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Numero quince.


El golpe y la cura.

—Lleven las flores a la cocina y póngales agua, la caja se ira a la habitación de Jimin —ordenó la señora Park con una gran sonrisa de orgullo en su rostro—. Que adorable chico, siempre tan atentó y formal. Algunos tienen tanta suerte...

Mencionó dentro de un suspiro, Jimin la miro desconcertado, con las cejas juntas y la boca entre abierta. Por supuesto que había sido una indirecta para él, pero ¿a que se refiera con suerte?.

Todo lo que estaba pasando de ninguna manera podía llamarse suerte, y mucho menos el destino, si no dos humanos insolentes satisfaciendo sus propios intereses.

—¿Suerte dices madre? —hablo Jimin formando una sonrisa irónica en sus labios—. ¿Para ti que es tener suerte? —los adultos se detuvieron a mirarlo confundidos—. ¿Obligarme? Porque eso exactamente no es tener suerte.

—Jimin no comencemos por favor —dispuso su padre cansado—. No hay necesidad de tocar ese tema, ahórrate una discusión que perderás.

La sangre le hirvió, y dentro de sí una gigante impotencia creció, pero esta vez no se la tragaría, vomitaría todo lo que sentía, pues ya podía aguantarlo más.

—¡Yo no escogí esto! —exclamó con fuerza—. Yo jamás escogí casarme. Ustedes se encargaron de planearlo ¿acaso se detuvieron a pensar que es lo que yo quiero?. —Jimin llevó su mano a su pecho, sintiendo su corazón latir con fuerza.

—¿Y qué es lo que quieres? Anda dinos —el hombre se cruzó de brazos, y lo miro como si no fuera nadie, tal y como él lo pensaba, como una lata vacía.

Entonces sin pensarlo, Jimin arrancó un grito de su garganta con todas sus fuerzas—. ¡Quiero ser un chico como cualquier otro! ¡Quiero tener libertad, autosuficiencia y decisión propia! —su cuerpo se agitó y sus músculos se tensaron—. ¡Quiero poder hacer lo que todos! ¡Divertirme, enamorarme y sobre todo, de verdad y con todas mis fuerzas quiero tener se...!

Un golpe estruendoso resonó por toda el lugar como un eco.

—¡Cierra la boca insolente! —la mano grande y rápida del señor Park se había estampado contra la mejilla delicada del pelirosa con fuerza, logrando voltearle el rostro —. ¿Como te atreves?.

Jimin llevó su mano a su mejilla adolorida y punzante, sintió también un ardor en la boca, entonces deslizó su dedo índice hasta su labio inferior y este se lleno de sangre. Abrió mucho los ojos, asustado y sorprendido.

—¿Tú acabas de...?

—Deja de decir tantas estupideces, escucharte hace que se me revuelva el estómago —increpó su padre, con el rostro rojo de furia—. Tú respetarás esta familia como es debido, y te casaras con Min Yoongi al terminar la universidad, sin cometer antes ninguna estupidez.

—¿De qué estás hablando? Deténgase —objeto ahora la señora Park con angustia—. Jimin no sería capaz de mantener relaciones sexuales con alguien antes del matrimonio, esa es un regla muy importante y él lo sabe ¿verdad?.

Miro a su hijo esperando una respuesta sincera, pero este se quedó callado y con la cabeza gacha, y fue lo mejor por que si contestaba ella ya no recibiría la sinceridad que esperaba.

—Espero que lo tenga muy en claro, por que si llego a enterarme que irrespeto a nuestra familia con tal acto soy capaz de... —se detuvo impotente tragándose lo que iba a exclamar—. No quiero verlo, que se largue a su habitación.

Hablo en tercera persona, como si lo que dijo antes de darle asco su propio hijo fuera verdad.

Jimin ni siquiera necesito que se lo repitieran, en cuanto su padre lo ordeno él se fue a su habitación sin agregar nada más. Y tal vez había sido lo mejor, estaba desbordando furia, sus puños estaban apretados, su respiración agitada y su mente con un remolino de pensamientos negativos.

