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Numero veiticinco.


Hipócrita.

Los rayos de luz atravesaban en las ventanas y cortinas color claro de la habitación de Jimin, el pelirosa se tomó un par de minutos para apreciar el cuerpo tendido a lado suyo en la cama, totalmente dormido y sereno de Jungkook. Siempre le puso atención, pero esta vez lo observo a conciencia: labios delgados y rosas, un lunar pequeño debajo del labio inferior, esos grandes ojos con pestañas largas, su medianamente cabello largo oscuro, y esa piel perfecta y blanca.

Su boca se encontraba ligeramente abierta a lo cual dejaba ver sus dos dientes delanteros, y esta imagen a Jimin le causó suma ternura, pues siempre pensó que tenía una sonrisa de conejo. Rozo la yema de sus dedos por el rostro del pelinegro, a lo cual Jungkook se despertó, se talló los ojos completamente adormilado y con los ojos hinchados, el antes mencionado sonrió nuevamente de ternura.

—Buenos días bella durmiente —hablo con una voz increíblemente suave—. Estoy hambriento, apúrate a despertar y bajemos a desayunar algo —musitó.

—No podemos, tus padres deben estar abajo también desayunando, y te dije que me irá en la mañana —contestó el azache, este se levantó de la cama y Jimin le pegó una nalgada que resonó, pues aún seguía desnudos—. ¡Hey!

—Tranquilo, ellos se fueron en la madrugada. Vamos estoy hambriento Jungkook, después de todo lo de ayer merezco un poco de comida, señor masoquista. —agregó con una sonrisa pícara, para luego morder su labio inferior.

Jungkook se puso color tomate.

—Está bien, no estoy seguro, pero bien desayunemos algo y luego me voy —contestó por último y comenzó a levantar toda su ropa.

Jimin río en voz baja y asintió, para después levantarse y también ir a su armario por ropa.

—Que joven tan apuesto joven Park ¿es su novio? —le preguntó la mujer que se encargo de prepárales un delicioso desayuno.

Jungkook se atragantó con la comida después del comentario.

—¿Mi novio? —cuestionó Jimin, luego miró al pelinegro con una sonrisa—. No lo se ¿tu qué dices JK? ¿Eres mi novio? —el mencionado abrió mucho los ojos sin saber que responder, luego el pelirosa se echo a reír por su expresión—. Es broma, Jungkook es solo es un amigo.

O tal vez más que eso.

—Por supuesto lo suponía, después de todo usted es el prometido de joven Min. Los dejare disfrutar de su desayuno, con permiso —la mujer hizo una pequeña reverencia y luego se retiró.

La expresión en el rostro de Jungkook cambió drásticamente. Aún no lograba asimilar el hecho de que Jimin tiene ya un prometido y estaba por casarse.

—No hagas caso, algunos sirvientes son demasiado entremetidos y sarcásticos —repuso el pelirosa tomándolo del hombro, él asintió después de un suspiro—. Y se que tampoco debía mencionar lo de Yoongi.

—No te preocupes, eso no me importa por que yo ahora se que tú eres totalmente mio —lo miro, y colocó su mano sobre la mejilla del mismo—. Y eso es lo único que me importa.

Las mejillas de Jimin se tornaron color rosado mientras se le escapaba una risita tierna de los labios.

—Es bueno que lo tengas presente, no quiero volver a repetírtelo, por que entonces todas mis acciones y caricias serán en vano —musitó para después acercarse con lentitud con la finalidad de besarlo.

Pero la introducción de una voz masculina y conocida los detuvo. Alguien había recibido a Yoongi en la entrada principal de la casa, el por supuesto se cuestionó donde estaba su ya prometido, y el sirviente que lo había recibido por labor se lo dijo.

—Mierda es Yoongi, tienes que esconderte el no puede verte —Jimin se apresuró a esconder a Jungkook debajo de la mesa, este abrazo sus piernas y se mantuvo en silencio—. Quédate ahí y...

—Jimin lindo, buenos días —por quien temían había llegado al comedor de la cocina, con un pequeño ramo de flores moradas y blancas en sus manos, y una leve sonrisa en sus labios—. Siempre es un placer volver a verte.

—Hola Yoongi ¿a qué se debe tu inesperada visita? —Le preguntó rápidamente nervioso.

—Tenía deseos de verte, después de la propuesta y durante la fiesta ya no se te vio, temí que cambiarás de opinión sobre tu respuesta —contestó avanzando hacia él—. Sería lamentable perderte, la boda me tiene realmente entusiasmado y más con el hecho de que estaré estas demás junto a ti.

—¿Como? ¿A qué te refieres con eso?.

