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Treita.


El final de un nuevo comienzo.

Aún podía sentir los labios de Jungkook sobre todo mi cuerpo, su cuerpo chocando contra el mío, nuestras respiraciones combinadas con nuestros gemidos, nuestros labios juntándose al igual que nuestras almas, esas sensaciones aún seguían muy presentes.

Pero lo que más golpeaba una y otra vez mi pensamiento eran sus últimas palabras. «Te amo, Jimin» Mi corazón había latido con fuerza en ese momento, y ahora es igual, pero ahora puedo sentir un nudo en la garganta y un cosquilleo en mi nariz avisando las eminentes lágrimas que querían salir.

Pero no podía. Debía ser fuerte, por él, por que se lo debo.

—Eres el novio más hermoso que haya visto —las palabras de mi madre me sacaron de mis pensamientos, la mire por el espejo mientras ella terminaba de arreglar mi ropa.

Tae también estaba allí pero no decía nada, me miraba serio y sabía muy bien por que. Me conocía como la palma de su mano, y notaba, casi podía escuchar mis pensamientos, él lo sabía casi todo.

Lo de Yoongi nadie lo sabía, nadie podía saberlo. Esa noche cuando regrese a lo que consideraba un "hogar" eventualmente me propiciaron un buen regaño, y tuve que escoger una vez más. No se conformaron que escogiera si quedarme con Jungkook o regresar. Tenía que escoger casarme, o salir del país para siempre, y por supuesto escogí casarme con ese maldito, pero solo para tener oportunidad de quedarme y volver a ver a Jungkook.

Él era mi prioridad, no escogería otra cosa que no lo involucrara a él. Me sacrifique por él, porque ahora se por primera vez donde están mis sentimientos, y están solamente con él.

—Ya no debería ponerle más maquillaje señora Park, oculta su verdadero ser —habló Taehyung para luego dejar la habitación.

—¡Tae espera! —me voltee rápidamente pero él ya se había marchado azotando la puerta.

Estaba enojado, y con razón. Yo estaba obligado a no decirle lo de Yoongi por que seguramente él también saldría lastimado, o algo mucho peor.

—Y recuerda Jimin, esta es tu última oportunidad —habló mi madre nuevamente mirándome seriamente desde el espejo—. Si vuelves a ver a ese maldito vago te juro que no solo lo mandaré a la cárcel, si no me asegurare de que no salga vivo de allí —amenazo apretando mis hombros, y yo trague saliva verdaderamente asustado—. Dime si entendiste.

Asentí rápidamente—. S-Si, madre.

—Bueno si es así, entonces prepárate para salir, ya casi comienza la ceremonia —dijo dirigiéndose a la puerta—. Pon tu mejor cara y no lo arruines, hay reporteros y prensa —aviso y entonces se marchó de la habitación.

Me mire en el espejo. En este momento yo me odiaba, me detestaba ¿como permití que esto avanzara hasta este día? Debí terminarlo en el momento en que me presentaron a ese tipo doble cara. Pero no, por una estúpida venganza me aferré, y ahora no puedo estar con la persona que yo realmente quiero.

—¡¡Agh!! ¡¡Carajo!! —tome un frasco de perfume del tocador y lo lance al espejo frente a mí rompiéndolo por completo. Luego gracias a la impotencia comencé a llorar.

Solo deseaba que alguien me salvara, porque yo mismo me ate de pies y manos. No puedo ser mi propio súper héroe a menos de que yo lo permita y soy demasiado débil para serlo.

—Hobi maldición apúrate, está apunto de comenzar la ceremonia —le apresuró Taehyung, mientras el nombrado hojeaba rápidamente el directorio donde seguramente encontrarían el número de Jungkook.

—No lo encuentro, hay muchos Jeon aquí —siguió moviendo sus ojos rápidamente, hasta que finalmente encontró a quien buscaba—. ¡Listo aquí está! —hizo un pequeño bailecito alegre y luego regreso—. Jeon Jungkook, marca el número es...

Taehyung se encargó de marcar el número es su celular, una vez listo, este comenzó a sonar y después de unos tonos se escuchó la voz del azabache, peculiarmente ronca y rota.

¿Quien habla?

—¡JK! Hola somos Taehyung y Hoseok, escúchame tenemos una oportunidad para recuperar a Jimin, por favor ayúdanos.

Lo siento, no puedo ayudarlos —el pelinegro estaba apunto de colgar pero rápidamente Taehyung volvió hablar.

—No se lo que sucedió, él no me habla y odio el hecho de que será infeliz con ese tipo... jamás había visto a Jimin tan feliz con una persona, siempre se limitó a mi pero él te escogió a ti —suspiro—. Debes creerme cuando te digo que él te ama, pero deja que él te lo diga, rescátalo.

Yo... Voy a colgar, adiós. —y simplemente lo hizo colgó sin decir nada más.

Esto hizo que las esperanzas de Taehyung se hicieran polvo, ya no había más que hacer, él no vendría y su mejor amigo viviría infeliz en resto de su vida. Hoseok rápidamente lo abrazó, dándole consuelo.

—Tae lo siento, sé que siempre tengo algo bueno que decir, pero esta vez no hay nada más qué hacer, realmente lo siento —dijo Hobi con el corazón roto de ver a su chico de esa manera.

