𓆩*𓆪 Seis
Félix rodó los ojos al escuchar los jadeos y gemidos de sus mayores en la otra habitación, él dormía en el cuarto de su bebé al ser echado por sus parejas como castigo.
Él no se refería a ese tipo de castigo, creía que terminaría amordazado y con cera derramada en todo su cuerpo, no durmiendo sólo en el sofá de la alcoba de su hijo, quien estaba al cuidado de sus amigos mayores.
—¡Ah! Binnie, estas siendo muy rudo —se quejaba Hyunjin entre gemidos.
Yo puedo aguantar toda la rudeza de Hyunjin, pensaba el menor con el ceño fruncido y un pronunciado puchero.
—Lo siento, amor, ¿quieres que cambiemos de posiciones? —preguntó Changbin con la voz ronca que a Félix tanto le gustaba y que ahora le molestaba—. ¡Maldición, Jinnie! Amo que me montes.
Y esa fue la gota que derramó el vaso, pateó las cobijas fuera de su cuerpo y caminó hasta el cuarto matrimonial mientras se desnudaba, entró sin importar que los mayores se habían detenido al verlo y se subió a la cama, colocó sus piernas a los lados del tórax de Changbin y frente a Hyunjin quien lo miraba con una ceja alzada.
—Ustedes continúen con lo suyo e ignórenme —alentó el chico doblándose para sostener a Hyunjin de las caderas y comenzar a meter el pene del mayor a su boca, Hyunjin se tensó ante el inesperado ataque y Changbin sonrió ante su siempre atrevido doncel quien le daba la bonita vista del trasero alzado frente a su rostro, se relamió lo labios con gusto y, moviendo sus caderas de nuevo, alzó la cabeza para comenzar a degustar del apetitoso orificio del menor, el chico gimió cuando el musculo aterciopelado de su esposo se adentró en su ano y las vibraciones ayudaron a estimular el pene de su otra pareja.
Hyunjin observaba con satisfacción cómo Changbin le daba sexo oral a su pareja más joven y este a él, mientras era penetrado por Changbin.
La habitación se llenó de gemidos, el calor les hacía sudar y las respiraciones agitadas más los sonidos acuosos solo eran un gran estimulante.
—Lixie, estoy a punto —gruñó con molestia el mayor—. Suelta.
Y Félix, desobediente como siempre, ignoró a su pareja para seguir comiéndoselo con más empeño hasta sentir su boca llenarse del espeso y delicioso semen.
El doncel sonrió victorioso, lamiendo lo que escurrió en sus comisuras y dada por terminada la sesión, se levantó del tórax de Changbin pero fue detenido por el mismo, Hyunjin se levantó del aun efecto miembro de su pareja y sonrió cuando éste se sentó guiando al menor sobre su regazo, Félix gimió gustoso al sentir el duro miembro de Changbin penetrarlo hasta tenerlo completamente dentro, el mayor observó la escena sentándose en la orilla de la cama, acariciando su propio pene para volver a tener una erección.
—Feliz cumpleaños, cielo —murmuró la voz ronca de Changbin estremeciendo el delgado cuerpo encima de él.
—Es hora de tu regalo —avisó Hyunjin con una enorme sonrisa acercándose a ambos, se sentó frente a ambos y pasó sus piernas por los muslos de Changbin hasta dejarlos a los lados de sus caderas, Bin levantó las piernas de Félix tomando la cara interna de sus rodillas, de esa manera su entrada (ya llena con el pene de Bin) quedaba aún más expuesta.
—Ha pasado un tiempo desde que los dos estamos dentro, así que no podemos ser tan rudos, Bin —habló Hyunjin rozando su miembro con el nombrado y el orificio de Félix—. Si sientes que es mucho, amor, no dudes en decirlo —Félix asintió con la respiración entrecortada.
La doble penetración era uno de los beneficios de tener dos novios, era exquisitamente delicioso la manera en que ambos se coordinaban para joderlo al mismo tiempo, el problema era cuando Changbin perdía el control, a veces era tan rudo que lo hacía sangrar y al día siguiente le dolía horrores, aunque debía admitir que le fascinaba la violencia en la cama, sin embargo, Hyunjin no pensaba de la misma manera, por lo que había declarado que ya no quería arriesgar a lesionar su interior, y llevaban poco más de 1 año sin que ambos estuviesen dentro de él al mismo tiempo.
—Ah... —suspiró luego de un quejido—. Sí... Así...
—Ummm —el sensual sonido del mayor solo calentó más el momento—. Tan apretado.
Félix tenía que admitir que aplaudía la tranquilidad con la que Changbin lo estaba penetrando, seguía el ritmo torturosamente lento de Jinnie, sus largos dedos pasaban por su efecto y goteante pene mientras Hyunjin chupaba y lamía sus pezones, que se habían vuelto muchísimo más sensibles después de dar a luz.
—Los amo —susurró Changbin en su oído, la voz con la que le hablaba era excitante y condenadamente caliente.
