nosotras tres nos encontrábamos en la morgue del hospital para verificar que el hellhound, Harwin, siguiera allí.
—bueno...aquí sigue, sigue muerto —comentó Malia cuando sacamos al hombre de la cámara en la que estaba metido. —¿Qué se supone que hagamos?
—descubrir como él me llevó a encontrar el otro cuerpo sin cara, estando técnicamente muerto —explicó la banshee.
—técnicamente —puntualizó con burla la coyote.
—no me hubiera llevado ahí si estuviera completamente muerto.
—no creo que debamos quedarnos aquí esperando a que vuelva a la vida —hablé sopesando todo con cuidado.
—no tenemo que esperar si descubrimos como pudo contactarme.
—¿Cómo hacemos eso? —inquirí.
Se acercó al cuerpo —voy a preguntarle.
—Lydia, recuerda que estas embarazada, no podemos hacer...
—relájate Maddy, tengo todo fríamente calculado.
—si...—hice una mueca —eso no me deja tranquila.
Procedió a acostarse en otra camilla de metal que colocamos cabeza a cabeza con el hellhound.
—¿Puedes dejar de morderte las uñas? No puedo concentrarme —habló la pelifresa.
—lo siento —me disculpe —estoy un poco ansiosa.
Alejé mi mano de la boca observando expectante a mi amiga por unos minutos más parecía que no ocurriría nada, cabe destacar que Malia no dejaba de preguntarle a la banshee cada cierto tiempo si había logrado algo.
—¿Ya sientes algo? —la coyote rompió el silencio con su murmullo.
—¿a diferencia de hace tres minutos que preguntaste? No —respondió de igual manera. Se sentó y suspiró —no funciona.
—tal vez deberías tocarlo —opiné.
—eso es ridículo no creo que funcione —la castaña tomo su mano apoyándola en el hombro del sabueso.
—¿Algo?
—nada —dijo con obviedad, levantó la tela que cubría su pecho cambiando de lugar la extremidad de nuestra amiga.
—¿Qué tal ahora?
—ah....nope —negó —¡ya basta!
Malia corrió aún lado la cabeza de Harwin —¿Y si lo intento?
—dañarías el cerebro, tal vez mucho más que la misma bala.
—¿Cómo funcionó la vez pasada? —me apoyé contra la camilla vacía.
—se volteó a verme —la vez pasada yo estaba inconsciente.
—inconsciente —afirmó la coyote, volteó buscando algo —bueno podemos hacer eso.
—no la vamos a golpear...podría hipnotizarla, sería menos doloroso y dañino para el bebé.
—¿funcionaría? —la Tate observó a Lydia.
—quizás.
—¿Segura que no quieres que te golpeé? —tomó un pequeño martillo y lo dejó caer contra la camilla —vean, sería rápido.
—no...así no. —me miró —prefiero la técnica de Madds —suspiró —déjame inconsciente.
Se subió a la camilla acostándose cómodamente, me acerqué brillando mis ojos —mírame fijamente a los ojos —pedí —bien —asentí cuando lo hizo —Lydia quiero que quedes inconsciente en 3...2...1 —cerró los ojos instantáneamente, voltee hacia Malia —¿Ves? Fácil y sin dolor.
—esperemos que sea efectivo.
—lo será —sonreí.
—oye —dijo luego de un raton—¿Qué pasó con Scott la noche de los disparos?
—no pasó nada —me encogí de hombros.
—Scott estaba en celo —sonrió pícara —vamos, puedes decírmelo.
—estoy segura de que escuchaste todo y sabes que no pasó nada porque mi suegro llegando nos cortó la inspiración —rodee los ojos divertida.
—mm ¿frustración sexual?
—creo que para este punto...solo un poco —suspiré. —de todas formas ¿Por qué estamos hablando de esto? —fruncí el ceño.
—no lo sé, para pasar el rato supongo.