—No puedo seguir, esto es horrible Hobi —se aferró a él ocultado su rostro en el pecho del otro, pues las lágrimas no tardaron en presentarse.

—Al menos deberías estar allí para él, no importa si es el la felicidad o en la desgracia, no lo dejes solo Taehyung. Volvamos...

[...]

Parecía un circo, esa boda era una exhibición más, había reporteros y miles de fotógrafos en todos lados. Jimin no podía distinguir si realmente se estaba cansando, o estaba en una sesión de fotos. Para Yoongi era normal, le sonreí a las cámaras y saludaba algunas veces.

Maldito hipócrita. Pensó Jimin.

Había sido duro caminar hasta el altar, sus piernas le flaquearon y tenía unas enormes ganas de retorcer he irse corriendo lo más rápido que pudiera.

El recuerdo de ese hombre haciéndole daño golpeaba su memoria, se reproducía una vez más, como una advertencia o tal vez una motivación.

Pero finalmente terminó frente a ese chico que lo dañó de una manera horrible, ni siquiera podía mirarlo, le daba asco, aunque todos le demandaban hacerlo, y él obligado lo hizo, con miedo.

—Todos tomen asiento —dijo el cura. Este se colocó entre ambos chicos con un libro en su manos—. Estamos aquí para unir a dos almas en sagrado matrimonio. Min Yoongi y Park Jimin, por favor repitan después de mi.

—Prometo amarte y respetarte, apoyarte en tiempos de dificultad y cuidarte por sobre todo, hasta que la muerte nos separe —repitió Yoongi mientras le colocaba en anillo en su dedo índice, con una sonrisa.

—Yo... —a Jimin le costaba decirlo, todo era una mentira pero nadie lo sabía—. Prometo entregarme de cuerpo y alma solamente a ti, te daré refugio y cuando caigas te levantaré. Te a-amaré y atesoraré hasta que la muerte nos separe —le colocó también el anillo.

—Para finalizar, si alguien tiene algún motivo válido para oponerse a la unión de este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre...

Esperaron unos segundos, todos en silencio y sin sospechar que la función de aquel circo, estaba apunto de terminar.

—¡Yo! —se escuchó un grito desde la entrada—. ¡Yo me opongo! —ahí estaba el súper héroe que Jimin necesitaba, Jungkook—. ¡El no va a casarse con el!. —Avanzó hacia el altar.

Taehyung festejó feliz en voz baja junto a Hoseok, cuando vieron al rebelde caminar hacia el altar decidido y sin importarle absolutamente nada, solo escuchaba lo que su corazón le dictaba.

Las cámaras estaban filmando, y los fotógrafos no dejaban de tomar fotos. Esto llegaría a los noticieros y revistas de chismes, aunque la señora Park no lo permitirá.

—Este maldito insolente —la mujer se levantó de su asiento furiosa—. ¡Que no te dije que te alejaras! ¡Irás a la cárcel! ¡Seguridad! —gritó, los hombres enormes se acercaron al pelinegro quien estaba listo para pelar.

Pero la voz de Jimin se hizo presente en todo el lugar como un eco.

—¡No! —gritó—. ¡Él no va a ir a la cárcel! ¡Quien realmente lo hará es este maldito puerco! —apunto a Yoongi—. Él intento violarme ¿quieren pruebas? Están en todo mi cuerpo —se bajó del altar caminando hacia Jungkook.

—¡Jimin sí das otro paso más te olvidas para siempre de que una vez tuviste familia! —lo amenazo fulminándolo con la mirada.

—¿Familia, madre? ¿A que le llamas familia exactamente? ¡Ustedes me obligaron a casarme con él! ¡Me amenazaron y golpearon para que no volviera al hombre que yo realmente amo! —confesó con la cabeza en alto, para luego mirar al azabache—. ¡Por que si! ¡Yo lo amo!...

—¡Park Jimin te digo que te detengas o lo lamentaras! —se introdujo su padre igual de furioso que su esposa.

—¡No lo haré! —contestó el castaño—. Estoy harto de detenerme, quiero avanzar y ser libre, aunque eso conlleve perder mi apellido. ¡Yo amo a Jeon Jungkook por que me hace feliz! —sonrió—. Y por que fue el primer hombre que me tocó.

—¡Desgraciado! ¡Haz puesto el apellido Park en deshonra! —vociferó su madre—. ¡Ni siquiera deberías hacerte llamar un Park!.

—¡Tampoco lo quiero! —objeto Jimin—. No quiero tener un apellido que conlleve sufrimiento y ser oprimido. Esta boda no se realizará, por que esta farsa a llegado a su fin, adiós padres — y entonces sujeto la mano a Jungkook y sonrió—. Estoy listo para que seamos felices Kookie.

—Bien —entrelazaron sus dedos y entonces comenzaron a correr fuera de aquel lugar, con una gran sonrisa iluminando sus rostros.

Solo Jimin tenía el poder de escoger, y así fue, recaudo las fuerzas para ser fuere y entonces escogió ser feliz con la persona que desde niños se amaron. La libertad se sentía tan bien, como un sueño, ya no habría razón para seguir sufriendo, ahora podían ser felices por que ambos perdieron el miedo, y vivieron sus vidas como ellos lo escogieron.

Juntos, libres y enamorados.

FIN

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