—¿No te lo han dicho tus padres? —preguntó con su ceño levemente fruncido, el pelirosa negó desconcertado—. Entonces tendré que decírtelo yo. Ellos me invitaron gentilmente a quedarme en tu casa hasta el día de la boda, así podremos conocernos mucho mejor y estar más tiempo juntos.

Yoongi se posicionó frente a Jimin, sonriendo alegremente, como si lo dicho fuera razón de celebrar. El mencionado lo observo con los ojos bien abiertos, sin poder creer sus palabras.

Mientras tanto debajo de la mesa, Jungkook oprimía todas las ganas que tenia de salir de su escondite, y golpear a ese chico que pretendía robar lo que es suyo. No toleraba que estuviera cerca, realmente tenía deseos de propiciarle unos buenos puñetazos en su posible cara bonita y elegante.

—¿Eso es verdad?.

—No puedo mentirle a mi prometido, si lo hago entonces cómo sería en el matrimonio. —Yoongi tomó de la cintura Jimin y lo atrajo hacia él solo lo que le permitió el contrario—. Jimin por favor, déjame besarte otra vez, he estado deseando volver a hacerlo desde ese día.

—¿Qué? Yo... —el pelirosa no pudo controlar su sorpresa abriendo sus ojos de más, y quedando completamente helado—. Yo-Yoongi ¡Espera...!

Solo rezaba por que Jungkook no perdiera los estribos y saliera de debajo de la mesa y golpeara en ese momento a Yoongi. Lo único que pudo detener al ya mencionado de besar a Jimin fue el movimiento repentino de una silla.

—Deberíamos hablar en otra ocasión —Jimin se separó rápidamente de él—. Si esa fue la decisión de mis padres tendré que acatarla, le dire a una sirvienta que te muestre las habitaciones disponibles.

—Está bien, no me preocupo, tengo mucho tiempo por delante contigo. ¿Cuando es tu graduación? Tus padres mencionaron algo de dos semanas.

Jimin bajo la mirada.

—Si dos semanas.

Yoongi sonrió mostrando su perfecta y blanca dentadura.

—Estupendo, supongo que los preparativos de la boda ya comenzaron, me siento tan feliz, soy tan afortunado, me casaré con un chico realmente hermoso y casto como tú. —dejó el pequeño ramo en la mesa y luego sin agregar nada más se retiró.

El de cabellera rosa soltó una gran exhalación, y espero a que Jungkook saliera de su escondite para comenzar con el sermón, y así fue.

—Carajo no sabes las ganas que tenia de romperle la cara, maldición realmente quiero matarlo —exclamó totalmente furioso, caminando de un lado para otro como un león enjaulado, evitando romper algún objeto de la cocina—. Dijimi bisirti otri viz —lo arremedo—. ¿Quien se cree ese loco bastardo?.

—Lamento todo lo que tuviste que escuchar, yo de verdad no sabía nada sobre lo de su mudanza, me tomó por sorpresa —agregó Jimin sin mirarlo, pues no podía.

—Eso es lo que mas me enferma —el azabache se acercó al pelirosa y lo volteó hacia él sujetándolo de los brazos bruscamente—. Prométeme algo Jimin —lo miró furioso, el otro asintió temeroso—. No dejarás que te toque de ninguna manera... ¡Prométemelo! —lo agitó con fuerza.

—Te lo prometo Jungkook, aunque no debería —respondió mirándolo a los ojos—. Dijimos que nos pertenecemos ¿entonces por que estas tan inseguro? ¿Mi palabra no te basta? ¡Te recuerdo que...!

—¡Como diablos no voy a sentirme inseguro cuando ni siquiera se en que termino estamos! —vociferó con gran desesperación mientras su respiración se agitaba cada vez más—. Deja de jugar Jimin, esto solo me lastima.

—¡Carajo, te dije que no estoy jugando! —exclamó y rápidamente se soltó de su agarre—. ¿No comprendes que tengo miedo? No estoy acostumbrado como tú a esto, jamás me permitieron enamorarme ¡¿Qué carajo esperas de mi?!.

—... Nada —dijo—. No espero nada Jimin, pero me gustaría que fueras un poco más valiente, por que no solo yo puedo serlo. Nos vemos después —soltó un pequeño suspiro y salió por la puerta trasera.

Jimin bufo de impotencia y enojo, era un total idiota, no pretendía lastimar a nadie, pero parece que sus acciones demuestran todo lo contrario.

Se odiaba así mismo, odiaba el día en que cambio todo. Hasta el momento solía adorar su cumpleaños pero después de lo sucedido parece que ya no más.

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