De repente Lydia se sentó soltando una fuerte exhalación —no está muerto, Harwin no está muerto —Nos acercamos a ayudarla —y sé como salvarlo.
La idea de Lydia era llevarlo hacia donde estaban las máquinas para sacar tomografías, por lo que no se nos ocurrió otra cosa más que vestirnos de doctores y transportarlo hacia allí.
—pasó uno, completo —comenté mientras me quitaba la cofia al igual que mis amigas.
—¿Cómo encendemos esta cosa? —preguntó Malia observando el tomografo.
—Lydia, sal a esperarnos, nosotras nos encargamos.
—¿Por qué haría eso?
—porque estas embarazada y no puedes exponerte a la radiación —expliqué.
—la bebé y yo estaremos bien —aseguró.
—¿La? ¿es una niña? —asintió.
—chicas, podemos volver a lo que nos concierne —la coyote señaló la máquina.
—lo encenderemos con el manual —la banshee alzó su celular.
Luego de un rato teníamos todo listo, por lo que nos metimos en la cabian especial y prendimos la máquina.
—miren —la pelifresa señaló un punto en la imagen del cerebro del hellhaound que se mostraba en la computadora —la distorsiones en la imagen dicen que la bala es ferromagnetica, reaccionará con la resonancia, ahora aumentaremos el poder del imán y la máquina sacará la bala de ahí —nos explicó —¿Listas? Podría ser sangriento —me miró.
—descuida, hoy si me alimente —respondí con una pequeña sonrisa.
—hemos visto cosas peores, ¡hazlo!
Lydia iba a prender la máquina pero se detuvo al ver la imagen otra vez —no podemos.
—¿De qué hablas? —preguntó la coyote.
—la bala, no es solo acero —agrandó una de las imágenes y la señaló —¿ven los fragmentos? Son de plata, la bala estaba cubierta de plata, la plata no reaccionará al imán si sacamos la bala, empezará a sanar.
—sanar es bueno —opiné.
—pero un sabueso infernal se calienta, cuando lo haga, la plata se va a derretir y se va a meter en su cerebro.
—¿que hay con un poco de plata?
—argidia, envenamiento por plata —explicó —y no tenemos como sacarla.
—si sacamos la bala, entonces se morirá otra vez —reflexionó Malia.
—permanentemente —puntualicé.
Estuvimos un rato debatiendo sobre lo que haríamos.
—debe haber otra manera —dijo Lydia.
—si, si tuviéramos más tiempo seguramente podríamos resolverlo, pero no —respondió Malia siendo pesimista. —alguien va a cruzar esa puerta en cualquier minuto y nos verá, nuestra última oportunidad para vencer al anuk-ite podría estar acostado en esa mesa, tenemos que tomar una decisión ahora.
—yo digo que lo hagamos, y aprovechar los minutos con vida que le queda para que nos diga como vencer a dos caras —opiné.
—si, creo que es la decisión correcta —la castaña me apoyó. —si fuera Parrish, él querría que lo hiciéramos, se sacrificaría por todos en Beacon Hills.
—pero Parrish podría tomar esa decisión, no sabemos lo que Harwin haría —replicó la banshee.
—lo sabemos, construyó Eichen, se congeló por cien años para poder estar listo para pelear contra el anuk-ite —le recordó —lo primero que hizo cuando lo descongelaron fue empezar a cazarlo, si eso es lo único que le ha importado, él querría que lo hiciéramos.
Lydia se acercó a nosotros y pesé a lo que pensará a diferencia de nosotros, prendió la máquina.
De repente caí al piso contándome respirar, no dejaba de toser.
—¿Estás bien? —preguntó Malia.
—S-Scott —murmuré como pude. —wolfsbane.
—bloquealo, te necesitamos aquí ahora —pidió la pelifresa.
Asentí respirando hondo para llevar a cabo el bloqueo —listo —me levanté con ayuda de la coyote —espero que no esté en peligro.
—algo está mal —se separó de mi acercándose a la ventana.
