𓆩*𓆪 Veintisiete
Especial Navideño.
Se basará en la primera Navidad del ChanIn casados.
—¿Cena?
—Lista.
—¿Postre?
—Listo.
—¿Vino?
—Listo.
—¿Lencería para esta noche?
—List... ¿Qué? —preguntó el rubio con un creciente sonrojo en su rostro.
—Lencería, Innie. La lencería navideña para nuestros, chicos —explicó el menor.
—Es noche navideña, de sexo navideño, en resumen: el orgasmo navideño —aclaró el mayor con una lasciva sonrisa.
—Oh no —se quejó el doncel con un puchero—. No pensé en eso, creí que como todos vendrían a cenar no pasaría nada de eso está noche.
—Tranquilo, lindo, compré prendas de más. Iré a casa a arreglarme y te traeré algo que te quede.
—Gracias, Hyung —el rubio le hizo una pequeña inclinación y los tres se dispusieron a limpiar todo lo utilizado para la cena de esa noche.
Jeongin se encontraba sentado en la alfombra frente al pinito de navidad, su espalda recargada en uno de los sofás, sonriendo con felicidad por lograr convencer a su esposo de utilizar pijamas a juego.
Chan le tendió una taza de chocolate caliente y se sentó junto a él bebiendo de su copa de vino, pasando un brazo sobre los hombros del doncel.
—La cena estuvo deliciosa —habló el mayor dejando un beso en la frente del rubio—. ¿Quieres abrir tus regalos o esperamos hasta mañana?
—Mañana, Hyung, aunque me gustaría que abriera ahora el suyo —se animó a decir con nervios y un poco de vergüenza.
—¿Cuál es? —preguntó levantándose y mirando los regalos alrededor del pino.
Jeongin tomó valor de quién sabe dónde y sacó del bolsillo de su pijama un moño grande y rojo, se lo colocó como diadema y con un potente sonrojo se aclaró la garganta, Chan le miró y en seguida una sonrisa divertida se formó en su rostro.
—Es lo más hermoso que me han obsequiado —el doncel se abochornó sin poder seguir sosteniendo la mirada del pelinegro, dirigiendo su vista ahora a sus manos en su regazo.
—Aún tie... Tienes que desenvolverlo.
—Tengo el presentimiento de que Seungmin fue parte de este regalo —murmuró el mayor y soltó una risita cuando el rubio le miró siendo atrapado con lo dicho—. Lo imaginé, pero no voy a rechazar el mejor regalo del mundo.
Chan se acercó al rubio para dejar un beso en su frente y quitar el moño que le hacía ver tan adorable.
Jeongin ahogó un suspiró cuando sus labios fueron besados con suavidad, Chan se arrodilló entre sus piernas, una mano sostenía su mentón y la otra fue colocada en su cintura, su piel se erizó cuando el pulgar de su esposo se adentró hasta tocar su piel directamente dando toques circulares, fue entonces que el mayor comenzó a mover sus labios con parsimonia, disfrutando con tranquilidad del momento.
El doncel fue el primero en atreverse a quitarle la camisa del pijama al otro, rara vez desnudaba a su esposo, pero se tragaría su timidez por esa noche.
Chan se dejó hacer hasta quedar sin ninguna prenda encima, tampoco dijo nada cuando el menor se puso de pie y le tendió la mano, después de ponerse de pie también lo empujó levemente para sentarlo en el sillón. Bang estaba completamente relajado, contrario a su pene semierecto, ansioso por lo que su joven esposo tenía preparado.
El rubio le dio la espalda aún de pie frente a él, fue sacándose la ropa con lentitud, demasiada para el gusto del pelinegro quien no pudo evitar abrir la boca cuando el arnés que llevaba Jeongin puesto en ese momento se dejó ver una vez se quitó toda la ropa. Tiras de cuero blanco se apretaban por todo su cuerpo resaltando el color aperlado de su bellísima piel.
Jeongin se volteó, para caminar hacia él y subirse a su regazo con las piernas a sus costados y los brazos entrelazados detrás de su nuca.
—Feliz navidad, Hyung —susurró dejando un corto besito en los delgados labios del mayor.
—Feliz navidad, pequeño —contestó Chan volviendo a unir sus labios, está vez de manera más apasionada mientras abrazaba con fuerza al menor por la cintura.
Chan fue despertado por tiernos besos en su rostro, sonrió mientras abría sus ojos lentamente para acostumbrarse a la luz que entraba en su habitación.
—Buenos días, Hyung —saludó el doncel aún encima él.
—Buenos días, pequeño —respondió colocando sus pálidas manos en la angosta cintura—. ¿Qué haces despierto tan temprano?
—Quiero abrir los regalos —confesó apenado, a él le encantaba ser el primero en despertar y correr hacia el pino para abrir sus obsequios, apenas el año anterior sus padres le habían dado un montón, creyó que este año no sería igual, y no lo fue, esta vez más personas se sumaron a darle regalos, siendo su esposo el que más le consintió.
—Entonces vayamos —indicó el mayor.
Ambos se levantaron, Jeongin con piernas temblorosas se puso su afelpada bata de baño, cubriendo su desnudez llena de marcas que su esposo dejó esa noche.
Tomados de la mano llegaron hasta sentarse en la alfombra y comenzar a desenvolver los regalos de cada uno.
—¡No puede ser! —gritó con emoción el menor antes de tirarse a los brazos de su esposo—. Gracias, Hyung.
—Por nada, cielo, deja te lo pongo.
Jeongin le entregó la cadenita con un dije de un gatito que había visto en la joyería de Seungmin una vez que la pareja fue a visitarlo, al doncel le había encantado, algo que Chan notó enseguida.
El doncel le dio la espalda, aun sentado, su piel se erizó ante las frías manos del mayor cuando le estaba colocando la pieza, Chan dejó un beso en su nuca y lo sostuvo de la cintura para sentarlo en su regazo con la espalda de Jeongin pegada a su pecho.
—Feliz navidad, cielo.
—Te amo, Hyung.
Para ser la primera Navidad juntos, había sido hermosa y fantástica. Esperaban estar de esa manera por más navidades en un futuro.
Aunque actualmente se integraría un pequeño a esa festividad.
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