La planchette se movió  sobre la Ouija y las chicas presentes chillaron por miedo.

—¿Quién lo hizo? —preguntó Inuyasha mirando a su alrededor.

—¡Mantengan sus posiciones! —ordenó Kikyo en respuesta.

Las llamas de las velas vacilaron y la planchette volvió a moverse.

—¡Vamos, chicos, ya estuvo buena la broma, ahora dejen de joder! —insistió Inuyasha,  inclinándose para mirar debajo de la mesa.

—¿Hay aquí con nosotros? —preguntó Kikyo.

                                    S-I

Otra andanada de gritos.

—¡Rin, Sango!, ¡Silencio! —protestó Kikyo. Luego, en tono solemne, preguntó: —¿Quién eres?

                               S–E–S

—Ok, ok… ¡Esta mierda ha durado demasiado! —refunfuñó Miroku incómodo. La planchette siguió moviéndose:

                                S-H-O

—¡Suficiente! ¡Esto ya no es diverso, chicos!

Sango saltó y dio un paso atrás.

—¡Vuelve aquí! ¡No debes abandonar el contacto! —trató de convencerla Kikyo.

—¡No! ¡Ya tuve suficiente de esta mierda!

La planchette empezó a describir una serie ocho sobre la mesa.

—¡Vuelve aquí, Sango! — exclamó  Kikyo agitadamente—. ¡Tenemos que terminar la sesión, está tratando de liberarse!

                       
                                  M-A

—Tengo miedo —gimió Rin.

Inuyasha volvió a mirar debajo de la mesa.

—Liberarse, ¿quién? ¿El fantasma? —se burló Inuyasha—. No caeré en ese truco barato.

—¡Sango, por favor, regresa a tu lugar! ¡Solo tenemos que cerrar la sesión!

—¡No, ciérrenla de ustedes! —se negó, antes de salir corriendo.

—¡Cariño, espera! —exclamó Miroku, saliendo de la habitación para perseguir a su novia.

                                    
                                R-U

Rin también se levantó.

—Tengo miedo—, repitió—. Me voy.

—¡No! —gritó Kikyo, pero la chica salió corriendo.

La planchette comenzó a moverse arriba y abajo nuevamente, como una polilla alrededor de la luz.

Inuyasha le guiñó un ojo a la médium.

—¿Así que eres tú? Felicitaciones, los hiciste cagar del miedo. ¿Tienes imanes en tus anillos o qué?

—No soy yo —respondió la mujer con voz ronca. Sus pupilas estaban tan dilatadas que el iris se había vuelto casi invisible.

—¿Quieres que crea que realmente existen los espíritus?

Ante esas palabras, la planchette salió volando y aterrizó contra la pared. Las velas se apagaron, sumiendo la habitación en la oscuridad.

>>¡Genial! —comentó Inuyasha—. Pero ahora dime cómo lo hiciste. Una especie de suspiro se escuchó en el aire, el chico tuvo la impresión de que alguien lo tocaba.

>>¿K-Kikyo?

«No», susurró alguien a sus espaldas.

                                     (╬⁠)

Bienvenid@s. Esta es la primera parte de lo que sería una historia corta que iré publicando, como pueden ver, los cap serán viñetas de máximo 500 palabras (eso espero). XD.

Hay algo que quiero aclararles, tal vez esta historia sea transferida a otra plata forma, debido a las normas de wattpad, pues si bien aún no he escrito mucho de esta historia, pienso introducirme en ciertos temas delicados. Aún no sé cómo saldrá, ya que no es mi fuerte escribir ese tipo de cosas.  Así que todo depende de cuan osada y loca se ponga mi musa. Atención, esto no será un romance.