Y de esa manera, con ese ritmo lento, su agujero lleno con ambos miembros y las bonitas palabras con la que los dos lo admiraban, se corrió, el corazón latiéndole como loco, el abdomen de Jinnie y el suyo propio, manchados con su esencia y sus suaves gemidos llenando la habitación.
Las embestidas siguieron, alargando aún más su clímax y Changbin se vino a la vez que Hyunjin, llenando su interior, recibiendo gustoso la semilla de sus hombres.
De alguna manera (algo incomoda), lograron acostarse de lado y sin salir del menor, Félix enrolló sus piernas en las caderas de Hyunjin y Changbin se pegó aún más a su espalda.
El mayor daba caricias a su rostro mientras dejaba besos en su frente, Changbin por su parte daba besos en su nuca y apretaba sus glúteos, disfrutando de la delicada y bonita piel del menor.
—Feliz cumpleaños, bebé —felicitó Hyunjin, dándole un pico que recibió con una bonita sonrisa—. Amamos pasar contigo un cumpleaños más.
—No crean que me conformaré con esto como regalo —rió divertido.
—Eres un mimado —se quejó Changbin negando—. No mereces lo que te espera abajo.
Félix dejó de sonreír y notó la expresión divertida de su mayor, con prisas e ignorando las fuertes punzadas en su parte baja, corrió desnudo hasta la sala de su casa.
Un nudo se instaló en su garganta al observar el bonito arreglo de rosas rojas que obviamente Hyunjin le había preparado. Se acercó oliendo las flores y notó la cajita rectangular que había entre ellas, el corazón le latió a prisa y sin prestarle atención a sus mayores que iban llegando hasta él, abrió la caja para encontrarse la llave de un Audi, obviamente el que tanto le había insistido a Changbin que le regalara.
—¡Santa mierda! —gritó saltando a los brazos del hombre sin parar de besar su rostro—. ¡Los amo tanto! —dijo para después lanzarse también a su mayor que reía por la emoción del cumpleañero.
—Aún falta un regalo —avisó Hyunjin sin parar de sonreír, esta vez Changbin acompañó la mirada curiosa de Félix.
Hyunjin dejó sobre sus pies a Félix, y subió a su habitación, del closet sacó una elegante bolsita negro matte y bajó de nuevo.
—¿Podrían sentarse? —los otros dos hicieron caso y se dirigieron a los sillones, Hyunjin se mantuvo de pie—. No quiero que hablen hasta que yo termine, sé que eso es un reto para ustedes, pero, por favor, cállense por una vez en sus vidas —los otros dos soltaron una risita y asintieron, el mayor suspiró un poco nervioso y continuó—. Yo creo que en todos estos años de mi vida he sido una persona que ama el mundo en general, cuando te encontré, Changbin, supe que eras el amor de mi vida al compartir mi misma ideología —el nombrado sonrió enternecido—. Duramos tanto tratando de encontrar eso que nos faltaba, lo que necesitábamos, y cuando Félix llegó a nosotros, supimos que era el indicado —Lixie tragó el nudo en su garganta nuevamente.
» No tienen idea lo feliz que me hace despertar y verlos, desayunar juntos, llevar a Soo al jardín de niños y por las noches volver a estar juntos, cenar y llevar a nuestro bebé a la cama, jamás creí que podría tener un bebé, y sé que tal vez ustedes no se sentían listos para ese paso, pero, a pesar de todo, estoy orgulloso de lo mucho que aman y cuidan a Soobin, él nuestra última pieza en este rompecabezas, estamos completos, por eso yo... —calló al sentir su garganta cerrarse, limpió las lágrimas que escurrían por sus mejillas y sonriendo terminó—. ¿Pueden aceptar casarse conmigo?
De la bolsa sacó una cajita de terciopelo morado, al abrirla se encontraban tres anillos dorados, acomodados uno arriba del otro, el de en medio lucía una bonita piedra pequeña, pero elegante, a comparación de los otros dos que eran lisos.
Hyunjin cerró los ojos al impactarse con la alfombra, sus dos chicos se habían lanzado hacia él, besaban su rostro sin parar, limpiando a su vez las lágrimas que él derramaba.
—Tú, gran Hyung tonto —se quejó Changbin sentándose en el suelo—. ¿Cómo te atreves a ganarme?
Hyunjin y Félix miraron asombrados a Changbin cuando este sacó una cajita de cada lado de sus bolsillos, solo que estas eran negras.
—Yo también iba a pedirles matrimonio —sonrió nervioso abriendo ambas cajitas en las que reposaban un anillo plateado, uno tenía un bonito zafiro y el otro un rubí.
—Ustedes par de tontos —llamó Félix sin dejar de llorar—. Los amo tanto, gracias por darme el mejor cumpleaños.
Los tres corazones latían con fuerza en sus pechos, el amor, el tiempo, la comprensión y el cariño era tanto que no podían contenerse, y no lo harían.
Félix jamás creyó que a sus 25 años tendría a tres personas que lo harían sentir tan amado.
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