Si se quedaba un momento más allí cometería una idiotez de la cual se arrepentiría.

Una vez más se trago casi todo lo que sentía, pudo haber dicho unas cuantas cosas más ¿pero de que hubiera servido? Con las pocas que había dicho fue suficiente para recibir una bofetada que le dejó el pómulo adolorido y el labio roto.

La paciencia era fundamental, resistirá lo que fuera, solo para cuando la bomba se tuviera que lanzar, la sensación fuera realmente satisfactoria.

Y comenzaría con algo diminuto, algo que probablemente se puede destruir fácilmente y con unas cuantas acciones.

💬 : Estoy emocionado por la cita del jueves, puedes escoger el lugar esta vez, solo mándame la dirección (;

Min Yoongi 💬 : Claro ¿emocionado? Que sorpresa y que dualidad Jimin.

Su ceño se frunció de inmediato, la dualidad podía entenderla así era su carácter normalmente pero ¿por qué la sorpresa? ¿Acaso había descubierto que solo fingía todas esas veces que se habían visto? Eso sería un problema.

💬 : Bueno así soy, hasta ese día Yoongi.

Min Yoongi 💬 : Hasta ese día Jimin.

—¡Pero mira que le hicieron a tu rostro! —exclamó Taehyung en pánico al verle a su amigo un hematoma en el pómulo y un labio hincado y cortado—. ¿En que pelea te metiste? Dime quien fue el idiota.

Jimin soltó un pequeño suspiro.

—No fue nadie extraño, fue mi padre —confesó—. Ayer tuvimos una discusión fuerte y él solamente... —suspiro nuevamente sin querer recordar la noche anterior.

—¿Tu padre? Jimin esta vez cruzó la línea —le toco el labio y el pelirosa se quejó quitándose su mano de la cara—. Deberías ir a enfermería por un curita, si los profesores te ven así pensaran que...

—Él estará bien Tae —lo interrumpió Hobi—. Dijo que la pelea con su padre fue fuerte, tal vez no quiere recordarlo ¿por qué no mejor vamos a comer algo? Dicen que esta vez darán bolas de arroz —lo sujeto de los hombros.

La comida era la debilidad del castaño, pero en ese momento estaba más preocupado por su mejor amigo que por comer.

—¿Bolas de arroz? Yo quiero ¿pero qué hay de ti Minie? ¿quieres comer? Tal vez eso te anime. —lo miro triste.

Jimin le sonrió para tranquilizarlo.

—Estaré bien, vayan a comer ustedes, hoy no tengo mucho apetito —respondió sereno—. Y pueden irse juntos a la salida, no se preocupen por mi.

—¿Como diablos no hacerlo? Eres mi mejor amigo y siempre hemos estado el uno para el otro —se inclinó hacia él—. No quiero solo abandonarte, si quieres que esté contigo Hobi comprenderá ¿verdad?.

—Claro, solo suponía que estabas teniendo un día difícil y no querías que nadie te molestara, pero si necesitas estar con Taehyung yo...

—Estoy bien —repitió—. No se preocupen hagan sus cosas como normalmente, solo necesito pensar —mencionó y entonces Hoseok y Taehyung asintieron sin más—. Los veo mañana, cuídense.

—Nos vemos más tarde, llámame mi necesitas algo, estaré al pendiente. —mencionó su mejor amigo, le dio un abrazo y pequeño beso en la mejilla que no tenía lastimada—. Te quiero. —le sonrió. Jimin se despidió con la mano y tomó su dirección mientras escribía un mensaje su celular.

💬 : ¿Podemos vernos hoy? Después de clases ven por mi a la Universidad, no habrá problema.

💬 : Llévame lejos de este lugar.

JK 💬 : Bien, estaré ahí ¿necesito llevar protección?

💬 : No lo se, solo no llegues tarde.

Tal vez Jungkook se había convertido en la puerta por donde se escapaba de aquel mundo que atormentaba a Jimin, pues los momentos con él lo hacían desconectarse por completo, perdía la noción del tiempo, dejaba de pensar, dejaba de fingir y era algo que le gustaba, no tenía por qué ponerse un filtro con él.

