— Suelta, suelta.

A JungKook le encantaba pellizcar los rollitos de TaeHyung. Normalmente lograba sobornarlo con comida para que el mayor se dejase tocar o accediera a sus abrazos.

— Te ofrezco dos hamburguesas por un abrazo.

— Que sean dos, un pastel y un tarro de helado.

— Trato hecho. Ven aquí — JungKook atrajó el cuerpo de su mayor, pegándole a su pecho. Sí JungKook fuese un gato estaría ronroneando y meneando la colita por el agradable aroma que desprendía su esponjoso y suavecito Hyung, pero Jungkook era un conejo y se encontraba brincando siguiendo el paso de TaeHyung que no dejaba de moverse en dirección al Mc Donals más cercano.

— Suelta, Suelta.

Decía TaeHyung sin ningún rastro de molestia por las caricias y algunos apretones sobre su regordeta pancita. Estaba más concentrado en devorar el segundo tarrito de helado.

— Beso, beso, quiero un beso.

— ¿Y vas a soltarme?

— Ño.

— Pues no te doy ni un puto beso.

Una vez terminado el helado TaeHyung movía sus brazos intentado levantarse y escapar, pero JungKook le tenía bien apretado con sus fornidos brazos

— Suelta, suelta.

— Ño.

— JungKook.

— Beso.