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𓆩*𓆪 Treinta y uno

Chan observó a su precioso bebé por el ventanal del área de cunas del piso de obstetricia en el hospital, era una cosita pequeña y sonrojada, sus ojitos se encontraban cerrados y podía intuir que dormía por la relajada respiración.

Su pequeño bebé se encontraba dentro de la incubadora, parecía medir menos que su antebrazo y se miraba tan... Frágil.

Sin poder evitarlo comenzó a derramar lágrimas en silencio, Jisung había nacido bien a pesar de todas las dificultades, era un bebé prematuro, pero saludable, sólo le hacía falta un poco de peso.

Eran los 2 kilos, 200 gramos más bonitos de todo el mundo.

Suspiró limpiando sus lágrimas y sonriendo con ternura a su bebé.

—¿Señor Bang? —el nombrado volteó hacia la enfermera—. Su esposo ya se encuentra en la habitación, aun esta anestesiado, pero ya puede pasar a hacerle compañía.

—Gracias —hizo una pequeña reverencia antes de preguntar—. ¿Pueden llevar a mi bebé a la habitación de mi esposo?

—Sí, señor. Sin embargo, solo será para que la mamá le dé de comer y usted pueda cambiar el pañal por primera vez, pero será hasta que su esposo despierte.

Chan asintió entusiasmado ante la idea, volvió a agradecer y se dirigió a la habitación de su esposo, viendo a su bebé una vez más antes de retirarse.

Jeongin se movió incómodo en su cama, los párpados le pesaban y se sentía realmente cansado.

Abrió los ojos con lentitud, acostumbrándose a la luz de la habitación y suspiró ante las caricias que eran repartidas en sus mejillas.

—Buenas noches, pequeño —susurró Chan a su lado, sin dejar de acariciar el rostro del doncel.

—Hola, Hyung —logró articular el rubio acercando más su cara a la calidez de la mano ajena—. ¿Y nuestro bebé?

Chan le sonrió con ternura antes de dirigir su mirada justo del otro lado de la cama, Jeongin le siguió e inmediatamente comenzó a llorar ante la bonita imagen junto a él.

A pesar de que su bebé se encontraba dentro de la incubadora, lograba verlo, era muy pequeño, se encontraba vestido solo con un pañal, los guantecitos amarillos que la señora Bang le había obsequiado meses atrás y un gorrito del mismo color que desconocía su procedencia.

Jisung dormía con tranquilidad, ajeno a las fuertes emociones que sus inexpertos padres estaban viviendo en esos momentos.

—Channie, sus piecitos están desnudos, ¿no tiene frío?

—Tranquilo, el pediatra me explicó que la incubadora ayuda a regular su temperatura y respiración, ¿tú cómo te sientes?

—Yo sí tengo frío —murmuró—. Y me incomoda la epidural*.

Chan sintió un escalofrío por su columna al recordar el procedimiento para poner esa cosa en la columna de su esposo.

—Ustedes los donceles y las mujeres son realmente valientes y fuertes, estoy orgulloso y agradecido, eres increíble —alagó besando los esponjosos labios del menor—. Te amo —otro beso—, eres mi fuente de felicidad.

Jeongin se dejó mimar, sintiéndose amado, derramando lágrimas de felicidad, nunca había sentido lo que estaba sintiendo en ese momento, esto era mucho más fuerte que el día en que Chan le dijo "te quiero" por primera vez, incluso era aún mejor que la primera vez que hicieron el amor, esto era algo tan puro, tan pleno.

Un tiempo después, una enfermera entró para sacar al bebé de la incubadora.

Jeongin se sintió demasiado torpe al seguir las indicaciones de la enfermera, Chan le ayudó a recostarse, se quejó ante el dolor agudo en su vientre, pero continuó prestando atención a la chica.

Bang desató su bata para dejar expuestos sus pechos llenos de leche, el pequeño Jisung fue colocado entre sus brazos y Jeongin no pudo evitar soltar más lágrimas ante lo ligero que se sentía, además del temor de lastimar a tan frágil creatura.

El bebé comenzó a moverse entre sus brazos, Chan y Jeongin observaron con sorpresa cómo el pequeño se había removido en seguida buscando su fuente de alimento. Jeongin sintió su corazón latir más rápido en la primera succión, un calor abrazador llenó su pecho y sintió feliz, Jisung apretaba el esponjoso pecho de su mamá para sacar más leche.

Chan miraba la escena con amor, el momento era cálido y sólo pudo acercarse a besar la frente de su esposo.

—Es igual de tragón que su padre.

—Buenos días —saludó el pediatra que atendía a su bebé—. Hola de nuevo, Chan y Jeongin, me presento, soy Jung Hoseok y seré el pediatra del pequeño Jisung, ¿cómo te encuentras?

—Buenos días, estoy bien, pero la herida está comenzando a doler más —murmuró—. ¿Cómo está mi bebé?

—Jisung se encuentra perfectamente bien, si en estas dos semanas logra subir 600 gramos dejaré que se vaya a casa contigo en tu alta —prometió entusiasmado—. Mi espo... Perdón, el doctor Kim dijo que en un rato más vendrá el anestesiólogo a quitarte la epidural y una enfermera la sonda.

—Muchas gracias, doctor —continuó hablando con voz baja, pues de esa manera el dolor de la cesárea era menor.

—Perfecto, entonces vendré diariamente para ver el progreso de Jisung, felicidades a ambos —y de esa manera el pediatra se retiró.

Ambos volvieron su mirada al pequeño que descansaba de nuevo en la incubadora, Chan continuó alimentando a Jeongin, quien se quejaba un poco por lo insípida que era su comida; un poco de avena, gelatina sin azúcar y una botella de agua.

—Es la hora del cambio —anunció la enfermera a cargo de ellos con voz dulce y cantarina unas horas después, abriendo la parte superior de la incubadora.

Chan se levantó y se dirigió al sillón de visita para tomar la pañalera que Félix le había traído el día del nacimiento de su bebé.

Bang era un hombre elocuente, algunas veces muy sabio y con una confianza enorme en sí mismo, pero eso se había ido a la basura en ese momento.

La enfermera le explicó con paciencia la manera en la que tenía que tomar al bebé para poder cambiarle el pañal, Jeongin prestaba atención desde su lugar, con cierta emoción y entusiasmo, por el contrario, su esposo se encontraba sumamente nervioso, las manos le temblaban y comenzaba a sudar.

—Es muy pequeño —repitió de nuevo haciendo reír a la enfermera ante los torpes y comunes movimientos del papa primerizo.

Con una enorme delicadeza, Chan quito el pañal sucio de su bebé (y vaya que lo estaba), pero la enfermera que miraba sobre su hombro hizo una pequeña mímica de aplaudir al ver lo solida que era el primer popo del bebé.

—Al parecer al pequeño Jisung le cayó muy bien la leche de mami —festejó la enfermera con una gran sonrisa.

Chan también sonrió.

¿Debería hacer una fiesta para festejar que el primer popo de su bebé salió bien?

Ahora comprendía perfectamente a Changbin.

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