—¿Qué pasa? —inquirí —su corazón, late demasiado rápido y arritmico.
La máquina comenzó a petar al tiempo que el sabueso comenzaba a temblar en la máquina y a moverse con la violencia.
—¡apagalo! —exclamé asustada. —¡rápido! —el hombre no dejaba de moverse y su ritmo cardíaco subía cada vez más y más.
Un rugido salió de su boca al tiempo que la bala era despedida de su cráneo quedando pegada en la máquina.
Las luces se apagaron al igual que el tomografo, como pudimos salimos de la cabina y nos acercamos al hellhound, mientras una de las chicas prendía la luz.
El sabueso se había puesto en pie y nos observaba amenazante con sus dientes de fuera.—¿Dónde está? —nos preguntó, como no contestamos intentó acercarse pero se tambaleó, por suerte pudimos atajarlo y sentarlo en el piso. —¿Qué está pasando?
Las tres nos miramos apenadas —el anuk-ite está destruyendo nuestra ciudad, eso es lo que pasa y tienes que decirnos como matarlo.
—Malia —la llamé.
—¿tiene una debilidad? ¿Hay un arma que podamos usar?
—Malia —repitió Lydia, esta vez, el hellhound tenía un líquido plateado que salía de su nariz, el cual se limpió.
—¿Qué hicieron conmigo?
—suspiré —lo sentimos, era la única manera de revivirte.
—me revivieron para que muera.
—no, para que no ayude —señaló Malia. —dinos como detenerlo.
—no pueden matarlo, no pueden detenerlo.
—pero tú lo hiciste —replicó Lydia
—lo atrapé —admitió.
—¿Cómo hacemos eso? —insistió la coyote.
—que no encuentra su otra mitad —respondió.
—¿Cómo sabemos que aún no lo ha hecho? —cuestionó la banshee.
—no vivirían para contarlo —se quejó. —mantenganlos separados aún es débil.
—uno de ellos no es débil, es sobrenatural —expliqué.
—¿cambiaformas? —me miró, a lo que asentí.
—hombre lobo.
—no pueden dejar que se unan, si los dejan, no podrán atraparlo —dijo esforzándose al máximo.
—no debimos hacer esto —se arrepintió la pelifresa. —lo lamento, perdóname —tomó su mano con fuerza al igual que Malia que intentaba quitar su dolor.
—escúchame bien, si encuentras su otra mitad, si los dos se convierten en uno —ahora el liquido metálico comenzó a salir de sus ojos —no lo...miren...no pueden....—sus ojos brillaron tenuemente —las matará...con una mirada. —falleció.
Una lágrimas resbaló por mi mejilla que Limpié rápidamente.—tenemos que decirle a los chicos—murmuré.
Tomé mi celular y le marqué a mi novio esperando que respondiera.
—¿No contesta? —miré a Lydia y negué.
—¡Vamos!
Salimos de allí y fuimos hacia la escuela.
Bajamos y nos dividimos, Malia y Lydia por un lado y yo por el otro.
—¡Scott! —entre a uno de lo salones, estaba con la maestra de biología. —no podemos verlo a los ojos.
—¿Qué? Amor, despacio —me tomó por los hombros.
—al anuk-ite se unió con su otra mitad —expliqué —ahora es más peligroso, puede matarnos con una mirada.
—entiendo —asintió.
Salimos de allí y buscamos a los chicos quienes estaban frente a dos cuerpos hechos piedra.
—¿Cómo peleamos con algo que no podemos ver? —preguntó Liam.
—no tengo idea —respondió la banshee.
—aprenderemos a pelear sin ojos —habló Scott llamando su atención.
—genial, tiene complejo de gorgona —comenté al ver más detalladamente los cuerpos.
—pelea sin ver significa... —empezó Malia.
—Deucalion.
Tras aquello decidimos irnos de allí para no ser los próximos en quedar como estatuas.
