Aún conservaba la entrada que tanto le costó convencer a HoSeok para obtenerla. Pensaba que al JungKook tener pareja no asistiría y estaba bien, porque él por nada del mundo faltaría.

Y ahí estaba en el asiento B30 a su lado un asiento vacío como supuso.

— Oye, ese no es tu asiento — Se volteó ligeramente viendo al pelinegro señalarle.

— Claro que si es todo mío — afirmó, sus mejillas abultandose como si en ella cargase bellotas.

— No lo es, no es tuyo. Debes irte.

— No me iré, es mío, mío y este también — posó su brazo para que JungKook no pudiese sentarse.

— Por favor, espero a alguien especial — suplicó.

Oh, y TaeHyung en definitiva pensó en aquella chica.

— Pues que mal. Gasté cuatro dólares en Sprite para convencer a HoSeok, cuatro dólares ¿Sabes todo lo que pude comprar? — Le miró muy ofendido, pues bien sabían que ese día era suyo, que esa fue la razón de invitarlo a él.

 — ¿TaeHyung? — Se quedó perplejo, pues aquel chico no podía ser su esponjoso hyung, acercándose lentamente para comprobarlo en un abrazo 

— No, no. Suelta, suelta — Trató de resistirse, pero todos sabíamos que ya había caído en aquellos brazos y dulce aroma.

— Osh, pequeño rufián. No tienes idea de cuánto me haz hecho falta.

— No me toques. Es tu culpa, dijiste que te gustaba ¡Mentiroso, Mentiroso! — Comenzó a gritar y empujó con toda su fuerza para marcharse.

No, hoy no habría película que recordar.