Pero aunque no se conocieran a la perfección lograban entenderse de diferentes maneras, uno era escapatoria del otro. No era ni bueno, ni malo, simplemente y como había dicho Jungkook se complementaban, cada uno a la manera del otro, tal vez no hacía falta saber más allá de lo que ya sabían, tal vez solo necesitaban estar juntos y sin miedo.

Tal vez...

[...]

—¡Mira qué chico tan guapo! ¿Será hermano de alguien?.

—¿Qué piensas? ¿Estará soltero?.

Cuando las clases habían terminado múltiples susurros y cuchicheos se escuchaba en las escaleras de la salida de la Universidad, provenientes de diferentes chicas y chicos, todos admirando al mismo joven.

—De todos modos, ¡consigamos su número!.

Era Jungkook, quien simplemente no hacía nada más que esperar a quien lo había citado, pensaba que pasaría desapercibido, pero parece ser que aquella imagen rebelde no solamente le gusta a Jimin.

—Claro hay que ir. ¡Oppa! ¿Puedes...?

—¡Hey cuidado! —Jimin sujeto la mano de la chica deteniéndola antes de que pudiera bajar las escaleras en dirección al pelinegro—. No vayas a caerte —la miro con enojo—. ¿A quien le llamaste Oppa?.

—J-Jimin, tú rostro es...

Escalofriante, este se había oscurecido y las marcas de golpes solo lo hacían ver peor.

—Me lastimas, suéltame —se quejó cuando el peligrosa le apretó la muñeca y la miró con ojos asesinos.

—Te preguntaré otra vez ¿a quien llamaste Oppa? —preguntó pero ni siquiera la dejo contestar—. Escúchame, aquel chico que todos miran es de mi propiedad y si tus padres te dieron la educación correcta sabrás qué propiedad privada no se toca.

La chica trago saliva con miedo al escucharlo con ese tono autoritario.

Park Jimin era un chico encantador, jamás se había visto molesto, era totalmente diferente aquel joven deslúmbrate y coqueto del que todo el colegio estaba enamorado.

—Mira hacia otra dirección, ese hombre ya tiene dueño y soy yo, hasta hay un contrato que lo confirma, así que si no quieres terminar en el reformatorio aléjate —le soltó la mano dándole un empujón—. Y dile eso también a tus amigas, ten un buen día —le sonrió fingidamente.

Entonces triunfante bajo las escaleras hasta llegar al causante de tanto alboroto. «¿Como se atrevía a venir así?» Eso era lo que se preguntaba al observar a Jungkook allí despreocupado y sereno; recargado en su motocicleta, luciendo su siempre atuendo negro de cuero que dejaba brillar su joyería, enseñando los tatuajes en su mano derecha donde sostenía un cigarrillo que llevaba a su boca, y realmente odiaba que se viera tan sexy con el cabello atado.

—¿Te gusta esto? —le preguntó serio y con los brazo cruzados, el azabache frunció el ceño sin entenderlo—. Que te miren.

—¿Me están mirando? No me había dado cuenta —tiro el cigarrillo mientras sonreía, para luego tomar el casco y entregárselo a Jimin—. ¿Nos vamos? Siempre odie la escuela.

Le arrebató el casco—. Ni mi hibia dido cuinta —lo arremedo mientras se ponía el casco y lo miraba reírse de él—. ¿Qué es tan gracioso? Cierra la boca y vámonos.

Ambos se subieron al vehículo, Jungkook lo encendió haciendo sonar el monstruoso motor llamando aún más la atención de todos los alumnos.

—A ti también te gusta que te vean, es más, tolero que todo el tiempo te miren con deseo, incluso eres modelo, no puedes juzgarme por ser la primera vez.

—Cállate ya y conduce —Jimin se afianzó del torso del pelinegro restregándoselo en la cara a todos los que miraban—. Por eso mismo, robas mi atención, agh solo muévete ya.

Entonces Jungkook arrancó y se pusieron en marcha.

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