Scott y yo llegamos a su casa, por alguna razón no queríamos ir a la nuestra, creo que porque había tanta soledad que no parecía un hogar.
Me senté en su cama observando la bala que le quitamos al hellhound, me sentía horrible por haber presionado para hacer esa atrocidad, pero al menos habíamos conseguido información valiosa.
Dejé el objeto a un lado y me acerqué al baño, donde Scott estaba tratando de quitarse la sangre de la maestra de sus manos.Tomé el paño en sus manos y me ocupé de ayudarlo
—gracias —murmuró —llevé la mirada a su pecho y pasé el paño por ahí también, pues también tenía sangre. —estoy muy sucio.
—deberías darte una ducha, es demasiada sangre —opiné.
—sí —se aclaró la garganta observando el pequeño espacio.
—espera...¿Te da vergüenza? —reí —Scotty te conozco del derecho y el revés y estoy segura de que tú a mí. —negué divertida mientras me inclinada para prender la ducha, cuando regrese a mirarlo estaba quitándose la camisa, mordí mi labio inferior ante la vista que tenía. —si fuera una loba, esto me pondría en celo permanentemente —admití. —¿Sabes qué? —me quite la remera —recreemos un recuerdo —sonreí quitándome el sostén para luego pasar mis brazos por su cuello.
Antes de que pudiera siquiera pensarlo ya estábamos en la ducha, tenía el mentón en alto mientras Scott dejaba suaves besos en mi cuello. —oye, ¿recuerdas cuando lo hicimos por primera vez aquí?
—creí que eras mi mamá cuando entraste al baño —rió tomándome de las rodillas para ponerme a horcajadas suyo.
—y rompimos la pared —volteamos observando la abolladura.
—vamos a agregar una nueva —me besó apasionadamente para luego hacernos uno. —clavé mis uñas en su espalda. —mierda Ángel —gimió.
—mm...Scotty—le seguí.
Al finalizar el acto, el agua que caía sobre nosotros estaba helada pero nosotros no lo notamos hasta que pasó un buen rato.
Me dejó despacio sobre el piso y en cuando quise dar un paso mis piernas temblaron.
—creo que mejor te cargo —sonrió pasamdome una toalla y luego de que con su ayuda me la acomodara en torno a mi cuerpo, me tomó de forma nupcial llevándome a la habitación.
—eso estuvo...—me sentó en la cama por lo que me dejé caer de espaldas —maravilloso.
—lo sé —dijo orgulloso —es porque...—su sonrisa decayó —Ángel ¿Tomaste la pastilla?
—¿Antes? Si, ¿Crees que no te conozco? —lo miré divertido —tranquilo, pasará un tiempo antes de que te deje embarazarme otra vez.
Tomó un calzón y se lo puso —¿Quieres tenes otro bebé?
—no ahora, pero quizás más adelante —asentí —sólo recemos porque solo sea uno, no creo poder con otro embarazo múltiple.
—si, ni yo.
—lo miré sorprendida —¡pero si tú no hiciste nada!
—si hice...por ejemplo, te di mi mano en el parto, la cual rompiste como si fuera una pequeña rama, eso dolió —señaló.
—te curaste al segundo —rodee los ojos.
—casi me dejas seco.
—exagerado —reí.
—bien, confieso que tu lo padeciste mucho más.
—¡al fin! —exclamé.
—¿No te vas a cambiar? —alzó una ceja al ver que no me moví para nada.
—resulta que perdí la sensibilidad de cadera hacia abajo.
—negó divertido —tampoco fue para tanto.
—¿Qué no fue para tanto? ¡Me partiste en dos!
—¿Quieres que te vista? —preguntó como quién no quiere la cosa.
—no soy tu barbie.
—no, eres mi ángel —se acomodó junto a mí y besó mis labios.
—olvídalo, tengo frío —reí.
—puedo ponerte ropa o...calentarte de otra forma un poco más...
—amor no te ofendas, pero optaré por la ropa. —sonreí.
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